Obrero Revolucionario #1238, 1° de mayo, 2004, posted at http://rwor.org
A continuación publicamos un pasaje de la charla de importancia histórica del presidente Bob Avakian "Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es", que pronto pondrá a la venta en video y DVD la compañía productora Three Q Productions . La charla del año pasado, con una sesión de preguntas y respuestas, es toda una expedición revolucionaria que abarca muchos temas y, como dicen los anuncios del video: "Examina la naturaleza de la sociedad y plantea que la humanidad ha llegado a un momento histórico en que es posible crear una sociedad radicalmente distinta. Nos lleva a captar la profundidad de los horrores que vemos a nuestro alrededor: la opresión de pueblos enteros y vastas regiones del mundo; las fuerzas motrices de las brutales guerras de dominación; y por qué vemos miseria, hambre y explotación al lado de opulencia sin precedentes. Pone al descubierto la `pesadilla norteamericana' y brinda una gran visión de un nuevo mundo; analiza todo paso por paso, haciéndonos ver que es posible crear un mundo radicalmente diferente".
Este pasaje nos da una detallada visión de una sociedad revolucionaria de a de veras en que las masas sean los amos de toda la sociedad. Afirma que bajo la dictadura del proletariado el partido de vanguardia del proletariado es el instrumento que permite a las masas superar las heridas y cicatrices de la vieja sociedad hasta que por fin no se necesiten partidos ni estados, y se haya dado a luz un nuevo mundo.
Uno de los rasgos centrales de la sociedad socialista y una de las metas principales del avance al comunismo a través de la etapa socialista es la participación de las masas en todas las esferas y desatar su creatividad de mil y una maneras. No queremos que la gente se limite a un solo trabajo; queremos que domine muchos campos: que ayude a planificar la economía para que responda a las necesidades del pueblo y apoye la lucha revolucionaria mundial; que participe en el desarrollo de servicios de salud, investigaciones médicas, programas de deportes para jóvenes y otros sectores, creación y producción de música, cine, televisión y programas de la Internet; que escriba poesía y participe en las decisiones sobre la organización y administración de la sociedad; que debata cuestiones científicas, como por ejemplo si es posible rebasar la velocidad de la luz, y que evalúe diversos descubrimientos científicos. Queremos estimular y desatar la individualidad y la creatividad en el marco general de actividades y metas colectivas.
No solo un puñado de genios puede captar y dominar esos campos. Las masas tienen la capacidad de participar plenamente en todas estas esferas y a eso precisamente apunta la revolución comunista.
Alcanzar esta meta (de que las masas y no un puñado se desempeñen en todas las esferas) requerirá una lucha consciente, decidida y consecuente para superar las desigualdades heredadas de la sociedad capitalista y las relaciones de opresión y desigualdad que han prevalecido por miles de años en el mundo entero. No es posible superar todo eso sin un sistema de poder político en que las masas tengan el derecho y la autoridad de hacerlo, y de impedir que los explotadores derrocados y otros socaven y destruyan este proceso. Ese sistema de poder político, repito, es la dictadura del proletariado, y es imprescindible que la vanguardia del proletariado dirija una lucha compleja y a menudo muy intensa para lograr esos cambios en la sociedad y el mundo.
Al reflexionar sobre esto, me vino a la mente un ejemplo que puede parecer un poco raro, pero en realidad viene muy al caso: el ejemplo de Lance Armstrong, un gran ciclista, uno de los mejores del mundo. Creo que ganó la Vuelta de Francia, la carrera más importante de ciclismo en el mundo, por cinco años consecutivos. Pero antes tuvo que dejar el ciclismo por un tiempo porque le dio cáncer, y cuando eso pasó, no dijo: no importa que tenga cáncer; tan pronto como me operen o me den medicinas, vuelvo a la bicicleta y puedo ganar nuevamente la Vuelta de Francia. ¡Para nada! Sabía que necesitaba pasar por un período de recuperación y rehabilitación, necesitaba medicinas y ayuda para poder escalar nuevamente las alturas del ciclismo.
En este momento la sociedad padece un terrible cáncer, el capitalismo, la última de muchas enfermedades que han plagado a la humanidad a lo largo de la historia. Para vencerlo, la sociedad necesita una cirugía radical y rehabilitación, es decir, necesita conquistar el poder y transformar el mundo. Lance Armstrong necesitaba médicos y fisioterapia para escalar nuevamente las alturas. El proletariado y las masas necesitan la dictadura del proletariado y el partido de vanguardia para vencer completamente el cáncer del capitalismo y poder volar finalmente por los cielos... (aplausos). Los necesitan para vencer a las fuerzas de la vieja sociedad y superar las cicatrices y heridas que ha dejado.
Pero todo esto encierra una gran ironía. Algunos dicen que están de acuerdo con que necesitamos otro tipo de sociedad sin un puñado que domine y explote a los demás. Dicen que están de acuerdo con eso, pero rechazan la dictadura del proletariado y dicen que la dirección de una vanguardia lleva a la tiranía. Plantean una democracia pura en que desde un principio todo mundo participe igualmente en la toma de decisiones sin líderes o autoridades de ningún tipo. Pero si fuera así, si se intentara cambiar la sociedad de acuerdo a su modelo, lo mejor que podría resultar (si es que pudiéramos llamarlo así) es que gente como ellos se volvería el nuevo grupo que domine y explote a las masas, que domine nuevamente a la gran mayoría, o sea, las grandes masas que siempre han sido excluidas de las decisiones políticas, de los asuntos de la sociedad y el gobierno, seguirían excluidas. Ahí vemos la gran ironía de esos planteamientos.
Para comprender por qué es así, veamos una manifestación más inmediata de esa ironía. Algunos, especialmente los que conocen el lenguaje político y los conceptos que acabo de mencionar, no tendrán ningún problema para entender a qué me refiero cuando hablo de esa gran ironía. Aun si no están de acuerdo, entienden lo que estoy diciendo. Pero los que han sido excluidos de los asuntos y la dirección de la sociedad, los que no tienen mucha preparación académica ni están acostumbrados a trabajar con ideas porque no han estudiado para captar tales conceptos... ellos no sabrán a qué me estoy refiriendo con lo que acabo de decir... y para ellos no tendrá sentido... ¿Qué chingados está diciendo?
Hablemos de eso entonces. Comencemos con la palabra ironía... ¿qué significa? Una forma de ironía es usar una palabra de tal manera que quiera decir lo contrario de lo normal o decir algo que no cuadra con la situación. Otra forma es cuando uno hace algo y el resultado es todo lo contrario de lo que se proponía. Veamos unos ejemplos. Un chamaco está jugando básquetbol en la cancha o una chamaca está cantando en el teatro Apollo de Harlem en Nueva York, y decimos: "¡Híjole, qué cabrón!", queriendo decir que lo hace muy bien.
O alguien sale con una idea que parece buena, pero no resulta así. Por ejemplo, un sábado un grupo de amigos se reúne y uno dice: "¿Por qué no vamos a la playa?", y sin más, se meten al auto y, ¡a la playa! A medio camino se acaba la gasolina. Se van caminando a la gasolinera y una hora más tarde ya tienen gasolina y llegan a la playa agotados. Se echan a descansar y de repente el cielo se oscurece con unos nubarrones negros. ¡Chin! No consultaron el pronóstico del tiempo... que decía que iba a llover. Empieza la tormenta y salen corriendo para el auto. De regreso se poncha una llanta y tienen que cambiarla, y cuando finalmente llegan a casa están empapados. El día ha sido una catástrofe total y alguien dice: "¡Qué buena idea fue ir a la playa hoy!" (risas), obviamente queriendo decir que fue una pésima idea. Bueno, esos son ejemplos de ironía.
Otro ejemplo. Fulano tiene que viajar, pero llega tarde y pierde el avión o el camión. Luego, cae el avión o el camión choca y mueren todos los pasajeros. Ahí hay una ironía porque si hubiera llegado a tiempo, habría muerto. Entonces da gracias a dios por salvarle la vida. Eso también es irónico (risas) porque está dando las gracias a dios por causar una tragedia. O sea, si dios tiene el mérito de salvarle la vida, también habría que decir que causó el accidente que mató a toda esa gente, y eso no es ningún mérito ni debemos darle las gracias por eso. Pero la ironía más grande es que está dándole las gracias a dios... ¡y dios no existe! (risas)
Volviendo al tema. Para los que plantean establecer de golpe una sociedad en que ningún grupo domine a otros y hacerlo sin líderes, la gran ironía es que ese programa y orientación llevará precisamente a lo contrario de lo que proponen. Llevará precisamente a que un grupo domine y explote a los demás, y otra ironía es que ellos mismos, o gente igualita a ellos, integrarán ese grupo, porque tienen la preparación necesaria para organizar y administrar la sociedad, mientras otros han sido excluidos de esos conocimientos. Consideren lo que hay que hacer, los problemas que hay que afrontar y resolver en el curso de forjar un movimiento para hacer la revolución, y después dirigir la sociedad y transformarla completamente en aras de los intereses fundamentales de las masas y la revolución mundial, o sea, todas las cuestiones que he venido abordando en esta charla.
Para hacer todo eso se necesitan conocimientos concretos, pero más que eso, se necesita un método científico de analizar los problemas y contradicciones y de buscar soluciones, y solo puede ser el punto de vista y el método comunista del materialismo dialéctico de que he venido hablando. Las masas pueden entrarle a todo eso y lo harán, y aprenderán a dominar todas las esferas y campos de la sociedad y del mundo. Pero para hacerlo, dado que estamos partiendo del legado y las tradiciones de desigualdad de siglos de explotación capitalista y milenios de opresión, y dada la fuerza y el tremendo peso de las cadenas de esa milenaria opresión, todo eso solo puede superarse con la dictadura del proletariado y la dirección del partido de vanguardia del proletariado. Solo esto hará posible que las masas aborden más y más conscientemente y con confianza todas las esferas de la sociedad, que las dominen y avancen hacia una situación en que todo mundo pueda participar en todo esto en igualdad de condiciones.
Sin esto, si de repente les dijéramos a los que han sido excluidos y marginados: "Anden, pueden participar plenamente en todo, pueden enseñar física, ejercer la medicina, dirigir una fábrica, planificar la economía, escribir sobre filosofía, administrar el gobierno. Ahora no hay nada que los detenga"... si les dijéramos eso, ¿cómo responderían? Dirían: ¿De qué chingados nos hablan? (risas) No sabemos hacer eso. Y tendrían razón. Se enojarían y se desmoralizarían y se les caerían los ánimos porque no sabrían hacer esas cosas y no podrían participar a la par con los que han tenido la ventaja y el privilegio de adquirir esos conocimientos y hacer esas cosas en la vieja sociedad. Por sí solos, no podrían hacerlo, pero con la dirección de su vanguardia se capacitarán y aprenderán a hacerlo, a participar más y más plenamente en todas esas cosas. Aprenderán a dirigir a otros y a especialistas y expertos en esos campos, a motivarlos y a desencadenar (y no apagar) su iniciativa y creatividad, y ayudarlos a aplicar sus conocimientos en un sentido general para el beneficio de la sociedad y la humanidad.
La historia la hacen las masas, y no un puñado de gente, por sincera o heroica que sea, y sobre todo cuando se trata del tipo de revolución que necesitamos para cambiar completamente la sociedad y el mundo y acabar con la explotación y opresión. Esta revolución requiere la participación cada vez más consciente y dinámica de las masas. Pero, repito, para que esto de verdad se logre, las masas necesitan dirección: la dirección de su vanguardia comunista.
Como recalqué en la entrevista que Carl Dix me hizo hace poco, se puede hablar "en nombre de las masas" y todo el rollo, y maldecir el liderazgo en su nombre o por otros principios, pero en realidad, si no reconocemos que el liderazgo es necesario precisamente debido a las contradicciones de la sociedad que buscamos tumbar y transformar, no vamos a movilizar a las masas y no habrá una revolución que lleve a la emancipación de las amplias masas.
Aun si fuera posible hacer la revolución sin una vanguardia comunista (que en realidad no lo es), dadas las grandes desigualdades que se heredan de la vieja sociedad, los oprimidos se encontrarían nuevamente en el fondo de la sociedad, dominados y mangoneados por gente de más privilegio y todas las ventajas que eso conlleva. O por rabia y frustración, asestarían golpes como pudieran, buscando vengarse de cualquiera que tuviera algo que se les ha negado, incluso de gente con la cual deben unirse. En todo caso, se volvería a una sociedad de explotación y opresión.
Estos problemas y contradicciones solo pueden superarse correctamente con la dirección de una vanguardia que se basa en el punto de vista y la metodología comunista. Solo esa vanguardia permite crear una situación en que el proletariado y sus aliados, que son la gran mayoría, en realidad dirijan y revolucionen la sociedad, y superen las desigualdades que quedan de la vieja sociedad de tal manera que más grandes masas asuman consciente y voluntariamente este proceso revolucionario que lleva, finalmente, a la emancipación de toda la humanidad de las relaciones de opresión y explotación.
Conforme la revolución avanza y va superando esas desigualdades con la dirección de la vanguardia comunista, avanzaremos hacia un mundo en que finalmente no se necesite una vanguardia ni exista la situación de que unos trabajan con el cerebro mientras otros se rompen el lomo y se agotan, y otros más sufren o incluso mueren de hambre porque no encuentran trabajo. Ya no existirá una situación en que un puñado dirija y la abrumadora mayoría solo pueda seguir, en que una élite tome decisiones y los demás las lleven a cabo. En ese momento, cuando todo eso haya desaparecido, no se necesitará el partido de vanguardia ni el estado ni ningún tipo de dictadura que asegure que se estén superando todas esas desigualdades al mayor grado posible en cada etapa y que el suelo que las nutre por fin se elimine completamente. Esa es precisamente la meta de nuestra revolución y de la vanguardia que la dirige.
Para repetirlo una vez más, el avance de esta revolución hacia el comunismo requiere que asumamos los retos, y lidiemos con los problemas y contradicciones del socialismo, como la transición al comunismo, como he venido señalando a lo largo de esta charla. También debemos tener presente los logros de nuestra clase y nuestras revoluciones, y partir de la base de las cosas nuevas que hemos creado, cosas que no existían antes en la historia del mundo. Es un proceso de aprender de los errores y deficiencias así como de los grandes logros. Hay mucho que hacer, mucho que aprender a través del proceso y mucho que hacer mientras estamos aprendiendo, todo un mundo que conquistar y transformar a través del proceso dinámico de hacer la revolución a la vez que vamos aprendiendo más profundamente cómo hacerla de la manera más cabal.
Sí, hay un peligro y ese peligro persistirá hasta que hayamos alcanzado el comunismo en el mundo entero: el peligro de que el partido de vanguardia se transforme en su contrario, que deje de ser una fuerza avanzada de las masas que las dirige en la lucha por emanciparse y se vuelva un nuevo grupo de explotadores que las domine y arrastre de regreso al infierno del capitalismo. ¿Cómo prevenir ese peligro? La solución no es prescindir del partido de vanguardia porque eso sería eliminar lo que las masas necesitan más que nada para acabar con el capitalismo y toda explotación y opresión; sería robarles la oportunidad de ser libres. No, la solución es continuar transformando las relaciones económicas y sociales, instituciones políticas, estructuras e ideas de la sociedad: seguir extirpando de raíz la explotación y la opresión, y cortarlas de tajo en el mundo entero, y no algo menos. Esta tiene que ser la estrella que guía a todos los que queremos la liberación total. Esto, y no algo menos, debe ser la meta de más y más grandes masas y de su vanguardia comunista.