Obrero Revolucionario #1238, 1° de mayo, 2004, posted at http://rwor.org
Ya han pasado más de 10 años desde que los campesinos e indígenas del estado de Chiapas, México, se levantaron contra el gobierno y el Tratado de Libre Comercio (TLC/NAFTA).
Sin embargo, el pueblo mexicano sigue sufriendo.
El TLC/NAFTA ha arruinado a cientos de miles de campesinos y todos los días centenares más tienen que irse a las ciudades o a arriesgar la vida cruzando la frontera a Estados Unidos en busca de trabajo. Mientras crece y se profundiza el sufrimiento, George Bush y Vicente Fox conversan con otros "líderes mundiales" sobre cómo explotar más la tierra y a la gente por medio de acuerdos imperialistas. Por ejemplo, con el acuerdo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se proponen extender el TLC/NAFTA al resto de Latinoamérica.
Pero la protesta contra todo eso también está creciendo.
A principios de año se reunieron en Monterrey los representantes de las clases dominantes de América del Norte y del Sur en una cumbre del ALCA. Pero no la celebraron en paz, pues de todo México llegaron chavos a armar protestas.
Al ver por la tele un informe en español sobre las protestas contra el ALCA y la valiente lucha de los manifestantes que se enfrentaban a policías antimotines, recordé el viaje que hice a Cancún en septiembre para ir a las protestas contra la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Viajé con Luciente Zamora, también del Colectivo de Escritores de Los Ángeles, para informar sobre las protestas y la resistencia. (Los dos informes de Luciente Zamora: "El verdadero Cancún: Parte 1: La marcha campesina", No. 1216, y "Dos rumbos: Voces campesinas", No. 1219, están en la Internet en rwor.org).
Recuerdo la resuelta resistencia de miles de campesinos, indígenas, chavos y estudiantes de todas partes de México, activistas contra la globalización y vecinos de las colonias pobres de Cancún que marcharon hombro a hombro con activistas de Corea del Sur, Filipinas, África, etc.
Recuerdo la marcha hacia la cerca doble, tras la cual se celebraba la cumbre de la OMC. Recuerdo que llevaban al kilómetro cero carritos de compras y grandes tachos de basura llenos de palos, piedras, huevos con tinta roja y hasta el tronco de un árbol para enfrentarse a la Policía Federal Preventiva.
Recuerdo a los valientes jóvenes que tumbaron la cerca y prendieron fuego a una bandera yanqui.
Recuerdo a un campesino del sur de México que al describir las intolerables condiciones en que viven, preguntó: "¿Quién va a dirigir? ¿Y dirigir hacia dónde? Los campesinos aún persisten y continúan. Está latente el coraje contra la reacción [el gobierno]. Cuando hay esto, implica una cosa muy cabrona".
Recuerdo conversaciones con los jóvenes maoístas del Movimiento Popular Revolucionario (MPR), que unió a varias organizaciones revolucionarias y radicales para formar el Campamento Antiimperialista. Los chavos del MPR ofrecen una alternativa revolucionaria a las masas mexicanas: el camino maoísta de la guerra popular, que se propone llevar a cabo la revolución de nueva democracia seguida por el socialismo y el comunismo.
Recuerdo que durante esa semana de protestas había belleza y emoción por todas partes.
La belleza no se veía en el mar azul claro de Cancún y la emoción no se encontraba en las playas vírgenes. Esa semana, todo lo memorable sucedió en las calles.
Cancún es una ciudad de un país en que los campesinos y los indígenas conocen en carne propia el sufrimiento y la miseria del "libre comercio", y donde los estudiantes y militantes han estado luchando desde hace muchos años contra la privatización de todo, inclusive la educación.
La combatividad que caracterizó toda la semana se definió al terminar la primera gran marcha: la Marcha Campesina. Ahí fue donde el compañero Lee, de 56 años de edad, líder de los campesinos coreanos, se inmoló como símbolo de protesta contra las fuerzas que han llevado muerte y destrucción a su país. Antes de morir, dijo: "El dolor de mi sacrificio es el símbolo del dolor de todos mis hermanos por quienes doy la vida".
Enseguida se formaron contingentes de campesinos, indígenas, anarquistas y fuerzas del Campamento Antiimperialista para ponerse a la cabeza de la marcha. Junto con un contingente grande de coreanos, y llenos de odio por el sufrimiento que la OMC causa a los pueblos del mundo, fueron con cortaalambres, sogas y un escudo arrebatado a la policía para tumbar la cerca.
Los maoístas del MPR fueron a cumplir una misión audaz y a llevar un mensaje revolucionario a las masas mexicanas y del mundo: desenmascarar la naturaleza de la OMC y hacer ver que lo que se necesita es una revolución que acabe con el dominio imperialista.
Una joven del MPR lo dijo de esta manera: "La OMC es nada más uno de sus brazos de dominación. Entonces que la gente se dé cuenta que el enemigo sí es la OMC, pero la raíz de todo esto, la base, es este sistema imperialista capitalista. Para mí lo fundamental en esta protesta es que la gente se dé cuenta que se necesita otro sistema".
En el 2001, el MPR fue a Cancún a protestar contra el Foro Económico Mundial (FEM), otra institución rapaz. Esa experiencia se resume en el folleto "La batalla de Cancún", que dice que durante esa lucha "el movimiento de México entró de lleno al movimiento internacional contra la globalización imperialista".
Con esa perspectiva, el MPR se esforzó por trabajar con una amplia gama de fuerzas revolucionarias y radicales para que juntos tomaran una posición antiimperialista audaz en Cancún 2003.
El Campamento Antiimperialista fue un toque de clarín para que una amplia gama de fuerzas se uniera en Cancún contra la OMC como instrumento de dominación imperialista y para frenar la reunión. En un comunicado de prensa el Campamento explicó los objetivos:
"Oponerse a la OMC, luchar por trastornar y parar su reunión es justo y necesario. Los pueblos del mundo que nos hemos reunido en esta ciudad, demostramos con gran combatividad el potencial que tenemos al unificarnos en contra del imperialismo, respetando las diferentes formas de lucha, hemos recibido el apoyo del pueblo, sobre todo al reconocer las razones de nuestra lucha. Que no somos globalifóbicos [el gobierno llama globalifóbicos a los activistas contra la globalización porque dice que se oponen al "progreso" capitalista] ni globalifilicos [capitalistas que aman la globalización], sino ANTIIMPERIALISTAS.".
Ningún otro contingente tenía una posición antiimperialista en Cancún. No lo pude creer cuando los vi marchando por las ardientes calles con una manta a todo color que decía: CAMPAMENTO ANTIIMPERIALISTA.
El contingente era alegre y serio; coreaban consignas que se burlaban de la clase dominante, como una que le encantó a todos que dice: "Únete pueblo/ Hoy es tu día/ Dale en la madre a la burguesía/ Chinga de noche/ Chinga de día/ Ay, cómo chinga la burguesía".
El campamento estaba en el parque de las Palapas; así podían estar cerca de la gente de Cancún. En un lado levantaron carpas y en otra parte hicieron sombra para celebrar reuniones. Al parque lo decoraron con mantas y banderas a todo color. Una manta era de la bandera estadounidense con un puño partiéndola; otra decía "La revolución es la solución".
Los chavos se relacionaban entre ellos y con los vecinos; hablaban de todo y se ayudaban. Todos se encargaban de hacer su parte para que el campamento estuviera seguro y lo más limpio posible. Ahí también comían. Tanto hombres como mujeres preparaban la comida y había veces que todos los que cocinaban y servían eran hombres.
El ambiente siempre estaba animado; bullía la discusión política y el debate sobre posiciones.
Una joven habló de la importancia de promover una posición antiimperialista entre las masas: "Nosotros queremos crear un polo antiimperialista y definir quién es el amigo para aislar al enemigo políticamente. Muchas organizaciones no lo plantean así. la lucha que estamos dando es de elevar la conciencia de la gente. Ese es el punto principal y para eso estamos trabajando".
Me encantó conocer a la nueva generación de chavos mexicanos que luchan contra el imperialismo, especialmente a los maoístas que luchan con piedras y también con teoría.
Recuerdo que cuando leía los artículos de la prensa burguesa sobre las protestas de Cancún no se mencionaba a los del MPR, y al hablar con ellos me di cuenta de que lo que dicen es algo que nadie más dice en México.
Casi todos eran estudiantes o trabajadores de ciudad de México; también había campesinos de estados del sur. Aunque proceden de diferentes sectores sociales les unía la convicción de que el marxismo-leninismo-maoísmo es la teoría revolucionaria más avanzada. La aplican a todo, especialmente en el Campamento Antiimperialista.
Juan, que fue a Cancún con el MPR, dijo: "Yo vine a parar la OMC. Pero nuestro objetivo también es elevar el conocimiento acerca del OMC".
En unos minutos de descanso, después de un día de combates contra la policía federal y de conversaciones con los vecinos en las colonias pobres de Cancún, Juan me contó cómo se politizó. "Yo conocí al maoísmo como guevarista. Yo participé en las manifestaciones contra la guerra en Irak [ahí conoció al MPR]. Lo que me ganó fue la línea política del MPR.".
Al igual que a muchos de los jóvenes del Campamento Antiimperialista, a Juan le impactó mucho la justa lucha de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México contra la privatización de la educación.
Empezó a leer a Carlos Marx y fue comprendiendo más a fondo cómo es el mundo y la necesidad de transformarlo de una manera radical. Los maoístas le ayudaron a comprender que tener una línea política correcta es clave.
"Yo ya cambié mucho. Antes yo pensaba que lo que necesitábamos hacer es que todos en la izquierda nos uniéramos todos e hiciéramos la revolución y después nos arreglamos. Pero ahora sé que si no tenemos la línea correcta aunque hagamos la revolución no va a valer madre. Todo pensamiento tiene un sello de clase".
Dijo que la lucha por un mejor futuro lo hace seguir adelante. Ese futuro está definido en los cinco puntos del MPR: 1. República popular; 2. Confiscar la propiedad de los imperialistas, grandes capitalistas y terratenientes; 3. La tierra para quien la trabaja; 4. Autonomía regional e igualdad para los indígenas; 5. Igualdad para las mujeres. (Tomado de "La batalla de Cancún")
"Imaginarme el futuro es lo que me motiva a seguir adelante", dijo Juan.
Una gran inspiración del MPR es la guerra popular de Nepal, que dirige el Partido Comunista de Nepal (Maoísta). Un campesino maoísta dijo: "La lucha en Nepal nos fortalece mucho. Lo consideramos que es parte de nuestra lucha. Esperamos que eso pudiera desarrollarse aquí en un momento dado. Debemos luchar y bregar bastante para hacer realidad eso... las condiciones semifeudales en Nepal son las mismas que están en México. No tan concretamente igual, México tiene sus particularidades con respecto, hay distintas condiciones. Pero sin embargo, las condiciones de la explotación no cambian casi en esencia".
El Campamento Antiimperialista se organizó en brigadas para difundir el antiimperialismo entre las masas, allá en el "otro" Cancún, el verdadero Cancún, donde vive la gente que apenas sobrevive de trabajos en los hoteles turísticos, de taxistas, en la construcción o como vendedores ambulantes. La policía les pone el ojo o la mano encima si se meten en las zonas turísticas sin permiso de trabajo.
Los chavos hablaban de la enorme brecha entre ricos y pobres en Cancún y de que es un espejo del resto del país. Uno dijo: "El contraste entre el Cancún turístico y el Cancún de la gente es grandísimo. Ves un lujo extremoso y por otra parte vez chozitas y ves a gente que tiene que trabajar para comer y si no trabaja no come".
Para los maoístas una tarea indispensable es la concientización de las masas. Muchos de Cancún no sabían mucho sobre la OMC ni del porqué de las protestas, pero agradecieron la posición antiimperialista de las brigadas y el análisis maoísta sobre el problema y la solución.
Al conocer mejor la política del campamento, unos vecinos llevaron comida y agua, botellas, palos y piedras para enfrentarse a la policía. Leo dijo: "Ellos podían captar las cosas porque ellos viven una realidad bien cabrona. Ellos absorben las cosas muy bien y saben lo que se necesita es un cambio. Por eso hay vendedores ambulantes aquí que nos dan comida".
Los chavos de las brigadas sabían que la situación apremia. Leo dijo: "Imagínate qué pasa si no hay una revolución. De por sí la gente se muere en la calle sin un lugar ni donde caer muerto. Mi gente se muere en la calle y en el campo. La ecología, la selva se está acabando. Si yo tengo un hijo no va a haber selva ni agua potable. Por eso digo que no nos podemos rendir aunque arriesgue la vida. ¿Qué vida te espera si no lo haces?".
Mucha gente de Cancún está harta de la opresión. En las discusiones de los brigadistas con los pobres y oprimidos de Cancún, sobre una amplia gama de temas, se platicó mucho sobre la necesidad de cambios fundamentales. Rosa dijo que es importante que las masas sepan del comunismo y de que sí hay una solución. Dijo: "Necesitamos que la gente se dé cuenta que se necesita otro sistema diferente. ¿Y cómo podemos llegar a otro sistema diferente? Pues con una dirección proletaria".
En el 2001, durante las protestas contra el Foro Económico Mundial, la policía atacó con saña a los manifestantes.
Y esta vez la clase dominante tenía listos sus métodos de represión e intimidación.
Después de la Marcha Campesina, la Policía Federal Preventiva tendió un cerco al Campamento Antiimperialista y el campamento de anarquistas Carlos Giuliani, que quedaba cerca. Al mismo tiempo, la policía antimotines se acercaba al campamento de los granjeros coreanos.
Esa noche los chavos del Campamento Antiimperialista se dieron cuenta de que había un chingo de policías cerca. Dieron la alarma y se reunieron para platicar sobre cómo responder al peligro inminente.
Después de la reunión los del Campamento Antiimperialista se pusieron más truchas y les pidieron a los del campamento Carlos Giuliani que se acercaran más, por si la policía intentaba aislarlos.
La policía antimotines no anticipó esa maniobra. La clase dominante usa el aparato de estado para atacar al pueblo y dividir el movimiento. El folleto del MPR señala que el movimiento contra la globalización debe evitar que los imperialistas los dividan y luchar para unir a todos los que se pueda unir contra el enemigo común.
La clase dominante no quería ver la unidad que se forjó en el parque de las Palapas, pero fue una gran lección para el movimiento y para la revolución. Un participante del Campamento Antiimperialista dijo: "El enemigo por su naturaleza siempre va a reprimir y el enemigo siempre va a atacar al pueblo. Pero creo que a mayor represión hay mayor resistencia, eso nos ha dado una gran lección. Esta es una lección que yo veo para la revolución, que debemos de unirnos con otros grupos aunque no sean de la misma línea.".
Dijo que los anarquistas y los del Campamento Antiimperialista tienen diferencias políticas, pero que se unieron ante la atmósfera de represión del enemigo común: "Ayer no se desató ningún tipo de alteración más grande, creo que por las acciones que hicimos, y porque se demostró que nos podíamos unir en un momento crítico, y no se nos dispersó como ellos creían que iba a pasar cuando hicieron eso".
Jesús fue uno de los miles que viajaron cientos y hasta miles de kilómetros para estar en Cancún, porque odian lo que la OMC hace y cómo causa ruina y muerte por todo el mundo.
Jesús es de Chiapas y ha vivido en carne propia las consecuencias de la globalización imperialista. Él no tiene tierra y desde niño ha trabajado para terratenientes. De adulto cruzó la frontera a Estados Unidos y trabajó en granjas de tabaco varios meses. Lo acusaron de un delito que no cometió y pasó tiempo en la cárcel; lo costó trabajo salir porque no sabía inglés. Quería saber por qué ha trabajado toda la vida y no tiene nada.
Ahora trabaja en construcción y recorre el país buscando chamba. Vende la mano de obra a lo que sea porque hay mucha competencia. En el momento está trabajando en construcción en Cancún. Iba caminando a la casa cuando pasó por el Campamento Antiimperialista y vio una manta que decía "La revolución es la solución" y se detuvo para platicar con los chavos del MPR y les compró folletos y escritos comunistas.
Un chavo del MPR dijo: "Aquí en México tenemos mucha, mucha gente que realmente está inconforme del sistema. Está inconforme del sistema pero no tienen una línea bien definida. Muchos piensan que el reformismo es la opción, pero tenemos que hacerles ver que la cuestión no es si nos explotan un poco más, o si nos explotan un poco menos. La cuestión es todo un sistema, la cuestión es todo lo que nos hacen, todas las raíces que vienen con él".
Algo muy importante sucedió en Cancún. Jesús y docenas de campesinos que entrevistamos, así como miles de activistas opuestos a la OMC, empezaron a bregar con el comunismo revolucionario.
Con respecto a la resistencia contra el sistema, un chavo del MPR dijo: "Tiene que haber un movimiento más amplio, más extenso, más grande, más revolucionario, para cambiar el mundo desde las bases, desde la raíz, porque no podemos cortar esa pinche mata desde las hojas, ¡tenemos que ir a la raíz y arrancarla!".
*** * *
Al recordar todo lo que pasó en septiembre en Cancún, se me vino a la mente una cita de Mao Tsetung:
"El mundo es vuestro, y también de nosotros; pero, en última instancia, es vuestro. Los jóvenes, plenos de vigor y vitalidad, se encuentran en la primavera de la vida, como el sol a las ocho o nueve de la mañana. En ustedes depositamos nuestras esperanzas".