El mito de Jesús
Obrero Revolucionario #1239, 9 de mayo, 2004, posted at http://rwor.org
En respuesta al debate público sobre la película "La pasión de Cristo" y a la promoción del fundamentalismo cristiano, un nuevo grupo de escritores revolucionarios de Chicago estudió las obras de Bob Avakian, presidente del PCR, sobre la religión e hizo una selección de pasajes. Los siguientes pasajes son de "Ser buenos sin dios" (de "El comunismo y la religión, Parte 2: El cristianismo", que salió en el OR No. 914, 6 de julio de 1997), y sobre las incongruencias de los "evangelios" (del folleto "Liberación sin dioses").
Un punto interesante relacionado es la diferencia que plantean los académicos cristianos entre Jesús y Pablo. Lo que afirma la "teología de la liberación" (y me parece que esto tiene cierta importancia) es que Jesús propuso una forma de vivir --compadecerse, compartir, cuidar a los pobres y oprimidos-- y que su énfasis era vivir así, en el mundo real. Por el contrario, dicen (y esto entraña cierta verdad), Pablo propuso que la esencia de la religión cristiana es la salvación por medio de la muerte y la resurrección de Jesús.
Para Pablo, esa es la esencia de la religión cristiana: salvarse en otro mundo sometiéndonos a dios. Pablo va más allá y afirma que es necesario someterse a las autoridades terrenales porque deben haber sido ordenadas por el cielo o de lo contrario no tendrían poder. Mejor dicho, tenemos que aceptar el statu quo en este mundo, porque la humanidad solo alcanzará la salvación en la otra vida creyendo en la muerte y la resurrección de Jesús, y sometiéndonos al dios que lo hizo posible.
Efectivamente, esa distinción entre Jesús y Pablo se ve en la Biblia. Pero el problema con esto es que no analiza las limitaciones de lo que Jesús propuso y de lo que dice. Por ejemplo, si uno lee en la Biblia las palabras que se atribuyen directamente a Jesús, a pesar de todo lo que dice sobre amor y compasión, verá que no reclama que se elimine la pobreza y la opresión en este mundo . Como señalé en "Liberación sin dioses", las parábolas que usa, la forma en que presenta las lecciones de su teología, aceptan como un hecho dado (no cuestionan ni condenan) las relaciones de opresión y explotación económica y social de su tiempo, ni su superestructura político-ideológica.
Por ejemplo, para ilustrar la relación entre dios y los seres humanos, Jesús usa una parábola de amos y esclavos. Obviamente no dice que esa relación es mala pues la usa para ilustrar la relación entre dios y los seres humanos. Da por sentada esa relación de amos y esclavos. No dice que hay que luchar contra eso, eliminarlo. Así que lo mejor que se puede decir de Jesús y sus enseñanzas, y de los primeros cristianos en la medida que siguieron esas enseñanzas, es que querían dejar intactas las relaciones de opresión y explotación, y dentro de esos confines, querían dar consuelo a los pobres y oprimidos. No se propusieron plantear una forma de acabar con esas relaciones.
Sin entrar en demasiados detalles, una cosa que vale la pena notar es que aunque Jesús proclama principios de amor y compasión universal, a la hora de la verdad dice: si no aceptan mi camino, sufrirán y padecerán cuando yo vuelva; habrá llanto y crujir de dientes, desgarramiento de la carne y dolor, porque los que no acepten mi religión serán condenados por toda la eternidad. No son palabras de otro; son las palabras de Jesús. Esto ha contribuido y sentado la base teológica para muchos horrores y guerras religiosas, guerras que, a fin de cuentas, se libran por intereses que se desprenden de las condiciones materiales y las relaciones de la sociedad, pero que se han expresado como conflictos religiosos. Incluso ha contribuido a muchas disputas de doctrina y a matanzas mutuas de sectas cristianas rivales.
Todo eso es parte de la religión cristiana: todas las formas en que expresa las relaciones de opresión y explotación, guerras de conquista y pillaje, y demás. El que no quiera hacer una ruptura con esa religión tiene que aceptar todo esto, todo ese paquete, gústele o no.
De "Liberación sin dioses"
Como un punto más general, y como transición al Nuevo Testamento, debe señalarse que las versiones judía, protestante y católico-romana de (lo que los cristianos llaman) el Antiguo Testamento no son todas iguales --no tienen todos los mismos libros. Entonces, ¿cuál versión es correcta, cuál de ellas debemos creer que es la verdadera Palabra de dios? Los libros incluidos en algunas versiones y no en otras, ¿son verdaderamente parte de la Palabra de dios? Si no lo son, ¿por qué constan en algunas versiones? Si lo son, ¿por qué no figuran en todas las versiones? Una vez que uno empieza a plantear preguntas como estas, tropieza con una gran confusión y empieza a descartar la noción de que todo (o parte de) esto sea la Palabra revelada de un Dios Omnisciente, que Todo lo Ve y que es Todopoderoso.
En el mismo orden de ideas, pasando al Nuevo Testamento, ¿por qué hay cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan)? ¿Por qué hay cuatro versiones de la vida, muerte y resurrección del único Jesús? ¿Por qué hay cuatro versiones en vez de un Único e Íntegro Evangelio Revelado de la vida, muerte y resurrección de Jesús? Sería diferente si los varios evangelios relataran la misma historia, o meramente distintas partes de la misma historia integrada. Pero el hecho es que, aparte de los errores y relaciones incorrectas en general, los cuatro evangelios se contradicen, y sobre asuntos importantes también. Veamos algunos ejemplos del Nuevo Testamento.
Establecer que Jesús era del linaje de David era importante para vincular el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento y para establecer que Jesús efectivamente era el Mesías que predijo el Antiguo Testamento. Esto era de especial importancia para el autor del libro de Mateo, cuyo evangelio es el que más sigue la tradición judía. Pero para comprobar tal linaje, Mateo distorsionó los hechos. Asimov* señala que, por alguna razón, el número 14 es importante para Mateo en su lista de genealogías y que: "Mateo enumera catorce reyes que reinaron después de David, pero al conseguir lo que para él era el número mágico de catorce, omite varios". (Asimov, Tomo II, Nuevo Testamento,p. 96) Así es que de hecho, la mágica fórmula genealógica de Mateo es defectuosa: "Así que son 14 generaciones desde Abraham hasta David, 14 desde David hasta la cautividad de Babilonia y 14 desde la cautividad de Babilonia hasta Cristo". (Mateo 1:17) Nuevamente, es obvio que un dios que todo lo sabe y todo lo ve no cometería semejantes errores --omitir algunos reyes a fin de usar la fórmula mágica de 14-14-14. Además, la versión de Lucas sobre las genealogías difiere mucho de la de Mateo, específicamente después de David. (Lucas 3:33 y versículos siguientes). Más en general, la afirmación de que Jesús descendió de David y que cumplió otras profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías es muy traída de los cabellos y tiene una base muy floja (más sobre esto adelante).
Antes de pasar a otro tema, debe señalarse que la filiación de Jesús la postulan desde David a José,el padre de Jesús. Sin embargo, como sabe todo el que haya escuchado la historia de Jesús, su madre supuestamente fue virgen -el semen de José no tuvo nada que ver con su embarazo. Ese es un punto esencial de la doctrina cristiana. ¡Tan impregnada de machismo y patriarcado está la Biblia que, a pesar del nacimiento virginal de Jesús, tiene que ligar su ascendencia al padre!(véase Mateo 1:16 y Lucas 3:23; ¡sobre eso los dos están de acuerdo!)
Mateo se equivoca al citar las escrituras del Antiguo Testamento. Habla de una profecía de Jeremías, pero la referencia correcta (respecto a 30 monedas de plata) es a un pasaje de Zacarías.(véase Mateo 27:9, Zacarías 11:13 y Asimov, Tomo II, p. 199) Uno pensaría que un dios verdadero, especialmente un dios que todo lo ve y todo lo sabe, no se equivocaría al citar su propia sagrada escritura --que la Palabra revelada del Único Dios Verdadero no contendría discrepancias tan obvias. Además, hay discrepancias en la Biblia sobre cómo murió Judas (el de las 30 monedas de plata): Mateo dice que se ahorcó, pero en los Hechos de los Apóstoles dice que se cayó y murió en un campo que adquirió con el dinero que recibió por traicionar a Jesús. (véase Mateo 29:5 vs. Hechos de los Apóstoles 1:18) Seguramente que un dios que todo lo sabe y todo lo ve no confundiría hechos como ese: ¡la manera en que murió quien traicionó a su hijo único!
Mateo y Lucas ofrecen distintas versiones de cómo fue que Jesús nació en Belén pero se crió en Nazaret (y lo llamaron Jesús de Nazaret). Los dos tenían ante sí el mismo dilema: era creencia común, o en todo caso así creían los eruditos religiosos judíos, basándose en una profecía de Miqueas 5:2, que el Mesías debería nacer en Belén. Según Mateo, José y María vivían en Belén y se mudaron a Nazaret poco después del nacimiento de Jesús --o por lo menos Mateo no dice nada de que hayan viajado a Belén. (véase Mateo, capítulo 2) Pero como sabe todo el que haya visto o participado en una celebración de navidad, la versión de Lucas es distinta: en el libro de Lucas, José y María viajan a Belén acatando la orden del emperador Augusto de que todos los súbditos del imperio romano debían empadronarse en su ciudad natal para un censo de impuestos. (véase Lucas, capítulo 2) Parecería evidente que el relato de Lucas es forzado y casi a ciencia cierta falso. En los anales de la historia no consta que los romanos realizaran tal censo. Asimov explica con una serie de razones por qué la versión bíblica de ese censo es sumamente improbable. (véase Asimov, Tomo I, p. 288) Y aun si se acepta que se pudiera realizar un censo así, parece muy improbable que María hubiera hecho semejante viaje en su avanzado estado de gravidez. No, la versión de Lucas es otro ejemplo de invención caprichosa con el fin de dar la impresión de que se estaban cumpliendo las profecías y en general de reforzar la noción de misterio divino y propósito divino. Pero una verdadera divinidad o deidad --el Dios Único, si existiera-- no caería en contradicciones entre las descripciones del mismo suceso en una y otra escritura ni recurriría a invenciones patentes para hacer cuadrar las cosas.
En Mateo se encuentra otra referencia al Antiguo Testamento que pone en duda todo el relato de la resurrección de Jesús de entre los muertos. En Mateo 12:40 se le atribuye la siguiente cita a Jesús: "Como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra". Se supone que esta es la profecía de Jesús sobre su propia muerte y resurrección. Pero el hecho es que Jesús no permaneció "entre los muertos" tres días y tres noches: Jesús fue crucificado el viernes y resucitó de entre los muertos el domingo, nos dicen. Solo dos noches, no tres. ¿Es posible que las sagradas escrituras de dios se enreden en algo tan sencillo, especialmente cuando el que habla es "el hijo único" de dios? Esto sería pararse en pequeñeces si estuviéramos hablando de seres humanos, que cometen errores --grandes y pequeños-- pero no cuando hablamos de un dios que, por definición, no puede cometer errores de ninguna clase.
En los Hechos de los Apóstoles 2:5 dice que, en los días de los primeros apóstoles, "Había entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones que hay bajo el cielo". Bueno, obviamente en ese entonces no había judíos en Jerusalén procedentes de las partes del mundo que hoy llamamos las Américas o Australia --ahí no vivían judíos. Aquí, nuevamente (aun si se permite la exageración o "licencia poética" en la Palabra revelada por dios), esta alusión a "todas las naciones que hay bajo el cielo" es un reflejo de la limitada experiencia y conocimiento de los autores --humanos-- del Nuevo Testamento. Para esos autores, las partes del mundo que conocían de oídas eran toda la Tierra y "todas las naciones que hay bajo el cielo". De nuevo, esto sería fijarse en minucias si no se tratara de un libro que niega ser obra de seres humanos y afirma ser Palabra revelada de un dios omnisciente, que todo lo ve, quien debería saber de otras "naciones que hay bajo el cielo" fuera de las que conocían los autores de los Hechos.
Los evangelios no están de acuerdo en un punto muy importante: Mateo específicamente hace decir a Jesús que Juan el Bautista es el profeta Elías que ha regresado; según los maestros de la ley judía, Elías debía volver a anunciar la venida del Mesías. (véase Mateo 17:10-13) Pero en el evangelio según Juan, Juan el Bautista dice sin lugar a dudas que él no es el profeta Elías, y este evangelio alaba su honestidad y claridad al respecto. Bueno, ¿sí o no? El hecho de que al autor de Juan le interesa menos vincular la divinidad de Jesús con las profecías del Antiguo Testamento que colocar a Jesús en un nivel por encima de todos los otros, aun de Juan el Bautista, podría explicar esa discrepancia. Pero de todos modos, si los evangelios fueran la Palabra revelada de dios, serían uniformes en algo tan básico e importante como si Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías o no. El hijo de dios, Jesús, no cometería el error de decir que Juan el Bautista era el profeta Elías si no lo era.
Otra discrepancia muy seria: los evangelios no están de acuerdo en las últimas palabras de Jesús antes de morir en la cruz. Según Mateo, antes de morir gritó las palabras de tristeza y desesperación: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46) Según Marcos, Jesús dijo las mismas palabras. (Marcos 15:34) Pero en Lucas y Juan, Jesús no dice eso. En Lucas sus palabras son: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34) Juan presenta un Jesús más excelso y exaltado a la hora de su muerte y lo pone a cargar su cruz, mientras que en otros evangelios alguien más la carga. (véase Juan 19:17 vs. Mateo 27:32) Además, en Mateo y Marcos los ladrones crucificados con Jesús lo injuriaron y se burlaron de él. (véase Mateo 27:44 y Marcos 15:32) Pero en Lucas uno de los ladrones le pide que se acuerde de él "cuando vengas a tu reino", a lo que Jesús contestó: "En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso". Asimismo, los evangelios no concuerdan en qué pasó exactamente después de la resurrección de Jesús: a quién vio (y quién lo vio) y en qué orden; con quién habló y qué dijo; cuánto tiempo se quedó en la Tierra antes de subir a los cielos; y así sucesivamente. (Compárense los capítulos finales de los cuatro evangelios para ver estas discrepancias).
Algo de suma importancia es que Jesús dice, muy claramente, que la Segunda Venida ocurrirá durante la vida de su propia generación. No puede haber duda de que lo dijo directamente --ni, obvio, de que eso no ocurrió cuando estaba anunciado ni después. En Mateo 16:28, Jesús dice sin más ni más: "En verdad os digo que hay algunos de los aquí presentes que no morirán antes que vean al Hijo del hombre venir en su reino". Y esta promesa se repite en otras partes. (véase, por ejemplo, Mateo 24:34 y Marcos 13:30) Pero eso no ocurrió "en verdad" --no era la verdad, y por la simple mas profunda razón que he venido recalcando: la Biblia no es la Palabra revelada de Un Dios Único sino el producto de la invención e imaginación humana.
* Isaac Asimov, Guía de la Biblia, Barcelona: Editorial Laia, 1985, y Caracas: Alfadil Editorial, 1985.
[Regrese al artículo]