Obrero Revolucionario #1241, 23 de mayo, 2004, posted at http://rwor.org
"Es bueno si el enemigo nos ataca, porque eso prueba que hemos deslindado los campos con él. Y mejor aún si el enemigo nos ataca con furia y nos pinta de negro y carentes de toda virtud, porque eso demuestra que no solo hemos deslindado los campos con él, sino que hemos alcanzado notables éxitos en nuestro trabajo".
Mao Tsetung
El 27 de septiembre del 2001, apenas 16 días después de los ataques al Pentágono y a las Torres Gemelas, el periódico Washington Times sacó un artículo titulado "Communists, Go Home" (algo así como "Comunistas, lárguense de nuestro país"). En apariencia, el artículo era una crítica a una manifestación contra el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional organizada en Washington por el movimiento opuesto a la globalización; pero en realidad era una exhortación a reprimir a los comunistas después del 11 de septiembre.
"¿Por qué mandamos portaaviones al otro lado del mundo a buscar enemigos si este sábado estarán en frente del Monumento a Washington los peores enemigos de nuestra nación: comunistas que proclaman una jihad antiamericana?", preguntaba.
El artículo criticaba en particular a C. Clark Kissinger y Mary Lou Greenberg, a quienes identificaba como "activistas del PCR", y a Brian Becker y Larry Holmes, del International Action Center. Decía lo siguiente de Kissinger:
"Kissinger, quien acaba de pasar 90 días en la cárcel por quebrantar las condiciones que impone la libertad condicional, fue miembro de la dirección nacional de Students for a Democratic Society (SDS) en los años 60, participó en los motines de 1968 en Chicago y después se retiró de SDS. Seguidor de Mao Tsetung, Kissinger lleva más de 20 años afiliado al maoísta PCR.
"El año pasado, Kissinger propuso este análisis: `El problema de este país es el sistema opresor del capitalismo, que explota a gente por todo el mundo, destruye nuestro planeta, oprime a las minorías, ejecuta presos a montones. Ese es el problema que hay que eliminar. ¿Tiene solución? Sí, la revolución es la solución'".
Después del artículo citado arriba, han salido unos 50 artículos similares en distintos periódicos, revistas y websites. Todos contienen "revelaciones" (inventadas, por supuesto) de que los comunistas, a sueldo de organizaciones terroristas extranjeras, han incubado la oposición a la guerra. La mayoría de esos artículos nombra personalmente a Clark Kissinger. Es importante ver que los autores no son únicamente chiflados ultraderechistas; unos están muy conectados con el gobierno y dan información que probablemente salió de archivos oficiales.
Todo indica que esta es una campaña de la policía política con metas muy claras. Una es asustar a la gente y alejarla del movimiento de oposición a la guerra y la represión. Otra meta, de mayor importancia, es preparar a la opinión pública y sentar bases judiciales para penalizar y muy posiblemente enjuiciar a los defensores del internacionalismo y de la revolución.
Como señalamos en otros artículos, los ataques a los comunistas por participar en el movimiento contra la guerra han tenido varias fases: primero empezaron ataques bastante burdos de la ultraderecha rabiosa; por ejemplo, Michael Temoglie, ex policía de Filadelfia, escribió un artículo titulado "La quinta columna iraquí comunista", y Ronald Radosch atacó la declaración de No en Nuestro Nombre y a Clark Kissinger como "Los ayudantes de Saddam" en el New York Post en el verano de 2002.
Pero dos hechos contundentes dejaron en claro que esa táctica no estaba funcionando: uno fue la publicación de la Declaración de Conciencia de No en Nuestro Nombre en el New York Times el 19 de septiembre de 2002, que fue un resonante repudio público a la "guerra contra el terrorismo" y la represión interna. El segundo hecho ocurrió a las pocas semanas: la concentración de más de 25,000 personas el 6 de octubre en el parque Central de Nueva York para proclamar ese repudio.
Cuando resultó claro que la oposición a la guerra encontraba eco en millones, salió a la carga otro grupo de escritores, como Mark Cooper, Todd Gitlin, David Corn, Michelle Goldberg y Christopher Hitchens. Tienen los mismos objetivos pero escriben en publicaciones liberales que lee la gente progresista, como la revista Mother Jones,el website Salon.com, el semanario L.A. Weekly,y en el periódico Washington Post. Todos advirtieron con alarma que el movimiento contra la guerra lo estaban organizando comunistas como Clark Kissinger y, en vez de atacar el movimiento de por sí, recomendaron purgar a los líderes para que el movimiento pudiera ser "más eficaz".
En las revistas liberales Nation y Counterpunch , Alexander Cockburn definió acertadamente a ese grupo como la "División de Infantería Ligera contra el movimiento contra la guerra". Ninguno de esos escritores, tan preocupados por el movimiento, levantó un dedo para organizar oposición a la guerra y la represión. Todo lo contrario, se alarmaron cuando el movimiento creció. Por ejemplo, Michelle Goldberg, posando de "periodista curiosa", llamó a un montón de signatarios de la declaración de No en Nuestro Nombre a preguntarles si estaban enterados de que el proyecto tenía organizadores comunistas. (Estaban enterados, pero no alarmados).
Ese grupo se dedicó a buscar alternativas al movimiento de resistencia que no cuestionaran la política oficial del gobierno actual ni la complicidad del Partido Demócrata.
En los primeros meses del 2003, el gobierno aceleró los preparativos para atacar a Irak y el movimiento contra la guerra respondió con grandes concentraciones en febrero y marzo. En esos momentos salió una nueva ola de ataques con el tema de que los comunistas que dirigían el movimiento estaban conectados directamente con el "terrorismo internacional" y/o Saddam Hussein, con financiamiento y todo. Esas absurdas acusaciones salieron en websites derechistas como FrontPage.com de David Horowitz y WorldNetDaily.com de Joseph Farah.
Ese tema lo planteó antes en un desplegado del New York Times un grupo de alto nivel de la clase dominante llamado "Americans for Victory Over Terrorism". Firmado por el presidente de la organización, William J. Bennett (ex secretario de Educación), decía: "Las amenazas que tenemos hoy son tanto externas como internas...Nuestra meta es responder a las amenazas presentes de modo que se erradique el terrorismo futuro y que fracasen las ideologías que lo apoyan". [El énfasis es nuestro]
La mentira de que la oposición tenía lazos con el terrorismo y/o con Hussein retumbó por todos lados. Empezaron a salir artículos como "¿Espías iraquíes responsables de protestas contra la guerra?", "¿Apoyan al terrorismo los grupos antibélicos?" y "No en Nuestro Nombre y la red de terrorismo mundial". ¿Cómo establecieron las presuntas conexiones con el terrorismo? ¡A huevo!
Veamos la siguiente cadena de "conexiones" que describió un editorial del New York Post:1) No en Nuestro Nombre recibe contribuciones a través de la Fundación Interreligiosa para Organización Comunitaria (IFCO-siglas en inglés); 2) IFCO le ofrece el mismo servicio a la Coalición Nacional para Proteger la Libertad Política; 3) Sami Al-Arian, profesor de computación de la Florida, fue presidente de dicha coalición; 4) Al-Arian fue acusado de recabar fondos para el Fondo Islámico Palestino. ¡Ahí está la conexión entre el movimiento antibélico y el terrorismo islámico!
El editorial del Post además decía: "IFCO también patrocina a ¡Rehusar & Resistir!, un grupo pro Castro ligado al Partido Comunista Revolucionario, maoísta, uno de cuyos miembros, Clark Kissinger, ha desempeñado un papel central en la organización de mítines pro Saddam". No hay que investigar mucho para saber que ¡Rehusar & Resistir! no toma posición sobre Castro ni ningún jefe de estado o gobierno extranjero, y que Clark Kissinger rotundamente no es "pro Saddam".
El artículo "No en Nuestro Nombre y la red de terrorismo mundial" traza una conexión igualmente inverosímil entre dicha organización y el "narcoterrorismo". 1) Clark Kissinger es "co-director de No en Nuestro Nombre y del PCR"; 2) el PCR es miembro del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI); 3) el Partido Comunista del Perú y el Partido de Obreros Curdos están conectados con el MRI; 4) "Esas organizaciones terroristas maoístas se financian con el tráfico de sustancias controladas".
Sobra decir que No en Nuestro Nombre, Clark Kissinger, el PCR y el MRI no tienen absolutamente ninguna conexión con el narcotráfico internacional. Pero al soltar tales acusaciones se busca crear un clima que tolere ataques gubernamentales contra la oposición política. El que investigue seriamente el "narcoterrorismo" tropezará muy pronto con la conexión Irán-contra y con el hecho de que la guerra contra Afganistán ha sido una bonanza para los caudillos militares y la producción de opio.
Una y otra vez se insinuó que al movimiento antibélico lo financian misteriosas fundaciones con conexiones extranjeras que no tienen que divulgar sus fuentes de ingresos. Eso es mentira. Las fuentes de ingresos de No en Nuestro Nombre y otros proyectos no son ningún misterio para el gobierno, que con la Ley Patriota puede obtener en secreto toda la información bancaria. Los fondos provienen de miles de individuos molestos y asustados con la conducta del gobierno que quieren que se oiga una voz de oposición. Los fondos no vienen de fundaciones; todo lo contrario: las fundaciones que reciben contribuciones para No en Nuestro Nombre cobran una tarifa por ese servicio.
El objetivo de los agentes del gobierno (pagados y voluntarios) que acusan al movimiento antibélico de tener lazos con el terrorismo internacional no es solo desprestigiarlo. La Ley Antiterrorista de 1996 y la Ley Patriota se interesan mucho en los lazos económicos de individuos y organizaciones del país con los grupos que el gobierno califica de "terroristas". Las dos leyes penalizan el internacionalismo y consideran que todo apoyo o "servicio" a organizaciones calificadas oficialmente de "terroristas" es un delito federal grave. Así pues, lanzar esas acusaciones busca preparar a la opinión pública y sentar bases judiciales para penalizar y posiblemente enjuiciar a los que ven la posibilidad de un mundo completamente distinto.
Aquí vale la pena decir unas cuantas palabras sobre la lista "oficial" de organizaciones terroristas del gobierno. En la lista no figura ningún grupo terrorista de exilados cubanos de la Florida, aunque han cometido asesinatos, causado incendios, puesto bombas y hecho añicos un avión cubano en pleno vuelo. No figura ningún grupo de la contra nicaragüense. No figuran los grupos neonazis que matan trabajadores extranjeros en Alemania. Tampoco figuran los grupos nacionalistas hindúes que masacran musulmanes. Y desde luego no figura ningún gobierno (como el de Israel o el mismo Estados Unidos) ni entidad gubernamental.
Una medida especialmente peligrosa del gobierno ha sido combinar movimientos reaccionarios y revoluciones populares dirigidas por comunistas contra gobiernos reaccionarios. (Vea "En defensa de los luchadores y los soñadores", No. 1206). Por eso, el gobierno ha designado oficialmente al Partido Comunista de las Filipinas y al Partido Comunista del Perú como organizaciones "terroristas". Además, ha puesto al Partido Comunista de Nepal (Maoísta) en una lista secundaria (de grupos que todavía no ha "designado oficialmente").
Una orden ejecutiva del presidente Bush prohíbe las transacciones financieras con una larga lista de individuos y organizaciones acusados de representar una amenaza "terrorista"; uno de ellos es el Partido Comunista de Nepal (Maoísta). "Dar o recibir cualquier contribución de fondos, productos o servicios a las entidades de la lista o en beneficio de ellas", o conspirar para hacerlo, ahora es un delito federal grave. Eso quiere decir que el gobierno puede enjuiciar a individuos, organizaciones y movimientos por el "delito" de apoyar a los pueblos del mundo, pues casi cualquier clase de apoyo político se puede considerar un "servicio".
¿Para quién representan una amenaza los partidos comunistas maoístas; por qué es necesario penalizar todo apoyo? Las guerras populares maoístas son seculares y tienen la meta de liberar a los oprimidos. Por ejemplo, la guerra popular de Nepal busca tumbar el viejo orden reaccionario y zafarse del yugo de las potencias extranjeras. Busca redistribuir la tierra con la meta de la propiedad socializada. Busca liberar a la mujer para que deje de ser considerada propiedad del hombre y para eliminar el tráfico internacional de muchachas. Busca eliminar el sistema de castas y la opresión de las minorías nacionales. Es parte de una revolución proletaria internacional para crear un mundo nuevo libre de todas las formas de opresión y desigualdad. Eso es una amenaza para el imperialismo.
Inmediatamente después de la invasión de Irak el 20 de marzo del año pasado, con el país "oficialmente en guerra", una serie de artículos empezó a hablar directamente de "traición". Uno, titulado "El movimiento pacifista y el Partido Comunista Revolucionario", dio una corta biografía de Clark Kissinger y a continuación citó la Ley Smith (con la que enjuiciaron a los dirigentes del Partido Comunista durante la guerra de Corea por "conspiración para abogar" por el derrocamiento de gobierno).
Otro ejemplo es el artículo "La insurgencia maoísta de Nepal", de Steven C. Baker, publicado en FrontPage.com. Baker, ex agente del FBI que ahora trabaja para el Centro de Estudios de Seguridad en Washington, se puso a "atar cabos". Dice que el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) es miembro del MRI y añade: "El extremismo del MRI se evidencia en dos de sus notables fundadores: el Partido Comunista del Perú, también llamado Sendero Luminoso, una Organización Terrorista Extranjera Designada; y el Partido Comunista Revolucionario EU (PCR), dirigido por el activista de `paz' de No en Nuestro Nombre C. Clark Kissinger".
La conclusión del artículo es que hay que penalizar al MRI y al PCR por darle apoyo político a la guerra popular de Nepal: "A nivel interno, el gobierno puede dar un paso inmediato para limitar el apoyo extranjero a la revolución de Pachandra [presidente del Partido Comunista de Nepal (Maoísta)]. Debe designar como organización terrorista al Movimiento Revolucionario Internacionalista por su apoyo abierto al Partido Comunista de Nepal (Maoísta). Tal sanción contra el MRI penalizaría directamente a uno de sus miembros más fuertes: el Partido Comunista Revolucionario EU".
No es sorprendente que los articulistas que han escrito los ataques descritos en este artículo tengan ricos patrocinadores y lazos con el gobierno.
Por ejemplo, Byron York, que escribió "Sigan el dinero del movimiento contra la guerra" en la revista National Review (y en el New York Post ), es el corresponsal de la Casa Blanca del National Review , lo que lo pone en contacto diario con el gobierno. El artículo da información financiera detallada de la IFCO y de la Fundación Carta de Derechos, así como la "conexión" con Sami Al-Arian citada anteriormente; esta información es tan oscura que da la impresión de que se la juntaron agentes del gobierno. York también trabaja para el Grupo de Escritores de la Casa Blanca, una firma fundada en 1993 por escritores de discursos del gobierno que manda artículos conservadores a periódicos como el New York Times, Wall Street Journal y Washington Post.
David Horowitz de FrontPage.com también está bien situado. Su Center for the Study of Popular Culture recibe jugosos fondos de las fundaciones de las familias Scaife, Bradley y Olin. Esas fundaciones se dedican a financiar espléndidamente institutos estratégicos derechistas, como Heritage Foundation, American Enterprise Institute y Hoover Institution on War, Revolution and Peace (especializado en el estudio del comunismo desde el punto de vista de los imperialistas).
Uno de los proyectos de Horowitz es un retiro anual de derechistas, el "Restoration Weekend", en un hotel de la Florida. Al retiro han ido: Tom DeLay (presidente de la mayoría de la Cámara de Representantes), Grover Norquist (presidente de Americans for Tax Reform), Kathleen Harris (secretaria de Estado de la Florida, famosa por componendas electorales), Edwin Meese (secretario de Justicia) y James Woolsey (director de la CIA). Horowitz invitó a dar una charla, con gastos pagos, a Michelle Goldberg de Salon.com (la "periodista curiosa" que llamó a un montón de signatarios de la declaración de No en Nuestro Nombre a preguntarles si estaban enterados de que el proyecto tenía organizadores comunistas). Esto da un vistazo de los lazos entre las redes de la ultraderecha y los periodistas que escriben para lectores progresistas.
En el artículo "Forjar la resistencia y el movimiento de oposición contra la escalada de represión", Nos. 1152 y 1206), el presidente Bob Avakian recalcó: "Nos tocará forjar resistencia a esta ofensiva imperialista en medio de una situación mucho más compleja, con retos mucho más grandes, que la guerra de Vietnam o la guerra del Golfo, una situación de extrema represión, que no se ha visto en mucho tiempo (o quizás jamás) en Estados Unidos. A lo mejor prohibirán exhortar a tumbar el sistema imperante y penalizarán actividades como organizar oposición, protestar contra la guerra o criticarla. Las consecuencias podrán ser la cárcel o incluso un juicio militar y ejecución sumaria. Esto podría pasar".
Casi todos los artículos mencionados aquí nombran personalmente a C. Clark Kissinger. Como se ha opuesto por décadas al imperialismo, ha sido firme partidario de Bob Avakian, presidente del PCR, ha escrito para el Obrero Revolucionario, contribuyó a unir a la amplia gama de personas que elaboraron la declaración de No en Nuestro Nombre y manejó los fondos de su publicación, el gobierno lo ha fichado como el "eslabón común" entre todas esas cosas y como una "puerta de entrada" para sentar bases judiciales para enjuiciar al Partido Comunista Revolucionario y a nuestro presidente, Bob Avakian.
Las personas y los movimientos progresistas deben valorar y defender a revolucionarios como Clark Kissinger.
Como señalamos en el artículo "Los luchadores y los soñadores" citado arriba: Si se permite que el gobierno tilde de "terroristas" y ataque a las luchas auténticas de liberación... Si a los simpatizantes políticos de las guerras populares los llaman "partidarios del terrorismo" y los atacan... Si fichan y atacan a los que dicen que se necesita una revolución... Si logran aislar a los militantes más radicales... Si las tácticas de acusar de comunistas logran dividir los movimientos populares... Eso perjudicará a todos pues pondrá una capa más profunda de represión sobre todas las organizaciones, movimientos, ideas, acciones y declaraciones progresistas.
Los ataques contra los comunistas y los radicales son un aspecto muy importante de la guerra del gobierno estadounidense contra los pueblos del mundo. Existe una contradicción fundamental entre las necesidades del sistema y los sueños de millones que luchan por un nuevo orden mundial. Por eso el gobierno está tomando medidas para aplastar a sus enemigos más resueltos: los que tienen el potencial de dirigir a las masas a tumbar este sistema y todo lo que representa.