Obrero Revolucionario #1245, 4 de julio, 2004, posted at http://rwor.org
Conocí a Dan Stern fue en su apartamento en el norte de Chicago. Fui para ver si podíamos escribir juntos un artículo para el Obrero Revolucionario . Me abrió la puerta y vi un hombre alto, de hombros anchos, con su acostumbrada camisa de franela y jeans, una sonrisa tras una barba de una semana y mechones de cabello blanco por todas partes.
Sin duda alguna, no le interesaban las apariencias ni los objetos materiales. El apartamento era muy simple: un sofá, piso sin alfombras y paredes blancas con uno que otro afiche político.
Pero en la sala principal, sobre mesas y estantes, había pilas de libros, artículos y periódicos, ordenados por tópico: el explosivo escándalo del narcotráfico de la CIA; las fechorías de grupos fascistas y derechistas; los métodos y crímenes de espías policíacos y agentes saboteadores; los vínculos y centros de toma de decisiones poco conocidos de la clase dominante; historias de la lucha de liberación negra y movimientos armados de América Latina...
Me invitó a sentarme y él tomó asiento en un sillón cómodo donde leía, con Jake, su perro labrador, a los pies. Empezamos a platicar.
A Dan le encantaba desenmascarar al imperialismo yanqui.
Su pasión era excavar los crímenes de este sistema y sacarlos a la luz.
Era implacable en su investigación: conectaba pedacitos de información; reunía informes poco mencionados e informes de primera mano y los juntaba en enormes carpetas. Me invitó al porche cerrado donde tenía sus archivos en armarios de metal, repletos de recortes acumulados desde hace décadas, cuidadosamente subrayados y categorizados.
En una gaveta, recortes sobre los ataques del gobierno contra los independentistas puertorriqueños.
En otra, pruebas de cómo el FBI se puso a destruir el movimiento revolucionario aquí con el plan COINTELPRO.
En otra gaveta, las actividades de grupos derechistas como el Ku Klux Klan, Order, Aryan Nations, Milicia y la racista Liga de Defensa Judía.
Tenía documentada la persecución y el maltrato de presos políticos, como el complot contra Leonard Peltier, la tortura de Pedro Albizu Campos y el complot contra Mumia Abu Jamal.
Sus ojos brillaban cuando hablaba de estas cosas; le encantaba agarrar a los opresores con las manos en la masa, seguir el hilo de las pruebas y destapar complots.
Y le encantaba ayudar al Obrero Revolucionario a publicar todo eso.
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Dan nació en 1931 y recordaba las guerras de agresión de la Alemania de Hitler, así como la gran esperanza que representó la Unión Soviética al principio. Se crió en una familia judía secular y política, que con orgullo recordaba a una abuelita que llevó clandestinamente armas a Odessa durante el levantamiento obrero contra el zar ruso.
Entró a la política a fines de los años 40, en la lucha contra lo que culminó en el macartismo.
Dan recordaba la ejecución de los Rosenberg y recordaba que los desmoralizados miembros del Partido Comunista le dijeron que la revolución y el socialismo eran causas perdidas.
Durante los tenebrosos años 50 Dan quería luchar, tomar una posición; en esos años se doctoró y se hizo padre. Como muchos otros, miró con alegría el levantamiento de los negros. En los años 60 empezó a enseñar en la Universidad Northeastern, y fue como cobrar vida de nuevo.
Siendo un "viejo" de 30 años, se zambulló en los círculos de estudiantes radicales, para quienes fue tanto mentor como alumno.
Dan apoyó y auspició al nuevo movimiento independentista puertorriqueño y contribuyó a convertir la universidad en una plazafuerte de ese movimiento. Dedicó muchos esfuerzos a la lucha para parar la guerra de Vietnam y apoyó de todo corazón la lucha de liberación negra. Trabajó con el Partido Pantera Negra y su líder de la rama de Chicago, Fred Hampton. Por primera vez abordó la lucha de emancipación de la mujer. Años después recordó lo poco que entendía y lo tenaces que fueron las mujeres que retaron su machismo.
Desde ese entonces fue una persona importante y reconocida en la Universidad Northeastern. Trabajó sin cesar para denunciar los crímenes, secretos, redes, escándalos y demás cosas que la clase dominante quiere mantener escondidas. Por más de 30 años enseñó a miles de estudiantes la verdad sobre el imperialismo yanqui. Sus cursos sobre la CIA, la mafia, el narcotráfico y los movimientos revolucionarios del mundo son legendarios.
Sabía que un revolucionario judío podía desempeñar un importante papel con respecto a la lucha del pueblo palestino y, con tenacidad y sin disculpas, denunciaba el proyecto sionista y el supuesto "derecho de existir" como estado blanco racista del estado israelí.
Dan no tenía paciencia ante proyectos reformistas ni la trampa de las elecciones. Sabía que todas las injusticias nacen de las raíces de este sistema. Tenía un conocimiento profundo de que solo una revolución produciría auténticos cambios, y soñaba con un mundo comunista, diferente y sin clases. Fue un valiente defensor de las luchas armadas, apoyaba a quienes se alzaban en armas y apreciaba al gran comunista revolucionario Mao Tsetung por apoyar consecuentemente y de todo corazón esos principios.
El resto de la vida la dedicó a unificar los movimientos radicales y trabajó estrechamente con el movimiento independentista puertorriqueño. También intentó llevar la política radical a los chavos negros que andaban en pandillas.
Una vez dijo: "Una y otra vez me he puesto a trabajar como maoísta en los movimientos revolucionarios y nacionalistas".
La búsqueda de un camino revolucionario lo llevó a acercarse al Partido Comunista Revolucionario, cuyo periódico, el Obrero Revolucionario , valoró desde el principio. Admiraba el trabajo del PCR en los multifamiliares de Chicago. Dijo: "Nadie más está ahí, donde hay que estar. Y si la revolución no pega con esas masas, ¿de qué revolución se puede hablar?".
Ya cuando tenía más de 60 años emprendió un nuevo estudio del marxismo- leninismo-maoísmo, lidiando de nuevo con viejos problemas. Compró un montón de libros de Bob Avakian y por primera vez los estudió en serio. Con frecuencia se sorprendía de lo diferente que era ese punto de vista comunista revolucionario a lo que pensaba del "comunismo". Estudió a fondo la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y China y, muy especialmente, la importancia de ver el socialismo como un período de transición hacia una sociedad comunista: una sociedad superior, sin clases, nueva y mundial.
Un punto de viraje en su vida fue leer el artículo del presidente Avakian "Living Socialism and Dead Dogmatism -- The Proletarian Line and the Struggle Against Opportunism on the National Question in the U.S.", que salió en 1974. Cuando terminó de leerlo, dijo: "Increíble. Toda la vida he apoyado la lucha de liberación negra, pero nunca he entendido a fondo la relación entre la revolución socialista y la liberación negra. ¡Cómo me hubiera gustado haber leído esto hace 25 años!".
En los últimos años, Dan, a partir de estudio, lucha y trabajo en común, se volvió un partidario más sólido del PCR.
Nuestro compañero y camarada Dan defendía férreamente sus puntos de vista y siempre estaba dispuesto a ver las cosas desde otro punto de vista.
Lo que lo motivaba en la vida, lo que más que nada lo caracterizaba y guiaba era su devoción apasionada a los oprimidos y a la lucha revolucionaria para liberarse.
Cuando Dan murió el 8 de junio, tras una larga lucha contra la diabetes, los pueblos del mundo perdieron un valioso y muy apreciado militante comunista.
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El 3 de julio a mediodía se celebrará un servicio conmemorativo en Chicago. Llame a Libros Revolución para obtener detalles: 773-489-0930.