Obrero Revolucionario #1245, 4 de julio, 2004, posted at http://rwor.org
Desde que salió este artículo en la edición de inglés. el jurado ha absuelto a Al-Hussayen de casi todas las acusaciones. Sigue preso por asuntos de inmigración.
Eran las 4:30 de la madrugada de un día de febrero de 2003 y todos dormían en la Universidad de Idaho (situada en Moscow, entre Spokane, Washington, al norte, y Boise al sur). Sin embargo, afuera rondaban 120 agentes del FBI con equipo de motín, listos para hacer una redada. Buscaban a Sami Omar Al- Hussayen, un estudiante de posgrado de Arabia Saudita. Lo arrestaron por trabajar con visa de estudiante y luego lo acusaron de apoyar el terrorismo.
Un profesor de la Universidad de Idaho describió que el FBI hostigó a Al Hussayen y a otros estudiantes: "Interrogaron (por cuatro horas o más) a unos 20 estudiantes que por mala suerte conocían al estudiante saudita o tenían leves irregularidades de visa. Por el momento no han detenido ni arrestado a ninguno, pero han emprendido una cacería de los que supuestamente ayudaron al detenido. El Servicio de Inmigración y el FBI trabajan de la mano en los interrogatorios. Con tácticas propias de la gestapo nazi amenazan a los estudiantes con revocarles la visa (y hacerlos abandonar sus estudios)... Leer de esto en las noticias es una cosa, pero es muy distinto cuando te toca personalmente. Los estudiantes extranjeros de esta universidad están espantados".
Cuando lo arrestaron, a Sami Omar Al-Hussayen solo le faltaban unos meses para terminar su doctorado en informática. Como la mayoría de los acusados en casos recientes de "terrorismo" (por ejemplo, los 6 de Lackawanna), no lo han acusado de actos específicos sino de "apoyo material" al terrorismo. Ese es el cargo que está usando el gobierno más y más contra blancos políticos y en general para sembrar temor.
Lo raro en este caso es que, según el gobierno, el supuesto "apoyo" es el trabajo que hace Al- Hussayen, como administrador de sitios web, o sea, crear y manejar sitios web que promueven la religión islámica y debaten ideas en torno a la religión.
El juicio empezó en abril.
La acusación más seria contra Al-Hussayen es "dar apoyo material y conspirar para dar apoyo material y recursos, asesoría, asistencia, equipo de comunicaciones, dinero e instrumentos monetarios, servicios financieros y personal por medio de, entre otras cosas, crear y administrar sitios de internet y otros medios de internet diseñados para reclutar mujahadines y para recaudar fondos para una jihad violenta en Israel, Chechenia y otros lugares".
Al-Hussayen administraba varios sitios web, entre ellos unos asociados con la Asamblea Islámica de Norteamérica (una organización de beneficencia) y la Fundación Islámica de Al- Haramain (organización de beneficiencia de Arabia Saudita). El gobierno sostiene que en los sitios web hay artículos y correspondencia que justifica y alienta una "jihad violenta". De acuerdo con este argumento absurdo, el trabajo de Al-Hussayen como administrador de esos sitios web lo hace culpable de "apoyo material" al terrorismo.
El gobierno también lo acusó de apoyar a una organización terrorista extranjera. La "evidencia" es que una página de un sitio web que administraba tenía un hiperenlace al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), un grupo fundamentalista palestino.
También lo acusaron de nueve cargos de "fraude de visa". El gobierno dice que como Al- Hussayen administraba sitios web, violó los papeles de inmigración que había firmado diciendo que su "única razón" de quedarse en Estados Unidos era para "estudiar la carrera" en la universidad.
Los cargos de violación de visa juegan dos papeles. Por un lado, el gobierno quiere ponerle acusaciones más graves con la esperanza de que el jurado lo condene. Por el otro, le está diciendo a todos los estudiantes extranjeros que no hagan nada más que ir a clase, hacer sus tareas y callarse la boca. Un empleado de la universidad, describiendo la situación de los estudiantes internacionales, le dijo al Lewiston Morning Tribune : "¿Qué puedes hacer, aparte de estudiar, y no arriesgarte?".
A Samir Omar Al-Hussayen lo arrestaron después de meses de vigilancia. Según el Los Angeles Times : "Los agentes federales interceptaron su correo electrónico y sus llamadas telefónicas por meses, al notificarles un cajero de banco que su cuenta recibía considerables sumas de dinero". Al-Hussayen era agente en Idaho de la Asamblea Islámica de Norteamérica, una organización benéfica legal, y recibía dinero para ella. Eso no violaba ninguna ley de Estados Unidos. La Prensa Asociada declaró que ni esa asamblea ni la Fundación Islámica de Al- Haramain "estaban en la lista del gobierno federal de organizaciones terroristas antes del arresto de Al-Hussayen el 26 de febrero del 2003". (A partir de entonces, el gobierno puso a Al Haramain en la lista de grupos que apoyan económicamente a terroristas).
Parece que el interés en Al-Hussayen empezó poco después del 11 de septiembre. Después de su arresto, el gobernador de Idaho, Dirk Kempthorne, le dijo a la prensa que el FBI le había informado de la investigación poco después del 11 de septiembre, y que por eso mandó poner barreras de concreto alrededor del Palacio de Gobierno y soldados armados de la Guardia Nacional. La Prensa Asociada lo cita: "No podía hablar sobre esos asuntos del estado y la región, y me criticaron bastante por lo que hice. Yo creo que hoy se comprueba que yo tenía razón".
Al gobernador parece habérsele olvidado que a Al-Hussayen no lo han acusado de haber planeado nada específico, y mucho menos de alguna conspiración contra el gobierno del estado de Idaho. Lo importante es notar que las palabras y acciones del gobernador son parte de la atmósfera paranoica y reaccionaria y de los ataques contra árabes, musulmanes y gente de Asia del sur.
La redada del FBI y el arresto fue algo espantoso para la comunidad árabe y musulmana de la universidad. Muchos estudiantes sintieron la necesidad de consultar abogados. El Lewiston Morning Tribune escribió : "Algunos hasta contemplaban irse, según la profesora de derecho Elizabeth Brandt, que ayudó a organizar asesoría para los interrogados y preguntó si violaron sus derechos civiles".
Las acusaciones contra Al-Hussayen serían risibles y absurdas, si no fueran tan serias. Por ejemplo, el abogado defensor le explicó a un "experto de inteligencia" del FBI que en una traducción de un correo electrónico que sirvió de evidencia en contra del acusado decía "Proyecto islámico de biblioteca" mientras otra traducción de la misma frase decía "Proyecto islámico de Libia". El agente dijo que era un "error de ortografía".
Los mismos testigos del gobierno admitieron que Al-Hussayen no escribió ninguna exhortación a la "jihad" que se ve en los sitios que administraba. Un experto de inteligencia militar le admitió a la defensa que (como informó el Idaho Statesman ): "Al-Hussayen no compuso esos artículos, solo los tomó de otras fuentes y los puso en el sitio web".
La fiscalía quiso llevar a dos hombres, ya condenados por cargos de "apoyo material", a dar testimonio de que lo que leyeron en los sitios web que administraba Al-Hussayen los alentó a hacer algo. A esos dos hombres, víctimas de los ataques contra árabes y musulmanes después del 9/11, los presionaron a declararse culpables simplemente porque fueron a un campo de entrenamiento de Al Qaeda; no por planear y mucho menos por hacer una acción específica.
El juez solo permitió que uno diera testimonio. Cuando el abogado de la defensa le preguntó, el testigo admitió que los sitios que administraba Al-Hussayen no lo influenciaron a ir a un campo de entrenamiento en Pakistán. El otro hombre (uno de los 6 de Lackawanna) admitió que no tenía acceso a la internet sino hasta después de regresar de Pakistán.
El único testigo que presentó la defensa fue un ex agente de la CIA, que señaló que las cartas que justifican ataques suicidas se podían encontrar en cualquier sitio web, incluso en un sitio del gobierno (Foreign Broadcast Information Service). También dijo que uno de los sitios que administraba Al- Hussayen "condena, y ha condenado desde 2001, claramente, contundentemente y de una manera apasionada al terror".
En relación al caso de Al-Hussayen, el Los Angeles Times señaló que en "un importante fallo de la Suprema Corte en 1969, dictaminó que el gobierno no puede castigar por proponer una acción ilegal al menos que la intención sea `incitar o producir directamente una acción ilegal'". El gobierno quiere pasar por alto el fallo de la Suprema Corte con un argumento enredado; acusa a Al-Husssayen de "apoyar al terrorismo" porque puso en sus sitios de internet material que otra gente escribió, lo cual supuestamente alentó a otros a apoyar o hacer actos terroristas.
No es exageración afirmar que es una lógica siniestra que el gobierno usa para atacar y callar todo tipo de expresión política.
Como ha señalado el OR , el cargo de "apoyo material" al terrorismo le da al gobierno mucha flexibilidad para atrapar la oposición. Hasta ahora, lo están usando contra fuerzas fundamentalistas islámicas y a cualquier persona que se le acuse de asociarse con ellas. Pero como se puede ver, tales cargos, y leyes como la Ley Patriota, las pueden usar para lanzar un ataque contra líderes y organizaciones de fuerzas revolucionarias de Estados Unidos.
Algo que es sumamente preocupante es el afán del gobierno de mezclar revoluciones comunistas con gobiernos reaccionarios y movimientos guiados por ideologías reaccionarias. Por ejemplo, el gobierno tiene en su lista de organizaciones "terroristas" al Partido Comunista del Perú y al Partido Comunista de las Filipinas, y añadió en una lista secundaria al Partido Comunista de Nepal (Maoísta) de grupos no "designados oficialmente".
Lo que hizo el gobierno en este caso tiene muy amplias y muy peligrosas consecuencias para todos los que quieren alzar la voz contra la injusticia y quieren solidarizarse con la lucha de los pueblos oprimidos del mundo.