Obrero Revolucionario #1247, 25 de julio, 2004, posted at http://rwor.org
La revista Newsweek (19 de julio) informó que "los encargados del contraterrorismo" estaban "estudiando una propuesta que permitiera aplazar las elecciones presidenciales de noviembre".
Señaló que "Tom Ridge, secretario de Seguridad de la Patria... y otros encargados del contraterrorismo admiten que no tienen inteligencia sobre complots concretos", pero dicen que tienen inteligencia "alarmante" sobre un ataque potencial en Estados Unidos.
Resulta que tres dependencias federales ya están estudiando medidas jurídicas que "permitieran suspender o reprogramar" las elecciones en caso de un gran trastorno interno.
DeForest B. Soares, Jr., jefe de la recién creada Comisión de Ayuda Electoral, abrió este debate quejándose de que hoy el gobierno no cuenta con ninguna ley que permita aplazar las elecciones. Bush lo nombró a esta nueva comisión con la misión de analizar cómo evitar una crisis semejante a la del conteo de votos en Florida en el 2000. Se supone que la comisión iba a costear el reemplazo de los sistemas de votación con tarjetas. Parece que Soares (y sus jefes) consideran que ¡cancelar las elecciones federales es una manera de evitar la confusión durante ellas!
Tras estudiar una carta de Soares, el Departamento de Seguridad de la Patria pidió que la "Oficina de Asesoría Jurídica" del Departamento de Justicia explique las medidas jurídicas que necesitaría la administración para aplazar las elecciones de noviembre. Christopher Cox, un representante republicano por California y jefe del Comité de Seguridad de la Patria de la Cámara de Representantes, le dijo a CNN: "Ya nos estamos preparando para todas estas posibilidades".
Es alarmante que esta alarmante propuesta prendió poca oposición o alarma en el mundo político oficial. Los medios informativos oficialistas la trataron como un "mero plan de contingencia" que tal vez fuera un poco exagerado. El equipo de Kerry y Edwards y el Comité Nacional del Partido Demócrata no hicieron ningún comentario sobre estos planes que podrían llevar a otro robo de las elecciones.
Según algunos funcionarios del gobierno, si se desatara una conmoción en una ciudad o se conmocionara profundamente la nación, sería aceptable cancelar las elecciones federales. Como se ha señalado, nunca se han aplazado las elecciones federales en Estados Unidos, ¡ni siquiera en medio de la guerra de Secesión, cuando estados enteros se sublevaron contra el gobierno federal!
La administración dice que no tiene planes concretos para cancelar las elecciones. Incluso Soares declaró que no veía "ninguna circunstancia que pudiera justificar el aplazamiento o cancelación de las elecciones federales".
Lo que casi no se menciona es que la camarilla de Bush está dispuesta a contemplar medidas golpistas para continuar en el poder (al igual que tomaron medidas semejantes para subir al poder).
Según le contó un funcionario del gobierno a Newsweek,han estudiado los ataques a los trenes de Madrid en marzo, días antes de las elecciones nacionales, cuando cayó el gobierno conservador que colaboró con Bush en la ocupación de Irak. Algunos miembros del gobierno de Bush criticaron al pueblo español dizque por claudicar ante el terrorismo.
Al parecer, en caso de que ocurran ataques similares antes de las elecciones, el gobierno de Bush está contemplando no permitir que la ciudadanía lo saque del poder reprogramando las elecciones para tiempos menos volátiles y en el interín continuar en el poder.
Es sabido que los autores de la gran mayoría de los "incidentes de terrorismo interno" son derechistas o redes fascistas de estadounidenses de la calaña de Timothy McVeigh y Eric Rudolf, que tienen conocidos lazos con elementos del partido de Bush (y de las fuerzas armadas y la policía).
Cuando altos funcionarios del gobierno le dan a entender a esos derechistas que es posible que impidan una derrota electoral de Bush llevando a cabo un atentado, ¿qué les están diciendo?
Desde hace tiempo, la camarilla de Bush y su aparato político sostiene que nadie más puede ocupar legítimamente la Casa Blanca (por eso atacaron con tanta saña la presidencia de Clinton). Por lo visto, algunos de ellos consideran que si parece que la ciudadanía va a sacarlos del poder, mejor no darle la oportunidad con el pretexto de un "ataque terrorista".
Independientemente de que el gobierno de Bush solicite públicamente poderes concretos para aplazar las elecciones federales de noviembre, de que el Congreso le conceda esos poderes o de que nos cuenten qué planes hicieron y promulgaron en secreto, el hecho de que estén tanteando el terreno con este debate sobre la cancelación de las elecciones es una manifestación escalofriante del extremismo del momento, del carácter despiadado de la actual camarilla gobernante, que está dispuesta a contemplar medidas fascistas sin precedente para alcanzar sus objetivos.