Obrero Revolucionario #1247, 25 de julio, 2004, posted at http://rwor.org
Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
5 de julio de 2004. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El semanario maoísta en lengua nepalí Janadesh informa que Matrika Prasad Yadav está en huelga de hambre en demanda de ser tratado como estipula la Convención de Ginebra que se trate a los presos de guerra.
El pasado febrero, las autoridades indias secuestraron a Yadav y a Suresh Ale Magar, otro líder del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), en Nueva Delhi, y los entregaron al Ejército Real de Nepal sin ningún trámite legal. El gobierno indio mintió diciendo que los arrestaron en la ciudad de Lucknow, la capital del estado indio de Uttar Pradesh, en la frontera con Nepal.
El número del 15 de junio de Janadesh dijo que, por fuentes militares, se supo que ambos camaradas están sujetos a tortura física y mental a manos del Batallón Yudha Bhairab del Ejército Real de Nepal en las barricas de Shiwapuri. El ERN aún no ha explicado cómo llegaron a sus manos estos hombres después de que las autoridades indias los entregaron al gobierno nepalés, ni los ha presentado públicamente. Las fuentes militares dijeron que los mantienen esposados y vendados. Una y otra vez les han ordenado rendirse bajo tortura. Las fuentes dijeron que como los líderes están pidiendo que los traten de acuerdo al derecho internacional, los oficiales del ERN los han torturado más. Yadav ha comenzado lo que dice será una huelga de hambre hasta la muerte para cambiar esta situación.
Otro camarada líder del PCN (M), Mohan Baidya (Camarada Kiran), está en manos de las autoridades nepalesas tras arrestarlo en un hospital cuando recibía tratamiento en Jalpaiguru, en el estado indio de Bengala Occidental. A un cuarto líder del partido, C. P. Gajurel (Camarada Gaurav), las autoridades lo han tenido preso casi un año bajo amenaza de extradición a Nepal.
En otro caso, el ERN ha desobedecido flagrantemente las órdenes de la Suprema Corte de Nepal. Se ha encontrado evidencia de que las barricas del ERN se han convertido en cámaras de tortura, de violación y de aniquilamiento de presos políticos y gente ordinaria capturada en el curso de la revolución maoísta. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó el derecho a inspeccionar las barricas en Maharajgunj, Katmandú. Aquí es donde los "terroristas reales", como les llama mucha gente, tienen a Krishna KC, un líder de la unión estudiantil maoísta, desde su arresto en septiembre de 2003. La Suprema Corte autorizó que la CNDH inspeccione las barricas, pero el ERN se ha negado, argumentando que son zonas de alta seguridad. Susil Pyakurel, miembro de la CNDH, dijo: "Entendemos que no se permita entrar a nadie a las barricas, pero si estas se han convertido en cámaras de tortura, tenemos el derecho de inspeccionarlas". La CNDH es una comisión establecida por el gobierno mismo. Ha estado demandando que el ERN firme un acuerdo internacional sobre derechos humanos. Pero como el rey está gobernando al país con una dictadura militar, considera hasta sus propias leyes e instituciones como obstáculo a aplastar la revolución.
En una de las muchas reacciones a esta situación, el presidente de Una Sociedad Civil por la Paz y el Desarrollo, el Dr. Sundarmani Dixit, pidió al primer ministro, recién renombrado, retirar la categoría de "terrorista" al PCN (M), la "notificación roja" que los tiene boletinados por la INTERPOL (la agencia policíaca internacional dominada por el Occidente), y muchos de los cargos pendientes en la corte contra los revolucionarios maoístas. En un memorándum, pidió que el gobierno garantizara la seguridad de los líderes maoístas de modo que puedan llevar a cabo un diálogo, informó el semanario Janaastha (24 de junio). Hace poco, el rey Gynanendra, que despachó al ERN contra los revolucionarios en primer lugar por un período de tres meses, período que repetidamente ha renovado, anunció que ha renovado sus operaciones para los siguientes seis meses. En muchos círculos, tal acción se reconoce como una señal de la gravedad de la situación. El 5 de julio, se informó de la caída de al menos una docena de policías militarizados en una emboscada al sur de Katmandú.