Convención Nacional Republicana: Le dijeron NO a Bush

La importancia de hacer un balance revolucionario

by Philip Watts

Obrero Revolucionario #1252, 19 de septiembre, 2004, posted at http://rwor.org

Al hacer un balance de la semana de protestas contra la Convención Republicana y pensar en las luchas por venir, debemos tener en cuenta a los estudiantes de historia del futuro. Tenemos que pensar en esto mientras luchamos en la calle y atraemos a más gente a nuestro lado en la batalla por crear un mundo diferente. Mientras nos alzamos y le damos un ¡NO! a la campaña imperialista de guerra y represión, tenemos que tener en mente a los que van a estudiar las luchas históricas de comienzos del siglo 21. Cuando el mundo rebosaba de peligros y oportunidades, ¿cómo se desarrolló la historia?

Se nos plantean dos futuros y tenemos una gran responsabilidad para decidir quién contará esa historia y para beneficio de qué clase.

¿La escribirá la misma clase de buitres imperialistas que actualmente atormenta y aplasta a los pueblos del mundo, con el idioma de engaño, represión y miseria?

¿O escribirán la historia popular los soñadores y luchadores, los que no tienen nada que perder, los que anhelan algo profundamente diferente y mejor, los que aspiran a un mundo libre de opresores y lleno de vida, vitalidad y lucha?

Como ha dicho el presidente Bob Avakian, vivimos un momento de grandes peligros y grandes oportunidades.

Más gente capta lo grave que es el peligro. Hay mucha indignación y frustración. A muchos les aterra pensar en lo que está por venir si no frenamos la campaña imperialista. en la atmósfera más polarizada y más represiva. en las guerras imperialistas. y en el debate interno de la clase dominante, donde predomina la amenaza de iniciar más guerras.

Mucha gente todavía se aferra a falsas ilusiones acerca de la posibilidad de cambiar la situación por medio del proceso electoral, y le piden a otros que no causen problemas. Otros no ven lo seria que es la situación. Así que nos toca seguir diciendo la verdad acerca de los peligros y la gravedad del momento, y acerca de quiénes tienen la culpa. Nos toca denunciar la represión (el espionaje policial, las redadas de inmigrantes y la pérdida de libertades civiles) y forjar la resistencia.

Esos peligros engendran oportunidades, incluso oportunidades para una transformación social radical. Alientan a millones de personas que anhelan algo mejor a unirse. Ponen en tela de juicio viejas creencias y efectúan grandes cambios en la manera de pensar. Sacuden la normalidad e instigan a buscar otro camino. Mucha gente busca una salida de esta locura. y algunos (y potencialmente muchos más) piensan en la revolución por primera vez.

En tal momento, se puede hacer trizas el concepto de lo que es legítimo, hasta el sistema en sí. Se abre la mente y se buscan respuestas, la verdad y dirección. Así es la situación actual en este país.

Durante la Convención Republicana, centenares de miles de personas sintieron la urgencia de salir a las calles de Nueva York. El 29 de agosto, medio millón dio voz a la frustración e indignación de un sector muy amplio ante todo el programa de Bush.

¿Qué balance se debe hacer de esa protesta? No cabe duda de que muchos de los participantes todavía creen que John Kerry y los demócratas son el mal menor y que harán algo menos malvado. Pero ese sector está en transición.

Por un lado, la burguesía se está esforzando por embutirle a la ciudadanía patriotismo ciego y miedo de otros ataques terroristas. En la nueva Roma, quiere legitimar la represión interna como componente necesario de la guerra sin fin que ha iniciado, y necesita que la ciudadanía le dé el sello de aprobación.

Pero no lo ha recibido. No lo recibió cuando se lanzó a la guerra contra Irak, y no lo tiene hoy ante la ocupación o las amenazas de iniciar más guerras. Eso lo demostró la protesta de un amplio sector, principalmente de la clase media, el 29 de agosto, que le dijo ¡NO! al programa de Bush. Fue un acontecimiento importante. Sigue siendo importante no darle a la clase dominante ese sello de aprobación. y no permitirle a ninguno de los dos partidos decir que las elecciones se lo dieron.

La resistencia en Nueva York fue un paso crítico para el movimiento contra el programa de los imperialistas. Fue un despliegue de gran amplitud y diversidad, y atrajo mucho apoyo de la población de Nueva York y mucho interés por todo el mundo. Fue una semana de resistencia resuelta, desde el domingo por la noche (cuando miles de personas desafiaron las órdenes de la policía y fueron al parque Central) hasta el jueves (cuando declararon ¡NO! mientras Bush pronunciaba su discurso).

Florecieron debates y discusiones por todas partes. Día y noche discutían lo que está en juego en este momento de la historia y compartían los sueños para el futuro.

Todo la ciudad, el país y el mundo lo vio. Las voces de resistencia aquí en las entrañas de la bestia llegaron a los cafés de Irak, las calles de Palestina y las salas de estar por todas partes.

Todavía no se sabe cuál ha sido el impacto internacional de la resistencia de Nueva York, pero los sucesos de la semana recibieron mucha atención. Es muy importante que los que oponen resistencia a la ocupación yanqui, que cada día sufren el bombardeo de su país, ahora saben que aquí hay tanta gente que odia lo que está haciendo este gobierno y está resuelta a oponérsele en la calle. Que en las entrañas de la bestia imperialista hay quienes están dispuestos a ponerse hombro a hombro con los pueblos del mundo.

En el programa radial "Democracy Now!", un corresponsal de la cadena noticiera árabe Al Jazeera dijo que a mucha gente le interesan las protestas y la resistencia en Estados Unidos. Mencionó que las protestas contribuyeron a poner fin a la guerra de Vietnam. Dijo: "En nuestra región del mundo, a la oposición a Estados Unidos la acompaña mucha esperanza de que estas protestas, además de chuzarle el ojo a la administración de Bush, lleven a una resolución positiva de la situación en Irak".

Todo eso es parte de lo que hay que tomar en cuenta para hacer un balance correcto de la resistencia de Nueva York.

En un editorial titulado "Se necesita: Un pujante movimiento contra la guerra", que salió poco después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001, el presidente Bob Avakian dijo lo siguiente:

"Debemos plantear la visión de un movimiento contra los actos de guerra y represión de `nuestro propio' gobierno que llegue a todo rincón del planeta, un movimiento tan recio y pujante que no sea posible ocultarlo de las masas del mundo, ni de las masas de los países y regiones que son blancos de la agresión del imperialismo yanqui y que justamente son `semilleros' de odio `a América'.
"Imaginemos lo que significaría, lo que significará, para esos millones y millones cuando vean a miles y miles --y con el tiempo a millones-- de personas en Estados Unidos luchando contra la agresión (y represión) de su propio gobierno y, hombro a hombro con los pueblos del mundo, oponiéndose a lo que este gobierno representa, y lo que hace e impone al mundo. Imaginemos las grandes inquietudes que eso despertará para un montón de gente, el `diálogo' (aun indirecto) que provocará entre gente del mundo entero y gente de Estados Unidos.
"Imaginemos cómo atizará la lucha y el potencial para una nueva configuración de fuerzas en que la gente común del mundo entero luche por una causa común contra los opresores y gandallas del mundo, sobre todo la clase dominante de Estados Unidos, que --quedará más claro con cada día que pase-- no habla ni actúa de acuerdo a los intereses ni en nombre de una creciente mayoría del pueblo estadounidense...".

Bob Avakian, de un editorial del OR, 2 de diciembre de 2001

Hasta la fecha los dos polos que se nos presentan son "McWorld" o "Jihad". Dicen que la actual campaña de guerra y represión es un "choque de civilizaciones". Pero, ¿cuál es el futuro para el pueblo?

Una consecuencia importante de lo que pasó en Nueva York es que contribuyó a la nueva configuración de la que habla el presidente Avakian, o sea, el impacto que ha tenido en millones de personas por todo el mundo. Tiene que ser un punto de partida; tenemos que redoblar la lucha y aceptar la responsabilidad de crear una situación en que la gente por todo el mundo capte que tiene intereses en común, que juntos podemos crear un futuro mucho mejor que "McWorld" o "Jihad".

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Al comenzar la semana de protestas había muchos interrogantes y muchas expectativas. Muchos se preguntaban si podrían superar los obstáculos y hacer una declaración inequívoca de resistencia. Se trazaban comparaciones con la Convención Nacional del Partido Demócrata de 1968, durante la guerra de Vietnam, tanto en cuanto a la importancia histórica como al nivel de resistencia que se esperaba.

También circulaba un balance erróneo acerca del movimiento contra la guerra. Cuando la clase dominante inició la guerra contra Irak a pesar de la amplia oposición aquí y por todo el mundo, muchos se confundieron y no sabían qué se tenía que hacer. Se preguntaban si vale la pena, si se puede parar la guerra, si el movimiento hizo algo si no logró parar la guerra.

Las protestas contra la Convención Republicana demostraron dónde está el movimiento y qué tan amplio es el apoyo por toda la sociedad. La gente voceó el rechazo que se necesitaba tan urgentemente y esto sigue teniendo un gran impacto en el terreno político.

Se acercan las elecciones y la posibilidad de que se las roben otra vez. Pero de una cosa no cabe duda: no importa quién gane, la clase dominante seguirá en el poder y con la necesidad de más guerras y represión. Aprovechará las elecciones para legitimarlas y decir que tiene la aprobación de la ciudadanía.

En coyunturas históricas como hoy, la iniciativa y las acciones conscientes del pueblo son el elemento crítico. El futuro juzgará lo que logremos hacer.

Tenemos que captar que la semana de resistencia dio una excelente plataforma para los que sueñan con un futuro mejor y se oponen a lo que está pasando hoy, y que llenará de júbilo y resolución a gente por todo el mundo.

Tenemos que ver las oportunidades que se nos presentan para redoblar nuestra lucha, e incluso para crear el mundo totalmente diferente que tantos deseamos.

Esto es algo crítico que el movimiento tiene que entender correctamente.

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En Nueva York me encontré con un grupo de mujeres de la clase media a las que conocí en la costa del oeste hace un par de años en el movimiento contra la guerra. Nos abrazamos y platicamos.

Me dijeron que apoyaron al candidato demócrata Dennis Kucinich y que creían que se podían efectuar cambios por medio del proceso electoral. Pero los sucesos del momento las han sacudido. Una me dijo: "No sé qué debemos hacer si vuelven a elegir a Bush".

Profundizamos más en el tema. Hablamos de lo que está en juego y les pregunté si habían visto la charla filmada de Bob Avakian Revolución, por qué es necesaria, por qué es posible, qué es.Me dijeron que habían visto la publicidad pero no el video.

Una se aclaró la garganta y preguntó: "¿Cómo se hace la revolución? ¿Qué hay que hacer? No quiero tener que hacer la revolución. No sé si podríamos ganar. ¿Pero cómo se hace?"

Como mucha gente, ven los peligros del momento pero les cuesta trabajo ver las oportunidades, desde el punto de vista de hacer la revolución y transformar radicalmente la sociedad.

Me hizo pensar en la charla del presidente Avakian y lo importante que es que la vean. De lo libertador que sería si ellas --y millones de personas más-- se conectan con él. si se conectan con la visión de un mundo comunista libre de todos los horrores del mundo de hoy. si los que tienen pavor a la próxima agresión de Estados Unidos cruzan el puente que ha tendido el presidente Avakian entre los peligros de hoy y las posibilidades de un mundo nuevo.

Mucha gente busca líderes. En la década que he sido comunista revolucionario, nunca he oído tanta discusión sobre el rumbo de la situación y la necesidad de líderes. Tenemos ese liderato en el partido y, muy especialmente, en el presidente Bob Avakian. Mucha más gente tiene que captar por qué es así. Para todos los que odian los horrores que engendra este sistema por todo el planeta, para todos los que sueñan con algo mejor, el presidente Bob Avakian tiene respuestas, plantea interrogantes y ofrece esperanzas para el futuro.