Obrero Revolucionario #1252, 19 de septiembre, 2004, posted at http://rwor.org
"Vamos a liberar la ciudad".
Proclamación de los tanques yanquis al empezar la ofensiva
que
destruyó gran parte de la ciudad de Najaf
Desde el 30 de junio, el "día del traspaso" cuando Estados Unidos supuestamente entregó el poder a un gobierno "soberano" dirigido por Iyad Allawi, la Casa Blanca afirma que ha llevado "estabilidad" a Irak. Las noticias de la guerra desaparecieron de las primeras planas reemplazadas por la versión oficial: la resistencia ha sido pacificada y el nuevo gobierno está en control.
Pero la verdad se vio de nuevo a comienzos de agosto cuando estallaron combates entre las fuerzas de ocupación y la milicia del clérigo chiíta fundamentalista Moqtada al-Sadr por todo el sur del país, de Najaf a Basora (en el golfo Pérsico).
En esa región la mayoría de la población es chiíta. Antes las fuerzas de ocupación no podían entrar a la región sunita al norte y noroeste de Bagdad, conocida como el "triángulo sunita". Ahora se ve que la indignación popular contra la salvaje e injusta ocupación hierve en mayores zonas del país.
El 2 de agosto las fuerzas de ocupación iniciaron una gran ofensiva contra el Ejército Medí (la milicia de Sadr) en Najaf, una ciudad de 600,000 habitantes al sur de Bagdad. Durante varios días atacaron con aviones, helicópteros y tanques, y destruyeron gran parte del centro. Unos 2,000 marines atacaron las fuerzas de Sadr, especialmente en el cementerio. El ejército yanqui afirmó que mató a centenares de combatientes chiítas; no se sabe cuántos civiles murieron.
Mientras se daban negociaciones entre Sadr y el gobierno de Allawi, miles de iraquíes se dirigieron a Najaf, que los chiítas consideran una ciudad santa, para oponerse a la ofensiva yanqui.
En el centro de la ciudad está la mezquita del Imán Alí, un lugar sagrado chiíta muy importante. El ataque contra Najaf, y la amenaza a la mezquita, ha enfurecido a muchos chiítas del sur del país, así como otros a iraquíes y musulmanes por toda la región.
El Christian Science Monitor informó: "Al acercarse al clímax los combates en Najaf, estallaron otras batallas por todo el sur del país. Los servicios noticiosos informaron que en la ciudad de Kut, las fuerzas de la coalición pelearon con militantes de Sadr, los cuales atacaron delegaciones policiales, la alcaldía y los cuarteles de la Guardia Nacional Iraquí. La más feroz batalla desde hace meses dejó un saldo de 72 muertos y 1,000 heridos; muchos, y quizás la mayoría, eran civiles, lo que podría provocar mucha indignación contra el gobierno y Estados Unidos".
En Basora, el Ejército Medí se apoderó del centro, y las fuerzas de ocupación inglesas se retiraron a sus bases. Basora, la segunda ciudad de Irak, desempeña un papel económico crucial porque es el centro de exportación del 90% del petróleo. En Fallujah, en la región sunita, miles de personas marcharon por la calle coreando: "¡Fallujah está del lado de Najaf, el enemigo es Estados Unidos!".
Moqtada al-Sadr se ha pintado como inflexible líder de la resistencia y su base social son los chiítas más pobres. Tiene plazas fuertes en Najaf y en Ciudad Sadr, un barrio pobre de Bagdad que lleva el nombre de su padre, un conocido clérigo chiíta asesinado en 1999 por el gobierno de Saddam Hussein. Es cierto que Sadr tiene ciertas contradicciones con Estados Unidos, pero su ideología y programa político no concuerdan con los auténticos intereses del pueblo iraquí.
Cuando las fuerzas de ocupación de apoderaron de Bagdad el año pasado, establecieron un "consejo de gobierno" de títeres iraquíes, con varias fuerzas islámicas, pero excluyeron a Sadr. Así que él se presentó como alternativa a las figuras chiítas aprobadas por Washington, aunque también dijo que estaba dispuesto a cooperar con la ocupación y los reaccionarios iraquíes.
Como señaló el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar: "El modelo político de Sadr para Irak es la República Islámica de Irán formada en 1979. Propone establecer un gobierno religioso chiíta, sobre todo en las ciudades sagradas chiítas como Najaf y Kerbala, y en gran medida a nivel nacional. Por ejemplo, sus encendidos sermones llaman a aplicar la ley islámica, como obligar a las mujeres a ponerse el velo. Y lanza mucha retórica antiestadounidense que, pese a su virulencia y a que le ha permitido conservar el apoyo heredado de su padre, ha sido ambigua. Como busca principalmente formar un gobierno religioso y no expulsar a los invasores, siempre ha admitido la posibilidad de un acuerdo con Estados Unidos".
No se sabe con precisión cuál es la relación entre Sadr y el gobierno fundamentalista de Irán, que también tiene fuertes lazos con los dirigentes chiítas reaccionarios rivales de Sadr (como el ayatolá Alí al-Sistani, un líder chiíta pro Estados Unidos). Como explicó Un Mundo Que Ganar: "Lo importante es. la unidad entre su política e ideología, lo que han hecho para embaucar a las masas para que los apoyen y las concesiones más desdeñables que han hecho a los reaccionarios y el imperialismo".
En abril y mayo, el Ejército Medí se alzó contra las fuerzas de ocupación en Najaf, después de que cerraron un periódico publicado por Sadr y lo atacaron de otras maneras. A fines de mayo, Sadr de repente anunció una tregua por su cuenta, y que iba a apoyar en parte el gobierno de Allawi y participar en las elecciones programadas para 2005.
Por su parte, Estados Unidos hizo declaraciones conciliadoras y suspendió una orden de arresto contra Sadr por el asesinato de un líder chiíta pro yanqui.
Las fuerzas de ocupación violaron la tregua con el Ejército Medí con varios motivos.
Primero, querían legitimar al gobierno de Allawi como una fuerza "independiente" de Estados Unidos. Con bombo y platillos, Allawi "dio permiso" a las fuerzas yanquis de iniciar el ataque, despachó centenares de soldados iraquíes a participar a su lado y envió a sus representantes a negociar.
Segundo, esperaban minar (o eliminar completamente) la influencia de Sadr y, por lo tanto, de los fundamentalistas iraníes en Irak y en el gobierno de Allawi. En medio de la ofensiva contra Najaf, la Casa Blanca también inició una ráfaga de amenazas y acusaciones contra el gobierno iraní sobre armas nucleares.
Tercero, quería castigar de modo ejemplar a Najaf para intimidar a los habitantes de otras ciudades, como Fallujah, donde las fuerzas de ocupación no han podido entrar desde hace meses. Era una forma de decirles: si no abandonan la resistencia, los vamos a aplastar de la misma manera.
Pero Estados Unidos no ha podido salirse con la suya, ni en Najaf ni en la ocupación en general. Probablemente pueda aplastar al Ejército Medí y hacer capitular a Sadr (o arrestarlo o matarlo), pero la batalla de Najaf ha destacado que Estados Unidos sigue llevando la batuta en Irak (y no el gobierno títere). Estados Unidos es el que decidió atacar a Sadr y sus soldados son los que están peleando.
Incluso si derrota al Ejército Medí, el ataque a Najaf ha desatado sucesos que no auguran nada bueno para la ocupación. Un ejemplo son las crecientes divisiones en el seno de las fuerzas pro yanquis: los vicegobernadores de los distritos chiítas de Basora, Dhiqar y Maysun anunciaron que van a "secesionarse" del gobierno central; el vicepresidente del gobierno de Allawi, Ibrahim Jaafari, condenó la presencia de los soldados yanquis en Najaf; y el vicegobernador de Najaf renunció en protesta contra "las operaciones terroristas de Estados Unidos contra esta ciudad santa".
El Christian Science Monitor colocó los sucesos de Najaf en el contexto de toda la guerra: "Lo que está en juego puede ser más que el control de Najaf; puede ser la integridad territorial de Irak. Varias zonas clave están bajo el control de grupos armados opuestos al gobierno central en Bagdad. En el norte, las milicias curdas se pelean entre sí para controlar Kirkuk, con sus campos petroleros cruciales. Los insurgentes sunitas. controlan gran parte del centro y el noroeste del país, y las rutas que lo vinculan a Jordania". Y ahora la guerra se ha extendido al sur.
La principal respuesta de las fuerzas yanquis es más terror contra la población. Esta es una ocupación injusta que solo se puede imponer con la violencia.