Carta abierta a artistas
Obrero Revolucionario #1253, 3 de octubre, 2004, posted at http://rwor.org
Estimados artistas:
Últimamente me he acordado mucho de Moloch, ese monstruo mítico a quien inmortalizó Allen Ginsberg en su poema "Howl", una denuncia de la "América" de los años 50: "Moloch la prisión incomprensible... ¡Moloch, cuya sangre es corriente de dinero! ¡Moloch, cuyos dedos son diez ejércitos!... ¡Moloch, cuyo amor es un sinfín de petróleo y piedra! Moloch, cuya alma es la electricidad y el banco... ¡Moloch, cuya pobreza es el fantasma del genio!".Hace dos mil años la gente adoraba a Moloch. Hacían ídolos de bronce de este dios demonio que tenía cabeza de toro y la panza llena de fuego, tanto que su cuerpo entero brillaba de rojo. Según el mito, Moloch se comía el primogénito de toda familia creyente. Durante el rito de sacrificio la gente bailaba al son de las flautas y panderetas para no oír los gritos de dolor que lanzaban sus hijos cuando se quemaban vivos.
Hoy, la sombra de Moloch oscurece y agobia al mundo. ¿Podría una persona de conciencia dejar de levantar la voz, de poner el grito en el cielo, de hacer lo imposible para ponerle fin al horror y muerte que Moloch trae? ¿Cómo nos perdonaríamos si no lo hacemos?
Muchos captan que este es un momento sin precedente en la historia reciente. Suceden grandes acontecimientos. Es un momento enorme, en el cual se decidirá la futura dirección de la sociedad. Millones de personas captan que hay mucho en juego en oponerle resistencia a Bush y a todo lo que representa. Entienden que a partir de 11- S la sociedad y el mundo dio un viraje cualitativamente diferente. Es un verdadero horror, y puede ser peor; tendrá un impacto sobre las generaciones por venir. Cuando hay tanto en juego, la gente cuestiona todo lo que daba por sentado toda la vida. Muchos buscan respuestas y maneras de manifestar su inconformidad.
En este momento se necesitan las voces de conciencia de artistas e intelectuales prominentes que digan la verdad. Hacen falta más que nunca voces indomables y no censuradas de disentimiento que cambien la discusión en el país.
Millones de personas en Estados Unidos tenemos que decir bien claro que no queremos vivir en un mundo en el cual nuestro gobierno tiene carta blanca para lanzar comandos, asesinos y bombas donde se le antoje. Creemos que los pueblos y las naciones tienen el derecho de decidir su propio destino, sin coacción militar de las grandes potencias. No queremos vivir en un país en el cual las autoridades se dan el poder de declarar a quien quieran "enemigo combatiente" sin derecho a ver un abogado. No queremos vivir en una sociedad de apartheid (segregación racial) donde la gran mayoría de inmigrantes --una parte cada vez más numerosa de la población-- carecen de todo derecho civil, mientras los ciudadanos entregan más y más sus derechos básicos a la privacidad y la libertad de expresión y de reunión, en nombre de "nuestra seguridad".
Hay que oponer resistencia a la dirección en la cual el equipo Bush ha arrastrado el país a partir de 11-S y no darle el sello de aprobación para continuar.
En tiempos como estos, mucha gente se dirige a los de arriba, los que tienen acceso al poder, para corregir el problema y, ahorita muchas personas se dejan llevar por una lógica electoral que demarca el terreno político más y más hacia la derecha. Es el camino a la panza de Moloch. ("¡Para comerte mejor, hijita!") Pero arriba nadie les hace caso: Bush y los republicanos, ¡menos!; ni el Partido Demócrata, que sofoca toda oposición a los elementos fundamentales del programa de Bush, la guerra y la Ley Patriota. Dejar las cosas en el terreno electoral ahogará la discusión y protesta justo cuando más urge que florezcan y se extiendan.
Le toca al pueblo actuar, oponer resistencia, echarse a la calle en multitudes.
Hace unos años, después de 11-S --durante los preparativos para la invasión de Iraq-- miles de artistas e intelectuales firmaron la Declaración de Conciencia No en Nuestro Nombre. Afirmaron ante el mundo:
"Instamos a todo estadounidense a oponerse a la injusta, inmoral e ilegítima guerra y represión que la administración Bush lanza contra el mundo. Hagamos causa común con los pueblos del mundo.
"Los gobernantes hablan muy en serio de una guerra que durará una generación y de imponer un nuevo orden en el país. Nos encontramos frente a una nueva política imperial hacia el mundo y una política interna que siembra y manipula el miedo a fin de quitarnos los derechos.
"Hay que reconocer que los sucesos de los últimos meses trazan una trayectoria siniestra, a la cual nos toca oponernos. Lamentablemente, la historia demuestra que demasiadas veces la resistencia llega tarde".
Este llamamiento hoy es más imprescindible que nunca. La cantidad de personas que se suscriben a estas convicciones está aumentando, no disminuyendo. Esto da fuerza colectiva a los artistas para levantar la voz. Los artistas que firmaron la declaración no deben olvidar estos principios ni su compromiso de decir NO, fuerte y derecho, a toda la maquinaria de guerra y represión, de una manera que no lo puedan marginar ni callar. Ya es tarde, más que tarde, para hacer saber a la gente del mundo que en este país no queremos la guerra sin límites para el imperio, que no toleraremos ni le daremos un sello de aprobación con las elecciones a lo que hace el gobierno en nuestro nombre.
La ironía es que los medios de comunicación acusan de "palabras de odio" a los artistas que apenas exhortan a votar por los demócratas. Acosaron a Meryl Streep por comentar durante una recaudación de fondos en Radio City Music Hall: "Durante la operación Shock & Awe [la invasión de Irak], me preguntaba cuál de las bombas de megatones la hubiera tirado personalmente Jesús, el salvador personal de nuestro presidente. Me preguntaba: `¿Entiende Jesús el daño colateral?'". Cuando Bruce Springsteen anunció que participará en la gira Votar por el Cambio de este octubre, que tiene el fin de derrotar a Bush en las elecciones, Ted Koppel respondió: "¿Quién diablos es Bruce Springsteen para decirnos cómo votar?". Y durante la convención del Partido Demócrata, la línea oficial fue "no sean negativos" por temor a ofender a algún votante independiente en un estado decisivo. Es en sí una lección sobre la manera en que los de arriba, los que realmente tiran de las riendas, demarcan los términos políticos aceptables y luego le echan la culpa a las masas.
Hay que decirlo sin pelos en la lengua. Si los artistas y el pueblo que representan no pueden expresar su coraje, y SÍ, su odio contra esta maquinaria de golpe y la vida que nos da; si no podemos expresar nuestro repudio y repugnancia hacia la tortura en la prisión Abu Ghraib; si no compartimos el odio del pueblo iraquí hacia la destrucción de su país y si no sentimos compasión por los que viven este verano sin agua potable, lo cual matará a más gente que ni las bombas; si no podemos odiar la política sobre el SIDA de esta administración, que predica la abstinencia a un continente donde el número de víctimas podría rebasar al del tráfico de esclavos; si no podemos decirle NO al programa fascista cristiano metido en la administración y los altos mandos militares, ni repudiar lo que significaría una enmienda constitucional que prohíba el matrimonio a dos personas del mismo sexo que quieren compartir la vida con igualdad, no como seres inferiores, entonces algo anda terriblemente mal. Si no odias el hecho de que esta sociedad satisface tus necesidades más básicas aprovechando el trabajo de menores en muchas partes del mundo y la inmigración forzada de millones a este país porque el libre comercio eliminó las fuentes de trabajo en sus países de origen; si no odias y rechazas el guión simplista de "los buenos contra los malos" de tu propio gobierno; si no puedes odiar eso, entonces, ¿dónde esta tu decencia?
Necesitamos que los artistas levanten la voz y digan la verdad hoy, no nos basta nada menos. Necesitamos rebasar esquemas, jaulas y trampas de todo tipo. Y nos hace falta que nuestros artistas se expresen, que tomen posición con nosotros, que nos inspiren a resistir. Me acuerdo de algo que me contó un amigo, el difunto pianista de jazz Horace Tapscott, a quien extraño mucho. Durante la rebelión de Watts en 1965, corrió a "hacerle una composición" a la rebelión; subió su piano en una camioneta flatbed y dio vueltas por las calles de Watts porque "el pueblo necesita música" para seguir luchando. Entendía que en momentos de gran convulsión histórica es crítico que los artistas levanten la voz para inspirarnos y alimentarnos el alma.
Al fin de cuentas, la encrucijada es clara. ¿En qué tipo de mundo queremos vivir y cómo queremos que nos juzguen las generaciones futuras? ¿Reclamarán por qué nos quedamos callados, por qué no opusimos resistencia? ¿O recordarán la convención republicana de 2004 como un punto de viraje histórico, en el cual millones de personas se tomaron las calles y dijeron NO!, y junto con gente de todo el mundo declaramos que no aguantaremos la guerra sin límites en el extranjero y la represión interna? En eso, los artistas pueden ser decisivos. El mundo entero nos ve.