Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
Obrero Revolucionario #1254, 10 de octubre, 2004, posted at http://rwor.org
Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
6 de septiembre de 2004. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El asesinato de cientos de niños escolares en Beslán, en la región de Osetia del Norte, en el sur de Rusia, ha sido monstruoso. Al cierre, el gobierno ruso ha dado información contradictoria sobre la identidad de los secuestradores y sus fines políticos. Pero claramente, se sabe suficiente como para ver la enorme culpabilidad del gobierno ruso y de los diferentes gobiernos occidentales que han respaldado al presidente Vladimir Putin en este crimen, sea por complicidad o rivalidad con los dirigentes de Rusia.
El hecho que nadie puede negar es que la matanza masiva empezó cuando las tropas rusas atacaron la escuela. Según Le Monde : "Muchas personas en Beslán culpan a las fuerzas del orden y las acusan de provocar la masacre". Las autoridades habían anunciado que la vida de los niños era lo más importante y que no tenían planes de montar un asalto que pudiera ponerlos en peligro, y después hicieron precisamente eso.
Incluso el gobierno holandés, que tiene actualmente la presidencia de la Unión Europea, mandó a su embajador a Moscú a pedir explicaciones sobre "cómo pudo haber ocurrido esta tragedia". El ministro de Relaciones Exteriores ruso tachó esto de "blasfemia".
La unidad central de tropas rusas enviada a Beslán fue la brigada Alfa de las Fuerzas Especiales. Esta escuadra de élite tiene como modelo a la Fuerza Delta estadounidense, el SAS británico y unidades del Mossad israelí. Cuando hace casi dos años unos rebeldes chechenos se tomaron el teatro Dubrovka en Moscú, se envió a la brigada Alfa. La mayoría de los 129 rehenes murieron cuando las fuerzas de seguridad inundaron el teatro con un gas venenoso. Entonces los efectivos Alfa entraron en el edificio desde las alcantarillas y dispararon en la cabeza a 18 secuestradoras inconscientes, según el Guardian.Matar a rehenes y secuestradores por igual es un procedimiento normal para la brigada Alfa. De una manera u otra, parece que han vuelto a hacerlo en Beslán.
Para Putin, lo único que importa en Beslán ha sido mostrar su autoridad y el poder que tiene para aplastar cualquier amenaza a su gobierno. Sean quienes fueran los secuestradores, el acto tuvo vínculos con la invasión y ocupación rusa de Chechenia, y Putin los trató de la misma forma que sus tropas y policía tratan a todos los chechenos, sean guerrillas o gente ordinaria: matándoles indiscriminadamente.
El vínculo con la guerra de Chechenia es el segundo hecho que nadie puede negar, pero parece que todos los gobiernos del mundo lo han hecho. Ningún gobierno importante ha hecho mención de Chechenia antes, durante o después de esta crisis. En lugar de ello, todos han compartido la actitud expresada por Israel, que ofreció mayor cooperación y apoyo a Rusia "en la lucha contra el terrorismo llevado a cabo por la jihad islámica internacional". He aquí la palabra clave racista cuyo fin es justificar una guerra contra los pueblos del Medio Oriente y una gran parte del tercer mundo.
La religión no es la causa de la guerra de Chechenia. Además, a pesar del horror de Beslán, hay que decir que tratar a Rusia como si fuera una víctima es invertir la realidad.
La toma del gimnasio de Beslán, al igual que los atentados en dos aviones que despegaron de Moscú y un atentado suicida en el metro de Moscú, se dio justo después de las elecciones presidenciales de Chechenia en agosto. Estas han sido puro cinismo y crueldad rusa. Akhmad Kadyrov, el último presidente/títere ruso de Chechenia, era un bruto quien, junto con su hijo (jefe de la seguridad), aterrorizó al país. Fue asesinado en mayo de este año. Las elecciones dieron al candidato del Kremlin, Alu Alkhanov, el 74 por ciento del voto. El New York Times describió así al que ganó el segundo lugar en las elecciones: "Era el candidato suplente de Moscú por si a Alkhanov lo asesinaban antes del día de las elecciones". Los reporteros de la BBC que visitaron las mesas electorales donde se contabilizaron miles de votos a favor de Alkhanov dijeron que no habían visto a nadie allí en todo el día. El Times contó que un periodista ruso demostró la fraudulencia de las elecciones votando cuatro veces él mismo. "Pude haber votado más veces, pero tenía que terminar mi artículo", explicó.
Los chechenos son una de las muchas nacionalidades de las montañas del Cáucaso oprimidas por Rusia a lo largo de la historia. Después del colapso de la Unión Soviética, la pequeña republica chechena intentó separarse de la federación rusa. Rusia la invadió en 1994, pero dos años más tarde tuvo que retirarse, vencido temporalmente. Se dio a Chechenia una autonomía considerable. Ascendió a la presidencia Aslan Maskhadov, que había sido jefe del estado mayor bajo los rusos. En 1999, ante un creciente movimiento independentista, Putin lanzó otra invasión y derrocó a Maskhadov.
Los ocupantes rusos han luchado con bombardeos aéreos, asaltos contra aldeas, escuadrones de la muerte, asesinatos y tortura generalizada: en pocas palabras, muy al estilo de Estados Unidos en Irak. Chechenia tiene menos de un millón de habitantes. Se estima que ha muerto casi la cuarta parte de la población durante las ocupaciones rusas, con otra tercera parte convertida en refugiados.
En The Guardian, un periodista británico comparó la guerra rusa en Chechenia a la de Estados Unidos en Vietnam. La mejor forma de resumir su política, explicó, es con una cita del general estadounidense William Westmoreland. Cuando le preguntó Neil Sheehan, un reportero, "si le molestaba el número de ciudadanos vietnamitas muertos por los bombardeos indiscriminados, el general contestó: `sí, Neil, es un problema, pero priva de población al enemigo, ¿verdad?'"
¿Por qué a Rusia nadie le ha pedido explicaciones ante la opinión mundial por sus crímenes? Las razones son complejas. Se podría describir como una conspiración de las grandes potencias en que los jugadores tienen intereses conflictivos. Los presidentes de Alemania y Francia se reunieron con Putin en su residencia de verano en Sochi, un lugar turístico del mar Negro, justo después de las elecciones chechenas y justo antes de la crisis de Beslán, y no le hicieron ninguna pregunta embarazosa ni críticas. Para estos países, la gran fuerza militar de la antigua superpotencia, que aún mantiene un enorme arsenal nuclear, representa un elemento posiblemente clave para desarrollar un bloque capaz de enfrentarse a la cruzada del imperialismo yanqui para hacerse con el mundo entero. Después de la masacre, la "solidaridad con el pueblo ruso" (léase con Putin) del presidente francés, Jacques Chirac, constituyó un contrapunto fuerte a sus duros reproches a Estados Unidos por acciones similares en Irak. Gran Bretaña e Italia aseguraron igualmente que seguían respetando al criminal Putin. George Bush llamó al incidente "otro duro recordatorio de cuán lejos irán los terroristas para amenazar a este mundo civilizado", lo que en esencia respalda la postura de Putin (e Israel) de que se podía achacar el incidente al Islam.
Osetia del Norte, la República de la Federación Rusa donde está Beslán, acoge a una de las instalaciones militares rusas más grandes de la región y ha jugado un papel clave en la campaña rusa para mantener el control del Cáucaso. De los pequeños estados que se extienden desde el mar Caspio al mar Negro, la población de este tiene fama de ser especialmente pro-rusa.
Los periodistas a veces describen a los pueblos del Cáucaso como bravos, pero hace mucho tiempo que los grandes imperialistas han convertido esta región en un campo de batalla para sus intereses conflictivos. Esta es la causa más importante de la ferocidad que ha caracterizado los recientes conflictos ahí. En su plan de establecer un anillo de gobiernos amigos y bases militares en la frontera sur de Rusia, Estados Unidos ha convertido a Georgia en un peón clave. Rusia, por su parte, ha apoyado los intentos de las minorías nacionales de separarse de Georgia, incluso en Osetia del Sur. Rusia lleva mucho tiempo acusando a Estados Unidos de apoyar a las fuerzas independentistas chechenas. Una cosa que parece apoyar a estas acusaciones es que Gran Bretaña y Estados Unidos han concedido asilo a unos ministros del gobierno de Maskhadov que derrocó Putin, que todavía sostienen mucha actividad política.
La compleja situación entre las fuerzas de resistencia chechenas refleja esta situación. Anteriormente, Rusia consideró que Maskhadov era útil, como posible figura neocolonial. Hoy, parece que Estados Unidos tiene puestas esperanzas en él y sus fuerzas. Algunos observadores dicen que como Maskhadov no pudo contra la férrea brutalidad rusa, se ha creado un vacío político en que han prosperado las fuerzas fundamentalistas musulmanas. Parece que un elemento que ha favorecido esta situación es que estas fuerzas no están comprometidas con las grandes potencias. Se nota con frecuencia que muchos atentados suicidas los están llevando a cabo viudas, huérfanos y otros familiares de los hombres torturados y asesinados por las fuerzas rusas.
La situación se complica más porque muchas personas del movimiento independentista checheno ocupaban puestos bajo los rusos, y Rusia ha erogado mucho dinero para comprar la lealtad de los elementos feudales y otros peces gordos chechenos, de los cuales muchos tienen lealtades cambiantes. Se dice que muchos simpatizantes chechenos han infiltrado las fuerzas de seguridad rusas, y viceversa. De nuevo, se parece a la relación estadounidense con algunas fuerzas islámicas. Kadyrov, el títere ruso asesinado en mayo, mordió el polvo cuando una bomba explotó debajo del asiento en un mitin en un estadio. La podría haber colocado su propio servicio de seguridad. En resumen, la situación es muy confusa y sea cual fuere el grupo que tomó de rehén a los niños en Beslán, es posible que él mismo no sepa específicamente para quién estaba trabajando.
Independientemente de los objetivos de esta gente, es claro que el conflicto checheno no es por religión ni es una especie de guerra "irracional" contra el Occidente tal como suelen decir Putin, Sharon y Bush. Al igual que en los otros países de la región y en una gran parte del mundo, están en marcha tanto las justas luchas de los pueblos como las maquinaciones de las potencias imperialistas.