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Revolución #126, 13 de abril de 2008

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Desencadenar la mente y cambiar radicalmente el mundo

Un reto a asumir: Bregar con y promover

Away With All Gods!

Con la publicación de Away With All Gods! Unchaining the Mind and Radically Changing the World (¡Abajo todos los dioses! Desencadenar la mente y cambiar radicalmente el mundo), un momento sumamente tenso ideológica y políticamente se encuentra con un autor que es más que capaz para abordar las preguntas que plantea. En este momento de amplia controversia y debate sobre la religión —a una escala no vista en tiempos recientes— y sobre la ideología en general, el libro de Avakian llena un vacío único con poder… y poesía.

Avakian investiga a fondo el contenido del cristianismo, el judaísmo y el islam, así como el impulso religioso en general. Desmitifica la religión, y demuestra que tiene su base histórica en las raíces materiales de la sociedad y que por eso sigue siendo dominante. Pone al descubierto cómo esas religiones refuerzan el patriarcado y la opresión de la mujer, y denuncia de manera convincente la naturaleza mortal de las formas de “consuelo” que le ofrecen a los esclavizados y oprimidos. Analiza rigurosamente y echa abajo los cimientos filosóficos de una amplia gama de apologistas religiosos, y demuestra sus limitaciones políticas (mientras en ciertos casos explica los puntos de unidad). Y todo eso tiene como fin presentar una concepción de una sociedad verdaderamente emancipada y presentar de una manera más clara el método verdaderamente emancipador que sin duda se necesita para llegar a esa sociedad.

Hoy en día hay muchas criticas de la religión tanto como muchas respuestas a esas críticas. Pero no hay nada como este libro.

El reto que tenemos nosotros los lectores de este periódico es estudiar este libro, distribuirlo ampliamente ahora en la sociedad y, al hacerlo, ser parte de reconfigurar la polarización ideológica que existe en la sociedad.

La(s) batalla(s) sobre la religión

Quizás la característica más destacada de la vida política e ideológica de nuestro tiempo es el recrudecimiento —un nuevo rebrote— de la religión. Como una enfermedad que uno piensa que está venciendo, pero que regresa con más potencia, en los últimos 30 años la religión ha afectado todo aspecto de la sociedad, entre ellos el aspecto político. Eso ha tomado la forma de la ignorancia organizada. En grandes extensiones de las naciones oprimidas —especialmente el Medio Oriente, Asia y África — el fundamentalismo islámico ejerce una fuerza magnética en quienes buscan una salida. En otras regiones oprimidas, como América Latina, diferentes ramas del cristianismo, especialmente el pentecostalismo, han surgido en respuesta a esos mismos deseos. En el imperialista Estados Unidos, el fundamentalismo cristiano ha surgido en los últimos 25 años y se ha convertido en una fuerza dominante con mucha iniciativa hasta en la Casa Blanca, y todos los candidatos presidenciales se esfuerzan por expresar su religiosidad y hasta abrigan su programa en términos religiosos.

Todos estos programas se dirigen a la actual “crisis de significado” que ha venido de la mano con los enormes cambios sociales que han creado condiciones en las que el fundamentalismo ha podido adaptarse a las contradicciones y crecer—no sin el apoyo consciente de fuerzas de la clase dominante, pero también porque reflejan una parte de la dinámica subyacente en la base de la sociedad. Eso incluye las transformaciones radicales de las formas de producción y relaciones feudales, así como ciertas cosas que se han dado por sentado en las sociedades capitalistas (como el trabajo seguro, etc.). También incluye el parasitismo aumentado de la sociedad en los países imperialistas, así como el profundo sentimiento de desplazamiento, aislamiento social, incertidumbre profunda y vacío que va de la mano con esos cambios.

Los cambios radicales con respecto a la posición de la mujer —y la resistencia a esos cambios, especialmente en la forma de la reafirmación de la religión tradicional— han sido una manifestación extremadamente fuerte de eso. Marx dijo que el capitalismo crea una sociedad de cambio constante, en la que “todo lo sólido se desvanece en el aire”. Eso es algo que se ha visto especialmente en las últimas décadas, y eso también puede agravar una crisis de epistemología y moral. Cuando se le agrega a eso las derrotas del proyecto comunista en la Unión Soviética y China, así como el fracaso del nacionalismo laico en las naciones oprimidas, surge una incertidumbre tremenda que alimenta ese “renacimiento” religioso.

También hay importante trabajo que hacer para desenmascarar los programas políticos atrasados de esas fuerzas—y esa es un importante, pero muy importante aspecto de Away With All Gods! Pero hay una importancia aun mayor de este libro en la lucha sobre la epistemología: la lucha no solo sobre lo que la gente piensa, sino también sobre CÓMO piensa. Al abordar —y tomar en serio— las principales formas del pensamiento religioso, ya sea el fundamentalismo o la “suave” defensa de la religión de personas como Karen Armstrong—, Avakian nos da los instrumentos que se necesitan para analizar los problemas de método y enfoque en los cimientos de estas formas variadas de religión y pensamientos religioso. (Quienquiera que quiere un curso básico en pensamiento crítico podría empezar con Away With All Gods!).

El comunismo, como dice el Manifiesto comunista, es la ruptura más radical no solo con el campo de las relaciones de producción sino también con el campo de las ideas. Sin embargo, esa concepción fundamental ha sido, y sigue siendo, menospreciada y hasta negada por personas que son, o dicen que son, comunistas.

En estos tiempos sumamente ideológicos, Away With All Gods! es una herramienta sumamente importante y poderosa para llevar a cabo la segunda ruptura, una parte necesaria y esencial de llegar a la revolución, y de movilizar a un pueblo revolucionario como elemento clave de eso (¡que a la vez sentará la base para emancipar la mente y, claro, el espíritu a una escala sumamente superior!)

Forjar emancipadores de la humanidad

No se puede negar que en la secuela de las rebeliones de los años 60 y el reflujo relativo que la ha seguido, la religión ha aumentado su influencia sobre los oprimidos. Y no hay escasez de personas en los movimientos sociales —hasta algunos que se consideran comunistas— que quieren adaptarse a eso o a lo mínimo esquivan desafiarlo.

Uno de los aspectos más poderosos y apasionados del libro de Avakian es que se niega a aceptar eso y, lo que es más, su argumento sobre el daño que ha causado la religión. Avakian deja en claro la importancia de presentar un reto a ese veneno entre los oprimidos y, como parte de eso, critica profundamente la “arrogancia petulante de la Ilustración”: los que a la vez miran con desprecio a la gente religiosa y se niegan a luchar con las masas sobre las creencias que las esclavizan.

Como parte clave de luchar contra eso, Avakian mismo analiza a fondo la relación histórica y actual entre la religión y la opresión de los negros en Estados Unidos. Él rechaza el “desdén” de quienes piensan que “no se puede retar a las masas con la verdad” y que “las masas no pueden adoptar y esgrimir la verdad para emanciparse a sí mismas y a toda la humanidad”. La verdad, como declara tan poderosamente, es:“Los oprimidos que son incapaces o no están dispuestos a confrontar la realidad tal y como es, están condenados a seguir siendo esclavizados u oprimidos” .

Es obvio que este libro tiene que llegar a un público amplio entre los oprimidos, ser un reto a muchos y animar a quienes ahora se sienten asfixiados por el peso de esta cadena mortal.

Transformar la polarización entre los intelectuales

La situación de las capas más “progresistas” es un tanto diferente. Si bien estas capas hacen demasiadas concesiones al pensamiento religioso —y una cantidad significativa ha rechazado el pensamiento racional y adoptado con entusiasmo el pensamiento religioso—, también ha surgido una corriente atea muy activa. Por lo general esto es algo positivo.

Pero demasiada gente de esa corriente ha presentado esto como una batalla entre el imperialismo progresista y el oscurantismo que ha surgido en las regiones oprimidas del mundo, y en particular apunta su fuego antirreligioso contra el islam. En el caso de Christopher Hitchens, esto va de la mano con la defensa de un programa y una posición abiertamente pro imperialista.

Entre otros que comentan o escriben sobre los peligros del fundamentalismo cristiano, hay personas como Christopher Hedges; ha tomado una posición muy progresista contra el imperialismo, pero luego dice que la religión es lo único que protege la conciencia individual, insiste en el concepto del pecado y por eso se opone al ateísmo.

Los que rechazan tanto el imperialismo como el oscurantismo —y más que eso, ansían por una concepción de la sociedad verdaderamente libertadora, que se basa en la emancipación colectiva pero que valora la individualidad— no tienen opción en la arena donde se está dando esta controversia, si estas se consideran las únicas alternativas. Away With All Gods! se destaca en ese sentido; fíjense en la pregunta que hace y que contesta al concluir el libro: “A diferencia de ser esclavizados por cosas que se ven, y cosas que ‘no se ven’, ¿cómo se sentiría, y qué significaría, ser libres?”. Es muy raro que se plantee esta pregunta en estos tiempos de expectativas disminuidas; que Away With All Gods! se atreva a plantear esta pregunta, y que indique la dirección en que está la respuesta, exige cierta valentía de quienes proponen bregar con y difundir su mensaje. Que lo haga con tanta fuerza indica el enorme potencial para transformar de una manera radical los términos.

Contribuye a que este libro sea un gran fenómeno social

Hay muchos que necesitan este libro y tiene que penetrar en muchos sectores de la sociedad. En las comunidades de los oprimidos y en las infernales prisiones, donde los obligan a tragarse la religión… en las prepas y las universidades, donde empiezan a formarse clubs de ateos y agnósticos… entre los académicos y progresistas, y entre quienes ansían la ilustración… a todas estas partes tiene que llegar este libro.

En abril este libro tiene que darse a conocer con gran impacto. Ya se han fijado varios programas y debates importantes sobre su contenido; estos pueden contribuir a resaltar la urgencia de los temas del libro y deberían realizarse de tal manera que tengan el máximo impacto.

De gran importancia es el esfuerzo especial que se hará el domingo 20 de abril para dar a conocer este libro por todas partes. Todos los comunistas, todos los radicales y toda persona con ideas progresistas debe ser parte de eso. En las semanas antes, debe haber discusiones en las aulas, en los grupos de discusión, en serios grupos de estudio, y debe haber contingentes de personas que van a las comunidades con un reto a desintoxicarse del narcótico que más perjudica de todos los demás: la religión… y un reto a liberar la mente y transformar el mundo radicalmente. Lleven la Biblia y el Corán anotados y muchas copias de Away With All Gods!, y reten a todos. Se debe aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan en este esfuerzo para avanzar más.

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