Obrero Revolucionario #1260, 28 de noviembre, 2004, posted at rwor.org
Manejar por la carretera 10. en el centro de Fallujah es como encontrarse en una película sobre el Apocalipsis. Hay carros en los techos de los edificios. Los postes de los faroles están torcidos en ángulos extraños. Al sur de la carretera un minarete se partió cerca de la base y otro perdió una gran sección. Los incendios calcinaron un edificio tras otro—Robert F. Worth, New York Times
Cada noche nos despedíamos porque pensábamos que íbamos a morir. En varias zonas aplastaron todas las casas y no queda nada. Incluso los que no somos combatientes sufrimos mucho por las bombas y los tanques yanquis. ¿No entienden que están convirtiendo a todos los habitantes en enemigos?"—Ahmed, sobreviviente de Fallujah
Todo mundo tiene que aceptar las consecuencias de no obedecer al gobierno iraquí—Capitán P.J. Batty, durante entierro en fosas comunes, Fallujah, Associated Press, 16 de noviembre
Hemos liberado la ciudad de Fallujah—Teniente general John Sattler, comandante de la Primera Fuerza Expedicionaria de los marines, 14 de noviembre
Hace poco Fallujah era un centro industrial a lo largo de una carretera congestionada que vincula el centro de Irak al resto del mundo. Las estaciones de camiones y los almacenes zumbaban de actividad.
Fallujah tenía 300,000 habitantes y fama por sus mezquitas históricas.
La población se opuso a la ocupación estadounidense y, durante más de un año, no se dejó conquistar. En abril, no se dejó amilanar cuando Estados Unidos amenazó con atacar. A pesar de los bombardeos, no entregó a los combatientes de la resistencia. En junio, rechazó al gobierno títere iraquí de Ayad Allawi.
Fallujah pasó a ser un símbolo para todo el país y el mundo.
Así que durante 10 días de noviembre, Estados Unidos castigó a Fallujah sin piedad. Tras la devastación, el alto mando yanqui anunció que va a atacar otras 21 ciudades con el mismo salvajismo si no se someten.
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Los observadores que han tenido el valor de entrar a Fallujah hablan de "tierra baldía" y "devastación total". La ciudad está vacía y en ruinas. La mayor parte de la población tuvo que huir ante un bloqueo militar, falta de agua y comida, amenazas y el ataque desde aire y tierra. ¿Adónde fueron? Unos 200,000 habitantes se encuentran dispersos por todo el centro del país, muchos de ellos en campamentos improvisados donde ya han brotado varias enfermedades, como la tifoidea.
Mucha gente murió en los escombros. Los corresponsales informan que los hambrientos perros y gatos se comen los cadáveres en la calle.
Hay muchos cadáveres más enterrados debajo de las ruinas. El ejército yanqui repartió volantes que mandaban quedarse en casa, pero localizó con equipo infrarrojo a los que estaban dentro de edificios y los mató.
Gran parte de la ciudad está intransitable. Hay carros aplastados en las calles y los cruces; los albañales están rotos y las aguas negras inundan las ruinas. Las líneas de conducción de electricidad y teléfono están enmarañadas como espaguetis.
Todo está cubierto de hollín y escombros. Las ruinas parecen antiguas, como si las hubieran abandonado hace muchos años. Pero eso se debe al humo de las explosiones y los incendios.
Al comienzo del ataque aplastaron los barrios del norte. Las zonas industriales del sur cayeron en los combates de los últimos días. Una sola bomba de 2,000 libras, que sacude la tierra como un terremoto, destruyó la enorme estación de ferrocarril del norte de la ciudad, un importante centro de transporte para todo el país.
Fallujah parece un pueblo fantasma. hasta que la artillería y los fusiles rompen el silencio. A pesar de todo, la resistencia sigue.
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Estados Unidos respondió a un año de desafío aplastando una ciudad, matando a miles de habitantes y arruinando la vida de muchos más.
Respondió a unos pocos francotiradores con artillería y fósforo blanco. Trató como blanco legítimo a todo lo que se movía. Tumbó un edificio tras otro para avanzar.
El artículo 6 (b) de la Carta de Nuremberg dice que "la destrucción sin propósito de ciudades, pueblos o aldeas" es un crimen de guerra. El gobierno estadounidense participó en la preparación de la carta después de la II Guerra Mundial como base judicial para ejecutar a los dirigentes nazis alemanes. Ahora dice que el derecho internacional no tiene vigor en la "guerra contra el terrorismo".
Estados Unidos dice que ha "liberado" Fallujah, pero los sobrevivientes y otros observadores cuentan algo muy diferente.
Bilal Hussein es un fotógrafo iraquí empleado de la agencia noticiosa Associated Press. Se quedó en Fallujah durante el ataque para fotografiarlo desde adentro.
Pero una vez que las bombas y la artillería empezaron a aplastar el barrio de Jolan, se dio cuenta de que su vida estaba en peligro: "Los soldados estadounidenses abrieron fuego contra las casas. Destruyeron todo. Vi cadáveres en la calle. Los heridos sangraban sin nadie que los ayudara. No había medicina, agua, electricidad ni comida durante varios días".
Cuando los soldados entraron al barrio, Hussein huyó en pánico. Decidió escapar cruzando el río Éufrates al oeste de la ciudad. Se quedó en las sombras, esquivó las balas y avanzó de casa a casa hasta llegar al río.
Dijo: "Decidí cruzarlo nadando. pero cambié de opinión cuando vi a los helicópteros que mataban a los que cruzaban". Indignado, vio a toda una familia de cinco personas muerta en el agua. Con las manos enterró a un hombre en la orilla.
"Seguí caminando a lo largo del río dos horas y vi a más francotiradores listos a abrir fuego. Abandoné la idea de cruzar el río y caminé cinco horas por los huertos". Una familia campesina le dio refugio y sobrevivió para contar lo que le pasó.
En las afueras de la ciudad hacia el oeste y el sur, los habitantes trataron de escapar. Los equipos de socorro calculan que unas 5,000 personas huyeron durante los combates. Varios testigos informaron que los francotiradores y helicópteros ejecutaron a todos los que trataban de cruzar el río nadando o en barcos. En el sur, los soldados separaron a los hombres y las mujeres, y obligaron a los hombres de 15 a 55 años de edad a regresar caminando a la zona de combate, desarmados.
En la orilla del río, le preguntaron al general Dennis J. Hejlik, de la Primera Fuerza Expedicionaria de los marines, cómo iba el operativo. Contestó: "Esto es lo que hacemos, y lo hacemos bien".
El sábado 13 de noviembre los marines entraron a una mezquita en el centro de Fallujah y encontraron a varios iraquíes heridos. La víspera otros marines los registraron y los dejaron indefensos y tirados en el suelo. Un camarógrafo de NBC, Kevin Sites, filmó lo que pasó.
En su video se oye a un marine que dice: "Hazte el muerto". Levanta el fusil y le dispara en la cabeza. La sangre salpica la pared. Otro marine dice: "Ahora de veras está muerto".
A otros dos heridos los ejecutaron de la misma manera ese día. Se ven en el video de Sites con nuevas heridas de balas, informó NBC.
En Estados Unidos solo pasaron una versión censurada del incidente que termina antes de la ejecución. Los televidentes no han visto el disparo ni la sangre. Tampoco se menciona que ocurrió en una mezquita.
Pero por el resto del mundo se ha visto todo el video, y ha conmovido y enfurecido a millones de personas. Junto con las fotos de los presos torturados en el penal Abu Ghraib, es un símbolo de los métodos y la moral de Estados Unidos.
La ejecución de un preso herido es un crimen de guerra conforme al derecho internacional, como las Convenciones de Ginebra.
En Estados Unidos, los oprimidos sabemos lo que hacen las autoridades con tales videos. Tras la golpiza filmada de Rodney King en Los Ángeles en 1992, anunciaron que los policías se estaban defendiendo de acuerdo a "las normas" porque King los amenazó. Llevaron a cabo una investigación y un juicio, y absolvieron a los agentes. Así hubiera terminado el asunto si no fuera por la rebelión de 1992.
Ahora quieren hacer lo mismo en respuesta a esta ejecución en Fallujah, que llaman "un incidente aislado". El presidente títere Allawi dijo que le "preocupa" y el embajador yanqui dijo que "lo siento". El teniente general John Sattler de los marines dijo: "Vamos a investigar los hechos y a proteger los derechos de todos los que están involucrados".
Los medios de comunicación advierten que no hay que "sacar conclusiones" y los expertos dicen que de pronto fue un caso de "defensa propia" o que el preso ya estaba muerto.
Sobre todo, quieren que aceptemos tales ejecuciones porque "los marines están sometidos a grandes tensiones", porque el enemigo es "malo" y porque así es la guerra. En pocas palabras, "apoyar a las tropas" quiere decir apoyarlos cuando cometen crímenes de guerra.
Por su parte, Sites ha recibido amenazas de muerte. Los websites derechistas están llenos de mensajes acerca de "salvar una bala para el periodista" y amenazas de lo que va a pasar "cuando Sites regrese a California.".
En una audiencia, un congresista les preguntó a unos generales de los marines si no es hora de echar a los corresponsales de los frentes de combate.
No se sabe cuántos habitantes estaban en Fallujah durante el ataque: se dice de mil a 50,000. Tampoco se sabe cuántos murieron. Cuando le preguntaron a un vocero de los marines cuántos iraquíes murieron, contestó: "No lo sé".
Sin embargo, en realidad el alto mando yanqui ha tapado la verdad sobre las bajas civiles.
Los Boinas Verdes atacaron y se apoderaron del Hospital General de Fallujah antes del ataque para impedir que los médicos informaran sobre los heridos. Asma Khamis al-Muhannadi, una médica, le dijo a Al-Jazeera: "Nos ataron las manos y nos golpearon, a pesar de que no estábamos armados y solo teníamos los instrumentos médicos. Estaba con una señora que dio a luz y todavía no había cortado el cordón umbilical. En medio de eso, un soldado estadounidense le gritó a un Guardia Nacional que me arrestara y me atara las manos. Nunca lo olvidaré".
Al-Muhannadi dijo que sacaron a los heridos de las camas y los pararon contra la pared. Añadió: "A dos médicas las obligaron a desnudarse". Atacar un hospital civil también es un crimen de guerra.
En las cuatro provincias sunitas en rebelión contra las fuerzas de ocupación estadounidenses y el gobierno interino del primer ministro Ayad Allawi, el principal objetivo inmediato es disuadir a los habitantes de participar en la insurrección, apoyarla o tolerarla. Se puede ver el precio que pagarán por hacerlo en las calles de Fallujah—Jim Hoagland, Washington Post,11 de noviembre
"Agárrenlos por los cojones y lo demás seguirá"—Dicho militar yanqui durante la guerra de Vietnam en los años 1960
No es nuestra intención crear un vacío e irnos de Fallujah—General John DeFreitas, máximo oficial de inteligencia yanqui en Irak, Agence France Presse, 18 de noviembre
"Fallujah será el primer paso del derrumbe de América"—De un afiche en un pueblo iraquí
Al cierre de esta edición, los comandantes yanquis dicen que controlan la ciudad de Fallujah, pero no permiten entrar los convoys con medicinas y agua para los habitantes o los médicos. Primero dijeron que eso se debe a que no hay nadie en la ciudad, luego a que el ejército ya les está dando todo lo que necesitan y finalmente a que sigue el combate. Un coronel dijo que la resistencia "está luchando hasta la muerte".
Los voceros militares, desde el secretario de Defensa Donald Rumsfeld hasta los comandantes en Irak, llevan meses diciendo que el núcleo de la resistencia son "terroristas extranjeros" que supuestamente tienen a la población "bajo su control".
Imagínense si eso fuera verdad. ¿Qué hicieron en respuesta? Echaron a centenares de miles de habitantes, aplastaron sus casas y el resto de la ciudad, destruyeron la infraestructura, arruinaron docenas de mezquitas históricas, mataron a un sinnúmero de personas. todo para "liberarlos". Eso recuerda la declaración de un oficial yanqui durante la guerra de Vietnam: "Tuvimos que destruir la aldea para salvarla".
Pero la batalla de Fallujah ha demostrado que eso era mentira. Encontraron a muy pocos "combatientes extranjeros". Las fuerzas yanquis dicen que capturaron a mil hombres y mataron a dos mil, pero admiten que solo unas pocas docenas no son iraquíes. Thomas Friedman, un columnista pro guerra del New York Times,comentó el 18 de noviembre: "¿Qué hemos aprendido de los muchos insurgentes capturados en Fallujah? La gran mayoría son iraquíes sunitas y solo un puñado son combatientes extranjeros. Esta es una rebelión de los sunitas iraquíes".
Este ataque no tuvo nada que ver con la liberación ni con "terroristas extranjeros". Los imperialistas lo lanzaron para darle un castigo ejemplar a la población, sembrar terror por todo el país y debilitar la resistencia. Es una operación clásica de contrainsurgencia: "secar el mar para matar los peces". Inevitablemente, la población es el blanco principal.
El objetivo central es aplastar la resistencia y matar a la oposición. Con el ejemplo de Fallujah, buscan sembrar terror y, con esa base,celebrar las elecciones en enero, si pueden. A la población le mandarán elegir (léase legitimar) a varios candidatos títeres que darán la bienvenida a la ocupación. Es una farsa y no tiene nada que ver con la voluntad del pueblo iraquí.
Pero ese plan neocolonial ha tropezado con muchos problemas.
El alto mando yanqui quería traspasar el control de las ciudades y los pueblos a las fuerzas militares y policiales del gobierno títere, pero casi no existen y grandes cantidades de policías y soldados han huido.
No hay fuerzas iraquíes para ocupar Fallujah u otras ciudades y es muy posible que las elecciones demuestren la debilidad de Estados Unidos.
Las autoridades yanquis dicen que no permitirán que Fallujah vuelva a caer bajo el control de la insurgencia y prometen atacar a varias ciudades vecinas. Convirtieron la conquista de Fallujah en un pretexto para escalar la ocupación: el Pentágono anunció que va a aumentar la fuerza de ocupación aplazando el regreso de miles de soldados y despachando nuevas unidades.
Por su parte, los crímenes de guerra de Fallujah han enfurecido al pueblo iraquí y la insurgencia sigue cobrando fuerza en muchos lugares. En respuesta, muchos funcionarios del gobierno títere han renunciado. Los insurgentes destruyeron delegaciones policiales en varias ciudades y tienen retenes y patrullas en las calles de Mosul, Ramadi y otras ciudades.
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No tenemos aliados de la población iraquí, ni siquiera de los que se beneficiaron de la caída de Saddam. En Bagdad, Latifiyah, Mahmudiyah, Salman Park, Baqubah, Balad, Taji, Bajii, Ramadi y casi todas las demás ciudades, la población nos odia—"Asesor de seguridad" yanqui anónimo, Bagdad, Washington Post,17 de noviembre