Obrero Revolucionario #1261, 12 de deciembre, 2004, posted at rwor.org
A principios de octubre, dos servidores de computación en alguna parte de Inglaterra dejaron de funcionar. En unos segundos, se desvanecieron 20 páginas web de Indymedia por toda Europa y hasta el estado de Massachusetts.
Los trabajadores voluntarios de Indymedia operan una red de páginas web por todo el mundo, con artículos y noticias sobre la lucha contra la globalización, protestas contra la guerra, críticas del sistema y un mar de asuntos. En un abrir y cerrar de ojos, los miles de usuarios que dependen de Indymedia quedaron con pantallas negras.
La reacción fue de shock y asombro. Pronto se enteraron de que la ISP (empresa proveedora de conexión a la Internet) —la compañía Rackspace de San Antonio, Texas— había recibido un citatorio que le ordenaba entregar los servidores a las autoridades. (Un servidor es una computadora que mantiene archivos para el uso común de muchas personas). Para su descrédito, Rackspace accedió, lo que cerró varias páginas web.
Al correrse la voz, la agencia noticiera Agence France Presse informó que la confiscación de los servidores se debió a un citatorio del FBI de Estados Unidos.
El FBI trató de minimizar su participación. El vocero Joe Parris dijo que la operación no era del FBI y que el citatorio lo pidieron autoridades italianas y suizas.
La compañía Rackspace dijo en una comunicación de prensa que "actuamos así porque somos un buen ciudadano corporativo y cooperamos con las autoridades policiales internacionales". Afirmó que "cumplimos con una orden judicial basada en el Tratado Mutuo de Ayuda Legal (MLAT), que establece los procedimientos para que diferentes países se ayuden en investigaciones de terrorismo internacional, secuestro y lavado de dinero". Agregó que los tribunales "nos prohíben comentar más sobre el asunto"; o sea, que le aplicaron la mordaza.
Se especuló sobre los motivos, pero la cadena británica BBC —citando a Agence France Presse— informó: "La fiscal federal de Bolonia, Marina Plazzi, dijo que investigaba a Indymedia porque `posiblemente apoye al terrorismo’; la investigación suiza se remonta a la cumbre del G8 de 2003 en Evian, cuando [Indymedia] publicó en su página web varias fotos donde era posible identificar a agentes de inteligencia suiza".
Al final, a pesar de que "no es nuestra operación", resultó que el FBI llevaba a cabo investigaciones en Estados Unidos sobre ese mismo asunto.
Aparentemente, dos agentes del FBI fueron al centro de Indymedia de Seattle el 1§ de octubre, una semana antes de la acción de Inglaterra y le hicieron preguntas a Devin Thierot-Orr, un abogado y voluntario de Indymedia, quien le informó al Hartford Courant : "Dijeron que se trataba de una visita de cortesía —así la llamaron— en nombre del gobierno suizo". El Hartford Courant agregó: "Querían que [Thierot-Orr] pidiera a un centro de Indymedia de Francia quitar mensajes que, según ellos, exponían la identidad de unos tiras suizos". Thierot-Orr les dijo: "No tengo ninguna autoridad sobre ese centro" y los agentes se fueron.
A los seis días, se realizó la confiscación de servidores que cerró, entre otras, la página web francesa que había publicado esas fotos.
Sean cuales sean los motivos detrás de este ataque, es evidente que Indymedia es un blanco de ataque de la policía política en todo el mundo y este ataque es una escalda seria.
Unos dos meses antes de la confiscación de los servidores (y diez días antes de la Convención Nacional Republicana), el Servicio Secreto expidió un citatorio contra la ISP de Indymedia de Nueva York.
El Servicio Secreto quería documentos para saber quién publicó datos en la página web sobre los delegados a la Convención. La ISP, representada por la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU), se negó a entregarlos.
Por otra parte, según el periódico británico The Financial Times , en julio "la [CIA] ordenó que la embajada de Estados Unidos en Chipre instruyera a la División de Investigaciones Criminales de ese país que debía investigar a un periodista de Indymedia residente ahí".
En una semana, las autoridades devolvieron los servidores; quién sabe qué hicieron con ellos, qué pusieron en ellos o qué extrajeron de ellos. Entretanto, Indymedia tuvo que recurrir a varios sistemas de refuerzo y desviar información a otros canales para mantener la red en línea. Todo causó un gran caos.
Este ataque contra la capacidad informática de una fuerza política importante hace pensar en un caso similar de principios del año, cuando el Departamento de Justicia atacó otra página web con la justificación de luchar contra el "terrorismo".
En ese caso, le hicieron juicio a un estudiante de doctorado saudita de la Universidad de Idaho que trabajaba en el mantenimiento de varias páginas web que, a los ojos del gobierno, "apoyaban la jihad". Al final, un jurado declaró que era inocente. Sin embargo, el gobierno hizo todo posible para condenarlo y sentar un precedente para silenciar páginas web que considera "peligrosas".
Todo eso señala la agudización de lo que está en juego con estos incidentes. Kurt Opsahl, uno de los abogados del bufete que representa a Indymedia, le dijo al Hartford Courant : "Para mí, no hay gran diferencia entre cerrar estos medios informativos y cerrar la página web del New York Times".
He aquí un punto importante. Si el gobierno pudo cerrar gran parte de la red de Indymedia bajo el pretexto de una investigación "criminal" y "secreta", está preparando el terreno para ataques de mayor escala.
Estos ataques requieren una fuerte oposición. Ocurren en una situación donde más y más información se publica en línea, y más y más gente se conecta por medio de la red... especialmente los que le hacen frente al sistema y los que luchan por un mundo distinto. En estos días de guerra sin fin y represión de tipo estado policial, tenemos que fortalecer y extender esos lazos y esa red.