El periodista que sacó a la luz la conexión de la CIA y el crack
Obrero Revolucionario #1264, 16 de enero, 2005, posted at rwor.org
OR: En vista de todos estos ataques, ¿por qué has decidido mantenerte firme y correr estos riesgos?Gary Webb: Porque es la verdad
—Entrevista del OR a Gary Webb, 29 de junio de 1997
Cuando un amigo me llamó para decirme que Gary Webb falleció, pensé en el día de 1997 cuando lo entrevisté en un parque cerca de su casa en las afueras de Sacramento. Pensé en cuando le comenté que jugué un poco al hockey sobre hielo de niño, y Gary no dejaba de tratar de reclutarme para su liga de cuarentones.
Me asombró su vida contradictoria. Era un héroe para la gente de los ghettos porque sacó a luz los vínculos entre la CIA y el tráfico de cocaína, pero vivía casi en el campo, rodeado de gente conservadora, y dos veces a la semana manejaba 180 millas para jugar hockey.
Gary hizo carrera en la prensa burguesa y fue por casualidad que descubrió la mano de la CIA detrás de la epidemia de cocaína "crack". Era demasiado honrado y terco para hacer la vista gorda.
Ese día del año 1997, yo quería saber sobre la cocaína y la contra de Nicaragua, pero también quería saber qué lo motivaba.
En el verano de 1996, el periódico Mercury News de San José, California, publicó tres artículos de la serie "Dark Alliance" de Gary Webb.
Webb documentó que a comienzos de los años 80 dos contrarrevolucionarios nicaragüenses llegaron a San Francisco con el plan de vender cocaína. Se conectaron con "Freeway" Ricky Ross, inundaron de drogas las calles de Los Ángeles y organizaron un "conducto" que trajo al país enormes cantidades de cocaína y, por primera vez, el precio se puso al alcance de la gente común. Las fuentes de Webb afirmaron que el coronel Enrique Bermúdez, agente de la CIA y líder de la contra, sabía que su dinero venía del narcotráfico.
Los narcodólares financiaron la compra de armas para la guerra de la contra (y la CIA) contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Las drogas entraron a Estados Unidos con la ayuda de altos niveles del gobierno y fomentaron una explosión de "crack" en los barrios pobres. Así el ejército contrarrevolucionario de la CIA recibió fondos secretos para armarse sin que Reagan ni Bush tuvieran que financiar la guerra abiertamente.
La verdad que Gary sacó a flote era espeluznante.
Gary no fue el primer periodista que investigó a la contra ni los narcodólares. Varias fuentes de los medios grandes filtraron información aquí y allá, pero todos los intentos de publicar un análisis profundo en la prensa burguesa los suprimieron sistemáticamente.
Gary logró juntar las piezas porque los entrevistados (de vendedores presos en Estados Unidos a fuentes de Nicaragua) arriesgaron la vida para documentar y denunciar la conexión.
Gary me dijo: "Logramos demostrar dónde la cocaína se vendía, o sea, principalmente en los ghettos de Los Ángeles. Y demostramos las consecuencias: la horrible epidemia de ‘crack’ que surgió en Los Ángeles y que en los años siguientes se regó a centenares de ciudades por todo el país. Creo que eso es lo que más enfureció".
Los artículos de Gary Webb y el libro que escribió más tarde, Dark Alliance: The CIA, the Contras, and the Crack Cocaine Explosion (Alianza oscura – la CIA, la contra y la epidemia de cocaína "crack"), pusieron el dedo en la llaga porque salieron en medio de la "guerra contra la droga".
Gary Webb documentó el origen de la explosión de "crack" y el papel de la contra nicaragüense y de la CIA durante un período en que el gobierno atacaba, hostigaba y metía presa a toda una generación de los ghettos y barrios pobres. Mucha gente quedó horrorizada y enfurecida tras ver la hipocresía de la "guerra contra la droga": que fueron agentes del gobierno los que crearon las rutas principales del narcotráfico y abrieron las fronteras para recibir las drogas, ¡y los matones de la contra se llevaron el dinero de las ventas para financiar escuadrones de la muerte en Centroamérica!
Para millones de personas de la clase media, los artículos de Gary Webb, cuidadosamente documentados y publicados en un periódico respetado, refutaron la historia oficial que justificaba la ocupación policial brutal y masiva de los ghettos y barrios pobres. En el diario de cada mañana la clase media se enteró de que "su propio gobierno" pagó a terroristas y asesinos dirigidos por funcionarios de altos niveles oficiales, como el teniente coronel Oliver North, ayudante de Reagan. ¡Y que todo se financió secretamente mediante la venta de cocaína en barrios pobres! Era una perspectiva nueva y asombrosa sobre el gobierno (que supuestamente merecía respeto) y la situación de los oprimidos y explotados (quienes supuestamente merecían temor y desprecio).
Para los que vivían bajo la bota de la "guerra contra la droga", los artículos de Gary fueron una confirmación. Comprobaron que era cierto lo que ellos veían a diario y sospechaban que estaba pasando a puertas cerradas en la CIA, la DEA y otras dependencias policiales. El impacto fue similar al video de la golpiza a Rodney King: fue una confirmación innegable de la realidad de su vida, expuesta ante todo el mundo.
Pasó lo inconcebible: el 15 de noviembre de 1996, el director de la CIA, John Deutch, se vio obligado a ir a Sur Centro de Los Ángeles a confrontar a centenares de residentes en un "foro abierto" con el propósito de apaciguar el explosivo coraje que prendieron los artículos de Webb. ¿Cuántas veces el director de la CIA ha ido en peregrinación al ghetto a negar públicamente los ultrajes que esta comete?
Para la estructura del poder, la serie de artículos de Gary fue intolerable. Sus fuentes en Centroamérica sufrieron constantes amenazas.
Los grandes medios de comunicación, en particular los periódicos New York Times y Washington Post, analizaron y cuestionaron cada dato de los artículos de Webb (¡con un método que ciertamente no aplican a las ridículas mentiras de Bush, Powell y el resto de esa camarilla!). Rush Limbaugh, un notorio locutor derechista, lo atacó por la radio.
Nada de esto refutó ni desmintió los hechos básicos de los artículos de Webb. Sin embargo, la redacción del Mercury News claudicó ante la presión y retractó unas partes de la serie.
Un poco más tarde, los jefes del Mercury News transfirieron a Gary a una oficina lejana. Se negaron a publicar cuatro artículos de la serie. Resuelto a defender y completar su análisis, Gary escribió el libro Dark Alliance – The CIA, the Contras and the Crack Cocaine Explosion .
El periódico USA Today señaló que el tema del libro "duele como un cuchillo al corazón de los afroamericanos". La congresista negra Maxine Waters comentó que "la historia recordará que Gary Webb escribió la verdad". La organización de prensa FAIR dijo que "la evidencia de Webb es convincente y sus conclusiones alarmantes".
Gary Webb pagó un precio personal por su trabajo. Durante la entrevista, tenía plena conciencia de que muchos mueren por hacer denuncias así. Le preocupaba mucho la seguridad física de sus fuentes en Centroamérica y en las cárceles. La DEA allanó las oficinas del representante literario que le ayudaba a publicar el libro.
Un poco antes de la entrevista, un vehículo militar sacó de la carretera el carro de un socio de Gary en Nicaragua. La prensa derechista de Nicaragua informó que como el Mercury News retractó partes de la serie, tampoco iba a defender a Gary en caso de una demanda... animando a entablar demandas.
Como consecuencia de haber escrito los artículos y el libro Dark Alliance , los grandes medios de comunicación no quisieron darle trabajo. A comienzos de este año, lo echaron de su trabajo de investigador para la legislatura del estado de California.
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Aquí vuelvo a la otra historia: la del periodista que busca la verdad y que, al encontrarla, no se deja silenciar.
Me puse en contacto con Gary para hacer una "Entrevista del OR". Queríamos darle la oportunidad de hablar a fondo, sin las presiones y la censura de los grandes medios de comunicación.
Para ser franco, yo no sabía cómo iba a reaccionar a la invitación de una entrevista con este periódico comunista revolucionario, y más porque estaba bajo ataque. Pero poco después, Gary me contestó con entusiasmo que sí. Al hablarme, me contó su vida.
Nunca fue radical. Trabajó para periódicos como el Kentucky Post y el Cleveland Plain Dealer, yrealizó periodismo investigativo sobre criminales organizados en la industria del carbón. Era del equipo de periodistas galardonados por el reportaje sobre el terremoto de Loma Prieta.
Gary no salió a buscar la verdad de la epidemia del "crack". Todo empezó cuando escribió un artículo sobre cómo la policía usaba las leyes de confiscación de drogas para allanar casas y robar pertenencias.
Ese artículo animó a una joven a contactarlo para decir que su novio fue víctima de eso. De paso, ella mencionó que un testigo contra su novio había colaborado con la CIA vendiendo "un chingo" de drogas. Para Gary, esto puso en marcha un viaje de descubrimiento a las zonas de guerra de Centroamérica y las ciudades de Estados Unidos... un viaje que llevó a verdades muy tapadas.
Gary me dijo: "La gente tiene que enterarse de estos hechos, no solo para (a) entender lo que pasó, sino también (b) porque hay que pedir cuentas".
Más tarde dedicó su libro a la gente, "la mayoría pobres y negros", que "pagó un precio enorme" por la conexión contra/cocaína.
A Gary lo encontraron muerto de un balazo el 10 de diciembre de 2004. Los medios de comunicación informaron que por lo visto se suicidó. Su muerte es una pérdida trágica y dolorosa. Su investigación sobre la CIA y el "crack" dejó una huella profunda en la conciencia de muchos sectores. La verdad que destapó está bajo ataque, pero ya no la pueden tapar. Su valor e integridad periodística son un reto para todos los periodistas en este tiempo de mentiras, represión e ignorancia obligatoria.
Pueden encontrar la entrevista a Gary Webb y artículos sobre la conexión CIA/cocaína en rwor.org/s/cia_s.htm. (¡Denlo a conocer!)