Informe de Washington, D.C.
Obrero Revolucionario #1266, 30 de enero, 2005, posted at rwor.org
20 de enero de 2005: En medio de la guerra contra el pueblo iraquí, centenares de miles de personas llegaron a Washington, D.C., el centro nervioso del imperialismo yanqui. Unos iban con abrigos de pieles, traje y corbata, uniforme militar y sombreros de vaquero. Tenían invitaciones oficiales o habían pagado miles de dólares para participar en las juergas de la toma de posesión de George Bush.
Pero no eran los únicos: también llegó otro grupo con estandartes, tambores y resolución a oponerse a Bush y todo lo que representa. Fueron a declarar ante el mundo: "¡No es nuestro presidente!". Llevaban su oposición a la guerra y a todo el programa de Bush, y sus sueños de un mundo diferente.
Con intensidad, dos sectores de la población chocaron en Washington, una muestra de la intensa polarización que caracteriza al país: la base social de George Bush y los que se oponen a la dirección en que lo lleva.
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No hacía mucho frío. Desde el aire se podía ver a gente reunida en parques por toda la ciudad, y acorralada a lo largo de la avenida Pennsylvania, rodeada de cercas adornadas de rojo, blanco y azul.
Se celebraron dos mítines principales.
Uno lo organizó la coalición ANSWER Internacional, que logró obtener permiso para una protesta a lo largo de la avenida Pennsylvania.
El otro lo convocó DAWN (Red contra la Guerra, Washington) en el parque Malcolm X (Meridian), al norte del desfile, donde se reunieron miles más.
Fueron a condenar a Bush y su camarilla y decirle NO a todo su programa. Por todas partes se vieron los afiches de ¡NO! de No en Nuestro Nombre (NION).
Mucha gente tenía letreros de "A la mierda Bush" y otros lemas. Un contingente llevó ataúdes con banderas para simbolizar la muerte de los soldados estadounidenses en Irak y sábanas negras para simbolizar la muerte de los iraquíes. Uno de los oradores, Stan Goeff, de Bring Them Home Now (Que regresen los soldados ya), dijo que se está forjando un grupo dentro de las fuerzas armadas que se opone a la guerra.
Los participantes del segundo mitin marcharon hacia la avenida Pennsylvania. Cuando pasaron por el edificio de Planificación Familiar, los trabajadores los vitorearon; los manifestantes aplaudieron. En el frente del edificio un gran estandarte decía: "¡Seguirá abierto... pase lo que pase!".
Más de 25,000 personas se acercaron a la avenida Pennsylvania desde varios parques coreando lemas contra la guerra, las mentiras, la tortura, los ataques a los inmigrantes, las mujeres y los gays, y todo lo que representa Bush. Los letreros de los anarquistas trazaban comparaciones entre Bush y Hitler. Algunos pensaron que esto "iba demasiado lejos" pero estaban dispuestos a debatirlo, una señal de las muchas conversaciones que hay que tener por todo el país.
Había una mezcla de optimismo y pesimismo entre los manifestantes, colectiva e individualmente. Muchos dijeron que se sienten deprimidos, que antes de las elecciones no tenían esperanzas de que los resultados fueran correctos o que están enojados con los que votaron por Bush.
Muchos dijeron que los atormentan una variedad de preguntas: ¿Qué diablos pasa en este país y el mundo? ¿Qué clase de futuro se avecina para la humanidad? ¿Qué pasará en los próximos cuatro años? ¿Por qué no hacen nada los demócratas para oponerse? ¿Cómo se podía votar por este pendejo?
La víspera de la toma de posesión hablamos con un fotoperiodista que trabaja con varias revistas, como Time y Newsweek.Dijo que quiere ser optimista pero que le cuesta mucho trabajo. Siente mucha frustración por lo "débiles" que son los demócratas pero no ve que el pueblo tiene mucho poder. Cuando le preguntamos por qué estaba en la protesta, respondió: "Ustedes necesitan ayuda". Dijo que fue de Seattle a Washington por su propia cuenta para mostrar lo positivo del movimiento contra la guerra. Dijo que no entendía por qué no había centenares de miles de manifestantes, como en Ucrania.
Una forma creativa de desafío fue "Darle la espalda a Bush". Varias personas dejaron su trabajo para organizar esa protesta. Dormían en el suelo, trabajaban en oficinas prestadas y aprendían a organizar en el acto. Esperaban miles de personas de 41 estados.
El plan era muy simple: a lo largo de la ruta del desfile, la gente le daría la espalda a la limosina de Bush.
Jet Heiko le dijo al periódico USA Today que, a diferencia de la mayoría de las protestas, en su plan no habría "amortiguador" entre los manifestantes y los partidarios de Bush: "Es una acción valiente y difícil. Es difícil contener la ira". Se calcula que de 2,000 a 5,000 personas participaron. Querían oponerse de una manera creativa a lo que a sus ojos fue una derrota aplastante y confusa. Participar en la protesta contra la toma de posesión —al lado de miles de personas que se identifican con las palabras "zona azul", "estado azul" y "miembro de una comunidad basada en la realidad"— les ofreció tal opción.
En casi todos los puntos de entrada al desfile, la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria (BJCR) y simpatizantes repartieron el Obrero Revolucionario y la nueva declaración del Partido Comunista Revolucionario. Nos dijeron que a veces los rodearon grupos de republicanos, pero que en general les fue muy bien y hablaron con mucha gente sobre la situación y las oportunidades para el futuro. También bailaron en las protestas con los demás.
Un grupo de voluntarios vendía From Ike to Mao and Beyond,la autobiografía de Bob Avakian, que la editorial Insight Press publicó a la carrera para la toma de posesión. Fueron a universidades y librerías, un centro de protesta y las calles. Nos contaron que mucha gente respondió con entusiasmo e interés.
Hablamos con Kirk, del sindicato de trabajadores de tránsito de Oklahoma, que fue a participar en la protesta "Darle la espalda a Bush". Nos dijo que varias personas participaron en una protesta en su ciudad: uno se vistió como Bush y los demás le dieron la espalda.
Habló de las dificultades que viven las aerolíneas y otras compañías de transporte debido a las medidas de Bush, en particular los despidos. Dijo que tradicionalmente los miembros del sindicato votan por los demócratas pero que esta vez a muchos los influenció el tema "moral" de Bush. Es algo complejo, dijo, porque las medidas económicas de Bush los han perjudicado.
También habló de la gran influencia de cuestiones de "moral", especialmente en el Sur, donde se dice que es un "pecado" votar por los demócratas. Kirk es "un hombre religioso" pero cree que hay que separar la religión y el gobierno. Dijo que "a todos les están imponiendo la religión y esto hará que se alejen", y que en su opinión el cristianismo y la religión en general no son eso. Dijo que es optimista y que "lo que el gobierno le está haciendo a los trabajadores fortalecerá los sindicatos".
Un gran porcentaje de los manifestantes eran estudiantes. Muchos participaban en una protesta por primera vez, empujados por el programa extremista de Bush a expresar oposición. Estaban entusiasmados de participar en algo importante.
Una estudiante de Ohio, organizadora de la protesta "darle la espalda", dijo sonriendo que fue su primera protesta pero no sería la última.
Los jóvenes protestaron con mucho desafío y seriedad, incluso cuando bailaban en la calle.
Antes de llegar al desfile fuimos a un restaurante para calentarnos. Había partidarios de Bush, soldados y manifestantes... y probablemente unos tiras.
En una mesa estaban cuatro soldados en uniforme. Les habían dado entradas para el desfile pero no para las fiestas. Nos sentamos a hablar un rato con ellos. Uno había estado en Irak. Nos dijeron que no podían expresar su opinión sobre Irak, la moral de las tropas, las armas de destrucción masiva ni la resistencia. Pero sonreían cuando hablamos de esos temas. Querían hablar, pero en circunstancias menos públicas. Les interesó el periódico y cuando les explicamos el futuro que luchamos por alcanzar, uno dijo: "Me gustaría ir con ustedes".
En las escalinatas del Capitolio, cuando Bush empezó a decir el juramento, la voz de la resistencia penetró las barricadas y todas las medidas de seguridad.
Dentro de la multitud de partidarios de Bush tres manifestantes de Eugene, Oregon, condenaron la guerra en voz alta. Corearon: "¡Que regresen los soldados! ¡Alto a la guerra! ¡Alto a la guerra!". Un tipo los roció con agua y dos cayeron al pavimento; la policía se los llevó.
Poco después otro señor se puso de pie y empezó a gritar los mismos lemas. Cuando la policía se lo llevó varios partidarios de Bush le tiraron bebidas y lo insultaron.
Más tarde, durante el discurso, seis mujeres desafiantes de Código Rosa: Mujeres pro Paz, el mismo grupo que logró penetrar en la Convención Nacional Republicana, se pusieron de pie, desplegaron estandartes contra la guerra y corearon "¡Que regresen los soldados!". Las arrestaron.
Los que vieron el discurso en la televisión oyeron vitorear a los partidarios de Bush en momentos inoportunos para ahogar los gritos de los manifestantes.
Incluso la prensa burguesa se vio obligada a comentar sobre la atmósfera durante el desfile por la avenida Pennsylvania.
Dos columnistas conservadores, George Will y David Brooks, hablaron con el presentador Peter Jennings durante el desfile. Will dijo que parecía un operativo militar: "Es como si fuéramos una república bananera... Necesitan montar un operativo militar para llevar al presidente de la ceremonia a casa. Nadie se puede acercar sin pasar por la seguridad y sin entrada".
Jennings dijo que no había sensación de alegría en las calles de Washington, sino muchas protestas estridentes contra la guerra.
A la cabeza del desfile marcharon soldados uniformados. En las primeras manzanas estaban muchos manifestantes que abuchearon a Bush. En otras partes había grupos menores de manifestantes en la multitud. Ambos lados corearon muy fuerte.
La gran mayoría vitoreó a Bush, pero miles de personas lo condenaron o le dieron la espalda. Del otro lado de las cercas se podía oír a otros miles de personas que no lograron entrar por los retenes.
Bush no pudo bajarse de la limosina sino hasta los últimos pasos del desfile, algo sin precedente en una toma de posesión (con excepción de la última vez, por supuesto).
Impusieron medidas de seguridad por toda la ciudad. Prohibieron volar sobre las ciudades de Washington y Baltimore, salvo los aviones militares. Sobrevolaban helicópteros y barcos del Servicio de Guardacostas patrullaban el río Potomac. Había francotiradores en los techos, incluso de la Casa Blanca. La policía tenía armas automáticas y los tiras infiltraban la multitud. Perros policiales buscaban bombas. Tenían enormes máquinas de rayos X, tan grandes que un camión podía pasar por ellas. Colocaron sensores para detectar armas biológicas. A lo largo de la avenida Pennsylvania montaron cercas metálicas altas y desplegaron agentes de todo el país con equipo de alta tecnología futurista.
Solo se podía pasar por las cercas en unos pocos puntos de control, donde había que esperar varias horas y someterse a un registro. Cerraron las entradas públicas y solo se podía entrar con invitación de un funcionario del gobierno o con un boleto de miles de dólares.
Muchos, tanto manifestantes como partidarios de Bush, no lograron pasar por los puntos de control. Era una mezcla surrealista. Los manifestantes empezaron a corear al acercarse el desfile y a empujar la cerca. Los partidarios de Bush lo vitorearon. Se quemó una bandera nacional. Unos policías en motocicleta pasaron por un punto de control cerrado.
Después, una manifestante de 14 años regresó a donde sus compañeros. "¿Te divertiste?", le preguntaron. "Sí, mucho", contestó.
En la calle 14, los manifestantes trataron de tumbar la cerca y la situación se puso tensa. La policía volvió a montar la cerca, pero los manifestantes volvieron a empujarla y tumbaron unas secciones. La policía los atacó con gas pimienta y lacrimógeno desde tubos conectados al brazo. Había un verdadero caos. Los manifestantes se sentaron en la calle y corearon: "¿De quiénes son las calles? ¡De nosotros!".
En medio de la protesta, con un letrero de Bush/Cheney, estaba Steven, un estudiantede prepade 16 años que fue de Virginia a apoyar a Bush. Los sucesos del 11 de septiembre lo politizaron y pensaba que el programa de Bush era esencial para defender el país, especialmente la "moral".
En las calles 7 y D, la policía trató de bloquear el paso a un contingente anarquista. Los atacó con gas pimienta pero no se dieron por vencidos y siguió una confrontación de cachiporras metálicas contra bolas de nieve. La policía les dio una paliza y les roció más gas pimienta.
La clase dominante terminó el día con un serie de fiestas, pero los manifestantes también celebraron veladas de poesía y música. Centenares de personas fueron a oír Anti-Flag y otros grupos punk. Después, se lanzaron a la calle y marcharon hacia una fiesta oficial. La policía les bloqueó el paso, empujó a unos 60 a un callejón, los hizo arrodillarse y los arrestó. A unos los dejaron arrodillados varias horas en el frío.
La camarilla de Bush ha iniciado una campaña de guerra y represión, y ahora está lista para acelerarla. Pero el futuro no está dibujado del todo. La resistencia, en la toma de posesión y por todo el mundo, representa las semillas de un futuro diferente, donde la humanidad desencadena su potencial creativo. Un futuro sin guerra, tortura y avaricia corporativa... un futuro de gente que trabaja conscientemente para ayudarse mutuamente y superar las divisiones... un futuro donde se plasma una visión de un mundo de seres humanos que se asocian libremente, sin fronteras, explotación o opresión.
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También se realizaron acciones contra la toma de posesión en Seattle, Portland, Sacramento, San Francisco, Berkeley, Los Ángeles, Honolulú, San Diego, Baltimore, Tucson, Chicago, Filadelfia, Flagstaff, Austin, Nueva Orleans, Atlanta y otras ciudades: marchas, veladas culturales, estandartes y otras formas de decirle ¡NO! a Bush. Miles de estudiantes de prepa se salieron de clases en Austin, Texas; Seattle, Washington; Evanston, Illinois; y otras ciudades. En Nueva Orleans organizaron un "Entierro de la democracia" con jazz. Se puede leer informes de otros corresponsales del OR en nuestra página web en rwor.org.