Obrero Revolucionario #1266, 30 de enero, 2005, posted at rwor.org
Han salido una serie de pormenores de la red de tortura internacional del imperialismo yanqui, pero desde la cúpula del gobierno rechazan las acusaciones ¡y defienden la tortura!
"El cabo Charles Graner es inteligente, un buen profesional que colaboró con nuestra misión en Irak".
—El abogado de Graner, Guy Womack
"Nos sacaron y nos torturaron".
—Del testimonio de Hussein Mutar, ex preso del penal de Abu Ghraib
Con el juicio del cabo Charles A. Graner, el mundo fue una vez más testigo de los horrores del penal de Abu Ghraib.
Graner y otros guardias obligaron a los presos a masturbarse en grupo, les dieron palizas con puños y macanas, los encadenaron en posiciones que causan la dislocación del hombro y en días de mucho frío los tiraron a celdas mojadas. Les orinaron encima y les hicieron comer de los inodoros. Graner abusó sexualmente de las presas; manoseó a una joven y le sacó fotos de los senos.
A los presos les hicieron repudiar el Islam y comer cerdo, lo que prohíbe su religión. Graner amenazó con violarlos a ellos y a sus esposas. Dijo uno: "Graner me dijo que le agradeciera a Jesucristo por dejarme salir vivo".
El abogado de Graner, Guy Womack, sostiene que nada de eso fue maltrato: "¿Acaso las porristas de todo el país no se apilan en ‘pirámides’ seis u ocho veces al año? ¿A poco es tortura?".
Hablando de la práctica de atar a los presos desnudos alrededor del cuello, Womack dijo: "A lo mejor en un centro comercial o un aeropuerto han visto que los padres controlan al niño con una correa. No es maltrato". Agregó: "En Texas les echamos el lazo y los arrastramos de la celda".
Sin embargo, Womack dijo algo que vale la pena reflexionar: el gobierno mandó a Graner a Abu Ghraib, le dio órdenes, alabó sus acciones y ahora quiere "culparlo a él, un subordinado, de lo que pasó".
El 14 de enero lo declararon culpable de 10 cargos de maltrato de presos en un juicio que protegió a los oficiales que dieron las órdenes, pues el juez militar dictaminó que no tenían que dar testimonio sobre sus acciones.
"Al entrar en la sala de entrevistas, encontraba al detenido en el suelo en posición fetal, atado de las manos y los pies. No había ni silla, ni comida ni agua. Eran muy común que pasaran 18 a 24 horas o más así, entre su propia orina y excremento ".
—Del correo electrónico de un agente del FBI que trabajó en el penal de Guantánamo
"Los documentos dejan graves dudas sobre quiénes son a final de cuentas culpables del maltrato de los detenidos. Ya los altos niveles del gobierno no pueden culpar a unos cuantos soldados rasos para esquivar el escrutinio del mundo".
—Anthony Romero, director de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles)
La tortura no se limitó al penal de Abu Ghraib. A pesar de lo que dice el gobierno, los documentos y memorandos internos del FBI comprueban que se aplicaron métodos parecidos en Campo Delta, el penal yanqui de Guatánamo. En una investigación interna del FBI, preguntaron a 530 agentes si observaron tratamiento degradante o maltrato en los interrogatorios, y al menos 26 dijeron que sí.
Informes obtenidos por la ACLU a través de la Ley de Libertad de Información indican que golpearon y estrangularon a los presos y los quemaron con cigarrillos. Los agentes oyeron gritos desgarradores desde las celdas de interrogatorios. Uno informó que dejaron a un preso en una celda con una temperatura muy alta. No entraba aire y se estaba asfixiando poco a poco: "Estaba en el suelo, casi inconsciente con una pila de cabello al lado. Aparentemente, pasó la noche arrancándose el pelo". En otro interrogatorio envolvieron al preso en una bandera sionista/israelí y lo sometieron a música atronadora y luces estroboscópicas.
Según informes, unos interrogadores/torturadores del Pentágono se hicieron pasar por agentes del FBI. (¡Ese hecho enfureció a los agentes más que la tortura!)
A la mayoría de los 550 adultos y menores presos en Guantánamo los capturaron hace tres años durante la invasión de Afganistán y no los han acusado de nada.
La ACLU dice que el director del FBI recibió los informes de tortura, pero no hizo nada.
En noviembre, se filtró a la prensa un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC) que acusa a las fuerzas armadas yanquis de "someter a los presos de Guantánamo a propósito a tácticas de coerción psicológica y a veces física que ‘equivalen a tortura’".
"El mes pasado, por recomendación de la Casa Blanca los líderes del Congreso rechazaron una propuesta de imponer restricciones a las medidas de interrogatorio extremas de los agentes de inteligencia".
—New York Times , 14 de enero de 2005
La Casa Blanca dice que no aprueba la tortura, pero corrió a parar un proyecto de ley que la prohíbe.
El Senado propuso restricciones a la tortura en el proyecto de ley para "reformar la inteligencia" (por un voto de 96 a 2). Las restricciones prohíben la tortura por parte de la CIA y otros agentes de inteligencia y requieren que rindan informes al Congreso sobre los métodos de interrogatorio.
En octubre, Condoleezza Rice, asesora de seguridad nacional de Bush, condenó el proyecto de ley en una carta al Congreso porque "da protecciones jurídicas a presos extranjeros a los que hasta ahora no se les aplican".
Bush repite hasta el cansancio: "La libertad que tanto valoramos no es el regalo de América al mundo sino de dios a la humanidad". Pero, ¡evidentemente el "regalo de dios" no contempla protecciones contra la tortura yanqui!
Presionados por la Casa Blanca, en una reunión a puerta cerrada cuatro líderes del Congreso (dos de ellos demócratas) ¡simplemente borraron del proyecto de ley las restricciones de tortura!La congresista demócrata Jane Harman de California se justificó: "Si hay circunstancias especiales en algunos interrogatorios, debemos tomarlo en cuenta a la hora de proponer legislación". Traducción: Pensándolo mejor, apoyo la tortura de presos por la CIA.
"De acuerdo a testimonio de oficiales de la CIA ante el Congreso, a partir del 11 de septiembre de 2001, las entregas clandestinas se han convertido en un arma central contra presuntos terroristas de Al Qaeda. Pero, a medida que la práctica ha ido extendiéndose, ha resultado mucho más difícil taparla".
—Washington Post , 27 de diciembre
"La mentalidad oficial fue: ‘¡Que otros países hagan el trabajo sucio!’".
—Michael Scheuer, ex agente de la CIA que participó en la entrega de presos a otros países
El Washington Post (27 de diciembre) investigó los datos de vuelo del avión turbojet V N379P. Generalmente, ese tipo de avión lo usan altos ejecutivos de las grandes corporaciones, pero en este caso se utilizó para algo mucho más siniestro: llevar a presos encapuchados a cámaras de tortura en distintos puntos del globo como parte del proceso tenebroso que Estados Unidos llama "prestar" presos. Entrega a presos a otros gobiernos, especialmente a aliados musulmanes como Pakistán, Siria, Jordania, Indonesia y Egipto, para valerse de sus "servicios" de tortura.
El derecho internacional y la Convención de la ONU contra la Tortura prohíben la entrega de presos a terceros para torturarlos. Sin embargo, el presidente Bill Clinton lo autorizó y la administración Bush lo sigue haciendo.
El avión N379P es de la compañía "Premier Executive Transport Services Inc", una "sociedad anónima" de la CIA (como las que transportaron armas para la contrainsurgencia nicaragüense y la guerra clandestina contra el pueblo de Laos). En los últimos tres años, hizo escala en Islamabad y Karachi, Pakistán; Riyad, Arabia Saudita; Dubai; Tashkent, Uzbekistán; Bagdad; la ciudad de Kuwait; Bakú, Azerbaiyán; y Rabat, Marruecos. Con frecuencia sale del aeropuerto internacional Dulles (Washington, D.C.), del aeropuerto militar de Jordania en Amán; y de los aeropuertos de Francfort, Alemania; Glasgow, Escocia; y Larnaca, Chipre. En una escala en Estocolmo, Suecia, subieron a varios presos encapuchados.
El titular del artículo del Washington Post dice:"Avión, un secreto a voces en guerra contra el terrorismo", lo cual es muy diciente, pues durante los últimos tres años documentaron todas esas actividades sin que la prensa grande dijera nada.
Asimismo, es un "secreto a voces" que por mucho tiempo Estados Unidos se ha valido de los "servicios" de tortura de otros países y que lo organizan desde la cúpula del gobierno, es decir, la Casa Blanca y el mismo presidente.
Senador Arlen Specter: "¿Es usted partidario de la tortura?"
Alberto Gonzales: "Definitivamente no, señor senador".
—Audiencia de confirmación
de Alberto Gonzales para secretario de Justicia,
6 de enero de 2005
Como asesor jurídico de la Casa Blanca, Alberto Gonzales le ayudó a George Bush a autorizar la tortura y evitar que una corte internacional lo acusara de crímenes de guerra. Aconsejó a la cúpula del gobierno cómo justificar y encubrir la tortura. Pero todos y cada uno de los representantes de la estructura de poder proclaman que jamás aprobarían la tortura. ¿Cómo sostienen semejante mentira?
¡Muy sencillo!: tapan el aparato global de tortura; luego, cuando se documenta la tortura, niegan que la autorizaron; y, para colmo, cuando sale que sí autorizaron el maltrato extremo en los interrogatorios, dicen que fue "coerción severa" pero no tortura. En pocas palabras, además de torturadores, ¡son una bola de mentirosos!
Están por ascender a Alberto Gonzales a secretario de Justicia. Con toda seguridad lo confirmará el Senado y se hará cargo de los penales federales, acciones judiciales y dependencias como el FBI. Asimismo, influirá mucho en el proceso de escoger futuros candidatos a magistrado de la Suprema Corte (y a lo mejor, la Casa Blanca lo nombra a él).
Alberto Gonzales es un monstruo y lo han ascendido por sus crímenes contra la humanidad. Ahora ese defensor de la tortura se dedicará a interpretar las protecciones jurídicas y garantías constitucionales.
Con Gonzales al timón, ¿qué cambios nos esperan?