Obrero Revolucionario #1268, 20 de febrero, 2005, posted at rwor.org
Vestido de militar, con uniforme planchado y botas boleadas, el general William "Jerry" Boykin se acercó al podio de la iglesia Good Shepherd Community del pueblo de Boring, Oregon. En esa charla de junio de 2003, al igual que en muchas otras por todo el país, proyectó en una enorme pantalla diapositivas de Osama bin Laden, Saddam Hussein y Kim Jung Il (el presidente norcoreano). "¿Por qué nos odian?", preguntó el general. "Porque somos una nación cristiana, una nación de creyentes".
Boykin dijo que "el enemigo" no es ninguno de esos hombres: "El enemigo es Satanás. Satanás quiere destruir esta nación. Quiere destruir nuestra nación y nuestro ejército cristiano. Estoy aquí para reclutar. Les pido que formen parte de este ejército".
Uno de los principios básicos de la democracia burguesa en Estados Unidos es la separación de la religión y el estado. Pero para Boykin (que cree que "solo se puede derrotar a nuestros enemigos si nos unimos en torno a Jesús"), no hay diferencia entre el "ejército cristiano" y las fuerzas armadas yanquis.
En Oregon, dijo lo siguiente acerca de George Bush, el comandante en jefe: "Bueno, pregúntense: ¿Por qué este hombre está en la Casa Blanca hoy? La mayoría de los ciudadanos no votaron por él. Está en la Casa Blanca porque dios lo puso ahí para los tiempos en que nos encontramos. Dios lo puso ahí para dirigir esta nación y, lo que es más, para dirigir todo el mundo".
También describió una serie de fotos que tomó desde un helicóptero en 1993, durante la ocupación militar yanqui de Mogadiscio, la capital de Somalia. Boykin fue comandante de la Fuerza Delta del Ejército y tomó las fotos poco después del fracaso de una misión y la muerte de 18 soldados. (La invasión de Somalia es el tema del libro y la película Black Hawk Down).Dijo que cuando regresó a Estados Unidos y reveló las fotos, vio una extraña mancha negra encima de la ciudad. Proyectando las fotos en la pantalla, agregó: "Damas y caballeros, aquí está el enemigo. Es el principado de la oscuridad. Es una presencia demoníaca en esa ciudad que Dios me ha divulgado".
¿Quién es el general Boykin? La víspera de esa charla en Oregon, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, lo ascendió a general de tres estrellas y lo nombró subsecretario adjunto de Inteligencia de Defensa. El más alto nivel del ejército es ser general de cuatro estrellas (como Colin Powell, cuando fue comandante del estado mayor). En su nueva posición Boykin ha estado a cargo de la búsqueda de bin Laden, Saddam Hussein, Omar (dirigente de los talibanes) y otros "blancos".
Boykin es un buen ejemplo del poder y la influencia de los fascistas cristianos en las fuerzas armadas y en el estado en general.
En 1998 Bob Avakian habló del papel de la derecha cristiana en las fuerzas armadas:
"Cabe señalar que desde hace cierto tiempo se ha cultivado una situación en las fuerzas armadas en la cual la política de los reaccionarios fundamentalistas ocupa una posición importante, particularmente en el alto mando. En su libro Making the Corps (que, como indica el título, se enfoca en la Infantería de Marina, además de abordar otras ramas castrenses) el autor, Thomas E. Ricks, comenta: ‘Al parecer las fuerzas armadas están optando por un conservadurismo partidista’. A manera de ejemplo, cita a varios militares y las siguientes frases de una condena típica de ‘radicales culturales, individuos que odian nuestra cultura judeocristiana... [cuyo] proyecto se está plasmando paulatinamente en una nueva ideología conocida como "multiculturalismo" o "ser políticamente correcto"; fundamentalmente, es la traducción del marxismo de la economía a la esfera social y cultural’. Ricks señala que ese comentario ‘suena como un discurso derechista típico de los 90’, tal como lo plantearía Robertson o Pat Buchanan, pero lo llamativo es que los autores son dos reservistas de la Infantería de Marina y William S. Lind, ‘un analista militar quien ha influido en el desarrollo de la doctrina castrense de la Infantería de Marina’; además, su ‘asombrosa conclusión’ (palabras de Ricks) es que ‘es probable que la próxima guerra que combatamos sea aquí mismo en Estados Unidos’". (De "La verdad sobre la conspiración derechista. Y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta", publicado de nuevo en OR No. 1255, 17 de octubre, 2004, en la internet en rwor.org)
Desde el 11 de septiembre de 2001, Boykin ha hablado en 23 iglesias bautistas y pentecostales. Normalmente viste de uniforme y lo acompañan dos asesores militares.
Estas charlas son parte de un programa llamado "FAITH Force Multipliers", organizado por la Convención Bautista Sureña, una de las mayores congregaciones de Estados Unidos. En las fuerzas armadas, "Force multipliers" se refiere a los factores que aumentan los preparativos de una unidad para el combate.
La convocatoria de "FAITH Force Multipliers" dice que los cristianos tienen que "ponerse armadura espiritual" y librar "una guerra espiritual por el alma del país".
A comienzos de 2003 se armó una controversia cuando Boykin invitó a un grupo de pastores a visitar la escuela militar John F. Kennedy Special Warfare Center en el fuerte Bragg, Carolina del Norte, donde era comandante. La invitación la escribió el reverendo Bobby Welch: "Van a ir con el general Boykin y los instructores de los Boinas Verdes a lugares donde casi nunca van civiles ni muchos militares. ¡Tenemos que forjar un grupo de guerreros por la fe, o sea, pastores que tienen la valentía de dirigir esta nación a Cristo y a la renovación espiritual!". Welch agregó que iban a ver las oficinas de Boykin, una demostración de "las armas modernas" y de "cómo las Fuerzas Especiales atacan al enemigo dentro de edificios (con balas de verdad)", y a hablar con Boykin.
Cuando el grupo Americanos pro Separación de Iglesia y Estado protestó contra el plan, el Ejército lo sustituyó por una gira "común y corriente". Entonces Boykin y FAITH Force Multipliers decidieron ir a las iglesias.
En junio de 2004, Welch fue elegido presidente de la Convención Bautista Sureña (que tiene 16 millones de feligreses).
Los comentarios de Boykin salieron en la prensa en octubre de 2003 y causaron mucho escándalo. En esencia Boykin decía que Estados Unidos está librando una "guerra santa" del cristianismo contra el Islam, una posición que la administración de Bush rechaza públicamente.
Inmediatamente la derecha cristiana corrió a defender a Boykin. James Dobson, del grupo Focus on Family, dijo: "Es hora de defender a los que dicen lo que la mayoría de los cristianos creemos".
El dirigente republicano del Senado, Bill Frist, dijo que Boykin "es un soldado ejemplar" que tiene "una fundación moral". El jefe del estado mayor, el general Myers, dijo: "Parece que no violó ninguna regla". Rumsfeld lo alabó, incluso cuando el furor lo hizo iniciar una "investigación". Bush no dijo nada al respecto.
Tras una investigación de diez meses, el Pentágono anunció que no había razón para castigar a Boykin. Un funcionario del Departamento de Defensa le dijo al Washington Post que el informe (secreto) lo "exculpó de todo" fuera de un puñado de delitos técnicos "menores".
En medio de esa investigación, Rumsfeld le pidió a Boykin que llevara los métodos de interrogatorio de la base yanqui de Guantánamo al penal Abu Ghraib en Irak.
A finales de 2003 el gobierno se dio cuenta de que la resistencia iraquí era mucho más fuerte de lo que pensaba. Un informe secreto del Departamento de Defensa, que se filtró al periodista Seymour Hersh, se quejaba de la falta de inteligencia y de que los interrogadores de los penales de Irak no sacaban suficiente información de los detenidos, en comparación con los de Guantánamo. MSNBC informó que el Pentágono inició el "traslado" de esos métodos de "coacción" a Irak.
El uso de "coacción dolorosa" (como el gobierno estadounidense llama la tortura) se aprobó en los más altos niveles del gobierno como parte de la "guerra contra el terror". El abogado de la Casa Blanca, Alberto Gonzales (que ahora es secretario de Justicia), escribió en un memorando que los Convenios de Ginebra y demás tratados firmados por Estados Unidos que prohíben la tortura no se aplican a los detenidos de Guantánamo. Más tarde el gobierno declaró que los combatientes de Al Qaeda y otras "redes terroristas internacionales" son combatientes ilegales, así que tampoco se les aplican las protecciones de los Convenios de Ginebra.
Rumsfeld mandó a Boykin y a Stephen Cambone, subsecretario de Inteligencia de Defensa, a reunirse con el general Geoffrey Miller, el encargado de Guantánamo. Luego Boykin lo mandó ir a Irak a aplicar los mismos métodos.
Un informe interno del Ejército sobre el maltrato de presos en Abu Ghraib concluye que Miller urgió darle el control del penal a la inteligencia militar para "facilitar los interrogatorios".
Miller explicó los métodos de interrogatorio aprobados para Guantánamo a los comandantes en Irak, entre ellos: privación de sueño, exposición al frío y al calor extremos y colocación en dolorosas "posiciones de estrés" durante largo tiempo. Con eso empezó la tortura de presos en los penales de Irak, una parte de la cual se ha filtrado.
Un artículo de Seymour Hersh en la revista The New Yorker ("The Coming Wars", 24 y 31 de enero de 2005) informa que Rumsfeld y el Pentágono "han consolidado el control del análisis estratégico y las operaciones clandestinas de las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia a un grado sin igual desde la creación del aparato de seguridad nacional después de la II Guerra Mundial. Bush tiene un programa agresivo y ambicioso para desencadenar este aparato contra los mullas de Irán y contra otros blancos de la guerra contra el terrorismo tras su reelección".
Hersh informó que en el verano de 2004 el Pentágono empezó a enviar misiones de reconocimiento a Irán y que tiene permiso para llevar a cabo operaciones de comandos en una amplia gama de países, como Argelia, Sudán, Yemen, Siria, Malasia y Túnez.
Esas operaciones se llevarán a cabo clandestinamente y sin supervisión del Congreso. Antes tenían que mantener al tanto de operaciones clandestinas a los dirigentes de los comités de Inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes. Pero ahora el Pentágono no tiene que informarle al Congreso, ni tampoco a los embajadores, la CIA o los comandantes militares.
Hersh escribió: " ‘¿Recuerda los escuadrones de la muerte derechistas de El Salvador?’, me preguntó un ex funcionario de inteligencia de alto nivel, hablando de los paramilitares que cometieron tantas atrocidades en los 80. ‘Los creamos y los financiamos’, dijo. ‘Ahora el plan es reclutar a fuerzas similares donde queramos. Y no vamos a decirle nada al Congreso’. Un ex oficial familiarizado con las operaciones de comandos del Pentágono me dijo: ‘Vamos a aliarnos con los malos’".
¿Y quién está a cargo de esa operación? Hersh escribió: "Rumsfeld y dos diputados suyos, Stephen Cambone (subsecretario de Inteligencia de Defensa) y el teniente general del Ejército William G. (Jerry) Boykin, formarán parte de la cadena de mando".
A mucha gente le sorprende que un alto oficial de las fuerzas armadas como Boykin tenga ideas tan locas. Pero Boykin no está solo. ¿Cómo ha llegado a los más altos niveles de las fuerzas armadas y por qué lo defienden? ¿Por qué le dieron un papel clave en los planes de tortura en Irak, incluso después de que sus charlas provocaron tanta polémica?
Porque las ideas que ha expresado Boykin son muy comunes en el gobierno hoy. Bush mismo ha dicho que cree que dios lo colocó en el poder y lo mandó atacar a Irak. Esas ideas tienen eco en los más altos niveles de la clase dominante, en el Congreso, la Suprema Corte y las fuerzas armadas. Además, esos fascistas cristianos tienen una base social de docenas de millones de personas.
Es una demencia aprobada por el imperialismo y a su servicio. Como señalamos en el artículo "El ascenso de los fascistas cristianos": "¿Qué mejor ideología que el fundamentalismo cristiano para estos tiempos de guerra sin límites, que requieren una enorme mortandad, grandes sacrificios y matar a sangre fría sin jamás preguntar ‘por qué’? El fundamentalismo cristiano celebra la venganza, la crueldad, el castigo, la matanza y la obediencia ciega".
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"Sabía que mi dios es más grande que el de ellos. Sabía que mi dios es verdadero y que el de ellos es un ídolo".
General Boykin,
hablando de sus experiencias como comandante
de la Fuerza Delta del Ejército en Somalia
A pesar de lo que dicen el gobierno y los medios de comunicación, Estados Unidos no invadió Somalia la década pasada como parte de una "misión humanitaria". Todo lo contrario: lo hizo para imponer el orden imperialista tras tildar de enemigo principal al general Aidid, dirigente de un importante clan que no cooperaba.
Boykin estaba al mando de la Fuerza Delta, cuya misión era capturar a Aidid y a sus tenientes, y dirigió el ataque en Mogadiscio en que murieron 18 soldados (el tema del libro y la película Black Hawk Down).De las fuerzas de ocupación, la Fuerza Delta era la más odiada por la población. Atacaba repentinamente desde helicópteros y mataba a lo loco. Mientras los soldados bajaban por cuerdas, los helicópteros disparaban cohetes y ametralladoras. Mataban a seres humanos y animales, y destruían casas y negocios. Destruían o capturaban su blanco rápidamente y desaparecían.
En una redada contra Aidid, la Fuerza Delta secuestró por equivocación a un general somalí que Estados Unidos preparaba para gobernar el país y destruyó su casa.
El libro Black Hawk Down describe el modo de pensar de Boykin y la Fuerza Delta, una unidad élite llena de chovinismo y arrogancia imperialista. Se pavoneaban como si fueran dueños del mundo. A sus ojos, los somalíes eran infrahumanos y les gritaban insultos racistas. Todos los miembros de la Fuerza Delta eran hombres y casi todos blancos (con un puñado de latinos y negros). Cuando se aburrían iban a la sabana a matar animales desde el aire.
Les encantaba aterrorizar a la población civil e infundirle miedo sobrevolando mercados, barrios y calles día y noche. El viento que producían los helicópteros tumbaba casas, mezquitas, quioscos y muros, y aterraba al ganado.
En una redada esposaron a una señora porque gritaba. Media hora después llegó un intérprete, que se enteró de que el viento de un helicóptero arrastró a su hijito.