Movimiento de resistencia de soldados
Phillip Watts
Obrero Revolucionario #1271, 20 de marzo, 2005, posted at rwor.org
El sexto día del campamento de instrucción, el soldado Jeremiah Adler escribió a sus padres:
"Ahora estoy jodido. Si me quedo aquí más no seré la misma persona. Tengo que IRME. Ayúdenme. Cada minuto que ustedes están en la casa y yo estoy en esta mazmorra, carente de amor propio, orgullo, esperanza, amor, fe, valor y todo lo demás. Me han quitado todo lo que valoro. Estamos jodidos. Lo convencen a uno de que ES despreciable. Ayúdenme. La situación va de mal en peor".
Poco después, antes de que su unidad se marchara, Jeremiah desertó.
En estos días su caso no es nada raro. CBS News ha informado que según el Pentágono unos 5,500 soldados han desertado desde que comenzó la guerra. Muchos se han ido a Canadá y otros salieron de permiso y no regresaron. Muchos de ellos son soldados de la reserva, que se consideraban "soldados de fin de semana", pero ahora los despachan vez tras vez a las zonas de ocupación de Irak y Afganistán, y no saben cuándo podrán regresar a la vida civil.
Además, los estrategas militares creen que necesitan otros 30,000 soldados para las próximas guerras, pero al Ejército y los Marines les cuesta mucho trabajo encontrar nuevos reclutas. La agencia noticiera Associated Press informó el 8 de marzo que ahora los jóvenes negros se están alistando menos.
Según un estudio de agosto de 2004: "Más afroamericanos dicen que pelear en una guerra que no apoyan es un obstáculo al servicio militar". Agregó que la actitud de la juventud en general hacia las fuerzas armadas es "más negativa".
La ocupación de Irak sigue y aumentan las bajas. Mucha gente sabe que los pretextos del gobierno para la invasión eran mentiras.
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Al prepararme para ir al fuerte Bragg, Carolina del Norte, para informar sobre las protestas con motivo del segundo aniversario de las grandes manifestaciones contra la guerra de Irak, me puse a pensar en cuándo me enteré de la resistencia de los soldados durante la guerra de Vietnam. Afortunadamente en la secundaria tuve un maestro progresista que nos mostró el documental "Only the Beginning" (Solo el comienzo), sobre los soldados estadounidenses que regresaron de Vietnam transformados radicalmente por lo que experimentaron. Una escena del documental tuvo un impacto profundo en mi desarrollo como comunista revolucionario.
Se ve una larga fila de ex combatientes que tiran sus medallas hacia las escalinatas del Congreso. Me impresionó lo que dijo uno: "Si otra vez tengo que pelear, pelearé por conquistar estas escalinatas". Me dio escalofríos, en un sentido positivo.
Quería saber cómo uno podía alistarse en el ejército con una cosmovisión y salir con otra totalmente distinta, que ve que el sistema y las fuerzas armadas que lo defienden son el enemigo.
Es interesante reflexionar sobre las diferencias entre los años 60-70 y hoy; se pueden escribir libros enteros sobre el tema. Como en Vietnam, hoy los comandantes del imperio estadounidense han despachado sus fuerzas armadas a conquistar un país con el trillado pretexto de llevar la "democracia" y defender al "mundo libre".
Pero por otro lado, hay muchas diferencias en la guerra y en el mundo post 11 de septiembre. La clase dominante quiere reconfigurar el mundo bajo el dominio estadounidense, y se centra hoy en las zonas estratégicas y ricas en petróleo del Medio Oriente y Asia Central.
La actual cruzada la describen en términos abiertamente mesiánicos. Poderosos generales de las fuerzas armadas y otros representantes de la clase dominante dicen que la "guerra contra el terrorismo" es una guerra santa entre las fuerzas de dios y un enemigo malvado y demoníaco. Cuando George Bush habla de que en la lucha contra el mal lo guía "la palabra de dios", no es pura locura. Tiene un método: atraer —y engatusar— a los fundamentalistas que creen en la verdad revelada de la Biblia.
Millones de personas no se tragan las mentiras con que justifican la guerra contra Irak y se preguntan cómo todavía alguien puede creer que hay armas de destrucción masiva. Pero cuando Bush dice "tengan confianza en mí", quiere decir que sus palabras son verdades "reveladas por dios".
Todo esto es parte de un plan para el futuro de las fuerzas armadas.
El presidente Avakian ha dicho que "cabe señalar que desde hace cierto tiempo se ha cultivado una situación en las fuerzas armadas en la cual la política de los reaccionarios fundamentalistas ocupa una posición importante, particularmente en el alto mando". Al alto mando lo caracteriza más y más un punto de vista político agresivamente conservador, y la influencia de las redes de fascistas cristianos y teocráticas está en aumento, especialmente entre las unidades de comandos, que son la élite de las fuerzas armadas.
Aunque los fascistas laicos (que se llaman "neoconservadores") determinan la política exterior de la administración Bush en este momento, la influencia de los fascistas cristianos en el gobierno está en aumento, y su plan de imponer una teocracia. Es extremadamente peligroso que tales fuerzas tengan lazos y partidarios en el alto mando militar. Toman muy en serio la retórica de una "cruzada global" y consideran los ataques contra otros países como una guerra santa contra el mal. Además, piensan que hay que purgar la sociedad estadounidense de fuerzas desleales y satánicas.
Por eso es muy significativo que la guerra de Irak ha causado algo muy distinto en las fuerzas armadas: descontento, cuestionamiento, desilusión, deserción y la posibilidad de una resistencia mayor y más consciente.
En el contexto del ascenso de esas fuerzas derechistas, es muy significativo que el documental anti- Bush de Michael Moore ("Fahrenheit 911’) sea muy popular en las fuerzas armadas. En los cuarteles el DVD pasa de mano a mano y en los pueblos sureños donde hay bases militares, los teatros se llenan.
Una lección de los años 1960 es que un potente movimiento de resistencia de los soldados puede socavar los planes de los imperialistas y, además, puede ser un factor importante cuando el gobierno despache las fuerzas armadas para reprimir a la ciudadanía de este país.
Este movimiento de resistencia empieza a surgir entre los soldados y sus familiares, y empieza a desempeñar un papel en el movimiento contra la guerra. Tienen una amplia gama de opiniones, pero todos creen que se debe parar la guerra y traer de vuelta a los soldados.
Tuve la oportunidad de conocer más sobre estos soldados y su resistencia. A veces la información es de artículos que han escrito y entrevistas que han salido en los medios. En otros casos los entrevisté como corresponsal del Obrero Revolucionario.Hay mucho más que investigar y muchas otras historias que contar. Los soldados y sus familiares arriesgan mucho y han recibido muchas amenazas y represalias de las fuerzas armadas. Por eso gran parte de esta resistencia pasa desapercibida.
El abogado Jeffrey House representa a cinco soldados que están en Canadá, entre ellos Jeremy Heinz y Darrel Anderson. Le dijo al sitio web World Socialist News que cada semana habla con otros 12 soldados en Canadá. Jeremy Heinz es uno de los primeros reclutas que pidió que lo clasificaran como objetor de conciencia antes de ir a Canadá, y su caso podría sentar un precedente en la posición del gobierno canadiense hacia los soldados que buscan refugio.
House dijo que Darrel Anderson desobedeció órdenes de abrir fuego contra un carro lleno de civiles. Tres días después fue herido por una bomba y lo galardonaron. Estaba de permiso en Lexington, Kentucky, en enero, y decidió ir a Canadá en vez de regresar a Irak.
En un artículo del 1§ de marzo de la revista Harpers,Kathy Dobie informó sobre varios soldados que abandonaron el ejército. Dobie señala que "casi se ha duplicado, de 17,000 en 2001 a 33,000 el año pasado" la cantidad de llamadas a una línea telefónica (GI Rights Hotline) que explica los derechos a los soldados.
Llamé al GI Rights Hotline y hablé con Steve, un hombre muy amable. Me dijo que un 30% de las llamadas son de soldados que piensan desertar, por ejemplo soldados que están en el campamento de instrucción. Explicó que es un lugar que traumatiza a muchos reclutas y que no tiene nada que ver con lo que los prometió el reclutador.
El artículo sigue a Jeremiah Adler, que decidió desertar antes de que lo despacharan a Irak. Desde el campamento escribió: "’Lo que dicen me horroriza. En el mundo civil, hablar de matar a otra persona lleva al ostracismo. Pero aquí hablan abiertamente de matar, como si fuera algo divertido’. En otra carta les dijo a sus padres lo triste que es el cuartel: ’Debajo de la manta muchos lloran, pero no quieren que nadie los oiga’.
"En la última carta a sus padres, escrita el sexto día, la letra vacila. En una página garabateó: ’AYÚDENME’. La víspera de ir al campamento de instrucción decidió no irse a Irak. ’Oí que un grupo de oficiales trata de intimidarlo a uno con amenazas. Oí que meten las maletas en el camión y casi lo empujan a la fuerza. ¿Entienden lo que me espera? No tengo nada de mi lado. Ahora estoy jodido. Si me quedo aquí más no seré la misma persona. Tengo que IRME. Ayúdenme. Cada minuto que ustedes están en la casa y yo estoy en esta mazmorra, carente de amor propio, orgullo, esperanza, amor, fe, valor y todo lo demás. Me han quitado todo lo que valoro. Estamos jodidos. Lo convencen a uno de que ES despreciable. Ayúdenme. La situación va de mal en peor".
Afortunadamente, Jeremiah se escapó con otro recluta.
Mike Hoffman es cofundador de Veteranos de Irak contra la Guerra, fundado hace un poco más de un año y ya tiene más de cien soldados de Irak y de otros lugares. Es parte de un importante movimiento que es más visible y que ha iniciado varias acciones contra la guerra.
Hablé con Mike acerca de su propia transformación. Se alistó en los Marines antes del 11 de septiembre de 2001. Después empezó a tener dudas. Me dijo: "Con los sucesos del 11 de septiembre, todo se volvió patas arriba en el país y sobre todo en las fuerzas armadas. Un poco antes del 11 de septiembre por casualidad empecé a leer unos libros de Noam Chomsky acerca de política exterior. El 11 de septiembre lo sacudió todo. Mucha gente decía que se debía matar a los responsables. Pero yo estaba entre los pocos que se preguntaban por qué ocurrió".
Un pequeño grupo de Marines empezó a debatir por qué ir a pelear en Irak: "En los seis o siete meses antes de que nos despacharan, hablamos mucho de los motivos de la guerra y de la historia de Irak".
Mike participó en la invasión, pero desde el comienzo tenía un montón de dudas. Me dijo que por la rapidez de la invasión, no tuvieron oportunidad de seguir platicando. Pero llegaron a la conclusión de que estaba mal. Mike se sentía atrapado y decidió hacer lo necesario para sobrevivir y regresar.
Dijo que su oposición no se debió a un suceso particular: "Ya tenía una opinión sobre la invasión. Mis compañeros y yo nos dimos cuenta de que no tenía nada que ver con la democracia, las armas de destrucción masiva o Saddam Hussein. sino con el petróleo y las ganancias. Ver lo que hicimos a ese país me dio la fuerza de oponer resistencia".
Más tarde me habló del pueblo iraquí: "Lo que hemos hecho al pueblo iraquí es algo de lo que más nos afectó. Aunque no los conocemos personalmente, sabemos que les hemos hecho cosas muy malas y que hemos causado mucha destrucción. Terminar la guerra es un primer paso para permitirles volar con sus propias alas".
Estuvo en Irak dos meses y medio y regresó agobiado por la experiencia. Explicó: "Incluso antes de ir no me gustaba la guerra, y cuando regresé estaba muy inquieto por lo que hicimos. Me sentía perdido. No sabía qué hacer hasta que encontré el grupo Veteranos por la Paz. Me acogieron y me explicaron que no soy el primer soldado que participó en una guerra y salió con ese mismo sentimiento. Otros han tenido la misma experiencia. Eso me ayudó mucho".
Le pregunté sobre el proceso que lleva a los soldados a tener dudas sobre la misión. Me lo explicó así: "Para algunos soldados el hecho de que les disparen es una experiencia radicalizadora. Cuando una arriesga la vida por algo que no entiende o que rechaza, le afecta mucho. Muchos regresan con un montón de preguntas y no les gustan las respuestas que les dan. Empiezan a dudar de todo lo que está pasando. La pregunta más obvia tiene que ver con lo que dijo Bush acerca de los ’terroristas’, que nos odian porque disfrutamos de la libertad. Uno se da cuenta de que no es así, de que nos odian por la invasión de Irak y otras acciones parecidas. Con eso uno se pone a pensar en otras cosas, con otra perspectiva.
"Pocos soldados salieron de Irak hablando del imperio estadounidense. Lo que pasó es que les dieron una explicación de su misión y de lo que hacen las fuerzas armadas cuando fueron a Irak, pero ahí ven que no concuerda con la realidad. Regresan con muchas preguntas u oposición. Ver la realidad de Irak les da las herramientas que necesitan para plantear dudas sobre todo lo demás".
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El sargento Kevin Benderman, que tiene 40 años, lleva 10 años en el ejército. Lo han acusado de deserción porque desobedeció órdenes de regresar a Irak con su unidad, y un consejo militar lo podría sentenciar a siete años de cárcel.
Durante una licencia de 15 meses, tuvo tiempo para reflexionar sobre lo que vio en Irak en 2003. Le dijo a la agencia noticiera Associated Press: "Algunos deciden ser objetores de conciencia desde el comienzo, pero otros se dan cuenta por medio de lo que les pasa de que han tomado un camino equivocado. Me pregunté: ¿quiero quedarme en una organización cuya meta es matar?"
Kevin y su esposa escribieron varias declaraciones sobre la decisión de no regresar. Entre las imágenes más inquietantes está la de una niña de 10 años que vio en Irak: "Tenía el brazo quemado, todo negro. Estaba parada al lado de su madre y las dos pedían socorro". El convoy no paró. Dijo que también lo persigue la imagen de unos perros que comían cadáveres en una fosa común. El juicio empezará el 11 de mayo.
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A Camilo Mejía lo pusieron en libertad hace poco tras nueve meses en un penal militar por desobedecer órdenes de regresar a Irak. Fue uno de los primeros soldados que condenó públicamente lo que vio en Irak, como por ejemplo la tortura de presos y la muerte de civiles inocentes. El grupo ¡Rehusar & Resistir! lo galardonó por valentía y resistencia. En una declaración que escribió cuando recibió el premio, Camilo dijo: "Muchos me han llamado héroe. Creo que me encuentro a medio camino. A los que me han llamado héroe les digo que no creo en los héroes, pero sí creo que la gente común y corriente es capaz de hacer cosas extraordinarias".
Agregó: "Acepto este premio en nombre de todos los que siguen callados, de todos los que siguen traicionando la conciencia, de todos los que todavía no han condenado el mal que ven a su alrededor, de todos los que no hacen lo suficiente para oponer resistencia. Acepto este premio a sabiendas de que no lo merezco. Lo acepto con la promesa de que haré lo necesario para merecerlo, de que cumpliré mi deber con el pueblo. Daré voz a los que reconocen el mal pero tienen miedo de condenarlo. Prometo que dedicaré la vida a esforzarme por merecerlo, a rehusar y resistir".
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Camilo ha inspirado a muchos soldados a desobedecer órdenes de regresar a Irak. Entre ellos figura Pablo Pedres, suboficial de la marina, quien se presentó a su base naval el 6 de diciembre de 2004 vestido de civil con una camiseta que decía: "Como un miembro del gabinete, renuncio".
Desobedeció órdenes de ir al golfo Pérsico en una protesta pública muy inusual. Le dijo a los medios: "Quiero que se sepa que hay mucha oposición a esta guerra. No se trata de un puñado de liberales locos que solo quieren publicidad".
Los oficiales de la marina trataron de persuadirlo, pero se mantuvo firme. Ha criticado sin pelos en la lengua la ocupación de Irak. Cuando le preguntaron sobre las consecuencias de sus acciones, dijo: "Prefiero estar en la cárcel militar que participar en una guerra sucia que yo y muchos más no apoyamos".
La cantidad de soldados que ha desertado da una idea de las dudas sobre la guerra, pero hay otras formas de resistencia entre los soldados que están en Irak.
Mike Hoffman subrayó algunos aspectos importantes. Dijo que ha oído que "hay pequeñas unidades que en vez de ir a patrullar solo manejan por la ciudad en un Humvee lo más rápido posible y regresan a la base. No patrullan de veras porque no quieren arriesgar la vida.
"Hay muchas acciones de resistencia individuales", continuó. "Por ejemplo, hay un soldado en Irak cuya madre participa en Familias Militares Hablan. Él no se pone las insignias y tutea a todos los oficiales. Es una forma de resistencia".
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Lo que se está desarrollando entre los soldados y familiares es una parte sumamente importante del movimiento contra la guerra. Ha empezado un importante proceso de desenmarañamiento: de creer que su lealtad ha sido traicionada a captar más profundamente las ambiciones y realidades del imperialismo estadounidense. En los días y meses que vienen, muchos más soldados tendrán dudas sobre por qué y para quiénes están peleando. En este proceso será importante que tengan un vistazo de un futuro revolucionario y de una causa que realmente vale la pena luchar para plasmar en realidad.