Osage Bell
Obrero Revolucionario #1272, 27 de marzo, 2005, posted at rwor.org
Durante su campaña para senadora de Nueva York, Ud. criticó a los que quieren "atrasar el reloj" respecto a los derechos de la mujer; pero ahora que está tramando un nuevo avance político, dice que el aborto es una "elección triste, hasta trágica" para la mujer. Bueno, entonces, ¿cuál es la verdad? No puede jugar de los dos lados.
Francamente, no es cierto que el aborto sea triste o trágico. Montones de mujeres de su generación que lucharon para legalizar el aborto me han contado del alivio que sintieron al entrar en una clínica de aborto legal. Después de años de asilos para "la madre soltera", del legrado clandestino que mató o estropeó a muchísimas, de miedo y humillación, por fin pudieron solucionar con dignidad un embarazo no deseado, con métodos científicos y sin correr peligro.
Pero a otras generaciones más jóvenes, como la mía, nos han llenado el coco con vergüenza, remordimiento y la idea que somos frías o egoístas: no es el aborto en sí lo que nos hace sentir eso, sino las maniobras de la derecha religiosa y sus aliados. Pero, ¿por qué? ¿Qué es un aborto exactamente? Es la extracción quirúrgica de un feto. ¿Y qué es un feto? Existe dentro del cuerpo de la mujer desde que el embarazo comienza hasta que termina. No es plenamente un "bebé" ni un "niño" sino un feto en desarrollo, una parte inseparable del cuerpo y bienestar de esa mujer; tiene el potencial de ser, más adelante, un ser humano pero todavía no lo es. Es "vida", claro, pero aún dista de ser un ser humano independiente.
Pero ciertas fuerzas valoran a la mujer menos que a ese potencial en desarrollo; la definen solo en torno al feto, en oposición a lo que logró su generación en los años sesenta y setenta en la lucha para definir a la mujer como un ser independiente y racional, muy capaz de manejar su vida.
Es más, Ud. ha instado al movimiento pro derecho al aborto a buscar puntos en común con los que se oponen al aborto, suponiendo que "todos queremos limitar el aborto, ¿no es así?". Pero la realidad es que no hay puntos en común, y es muy revelador, y muy peligroso, que Ud. crea que los haya.
¿Cuáles son esos puntos en común que Ud. ve? Recientemente, afirmó: "No hay ninguna razón para que el gobierno no pueda educar, informar y ayudar más para que nunca sea necesario, o solo en circunstancias muy insólitas, recurrir a la opción que la constitución garantiza". Así que sus puntos en común son decir que el aborto no es necesario, cuando Ud. debe saber perfectamente que lo es.
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Ha dicho que respeta a los que "creen con todo el corazón y toda la conciencia que no se debe permitir ningún aborto bajo ninguna circunstancia". ¿No oye lo repugnante que suena? Mientras el hombre y la mujer tengan relaciones sexuales, será necesario el aborto para que la reproducción no controle la vida de la mujer. La posibilidad de un embarazo no deseado es un hecho objetivo y todas las sociedades lo tienen que solucionar, escogiendo entre (básicamente) dos opciones: imponer la moral tradicional que nos infunde vergüenza y remordimiento que no debemos sentir; o desencadenar a la mujer y tenerle confianza, romper con toda moral tradicional y fomentar una moral que valore la emancipación de la mujer. El aborto tiene que ser una opción.
Incluso la educación que Ud. propone, para que la mujer conozca su cuerpo y cómo cuidarlo, está bajo ataque por los que buscan imponer una teocracia fascista, en la cual los valores bíblicos serán la ley. Póngale que Ud. no esté de acuerdo con ese programa, pero quiere aliarse con esas fuerzas. ¿Por qué quiere someter a la mujer a esa moral grotesca?
Consideran una grosería la palabra "ciencia", ponen a la defensiva a los que hablan de la realidad y de ser científicos; ¿por qué les cedemos el terreno al proponer la misma moral vengativa que la "vasta conspiración derechista" que Ud. una vez denunció?
No. Hay una alternativa.
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Nuestro punto de partida, y los puntos en común con otros, no pueden fundamentarse en "cómo limitar el aborto", sino en cómo lograr la completa emancipación de la mujer y de toda la humanidad.
Esos derechistas creen que las mujeres somos unas egoístas que nos acostamos con cualquiera y abortamos sin pensar dos veces.
No solo nos insultan; lo ponen de pretexto para imponer el dogma religioso y la dominación del hombre sobre la mujer. Y las dificultades por las que pasan las mujeres para hacerse un aborto en estos tiempos los desmienten.
Quisiera que viviéramos donde la mujer pudiera hacerse un aborto libremente, donde se encontraran clínicas a la vuelta de la esquina y fuera gratis para toda mujer en cualquier etapa de la vida, por cualquier razón. Pero la verdad es en que algunos estados solo hay una clínica de aborto y muchos hospitales no lo practican. En Kansas, el gobierno federal está investigando a dos importantes clínicas por hacer abortos tardíos y atender a adolescentes. A los doctores los hostigan e incluso los han asesinado; han incendiado clínicas. Muchos estados tienen reglamentos que dificultan el aborto, como notificación a los padres, espera de 24 horas, "consejos" no científicos que espantan; "centros de embarazo" financiados con fondos federales que amedrantan a las mujeres para que no aborten. Por otra parte, ponen obstáculos a los anticonceptivos, como RU486, y ¡Bush retira los fondos de las organizaciones internacionales de planificación familiar! ¡Así "limitan el aborto", así encadenan el 50 por ciento de la población a su cuerpo, a la iglesia y a la intervención del gobierno en sus decisiones más personales! ¡Y este gobierno quiere apretar MÁS las cadenas!
¿Por qué? Por una parte, porque a Bush y a muchos de sus aliados los guía una moral cristiana fascista que busca imponer una interpretación textual de la biblia en todo aspecto de la vida social. Ya establecieron instituciones y encajaron a su gente en puestos estratégicos para insinuar su visión: lo vemos en las iniciativas de fe, la promoción de la abstinencia, y los debates sobre eliminar la separación de la iglesia y el estado (ya pegan los diez mandamientos en la pared de una corte, ¡qué va!). Estos fascistas cristianos con los que Ud. quiere avenirse tienen un programa completo; Ud. creerá que está haciendo las paces entre dos facciones reñidas entre sí, pero ellos se la comerán de botana. No van a aceptar su "limitemos el aborto promoviendo los anticonceptivos"; no les interesa hacer las paces.
Ante el ataque derechista, Ud. y sus colegas nos presionan a los que defendemos firmemente el derecho al aborto a que aceptemos esa moral opresiva y anticientífica porque —según Ud. dice— carecemos de una moral nuestra.
El comentarista derechista Andrew Sullivan recientemente escribió, respondiendo a lo que Ud. está haciendo: "Algo muy inusual está pasando con algunos demócratas y activistas pro derecho al aborto: se están poniendo más astutos con la estrategia. Durante años, han remachado el derecho al aborto sin captar las angustias que tantos sufrimos respecto al aborto, y por eso parecen estridentes y moralmente obtusos. Hablan del aborto como si fuera tan trival como sacarse una muela, en vez de una elección difícil que ninguna mujer escogería si la pudiera evitar".
Bueno, veamos primero la moral del movimiento contra el aborto: ¿qué tipo de moral busca infundir en la mujer culpa, vergüenza y falta de valor propio, especialmente en lo que concierne a los aspectos más íntimos de su vida? ¿Qué tipo de moral prohíbe el conocimiento científico y crítico del cuerpo y de la sexualidad, y promueve "valores tradicionales y religiosos" como "antídotos a las relaciones sexuales entre adolescentes"? ¿Qué tipo de moral castiga a la mujer que tiene relaciones sexuales?
Dicen que "el aborto es tan reprensible que nadie que lo defienda puede ser moral". ¿Y nosotros? ¿A ver?
No carecemos de moral; simplemente no dejamos que la defina esa moral tradicional por la cual los derechistas rezan. y luego se organizan para legalizar la esclavitud reproductiva.
La moral que yo sostengo representa los intereses de toda la humanidad. Afirma que la mujer vale lo mismo que el hombre, que la gente se merece un trato respetuoso y digno, y que todos deben ser libres de la opresión y explotación que no los dejan participar de lleno en la sociedad. La moral comunista está al servicio de la lucha para abolir toda desigualidad y opresión social. De acuerdo con estos principios, como ha dicho el presidente del PCR, Bob Avakian, el comunismo rechaza la racionalización pragmática y la noción de que "los fines justifican los medios"; exige que los métodos, los fines y los medios, que se adopten en cada paso de la lucha hacia la meta final concuerden fundamentalmente con esa meta final de acabar con toda opresión.
Una parte de eso es captar que el aborto salva la vida de muchas mujeres. Y los doctores que lo practican son héroes. Si Ud. piensa que exagero, entonces su oposición a la opresión patriarcal es incompleta e inconsecuente. Si eso es lo mejor que nos ofrece, mejor quítese, llévese su mantra de "seguro, legal e inusual" y deje de dar liderazgo a la mujer. ¿Cómo se atreve a transigir con el valor de la vida de cualquier mujer, que vale más que cualquier bola de células que crece dentro de ella, deseada o no. Eso se lo digo sin pedir disculpas y sin sufrir angustias.
Mi moral sobre el aborto, una moral comunista, parte de la emancipación de la mujer, que se vincula integralmente a la liberación radical de toda la humanidad de las ideas y relaciones de propiedad tradicionales, y nada menos . Esta moral nos exige que analicemos críticamente el mundo, decidamos lo necesario y lo possible, y basemos todo en el futuro anhelado, porque solamente así realmente se puede decidir lo que hay que hacer hoy. No se trata de conveniencia política, sino de la vida de seres humanos.
A propósito, aunque soy atea, no creo que en este momento debemos trazar deslindes con la religión; el deslinde debe trazarse con el derecho de la mujer a participar en el mundo como un ser humano completo. Si ella no tiene ese derecho, ¿cuál es su valor?
Como se ha dicho muchas veces, el derecho de la mujer de decidir si tener hijos o no, y cuándo —a no ser obligada a tener un hijo si no desea— es una cuestión fundamental, igual al derecho del negro de no ser esclavizado. Como dice Bob Avakian: "Pedir la reconciliación sobre problemas y derechos tan fundamentales como ese solo les conviene a los que quieren esclavizar y negar esos derechos fundamentales".
Si no partimos de lo posible, de una visión de un mundo radicalmente diferente, entonces siempre nos atoraremos en un círculo vicioso de pedir solo lo que acepten los fascistas cristianos. Hay que llamarlos así porque eso es lo que son.
De hecho, la biblia no se opone a la matanza de bebés ni a la violación de mujeres, así que, ¿por qué fundamentar nuestra moral en ella? Bueno, para los fascistas cristianos, es porque quieren reavivir todos esos horrores de los tiempos bíblicos. Realmente no les interesa "la vida" sino la subyugación de la mujer como parte intrínseca de su visión del mundo.
Estas fuerzas (con las cuales Ud. busca "puntos en común") tienen la iniciativa y el poder político ahorita para definir el terreno político en términos cada más vez derechistas, hasta que Ud. termine donde nunca pensaba llegar y haga lo que solo se imaginaba en pesadillas. Cuando se dé cuenta, será muy tarde; avenirse un poquito con ellos basta para convertirse en uno de ellos, o para que la aplasten.
Sabe muy bien que HAY una conspiración derechista, o ¿acaso cree que su esposo es el único blanco?
Afortunamente, el camino resbaloso de la conciliación no es el único. Como dije, hay otra moral que nos lleva por otro camino, hacia un futuro radicalmente diferente.
Entonces, hay que luchar apasionada y agresivamente, con la cabeza en alto, por una moral radicalmente diferente que es parte, y procede de una visión radicalmente diferente de la sociedad, la de Bob Avakian, que se fundamenta en romper todas las cadenas de la tradición y liberar la humanidad. Nuestra visión no debe partir del nivel actual de nuestros ojos, sino de una vista aérea que alcance a ver a lo lejos, desde las alturas más altas que pueda alcanzar la humanidad. ¿Dirá que es puro idealismo? No, es realista si bregamos activamente con esa visión para captarla, compararla con la realidad de hoy y romper los obstáculos actuales para hacerla realidad. Es mucho más realista que tratar de escoger lo "bonito" de una moral opresiva, que solamente nos llevará más y más atrás; y en el marco de la situación mundial actual, acabaríamos en un lugar brutal, letal y repugnante.
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Existe otra moral, pero urge luchar por ella y vivir a su luz. Parte de lo necesario para liberar a la mujer de las cadenas de la opresión que nos aprietan cada vez más.
Hay que ver más allá de la superficie de lo que está pasando en el mundo. Por un lado, vea los horrores que nos han ocultado a tantos; que este sistema solo puede funcionar si sigue pisando el lomo de millones a través del mundo; que el patriarcado sigue muy vivo aunque muchos no lo llamen por ese nombre (pero Ud. sí, ¿o acaso se ha olvidado del ensayo que escribió sobre el origen de la palabra "familia" del latín, donde significaba todo lo que pertenecía a un hombre, como sus muebles, hijos y mujer?)
La esclavitud sexual, la violencia doméstica, el matrimonio obligado, la violación, el casamiento de niñas: todo eso no va a desaparecer sin arrancar sus causas.
Luego, por otro lado, vea a las muchas personas de este país y el mundo entero que no tienen ningún deseo ni interés en que el mundo siga funcionando así. ¿No ve su potencial de entender y cambiar el mundo? Yo veo las semillas del nuevo futuro; ¿y Ud.? ¿Qué es lo que desea: limitarlas, amarrarlas, evitar que hagan realidad ese futuro? Yo veo el potencial de desencadenarlas, y con eso, atizar las tensiones y contradicciones; denunciar a los fanáticos religiosos y no conciliar con ellos.
Dígame, senadora Clinton, ¿qué sueña de noche? ¿No se le aparecen las caras de tantas mujeres que murieron en el pasado de legrados clandestinos, ni las fisonomías borrosas de las mujeres sumisas a las que un embarazo no deseado les borró los sueños? ¿O será que su nueva moral no la deja ni pensar en ellas, las personas de carne y hueso que encierran a esos fetos?
Le diré lo que yo sueño, lo que mi moral me hace vislumbrar: yo veo un futuro donde la mujer camina con la cabeza en alto, donde no podría ni imaginar una época en que el aborto era un derecho que el gobierno otorgaba o no, por no mencionar la lógica de "seguro, legal e inusual", porque la capacidad de la mujer de decidir tales cuestiones cruciales será una parte integral del tejido social. Habrán rebasado una sociedad donde el estado decida tales cuestiones, de hecho habrán rebasado el estado en sí en aquel futuro comunista. El hombre y la mujer, de toda raza y nacionalidad, serán capaces de abordar todo lo que pasa en el mundo. Y cuando estudien la historia de estos momentos, descartarán su argumento incrédulo, si es que lo encuentran en algún pie de página en la vasta biblioteca del conocimiento humano.