Zalmay Khalilzad: Estratega del imperio va a Irak

Larry Everest

Obrero Revolucionario #1274, 10 de abril, 2005, posted at rwor.org

¿Quién es Zalmay Khalilzad? ¿Qué nos revela su nombramiento como embajador en Irak sobre la dirección del plan global de Bush? (George W. Bush lo nombró embajador en reemplazo de John Negroponte, a quien nombró director de Inteligencia Nacional).

Khalilzad ascendió de ayudante de Paul Wolfowitz en los años 80 a ideólogo neoconservador en los años 90 a alto funcionario de Bush, como parte del ascenso de un grupo de estrategas imperialistas con una sanguinaria historia que buscaba consolidar, profundizar y extender a la fuerza la dominación mundial yanqui. Hoy esa estrategia impulsa la política internacional del gobierno de Bush II. Para comprender las causas (una pista: no fue el 11 de septiembre ni el "terrorismo") de la invasión de Irak de 2003 y el veloz ritmo de los cambios en el Medio Oriente (como las amenazas contra Irán y Siria y las demandas de "reforma" a los gobiernos egipcio y saudita) y las acciones de Estados Unidos en el resto del mundo, es necesario entender dicha estrategia.

El nombramiento de Khalilzad (que el Senado tendrá que confirmar) subraya el papel central que Irak juega en ese plan. También recalca que los imperialistas yanquis están resueltos a continuar con sus planes en el mundo. . . a pesar de las enormes dificultades en Irak y el potencial de mayores trastornos. Lo que está en juego es el lugar que ocupa su sistema en el mundo y su futuro.

Khalilzad es protegido de Wolfowitz y del vicepresidente Dick Cheney. Nació en Afganistán, emigró a Estados Unidos y estudió en la Universidad de Chicago (un centro de teoría estraussiana). A partir de 1984 trabajó en el Departamento de Estado de Reagan bajo el halcón Wolfowitz. Colaboró en el proyecto de armar a los mujaidines afganistaníes, entre ellos Osama bin Laden, que combatían a la Unión Soviética tras la invasión a Afganistán en 1979. (En esa época la Unión Soviética era el principal rival imperialista de Estados Unidos). A raíz de la invasión soviética y la guerra impulsada por Estados Unidos, murieron más de un millón de afganistaníes, una tercer parte de la población acabó en campamentos de refugiados y el país quedó destrozado.

Deseos de hegemonía mundial: Pautas para un plan de defensa de 1992

Tras el hundimiento de la Unión Soviética en 1991, el gobierno de Bush I comenzó a elaborar una estrategia para conservar el lugar de Estados Unidos como superpotencia mundial única. Esa estrategia se definió por primera vez en el documento "Pautas para un plan de defensa" de 1992 [Defense Planning Guidance], redactado por Khalilzad bajo la dirección de Wolfowitz y el secretario de Defensa, Dick Cheney.

Según el New York Times , el documento recomendaba que "no se permita que surja ninguna superpotencia rival en Europa Occidental, Asia ni en el territorio de la antigua Unión Soviética". Tal objetivo era "la premisa principal de la nueva estrategia de defensa regional y requiere que impidamos que cualquier potencia hostil logre dominar una región cuyos recursos serían suficientes, en caso de consolidar el control, para convertirse en una fuerza global. Entre esas regiones figuran: Europa Occidental, el este de Asia, el territorio de la antigua Unión Soviética y el suroeste de Asia".

El documento también destaca la importancia del golfo Pérsico y la región colindante: "En el Medio Oriente y el suroeste de Asia nuestro objetivo global es seguir siendo la principal potencia extranjera en la región y conservar el acceso al petróleo de la región para Estados Unidos y el Occidente". Propone alcanzar esos objetivos mediante ataques preventivos contra los rivales o estados que busquen armas de destrucción masiva, reforzar el control estadounidense sobre el petróleo del golfo Pérsico y no permitir que el derecho ni las coaliciones internacionales inhiban el margen de acción de Estados Unidos.

El libro de James Mann, Rise of the Vulcans — The History of Bush's War Cabinet (El ascenso de los vulcanos: La historia del gabinete de guerra de Bush), retrata los debates internos de la clase dominante en ese entonces. Dice que Lewis Libby (otro funcionario del Departamento de Defensa y hoy el principal ayudante de Cheney) opinó que el borrador del documento tenía que ir más allá de impedir el ascenso de rivales, a hacer que Estados Unidos tuviera tanto poder que ningún país contemplara desafiarlo (pp. 208-215).

"De la contención al liderazgo mundial"

Cuando Bill Clinton entró a la Casa Blanca en 1992, Khalilzad y su banda quedaron sin chamba, pero continuaron trabajando por una política internacional más agresiva (y por acciones militares contra Irak). Llamados "neoconservadores", actuaban por medio de grupos de analistas de derecha y publicaciones prominentes como el Wall Street Journal y el Weekly Standard del monopolista de los medios Rupert Murdoch. Durante una década, generaron un chorro de comentarios, artículos, análisis de estrategia y libros, y trabajaron en la campaña para echar a Clinton.

Cheney, Wolfowitz, Khalilzad y otros opinaban que la situación no se estaba desarrollando en la dirección indicada y que Clinton y su equipo desperdiciaban la preeminencia del país. Como dijo Bob Avakian: "Es como si dijeran: 'Tuvimos una gran victoria en la guerra fría, pero con Clinton la desaprovechamos. Hubiéramos extendido nuestra hegemonía a todos los rincones del globo, y ya es hora de que lo hagamos'"1.

En 1995 Khalilzad detalló el plan de hegemonía mundial estadounidense en el libro From Containment to Global Leadership (De la contención al liderazgo mundial) y señaló que Estados Unidos tenía tanto oportunidades, como nuevos peligros , tras el derrumbe de la Unión Soviética, y que era necesario tomar medidas decisivas para consolidar y extender el imperio en todo el mundo.

De los nuevos peligros, Khalilzad menciona el potencial de "conflictos regionales importantes, las tentativas de obtener hegemonía regional y la proliferación de armas de destrucción masiva", "caos y fragmentación interna de estados", posibilidades de una "mayor cantidad de guerras pequeñas" y el "resurgimiento del imperio ruso y el expansionismo chino". Señala que "el actual crecimiento económico de Asia. . . generará importantes cambios del poder económico relativo, con importantes implicaciones militares y geopolíticas potenciales" y la "intensificación de la competencia económica internacional"2. Describe a China como "el candidato más probable" a rival global. "En los próximos 20 años, es muy posible que las acciones de China o Rusia, o de una coalición de países, iguale el poder de Estados Unidos y sus aliados"3.

Khalilzad dice: "A pesar de las medidas de los gobiernos de Bush [I] y Clinton..., no ha cuajado una gran estrategia ni un consenso sobre los objetivos globales de seguridad nacional. Parece que el país aún trata de encontrar su norte estratégico". Afirma que la visión global de Clinton no tuvo ningún "concepto unificador" y su estrategia "no trata ciertos temas difíciles... Tampoco ha fijado claramente sus prioridades".

Khalilzad sostiene que Estados Unidos debe impedir que otros países obtengan "hegemonía en regiones cruciales", como el golfo Pérsico, y concluye que "por un tiempo indefinido, Estados Unidos también debe decidirse a mantener su posición de liderazgo mundial e impedir el ascenso de otro rival mundial. Es una oportunidad que tal vez el país nunca más vuelva a tener"4.

Irak en la mira años antes del 11 de septiembre

Aparte de proponer una política internacional más agresiva, Khalilzad y otros neoconservadores pidieron medidas más enérgicas contra Irak. En 1998, el Proyecto por un Nuevo Siglo Americano lanzó una carta abierta a Clinton con la siguiente advertencia: "La política de 'contener' a Saddam Hussein se ha estado aflojando" y "ya no podemos confiar en que nuestros socios de la coalición del golfo Pérsico sigan apoyando las sanciones". Esos sucesos ponen en peligro "a nuestros amigos y aliados, como Israel y los estados árabes moderados, y una parte importante de las reservas de petróleo del mundo". La carta, que habla del peligro de que Irak adquiera "armas de destrucción masiva" pero no menciona el "terrorismo", concluye que la "única estrategia aceptable" es "sacar del poder a Saddam Hussein y su gobierno y que esa estrategia debería ser el objetivo de la política exterior de Estados Unidos". La carta lleva las firmas de Khalilzad y otros importantes estrategas de derecha, muchos de los cuales llegarían a ser altos funcionarios en el gobierno de Bush II.

En la década pasada, Khalilzad también trabajó de asesor de UNOCAL, una de las mayores petroleras del mundo, cuando esta negociaba con el gobierno del Talibán los derechos de construir un oleoducto por Afganistán. Khalilzad defendió públicamente al gobierno del Talibán. UNOCAL apoya y negocia con gobiernos represores reaccionarios. Por ejemplo, en 1997 unos refugiados de Birmania demandaron a UNOCAL por las violaciones de derechos humanos que realizaron las fuerzas armadas que contrató UNOCAL para proteger sus operaciones.

Importante figura en el gobierno de Bush II

Cuando entró a la Casa Blanca en 2000, George Bush II metió al gobierno a la bola de estrategas que proponían una mayor hegemonía mundial estadounidense. Khalilzad consiguió chamba en el Consejo de Seguridad Nacional como asesor especial del presidente en Asuntos del Cercano Oriente, el suroeste de Asia y el norte de África. Poco antes de la invasión de Irak en marzo de 2003, lo nombraron enlace con la oposición iraquí, o sea, las fuerzas proyanquis en el exilio (como Ahmad Chalabi) que esperaban colocar en el poder.

En noviembre de 2003 Khalilzad ocupó el puesto de embajador en Afganistán y se encargó de la consolidación del control sobre el país, lo que llamó desarrollar una "sociedad" económica y militar de largo plazo entre los dos países. (Hace poco el jefe del Estado Mayor ilustró el significado de la palabra "sociedad": dijo que Estados Unidos contemplaba la presencia a largo plazo de bases militares en Afganistán).

Durante la estancia de Khalilzad en Afganistán, se disparó la producción de opio y heroína. (En diciembre de 2004, un informe secreto de las fuerzas armadas dijo que seguiría creciendo la producción de opio, lo que fortalecería el poder de los señores de la guerra). Estados Unidos montó unas elecciones para mantener a su consentido, Hamid Karzai, en el poder. Una de las últimas medidas de Khalilzad en Afganistán fue apoyar el nombramiento del señor de la guerra Abdul Rashid Dostum a un puesto en el gobierno. Los milicianos de Dostum encerraron a cientos de presuntos partidarios del Talibán en contenedores de carga, donde murieron de asfixia, y expulsaron de sus aldeas a los pashtos, muchos de los cuales apoyaban al Talibán.

El nombramiento de Khalilzad como embajador en Bagdad, donde se está construyendo la mayor embajada yanqui en el mundo, ilustra la importancia de la conquista de Irak en los planes globales de Estados Unidos. Con los nombramientos de los neoconservadores de línea dura, como John Bolton (como embajador ante la ONU) y Paul Wolfowitz (como jefe del Banco Mundial), se ve el deseo de la clase dominante de continuar su guerra contra el mundo para ampliar el imperio. El pronóstico: más agresión de Estados Unidos en muchos frentes por todo el mundo y mayor potencial de gran sufrimiento y de gran trastorno político, social y económico.

Larry Everest es el autor de Oil, Power & Empire: Iraq and the U.S. Global Agenda [Petróleo, poder e imperio: Irak y el plan global de Estados Unidos] (Common Courage Press, 2004), de donde proviene buena parte de la información de este artículo.


NOTAS:

1. Avakian, "Los grandes retos de la nueva situación", OR No. 1143, 17 de marzo de 2002.

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2. Zalmay Khalilzad, From Containment to Global Leadership (Santa Monica, California: Rand, 1995), 7-8.

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3. Obra citada, 30, 7.

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4. Obra citada, 6-11, 22.

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