C. Clark Kissinger
Obrero Revolucionario #1274, 10 de abril, 2005, posted at rwor.org
"¡Los tribunales están desbocados! ¡No obedecen nadie! ¡Los jueces activistas han tomado las leyes en manos propias y pasan por alto la voluntad popular! ¡Tienen la culpa de un asesinato judicial!" Eso es lo que dijo el Rdo. James Dobson, del grupo derechista Focus on the Family, en el programa radial de Rush Limbaugh. Dobson lo repitió una y otra vez después de la muerte de Terri Schiavo y fue el tema central de la campaña de la derecha religiosa, que quiere subyugar a los tribunales para después anular varios fallos, como Roe vs. Wade (que legalizó el aborto).
Dándoselas de moderado, el presidente Bush dijo: "Exhorto a todos los que quieren honrar a Terri Schiavo a seguir trabajando para forjar una cultura de la vida, en que todos los estadounidenses se sientan acogidos y protegidos, especialmente los que viven a la merced de otros". Sus partidarios captaron muy bien el mensaje escondido detrás de las palabras de moderación, y los perros rabiosos como Randall Terry (del grupo Operación Rescate) se lo dijeron sin tapujos a las tropas de asalto fascistas cristianas. En una carta abierta a la legislatura de la Florida, escribió:
"¿Es una orden de la Suprema Corte de Florida, del juez Greer o de cualquier tribunal lo mismo que el 'estado de derecho'? La respuesta tiene que ser 'no': una orden judicial no lo es. Históricamente, el 'estado de derecho' quiere decir que gobierna 'el derecho', y el derecho viene del cielo".
Se está creando una atmósfera teocrática en este país y está en marcha una campaña para poner fin a la independencia de los tribunales en nombre de dios.
Los tribunales rechazaron la maniobra del Congreso para "esquivar" la rama judicial con la "Ley de Terri", pero la campaña para subyugar al sistema judicial ha cobrado mucha fuerza. Se ha preparado el terreno para el próximo round de audiencias en el Senado sobre los jueces federales que ha seleccionado el presidente Bush (entre ellos habrá de dos a cuatro magistrados de la Suprema Corte en los próximos dos años).
En esto los reaccionarios tradicionales y la derecha cristiana están de acuerdo. Ambos quieren una purga del sistema judicial y crear una Suprema Corte firmemente conservadora (con nueve magistrados de la calaña de Scalia y Thomas). Ambos quieren poner fin a la independencia de los tribunales. El único obstáculo es la oposición de un puñado de senadores demócratas a los jueces más extremistas.
Según los republicanos, esos demócratas se oponen a todos los jueces federales que ha nominado o que nominará Bush. De ninguna manera. En realidad los demócratas han cooperado en el proceso de confirmar a 204 jueces nominados por Bush, 34 de ellos a las cortes de apelaciones (un nivel inferior a la Suprema Corte). Solo bloquearon la nominación de 10 jueces. Por otro lado, los republicanos bloquearon la nominación de docenas de jueces nominados por Bill Clinton.
Tradicionalmente, el Senado ha rechazado a muy pocos jueces nominados por el presidente. Pero en estos tiempos, la rama ejecutiva no está dispuesta a aceptar el rechazo de un solo juez.
Muchos de los jueces rechazados están en los tribunales de todos modos. Bush los nombró temporalmente cuando el Congreso no estaba en sesión. Veamos a continuación algunos de los jueces nominados por Bush:
Charles Pickering, a la Corte de Apelaciones. Un supremacista blanco de Mississippi. Como juez de distrito, Pickering defendió a los acusados de quemar una cruz frente a la casa de una pareja mixta. En la facultad de derecho, promovió castigar a los que se casan con una persona de otra nacionalidad. Como senador estatal, apoyó un plan de cambiar los distritos electorales para reducir la cantidad de representantes negros. Cuando todo eso salió a flote, Pickering se vio obligado a renunciar y pedirle a Bush que no vuelva a nominarlo.
William Pryor, a la Corte de Apelaciones. Como Secretario de Justicia de Alabama, Pryor hizo todo lo posible para bloquear las leyes contra la discriminación. Entabló un memorial ante la Suprema Corte a favor de una ley de Texas para prohibir relaciones homosexuales. Defendió un castigo común en los penales de Alabama: a los presos que se niegan a trabajar en las cuadrillas de trabajo forzado los encadenan a un poste y no les dan agua. Exhortó al Congreso a anular la sección 5 de la Ley del Derecho de Votar, que protege los derechos de las minorías.
Brett Kavanaugh, a la Corte de Apelaciones. Como asesor judicial al presidente, buscó expandir los poderes y el secreto presidenciales. Antes trabajó con Kenneth Starr, el fiscal especial que acusó al presidente Bill Clinton. Exhortó a la Suprema Corte a restringir el derecho de un acusado a reunirse en secreto con su abogado y propuso permitir que se rece en grupo en las escuelas públicas.
Janice Rogers Brown, a la Corte de Apelaciones. Una magistrada de la Suprema Corte de California, Bush la escogió para la Corte de Apelaciones de Washington, D.C., que se considera un paso hacia la Suprema Corte. Es afroamericana y un clon de Clarence Thomas (magistrado conservador). Ha escrito muchas declaraciones sarcásticas de oposición a los fallos de la corte de California. A diferencia de Thomas, todas las organizaciones afroamericanas se oponen a su nominación: el NAACP, el Colegio Nacional de Abogados y el Comité de Congresistas Negros.
Hay muchos más.
Ahora una coalición de fascistas cristianos y reaccionarios tradicionales amenaza con recurrir a lo que el senador Trent Lott llama "la opción nuclear". Es un proyecto de ley para prohibir el filibuster (táctica de obstruccionismo de la minoría del Senado) por primera vez en la historia. Es un plan muy serio y tiene el potencial de provocar una crisis constitucional.
Tiene dos metas: crear una rama judicial tendenciosa y quebrar el poder de la minoría del Senado. Pondría fin al sistema de equilibrio de poderes entre las tres ramas del gobierno y le daría poder absoluto al presidente.
Desde el comienzo, cada senador ha tenido el derecho de bloquear un proyecto de ley poniéndose de pie y hablando sin parar. Solo pueden pararlo si el 60% del Senado está a favor. Actualmente los republicanos controlan el 55% del Senado, así que no pueden parar un filibuster.Lo que propone el senador Bill Frist es que el vicepresidente Dick Cheney presida el Senado y que un senador republicano presente una moción para prohibir más debate. Cheney se declararía de acuerdo, una mayoría de los senadores lo apoyaría y el filibuster terminaría.
Este es un plan golpista,y la frase "opción nuclear" describe correctamente la aniquilación de la oposición. El senador Harry Byrd de Virginia Occidental dijo mordazmente: "Empieza acabando el debate sobre los jueces, pero no terminará ahí".
¿Por qué hacen esto, dado que la mayoría de los jueces federales son conservadores? A los ojos de los fascistas cristianos, ser conservador y defender los "valores tradicionales" no es suficiente.y hay que reemplazar el "estado de derecho" con "la ley de dios". Eso es lo que quiere decir Randall Terry.
El 30 de enero de 1933, nombraron a Adolfo Hitler canciller (primer ministro) de Alemania. El 24 de marzo el Reichstag (Congreso), después de sacar a todos los diputados comunistas, votó por darle el poder absoluto. El 7 de abril, Hitler promulgó una ley que abolió el principio de que no se podía despedir a los jueces por motivos políticos, y puso fin a la independencia de los tribunales.
Pero la gran mayoría de los jueces de Alemania eran reaccionarios y apoyaban el Partido Nazi voluntariamente. Lo importante es que el fascismo exige subordinar a todas las instituciones. Para nuestros fascistas cristianos, eso quiere decir que ser reaccionario y cristiano no es suficiente. Hay que subordinar todo el poder "a la voluntad de dios", ejercido por medio de su jefe de estado.
Los jueces federales entienden esto hasta cierto punto. Cuando rechazó la última apelación de los padres de Terri Schiavo, el juez Stanley F. Birch de la Corte de Apelaciones del Circuito 11 publicó una opinión de la mayoría que decía que la "Ley Terri Schiavo" es inconstitucional. Agregó:
".cuando el fervor de las pasiones políticas empuja a las ramas ejecutiva y legislativa a actuar en oposición a los principios constitucionales básicos, es el deber de la rama judicial intervenir. Si se permite sacrificar la independencia de la rama judicial hoy, se sienta un precedente para las transgresiones constitucionales de mañana.". [énfasis del autor]
En una rueda de prensa en Houston, el líder republicano de la Cámara de Representantes, Tom DeLay, dijo que la "rama judicial es arrogante, desbocada, no rinde cuentas y desafió al Congreso y al presidente" porque no mandó reconectar el tubo que alimentaba a Terri Schiavo. Continuó: "En cierto momento los hombres responsables por esto tendrán que dar cuentas de lo que hicieron, pero no hoy".
Los que piensan conquistar el poder y reemplazar un gobierno laico con una teocracia están preparándose el terreno.