Revolución #167, 7 de junio de 2009
Revolución habla con Raymond Lotta
La Revolución Socialista en el Siglo 20
Primera parte: Controversias y lecciones
Raymond Lotta es un economista político maoísta. Es autor del libro America in Decline (La decadencia de los Estados Unidos) y redactor de And Mao Makes Five (Con Mao son cinco) y Maoist Economics and the Revolutionary Road to Communism (Economía maoísta y el camino revolucionario al comunismo). Desde 2005, ha estado presentando charlas en universidades y medios de comunicación, como parte del proyecto “Pongamos las cosas en claro” que desmiente las tergiversaciones y falsificaciones respecto a la primera ola de revoluciones socialistas en el siglo 20. En diciembre de 2008, ayudó a organizar un simposio importante en la Ciudad de Nueva York, “Redescubriendo la Revolución Cultural de China”. Colabora con artículos para el periódico Revolución; sus recientes artículos y entrevistas también han salido en Economic and Political Weekly (India), GlobalResearch.ca (Canadá) y Agence France-Presse.
Pregunta: Raymond, tenemos mucho que hablar y pensé que sería bueno comenzar con un tema que ha estado muy central a tus charlas y tus escritos: ¿por qué en realidad es diferente y mejor el socialismo que el capitalismo? Aquí estamos en medio de la peor crisis económica desde los años 1930 y la situación se está agravando por todo el planeta.
Raymond Lotta: Sí, cabe comenzar ahí, porque estamos hablando de dos sistemas: el modo de producción capitalista y el poder estatal que lo sostiene, y el modo de producción socialista y el correspondiente poder estatal que lo sostiene. Pero sólo un sistema existe en el mundo hoy, y ese es el capitalismo.
En su funcionamiento “normal”, el capitalismo se apoya en la explotación de los muchos por los pocos, la dominación del planeta entero por el imperialismo y la subordinación de toda actividad humana al imperativo de sacar ganancia. El capitalismo ha organizado redes de producción que son vastas e interconectadas, las cuales convierten a los seres humanos en meros instrumentos para la expansión de capital. En su funcionamiento “normal”, cada día 25.000 niños de las naciones oprimidas del tercer mundo mueren de desnutrición y de enfermedades que se podrían prevenir.
Y cuando el capitalismo mundial entra en crisis económica, la miseria se multiplica y la locura se intensifica. Estamos hablando de una situación ahora en que la cantidad de gente hambrienta en el mundo excederá por primera vez los mil millones; en que grandes concentraciones de la humanidad están perdiendo rápidamente su sustento y su techo; en que las presiones ecológicas se están aumentando; y el tejido social de gran parte del tercer mundo, que ya es frágil, se está cuarteando de modo que es aún más difícil satisfacer las necesidades básicas como el mantenimiento de la salud ni hablar de crisis de salud y epidemias. Un país como Zambia, que el FMI [Fondo Monetario Internacional] encaminó hacia abrir un “nicho” en la economía mundial aprovechando el auge del mercado para materias primas, ahora tiene una economía casi postrada.
Con demasiada frecuencia, se da por sentado que las cosas simplemente son así, o que lo mejor que podemos hacer es tratar de reajustar el marco existente y ganar unas reformas y mejoras. Sin embargo, durante gran parte del siglo 20 el capitalismo había sido derrocado en vastas regiones del planeta y la gente, además de no tener que vivir en esa miseria, estaba creando algo radicalmente nuevo y liberador.
Pregunta: Sin embargo, como dijiste, hoy no existen países socialistas. Alguna gente, incluso gente que se considera revolucionaria, dice que no está del todo claro que el socialismo, en su práctica en el siglo 20, en realidad funcionó. En particular, se discute sobre el enfoque que tenía la dirección de esas revoluciones acerca de los problemas de confrontar al imperialismo y si en realidad estas encontraron los medios para desarrollar en la sociedad el apoyo y los seguidores necesarios.
Raymond Lotta: Estas son cuestiones cruciales. Como señala el Manifiesto del Partido Comunista Revolucion-ario, EE.UU., El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, ya se ha terminado la primera etapa de la revolución comunista.
Esa etapa comenzó con la Comuna de Paris de 1871. Los obreros de París expulsaron al poder capitalista y establecieron un nuevo estado, aunque en una forma muy embrionaria. Pero no consolidaron el nuevo poder y al final de 71 días fueron aplastados. Después, se dio un salto con la revolución rusa de 1917. Esa revolución tomó el poder y, es más, estableció un estado proletario y construyó la primera sociedad y economía socialistas. Pero el poder proletario fue derrocado en 1956, y se restauró el capitalismo.
A pesar de eso, la primera etapa fue más allá con la revolución china y dio un nuevo salto con la Revolución Cultural, que comenzó en 1966 y, además de lograr impedir la restauración capitalista, creó nuevas cosas sin precedentes incluso para el socialismo. Esa fue la cima de la primera etapa. Pero al final, incluso la Revolución Cultural fue derrotada en 1976. Hoy, tenemos que seguir adelante sobre la base de una síntesis correcta de las lecciones de la primera ola de revolución socialista.
Pregunta: Ahí tenemos mucho que discutir. Empecemos con las lecciones que se deberían sacar y no se deberían sacar de la experiencia de la revolución rusa y la revolución china.
Raymond Lotta: Una lección que no se debe perder de vista es que eran verdaderamente trascendentales los cambios que se llevaron a cabo. Esas sociedades representaban enormes avances históricos en la liberación. La opinión común borra todo eso y describe esas revoluciones como un “fracaso” o una “tiranía utópica.” Pero la verdad es la verdad: se trata de los capítulos más emancipadores de la historia humana, precisamente porque eran nuevos sistemas económicos y sociales.
En su concepción y práctica, eso requirió un gran avance histórico de suma importancia: reconocer la necesidad de establecer un nuevo tipo de poder estatal y la dirección institucionalizada de un partido comunista de vanguardia.
Dirección de vanguardia – Imprescindible para la sociedad socialista
Pregunta: Pero ese es un punto muy polémico, el que el partido de vanguardia institucionalice su dirección de la sociedad socialista, y el tipo de sistema estatal que las revoluciones de octubre y de China establecieron… si esas formas eran en realidad necesarias o no. De hecho, muchas personas, incluso las que se llaman comunistas, dicen que NO se debe institucionalizar el papel dirigente del partido.
Raymond Lotta: Si quieres reformar el capitalismo, si el objetivo es tratar de reajustar la baraja de las cartas en el sistema existente... pues, no necesitas nada de eso. Puedes participar en las elecciones o convertirte en la oposición radical... en oposición permanente. Pero si quieres lo que Marx llamó “la revolución total,” y la verdadera transformación de la sociedad, pues la experiencia histórica ha demostrado que dichos instrumentos son imprescindibles.
La revolución soviética fue el gran avance histórico inicial. No puedo resaltar demasiado la importancia ni el impacto, tampoco la continua importancia e impacto, de esa revolución. Abrió todo un nuevo mundo de posibilidades. Los dos primeros pasos que dio fueron inauditos. Uno fue poner fin a la participación de Rusia en la I Guerra Mundial. El otro fue autorizar a los campesinos a tomarse las vastas tierras que pertenecían a la corona zarista, a la pequeña nobleza y a la iglesia. Esos dos pasos juntos señalaron el comienzo de un cambio social titánico: que el día de las masas había llegado. Ahora se trataba de un nuevo poder estatal.
Lenin nos enseña algo muy básico y fundamental, aunque con demasiada frecuencia se pierde en el discurso de hoy: “El Estado no es sino una máquina para la opresión de una clase por otra”. El estado burgués es un instrumento de la dominación de una clase: la clase capitalista burguesa sobre el resto de la sociedad. El estado soviético, como todos los estados, fue una dictadura de una clase, del proletariado dirigido por su vanguardia… fue una dictadura de una clase sobre otra clase, sobre los antiguos explotadores y contrarrevolucionarios. Se necesitaba el poder estatal, es decir, la capacidad de reprimir a los explotadores, para aplicar esas medidas.
Sin embargo, era un estado de otro tipo, porque estaba dirigiendo la lucha para llegar al comunismo y eso implica superar la división de la sociedad en clases y superar las condiciones que requieren que un grupo social domine al otro mediante el instrumento del estado. En otras palabras, estás trabajando en última instancia para eliminar el estado. Y ese es otro tipo de estado, que les da el poder de gobernar a las grandes mayorías. Pero no deja de ser un estado: una clase domina a otra… en este caso el proletariado reprime a los viejos y a los nuevos explotadores.
Por cierto, los imperialistas reconocieron que esa revolución significó algo totalmente diferente a su sistema de explotación y privilegio. Jamás, ni por un minuto, dejaron de tratar de estrangularla y contrarrestar su influencia y la inspiración que representó para otros.
Pregunta: Eso me hace pensar en una pregunta importante. Esas revoluciones, hablando específicamente ahora de la revolución rusa... ¿cómo veían ese problema de que el imperialismo mundial iba a tratar de aplastarlas?
Raymond Lotta: Para empezar, se tiene cierta orientación ideológica. De hecho, luchar por la emancipación trae cierto “precio”. Así que ¿qué actitud adoptas ante eso?
Unos pocos meses después de que los bolcheviques llegaron al poder, fuerzas reaccionarias que representaban el viejo orden lanzaron un ataque contrarrevolucionario contra el gobierno. Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Japón y otras potencias intervinieron con tropas y ayuda militar en apoyo a las fuerzas reaccionarias. Querían destruir la revolución proletaria en su infancia. Esa fue la guerra civil de 1918 a 1921.
El papel de la vanguardia y el nuevo poder estatal fueron cruciales para reorganizar la sociedad y movilizar fuerzas para combatir en esa guerra civil. El partido se responsabilizó de coordinar la actividad militar. Dirigió el desarrollo de programas económicos con el fin de satisfacer las necesidades sociales y mantener a la sociedad unida. Dirigió la creación de nuevas instituciones sociales. Mediante los instrumentos del estado y la prensa revolucionaria y otros medios de comunicación, el partido difundió el marxismo y la visión socialista de una nueva economía, nuevas instituciones políticas y nuevos valores. Encendió un nuevo “discurso”, si quieres usar esa palabra, de emancipación por toda la sociedad, y eso fue un factor positivo muy poderoso para crear cierto ánimo entre la población. La situación era muy dura durante la guerra civil, pero había exuberancia también.
Lo que estoy diciendo es que la nueva sociedad confrontaba esa arremetida internacional, y a veces la economía estaba literalmente al borde del colapso, pero eso encierra una lección profunda. La dirección comunista se mantuvo fuerte. Y se puso a consolidar, ampliar y movilizar una base de entre aquellos que querían aferrarse a la liberación con todo lo que tenían. Estoy hablando de sectores de los obreros, los campesinos, los intelectuales, los jóvenes y los profesionales de la clase media. Por otro lado, había enormes presiones para capitular, dentro y fuera del partido. Pero salieron victoriosos de la guerra civil en 1921.
La dirección bolchevique sabía que sería difícil seguir resistiendo, y tenía la expectativa de que otros estados socialistas pronto se sumaran al nuevo estado soviético. Lenin estableció la Internacional Comunista en 1919, reconociendo la responsabilidad particular del primer estado socialista de promover la revolución. Pero la revolución no se extendió con la rapidez con la cual se había contado.
En esa situación, el nuevo estado proletario tenía que llegar a unos acuerdos en sus relaciones con otros países, después de que quedó claro que iba a estar luchando por sobrevivir en condiciones difíciles. Digo, el primer embargo de petróleo en el mundo se aplicó contra la Unión Soviética. Luego, tras la muerte de Lenin en 1924, se dio una lucha intensa en el seno de la dirección bolchevique sobre si siquiera fuera posible construir el socialismo.
Sin embargo, la revolución soviética bajo Lenin y luego Stalin no se claudicó. Se hizo frente al imperialismo. Siguió adelante con la transformación revolucionaria. Si la dirección comunista no se hubiera mantenido firme ante el imperialismo y si no hubiera dirigido a las masas a mantener un fuerte control del poder estatal, no habría sido posible resistir los ataques, la presión y el sabotaje del imperialismo, ni el apoyo de los imperialistas a la contrarrevolución.
Sí, todo eso requería enormes sacrificios y tremenda lucha. Pero no significó que se perdiera todo. Se trataba de seguir luchando hasta el final: analizando y transformando la necesidad, forjando nueva libertad, apoyándose en las masas en todo eso y seguir apoyando el avance de la revolución mundial. Se cometieron errores, incluso errores grandes. Pero como dije antes, se estaba creando algo nuevo y liberador.
El poder estatal proletario y los grandes avances históricos
Pregunta: ¿Podrías dar unos ejemplos más concretos de qué tipo de grandes avances históricos se hicieron?
Raymond Lotta: El nuevo estado proletario estableció el primer estado multinacional del mundo que se basaba en la igualdad de nacionalidades. Durante la guerra civil, popularizó medidas de esa naturaleza y comenzó a ponerlas en práctica en unas de las regiones más remotas y menos desarrolladas del antiguo imperio ruso, lo que atrajo a nuevas fuerzas a la defensa de la revolución y a la transformación revolucionaria. Lo que antes era una “prisión de naciones” ahora fue un ejemplo para los oprimidos del mundo respecto a la manera de combatir la opresión nacional.
La revolución bolchevique actuó con decisión para establecer la liberación de mujeres. La Unión Soviética fue el primer estado europeo que despenalizó el aborto. Abolió el sistema eclesiástico de matrimonio que había hecho ley la autoridad del hombre sobre la mujer, y facilitó el divorcio.
A mediados y finales de los años 1920, el estado socialista movilizó a las masas a enfrentarse a las opresivas costumbres patriarcales ligadas a los códigos de Sharia (o sea, la ley religiosa islámica) en unas regiones de Asia Central. El gobierno asignó fondos presupuestarios para crear organizaciones locales de mujeres que luchaban contra el pago de dote y los matrimonios concertados. Los comunistas fueron a esas regiones y capacitaron a los activistas ahí. Se lanzó una gran campaña contra la obligación forzada de que las mujeres se pusieran el velo. El estado proletario les dio su respaldo a las mujeres (y a los hombres que las apoyaban).
Durante 1928 y 1929, el estado soviético bajo Stalin tomó medidas para crear un nuevo tipo de economía. Por primera vez en la historia moderna, se llevó a cabo la producción social de manera consciente de acuerdo a un plan regido por los objetivos y las metas sociales y coordinado de manera global. Esto fue un avance increíble. En esta extensión de territorio liberado, un nuevo movimiento proletario llegó al poder y ahora, bajo la dirección del Partido Comunista, iba a trazar planes para una economía que sirviera al pueblo. Con el mundo hundido en una depresión económica a principios de los años 1930, en la Unión Soviética la gente había ganado una libertad insólita. El lema del primer plan quinquenal captó ese espíritu: “Estamos construyendo un mundo nuevo”.
Repito, nada de esto hubiera sido posible sin la dirección del Partido, que no solo se mantuvo firme y actuó con decisión frente al imperialismo sino que movilizó a los sectores más oprimidos como base y columna vertebral del nuevo poder.
Vemos lo mismo con respecto a la revolución china. Tenemos la Gran Marcha de las fuerzas bajo la dirección comunista, que sentó la base para la guerra popular prolongada. Tenemos la dura guerra de resistencia al imperialismo japonés. Y luego tenemos la guerra civil contra las fuerzas reaccionarias del Kuomintang, respaldadas por Estados Unidos. El Partido Comunista de China dirigía esa lucha heroica y compleja, elaborando las políticas correctas para hacer alianzas, desarrollando organizaciones populares a nivel de base entre las masas, solucionando problemas de estrategia militar. Y para obtener la liberación bajo esa dirección, las masas hicieron enormes sacrificios.
En 1949, la lucha culminó en la victoria. Imagina si el partido les hubiera dicho las masas: “Bueno, las hemos dirigido hasta aquí... pero ahora les toca seguir adelante solas”. ¡Para nada! Los retos ahora eran aún mayores. La tarea era construir una nueva sociedad, y la dirección maoísta daba dirección y dirigía la lucha para construir esa nueva sociedad socialista. Los imperialistas no dieron cuartel: un poco después del triunfo de la revolución, estalló la guerra de Corea y las tropas estadounidenses iban atravesando la península coreana rumbo a la China revolucionaria.
Continuará.
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