Revolución #175, 6 de septiembre de 2009
El 29 de agosto de 2009, con motivo del cuarto aniversario del huracán Katrina en Nueva Orleáns
Lo recordamos.
Familias enteras que caminaban con el agua hasta el pecho.
Cadáveres que flotaban por el agua tóxica; una abuela muerta dejada a podrir al sol.
Desesperación, hambre y sed en techos infernales.
Gente, la mayoría negra, apiñada en el estadio como si fuera un barco negrero moderno.
Más de 100.000 habitantes abandonados y criminalizados.
Soldados, policías y mercenarios de la compañía Blackwater que encañonaban, golpeaban, disparaban y mataban a los que trataban de sobrevivir.
Familias separadas por una cruel evacuación.
Muchas, muchas muertes innecesarias.
Recordamos a los pobres de Nueva Orleáns, en su mayoría negros, que el gobierno abandonó pero que se organizaron por su cuenta, casi siempre para apoyarse y ayudarse mutuamente, y especialmente a los más necesitados. Recordamos a los chavos que caminaban con las aguas hasta el pecho para rescatar a los atrapados, que se apoderaban de camiones de pasajeros y escolares parar ponerlos a salvo, y que repartían comida y agua tomada de las tiendas abandonadas. Recordamos a la gente que expresaba su indignación contra el gobierno y el sistema, que los abandonaron y los acorralaron a la fuerza.
Recordamos a la gente de todo el país y de muchos sectores que se ofreció para ayudar de mil maneras, pero cuyos esfuerzos frustró el gobierno.
Y recordamos a Bush que, sin corazón, no hizo nada para ayudarlos. Recordamos que primero el Congreso y luego Bush recortaron los fondos destinados a reparar y reforzar los diques, a pesar de las advertencias de que se iban a reventar. Recordamos que su madre dijo que “estar aquí les cae muy bien” a las víctimas de Katrina… a pesar de que muchas familias se encontraban separadas y no sabían qué les había pasado a sus seres queridos. Recordamos al congresista de Louisiana que dijo que llevaban años tratando de deshacerse de la vivienda pública pero que ahora “Dios lo ha hecho” por medio del huracán.
Lo recordamos… y nunca debemos olvidar… ni perdonar.
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El gobierno sabía desde hacía años cuáles serían las consecuencias de un huracán fuerte en Nueva Orleáns. Tenía centenares de informes científicos que pronosticaban que destruiría el barrio negro 9th Ward y el barrio de clase obrera St. Bernard, y que dejaría intactos los barrios industriales y acomodados. Es más, la forma en que construyeron los diques garantizaba que eso pasara. Pero el Congreso recortó los fondos para mantener y extender los diques, y Bush los recortó más. El Rdo. Yearwood explicó que sabían con días de anticipación que Katrina se acercaba a la ciudad, pero no evacuaron a los pobres. Y cuando llegó el 29 de agosto, abandonaron a su suerte los barrios pobres, donde vivía la mayor población negra. Los más vulnerables quedaron sin ayuda ante la tormenta y la inundación. Bush no interrumpió sus vacaciones y durante varios días los dejó sufrir y morir. Más de mil personas murieron y centenares de miles sufrieron y siguen sufriendo, innecesariamente.
Ya fuera por negligencia o plan, o una combinación de los dos, fue ASESINATO MÚLTIPLE llevado a cabo por las autoridades, de Bush para abajo.
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ENCAÑONARON A LOS DAMNIFICADOS: Las fuerzas armadas y el resto del gobierno trataron a miles y miles de personas angustiadas, muertas de hambre y enfermas como si fueran el enemigo. La prensa, los políticos y los funcionarios públicos crearon una atmósfera de racismo regando la mentira de que los negros estaban saqueando todo y cometiendo atrocidades salvajes. El general de brigada Gary Jones, un comandante de la Guardia Nacional de Louisiana, dijo: "Esta ciudad parecerá una pequeña Somalia. Será una operación de combate y vamos a restablecer el control de la ciudad". Bush anunció "cero tolerancia" para los saqueadores y el gobernador dio órdenes de "disparar a matar" a los que se llevaran cosas de los almacenes. Blackwater, la compañía que tiene escuadrones de la muerte en Irak, mandó 200 hombres autorizados a matar. Cuando centenares de personas trataron de salir de la ciudad por el puente Crescent City, la policía los bloqueó con disparos al aire. Alentados por el tono de las altas autoridades, los policías de la ciudad y de ciudades vecinas golpearon y mataron a mucha gente con toda impunidad.
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ACCIÓN COLECTIVA: El desastre mostró el potencial de las masas para organizarse y hacerse cargo de la situación. Un joven de 20 años se apoderó de un camión escolar para llevar gente a Houston. Un grupo de adolescentes y jóvenes reunieron su dinero para comprar gasolina y pañales. Unos chavos se metieron a la cocina del hotel Marriott, prepararon un montón de huevos y tocino, y se lo llevaron a gente que tenía hambre. Una maestra jubilada dijo que eran como Robin Hood. Otra señora mayor dijo: "Estos ‘saqueadores’ es lo único que tenemos para no morirnos de hambre". Un joven recogió 18 niños pequeños de apartamentos vecinos, se los llevó en una lancha y los cuidó. Otros recorrieron los edificios de apartamentos para sacar a los que no podían hacerlo por su cuenta. Los dueños de botes de los alrededores y choferes de autobuses de Houston, Dallas y Lafayette llegaron a rescatar gente, pero FEMA no los dejó pasar. Esto muestra la fuerza en potencia que tienen "los de abajo" cuando se unen: la fuerza para oponer resistencia y, a la larga, para hacer la revolución y construir una nueva sociedad.
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GANANCIAS DEL DESASTRE, LIMPIEZA ÉTNICA Y ESTÍMULO A LOS FASCISTAS CRISTIANOS: Bush anunció planes para crear "zonas de empresa" en la ciudad, donde los grandes capitalistas pueden sacar ganancias con proyectos de construcción de miles de millones de dólares, nuevas leyes, eliminación de las protecciones del ambiente, exención de impuestos y salarios más bajos de lo normal.
Antes del huracán, el 70% de la población de la ciudad era negra. Después, el secretario de Vivienda dijo: "Nueva Orleáns no tendrá tantos negros por mucho tiempo, o nunca". Un congresista del estado dijo: "Por fin se ha limpiado la vivienda pública de Nueva Orleáns. No lo pudimos hacer nosotros, pero Dios lo hizo".
Katrina fue un desastre natural, que la ciencia explica sin problemas. Pero los predicadores le echaron la culpa a las masas. Dijeron que "fue castigo de Dios" por los juegos de azar, los abortos, las drogas, el Mardi Gras, los desfiles de gays y hasta el vudú. El gobierno aprovechó el desastre para promover a las iglesias fascistas cristianas y canalizarles las donaciones.
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CRUEL EVACUACIÓN: A docenas de miles de personas las metieron en el Superdome y el Centro de Convenciones, como en buques de esclavos, sin comida, electricidad, con los baños tapados y rodeados de agua podrida. Dejaron a los muertos a la intemperie. A miles los metieron como ganado en iglesias y escuelas, y los dispersaron por todo el país. Como en los días de la esclavitud, separaron a las familias. Los trataron como delincuentes. Al entrar a los refugios, les checaban los antecedentes e hicieron arrestos y deportaciones. Los refugios tenían guardias armados y detectores de metales, y estaban rodeados por radiopatrullas, soldados, y agentes de FEMA y del gobierno.
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KATRINA FUE PARTE DE LA HISTORIA CRIMINAL DEL CAPITALISMO: El descuido, abandono, maltrato y violencia hacia los negros después del huracán es un crimen del sistema capitalista, conectado al legado de la esclavitud y la segregación. Este sistema siempre ha tratado a los negros como objetos para explotar, gastar y odiar.
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