Revolución #235, 12 de junio de 2011
Cornel West y Carl Dix en diálogo en la UCLA
Escribimos hace tres semanas sobre el extraordinario programa el 29 de abril en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), un diálogo entre Cornel West y Carl Dix sobre el tema “En la era de Obama… Terror policial, encarcelamiento, falta de empleos, educación errónea: ¿Qué futuro hay para nuestra juventud?” (Véase Revolución #233, y en línea en revcom.us). Estando ahí, se sentía que estaba sucediendo algo muy especial: para el público el ambiente liberador era palpable. Era una mezcla nueva, radical y refrescante de ideas y maneras de hacer nacer un mundo mejor.
Después de las presentaciones había una sesión de preguntas y respuestas. Los presentes habían acudido con un sentido de urgencia respecto al futuro de nuestros jóvenes y se podía ver que lo escuchado los estimulaba, los retaba y los inspiraba. Plantearon preguntas sobre un abanico de temas.
Aquí queremos centrarnos en dos importantes preguntas planteadas y en las respuestas que dieron los oradores.
“¿Apoyan ustedes ‘descaradamente’ la libertad de casarse para sus hermanos y hermanas gays y lesbianas?”
Esta pregunta la planteó un hombre joven que comenzó explicando que duerme en su SUV ¡porque no está de acuerdo con el pagar renta! Siguió con una segunda pregunta: “¿Creen que sea justo que gente de la comunidad gay compare nuestra lucha por tener derechos iguales a la lucha de los negros?” [aplausos]
Ambos oradores respondieron a esas preguntas con claridad y visión. El Dr. West habló primero: “En cuanto a mí, claro que apoyo el derecho de los hermanos gay y las hermanas lesbianas a unirse en relaciones sentimentales. Creo que el amor maduro debe tomar una variedad de formas. Si deciden casarse, está bien, pero lo importante es que solo espero que encuentren el amor; eso es lo fundamental para mí”.
“¿Es justo comparar la lucha de la comunidad gay por tener derechos iguales, a la de los negros?”
Entonces West respondió a la segunda pregunta: “Creo que cada movimiento por la libertad tiene muchísimo que aprender de la lucha de los negros por la libertad. [aplausos] Muchísimo que aprender. Porque cuando has vivido lo más hondo no simplemente de las estructuras de la no-libertad, sino que te han enseñado a odiarte, y a odiar tu cuerpo y la textura de tu pelo y el color de tu piel y tus labios y tus caderas. [aplausos] ¿Me entiendes? Estamos hablando de una cosa somática. Existe en el plano del cuerpo y es sónico, en el plano del sonido. Que no nos gusta siquiera el sonido de tu nombre. Ves, esa es la supremacía blanca en un nivel profundo”.
Después West preguntó: “¿Así que cómo es que esa gente lidiaba con todo eso y sin embargo produjo un Louis Armstrong? [aplausos] ¿Cómo podía hacer todo eso y producir madres y padres que, no obstante, les legaban amor a sus hijos frente a ese tipo de terrorismo y odio y cosas así? Ay, sí, el mundo tiene muchísimo que aprender de los negros; muchísimo que aprender. [aplausos] Así que nuestros hermanos gays y hermanas lesbianas pueden aprender de eso”.
Y luego West advirtió: “Pero no queremos entrar en lo que Albert Camus llamó el álgebra de la sangre. No quieres decir que bueno, mi opresión es peor que tu opresión y tu opresión no es tan mala como la mía. Es distintiva y tratas de lidiar con lo distintivo y aprender el uno del otro. Creo que los hermanos negros y las hermanas negras pueden aprender cosas de los hermanos gays y las hermanas lesbianas. Cuando hablo ante varias reuniones de hermanos gays y hermanas lesbianas, me dicen que tienen que lidiar con el rechazo total de sus madres y de sus padres. Bueno, yo nunca tenía que lidiar con eso. Mamá y Papá nunca me rechazaron en ese plano. No sé cómo es eso”.
Carl Dix respondió después de West: “Respecto a la primera parte, la gente gay tiene el derecho a casarse... no permitirles eso simplemente está mal”.
Dix explicó que en cuanto a la analogía con la lucha negra, él aborda la cuestión desde la perspectiva de la necesidad de emancipar a toda la humanidad. “Al tratarla así, tenemos que ver todas las conexiones entre todas las luchas contra la injusticia, todas las luchas para arrancar la opresión de raíz. Y tenemos que mirar el primer gran paso en hacer eso en términos de hacer la revolución y borrar este sistema de la faz de la tierra”. Sin embargo, dijo que también habrá la necesidad de “seguir arrancando las raíces de la opresión porque la gente de ideas atrasadas no desaparecerá tras la revolución. Esas ideas seguirán existiendo y en realidad tendremos que entrar en debate sobre ellas para que las personas puedan avanzar”.
Dix también retomó el punto de West sobre la necesidad de ver la “particularidad “ de diferentes luchas, y se refirió a su propia experiencia: “Miren, yo tuve unas discusiones fuertes con mis padres acerca de las cosas que hice... Y básicamente, tenían que ver con el hecho de que yo era revolucionario. Eso era lo que no les gustó. Antes de eso, en realidad estaban bastante complacidos conmigo... Saben ustedes que me llamaron a filas como conscripto. Me rehusé ir a Vietnam y [mis padres] me apoyaron en eso. Dijeron que yo hice lo correcto y estaban de acuerdo. [aplausos]. Eso era importante.
“Pero después cuando salí de [la prisión de] Leavenworth y dije que quería ser revolucionario, mi mamá dijo: ‘¿No te traerá problemas eso?’ [risas]. Y mi padre decía: ‘Pensé que ibas a estudiar para terminar la licenciatura...’. Pero no era un caso de rechazo total porque luchamos y debatimos todo y en algunos puntos él podía ver la razón de mi postura. Además, teníamos el mismo nombre, porque yo era Carl Dix, hijo, y de vez en cuando yo saldría en los periódicos y las personas lo llamarían a él para preguntar: ‘¿Por qué dijiste eso?’. Y él se hacía que era él. [risas] Seguía con la broma: ‘Bueno, lo dije porque es cierto. ¿A ti te gusta lo que está haciendo el sistema?’ [risas]. Así que llegamos a un acuerdo en eso”.
La resistencia transformativa
La última pregunta de la noche era de un estudiante de prepa: “Decidí que es hora de que hablen los jóvenes. Han escogido para hablar a varios mayores de edad, así que decidí que los jóvenes necesitan una voz”. (West responde: “¡Ahí lo tienes, ahí lo tienes, ahí lo tienes! ¡Eso es, eso es, eso es!”) El micrófono no funcionaba, así que West entró entre el público y ¡le sostenía el micrófono de solapa mientras el joven hablaba! “Han hablado mucho sobre la revolución. Hablar está bien, para informarle a la gente y todo eso... Yo quiero saber cuándo y qué es el próximo paso para entrar en la resistencia transformativa”. [aplausos]
Dix respondió, describiendo la relación entre hacerle frente a los ataques y plantear una visión del futuro y hacer que esta cobre vida. “Cuando unas gentes asociadas con el movimiento para la revolución empezaron a hacer patrulla vigilando a los policías, en un nivel estaban reaccionando, pues iban donde los policías estaban hostigando a las personas, se les acercaban y les decían: “Estamos aquí para asegurar que ustedes no violen los derechos de las personas”.
Dix dijo que las patrullas hacían eso también como parte de popularizar la idea de que las cosas no tienen que ser así, que mediante la revolución podemos hacer nacer un mundo completamente distinto. Dijo que además popularizaban unos puntos de disciplina, cómo la gente debía comportarse, no solo cómo debe comportarse ahora, sino cómo actuar de una manera que concuerda con una sociedad completamente distinta en la cual no se insulta a otras personas simplemente porque son de otro país. Les dicen a los hombres: “No insulten a las mujeres”. [aplausos]. Les dicen cosas así en las patrullas.
Dix dijo que están dando una reacción y una transformación, y que le están dando vida a esa visión transformativa. Dijo que muchos de los jóvenes de los multifamiliares y otros lugares así “no querían hablar con nosotros” porque pensaban que “la revolución de ustedes parece que es puro hablar. Tienen un periódico y ¿eso qué hará?” Pero Dix agregó: “Cuando ven que la gente de este periódico también anda patrullando a los policías, pues empiezan a captar la idea de que esto ahora es muy real. Que esto me afecta porque aquí en el barrio la policía me acosa las 24 horas al día, 7 días de la semana”.
Algunos padres están entrándole en esto porque están preocupadísimos por el trato a sus hijos, pero no sabían qué podían hacer al respecto. Están velando mientras los compañeros hacen patrulla. Les traen comida. “Es una forma en que la gente empieza a reunirse... combina la reacción y lo transformativo, y hace que la revolución sea algo real” [aplausos].
Espíritu revolucionario
El joven tenía puesta un gorro de Cal (Universidad de California-Berkeley). West lo vio y dijo: “Me gusta ese gorro, porque mi hermano fue a Cal”. ¡De inmediato se oían abucheos de unos de los estudiantes de UCLA! West dijo: “Estoy en la UCLA pero soy de Sacramento y me gusta la Bahía del Este [al otro lado de la bahía de San Francisco]. Así soy yo”. Dio una pausa. “Pero Los Ángeles es bonita, no me malinterpreten. ¡Pues, atengámonos a lo que importa!”
West hizo hincapié en el impacto que pueden tener los individuos, usando como ejemplo al joven ¡y su gorro!: “La gente dice ‘ahí va ese hermano con el gorro de Cal, el que lleva adentro el espíritu revolucionario, de modo que dondequiera que vaya, tiene esta luz revolucionaria que brilla. Pues hace cosas que van contra la norma. No acepta el odio ni la intolerancia. No acepta la condescendencia ni la arrogancia. No acepta ninguna riqueza ni ningún privilegio que justifiquen menospreciar a los pobres y a los trabajadores’”.
West dijo que no es gay ni lesbiana, pero que va a las protestas anti-homofóbicas porque se identifica con la justicia. No tolera la violencia patriarcal: “No. No acepto que menosprecien a las hermanas de esta manera. Estoy con la justicia”. Este hermano del gorro de Cal “da fe de la revolución”.
Luego West le señaló con el dedo a Carl Dix: “Vemos a este hermano. Dirán: ‘Señor mío, tal vez no estoy de acuerdo con todo lo que él dice porque habla mucho de la revolución y eso me da un poco de miedo, sabes’”. West dijo que la revolución sí da miedo, porque hay que estar dispuesto a morir. Pero lo importante es que la resistencia transformativa empieza a crear un crescendo... y ocurre un tipo de convergencia, donde “podemos tener esta clase de momento tipo Egipto, cuando el orden establecido empieza a temblar de verdad. ¡Y caray, qué momento! Bueno, aún nos queda un trecho, pero no sabemos cuánto tardará en venir y, pues, simplemente no sabemos. Las cosas están viniéndose para abajo. Pero por otro lado, la derecha es muy poderosa. Y los ciudadanos fascistas y criptofascistas y reaccionarios se organizan, porque cuentan con el apoyo de los grandes ricachones. A estos movimientos seudo-populistas, a la gente del Partido del Té y otros, los respaldan grandes ricachones. Y sin embargo, al mismo tiempo tenemos a los hermanos como tú, con tu gorro de Cal, que prefieres hacerles frente y ser un revolucionario en el mejor nivel, de la mejor manera. Esa es una señal de esperanza. Es una gran señal de esperanza. Sé que se está haciendo tarde. Muchas gracias a todos. Muchísimas gracias a todos”. [Ovaciones, silbados y un aplauso prolongado]
El público no dejó la sala de inmediato, pues rodeaba a los dos oradores, estrechándoles la mano, tomando fotos, haciendo más preguntas. La gente se sentía inspirada y quería más.
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