La entrevista de Revolución a Andy Worthington
La huelga de hambre en la Bahía de Guantánamo: "Respétennos o mátennos"
14 de abril de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us
La entrevista de Revolución
La entrevista de Revolución es una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en otras partes de este periódico.
Por casi dos meses ya, los presos del centro de tortura estadounidense en Guantánamo han estado en una huelga de hambre. Los abogados de unos presos informaron que la huelga comenzó a raíz de "registros sin precedentes y un nuevo cuerpo de guardias carceleros." En particular, los presos estaban indignados y angustiados por la manera en que los carceleros tocaron los Coranes de los presos.
Actualmente 166 presos están en Guantánamo, de los cuales más de la mitad ya recibió autorización para salir en libertad hace años. De 130 los presos que están en el Campamento 6, los presos informan por medio de sus abogados que casi todos están rechazando la comida. A once presos sus captores les dan de comer por la fuerza, lo que significa que al preso lo encadenan a una silla de inmovilización y le meten una sonda de alimentación que va serpenteando desde la nariz hasta el estómago. Los abogados dicen que algunos hombres han perdido de 9 a 14 kilos de peso y al menos 24 han perdido el conocimiento. Se trata de una situación muy urgente. Muchos presos han pasado los 40 días sin comida: de acuerdo a los expertos médicos, a partir de ese punto pueden sufrir irreversibles daños mentales y fisiológicos, como la pérdida del oído, la ceguera y hemorragias.
En una declaración proporcionada por un abogado militar para la defensa, Fayiz al-Kandari, un preso kuwaití, dijo: "Que nos maten, pues no tenemos nada que perder. Morimos cuando Obama nos detuvo de forma indefinida. Respétennos o mátennos, la decisión es suya. Estados Unidos debe quitarse su máscara y matarnos".
La Bahía de Guantánamo, una fortaleza militar estadounidense en Cuba, fue convertida en campo carcelario de la "guerra estadounidense contra el terror" por el gobierno del presidente George W. Bush en enero de 2002. Una de las principales razones por las que se estableció la prisión en Guantánamo era que el gobierno de Bush consideraba el lugar "fuera de la jurisdicción judicial de Estados Unidos": es decir, las leyes y los derechos supuestamente garantizados a los presos, incluidos a los "prisioneros de guerra", no se aplicarían. Desde entonces, han encarcelado a casi 800 hombres en Guantánamo, y la palabra Guantánamo ha llegado a ser sinónimo de la tortura, la detención injusta, la brutalidad y la degradación inhumana.
Andy Worthington, un periodista investigativo basado en Londres, escribió hace poco que muchos de los presos creen que "una huelga de hambre es la única manera de llamar atención a su situación". Durante los últimos seis años, Worthington no ha dado tregua en sacar a la luz las atrocidades estadounidenses en el campo de detención de Guantánamo: una tras otra ronda de tortura; la degradación y el tormento psicológico; la encarcelación que pulveriza quebranta el cuerpo y el espíritu, incluido el aislamiento; la "rendición" (la entrega de presos capturados y detenidos por agencias militares y de espionaje estadounidenses a otros países donde pueden torturarlos bajo la dirección estadounidense pero fuera del escrutinio público).
Worthington ha puesto al descubierto los perversos argumentos jurídicos que el gobierno estadounidense ha usado para justificar su infame trato inhumano de las personas etiquetadas de "combatientes enemigos", y las maneras en que los diferentes poderes del gobierno estadounidense, y tanto el Partido Demócrata como el Republicano, han extendido, profundizado y consolidado esas políticas monstruosas desde que el gobierno de George W. Bush las inició.
Se puede leer los artículos de Worthington en su página web, andyworthington.co.uk; su libro The Guantánamo Diaries está a la venta en Amazon y en muchas librerías, incluida Libros Revolución. Es también codirector de la película documental Outside the Law: Stories From Guantánamo.
La siguiente entrevista de Revolución a Andy Worthington se hizo el 28 de marzo de 2013.
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Revolución: ¿Qué son los datos esenciales de la huelga de hambre en curso en Guantánamo; cuántas personas participan, por cuánto tiempo la han realizado y qué puede decirnos en estos momentos acerca de lo que fue la chispa, según su información?
Andy Worthington: Lo que tengo entendido es que la huelga de hambre empezó hace casi dos meses, eso sería la primera semana de febrero, y lo que la precipitó en particular fue un cambio en la manera en que el personal de Guantánamo se comportaba con los presos. Llevaron a cabo registros de las celdas muy agresivos, confiscaron artículos personales que incluían correspondencia privilegiada entre los presos y sus abogados y también practicaron lo que se consideraba un trato ofensivo de sus copias del Corán.
Así que la semana pasada yo estaba participando en un evento con un ex preso que es amigo mío. Él me dijo que siempre en la prisión hay algo que provoca las huelgas de hambre en particular y generalmente tiene que ver con un maltrato religioso, aunque creo que a veces en el pasado tuvo que ver con el abuso sexual de los presos. Así que lo que tenemos esta vez es un cambio en el comportamiento del cuerpo de guardias, un cambio hacia algo que según los presos les hace pensar en los viejos días malos en Guantánamo. Y, por supuesto, combinado con eso está la desesperanza que sienten los presos por estar recluido por más de 11 años en la mayoría de los casos, bajo la dirección de un presidente que prometió cerrar la prisión el segundo día después de asumir el cargo y que no lo ha hecho, y que ahora no ha mostrado casi ningún interés en siquiera tratar el problema de Guantánamo. Así que estos hombres sienten muy fundamentalmente que el presidente de Estados Unidos los ha abandonado de una manera que ni siquiera experimentaron con el presidente Bush después de su primer mandato, un período horrible, horrible, cuando en realidad se trataba de un programa comprometido con la tortura y el maltrato y las rendiciones. El presidente Bush confrontó muchas críticas durante su segundo mandato, y en realidad eso llevó en parte a un programa bastante amplio de poner en libertad a los presos, mientras bajo Obama la puesta en libertad de los presos casi se ha estancado. Los últimos siete presos que salieron de la prisión durante los últimos dos años, bueno cuatro fueron puestos en libertad, pero tres de ellos, tres salieron en ataúdes. Así que esa es la cuenta en los últimos dos años. Y los hombres están desesperanzados, lo cual es comprensible. Bueno, puedes ver de los últimos dos años que las posibilidades de salir de Guantánamo son casi nulas; si se es una de esas personas programadas para salir, las probabilidades son del 43 por ciento que estará muerto cuando le permiten salir. Así que es una situación asombrosa.
Por lo tanto, tomando en cuenta el panorama más amplio y la impresión más cotidiana de lo que está pasando en Guantánamo, estas son las razones por las que los hombres están tan molestos y tan desesperanzados. Lo que tengo entendido, de lo que los presos han dicho, es que la mayoría de los presos del Campamento 6 están en huelga de hambre. Bueno, actualmente 166 hombres están recluidos en Guantánamo; 130 de esos hombres están en el Campamento 6 (este fue el último campamento construido para la población carcelaria general en Guantánamo, donde se encuentra la mayoría de los presos), y los abogados han escuchado de parte de los presos que la mayoría de esos hombres están en huelga de hambre. En las últimas noticias oficiales que leí, el gobierno estadounidense aceptó esta semana que 31 hombres estaban en huelga de hambre, pero hace solo dos semanas el gobierno decía que nadie participaba en la huelga de hambre con la excepción de cinco o seis presos que hacían una huelga de hambre de largo plazo; y estas cifras han ido en aumento poco a poco. Yo diría que esas cifras han ido en aumento con el tiempo porque el gobierno —el ejecutivo, los militares— se encontró en una posición en que tenía que reconocer que los presos hacían una huelga de hambre porque no le daban crédito a sus intentos de fingir que no pasaba nada. Varios medios de comunicación empezaron a interesarse en la noticia, empezaron a informar sobre ella, y creo que en ese momento se hizo patente que una negativa total ya no iba a funcionar.
Revolución: En verdad parece que desde un principio el gobierno ha disputado cada uno de los hechos básicos de la huelga, incluidas la cantidad y las condiciones físicas de los huelguistas, cuando algunos presos, como usted acaba de mencionar, han estado en huelga por bastante tiempo. ¿En qué condiciones están las personas que han estado en huelga de hambre durante todo este tiempo? Me parece que deben ser extremadamente desesperanzadas y graves.
Worthington: Bueno, miremos la situación de esta forma: hay cinco o seis huelguistas de largo plazo, y sé que uno de ellos ha estado en huelga de hambre desde 2005. No puedo imaginar cómo es que sigue con vida, para serle franco. Pues el simple castigo a su cuerpo, que lo abrochan a esa silla dos veces al día y le meten un tubo por la nariz hasta el estómago, y eso por casi ocho años; eso es horrendo. En realidad no me entra en la cabeza. No sé por cuánto tiempo los otros huelguistas de largo plazo han estado en huelga de hambre, pero obviamente será una cuestión de años en sus casos también.
En cuanto a los hombres que empezaron su huelga de hambre hace siete semanas, las noticias que dieron los abogados es que estos presos han perdido de 9 a 14 kilos de peso. Con la excepción de unos cuantos presos obesos ahí en Guantánamo, y unos cuantos que están bien alimentados, yo diría que la cosa que hay que recordar de Guantánamo es que la condición normal del preso medio es una persona que no tiene mucho peso de sobra, de ninguna manera. Mi impresión es que el peso promedio en Guantánamo, para ser exacto, sería como de 54 a 64 kilos. Hemos visto que algunos presos se han bajado al extremo horriblemente peligroso de pesar 45 kilos o menos. He tratado de imaginar cómo sería un hombre adulto que solo pesa 45 kilos, y he tratado de pensar si he visto eso en alguna parte en mi vida normal, y claro que en realidad eso no se ve en la vida normal, pues se trataría de una persona que estaba peligrosamente enferma o anoréxica. Es un problema horrible. Como los expertos han dicho esta semana, una vez que las personas lleguen al punto de estar en huelga de hambre por seis o siete semanas, es en ese momento que corren el grave peligro de la muerte o de serios daños a los órganos.
Revolución: ¿Nos podría hablar un poco sobre la categoría y el concepto de la detención indefinida que Estados Unidos ha estado usando para detener a los hombres aparentemente de por vida sin ninguna justificación de ninguna ley de Estados Unidos o del derecho internacional y lo que estoy seguro es la fuente de la desesperanza de los presos que usted mencionaba? ¿Cuál es el estatus jurídico de las personas que están allá?
Worthington: De veras, esta es una buena pregunta porque creo que esto es algo que no se conoce lo suficientemente en Estados Unidos. Estos no son presos convencionales. Estas no son personas que a mi pensar están legalmente detenidas, aunque el fondo de sus detenciones es la Autorización del Uso de la Fuerza Militar (AUFM), la cual el Congreso aprobó la semana después de los ataques del 11 de septiembre de 2011 y la que autorizó que el presidente persiguiera a cualquiera que él considerara que tuviera una relación con Al Qaeda, el Talibán, el 11 de septiembre. En un fallo de 2004, la Suprema Corte confirmó que el presidente tenía la autoridad de detener a esas personas hasta que terminaran las hostilidades y ese es el argumento jurídico muy tenue para retener a esos hombres. Esto arrojó que nadie ha sido capaz de impugnar la AUFM, nadie ha sido capaz de impugnar la definición de cuánto tiempo pueden durar esas hostilidades, porque nadie ha dejado que se discutan estas cosas. Por eso es que tenemos a esos hombres a los que les han privado de su libertad, quienes posiblemente podrían estar detenidos de por vida y a quienes en realidad no les han dado ninguna oportunidad de apelar los términos de su detención. Ahora la administración diría que sí lo ha hecho; que esos son hombres quienes obtuvieron sus derechos de habeas corpus por medio de un fallo de la Suprema Corte. Eso es cierto, en el sentido en que obtuvieron sus derechos de habeas corpus en 2004, el Congreso se los retiró, la Suprema Corte se los devolvió en 2008. Ahora por dos años, admiten, desde que la Suprema Corte pronunció dicho fallo, han otorgado a más de tres docenas de presos de Guantánamo sus derechos de habeas corpus en la Corte del Distrito de Washington, D.C., la que veía en sus casos; una mayoría de esos hombre quedaron en libertad.
Más de dos docenas de esos hombres quedaron en libertad como resultado de las órdenes de la corte. Después, lo que sucedió fue que los jueces conservadores de la corte de apelación, esa Corte del Circuito, motivados ideológicamente decidieron que no podían soportar que la corte inferior le dijera al gobierno que sus pruebas carecen de fundamento y ordenara la libertad de los presos de Guantánamo. Por eso cambiaron las reglas. Dijeron que la corte tiene que creer todo lo que le diga el gobierno, tiene que comportarse como si eso fuera la verdad, a menos que los presos y sus abogados puedan comprobar lo contrario. En muchísimos casos, las pruebas constan de unos partes del campo de batalla en los que de verdad no se debería confiar como hechos, y toda una sarta de reportes de interrogatorios que no son de fiar, porque las circunstancias bajo las cuales interrogaron los presos dejaron mucho que desear. Por eso, de ahí se aseguraron de que se cerrara de plano todas las vías legales. Desde que cambiaron estas reglas, ningún preso ha obtenido una demanda de habeas corpus. De hecho, varios fallos a favor de los presos fueron objeto de apelaciones y también resultaron anulados. Los jueces de la Corte del Distrito de D.C. ha destripado todo significado del habeas corpus para los presos de Guantánamo y por dos años seguidos, la Suprema Corte ha tenido la opción de decirle a la Corte del Circuito de D.C. que quiere tener la responsabilidad por las condiciones de detención y de las reglas que aplican, y no lo han hecho.
Por eso no hay una vía jurídica para salir de Guantánamo. Sería injusto que alguien diga que los presos tienen alguna clase de derechos, porque esos derechos la corte de circuito ha suprimido completamente. Otra vez tienen que empezar de nuevo. No existe ninguna salida para ellos a menos que el presidente decida hacer algo. Lo que hemos visto durante los últimos años es una ausencia de acción de parte del presidente Obama y de ahí hemos visto una decisión muy cínica del Congreso con motivos políticos para restringir quién el presidente puede poner en libertad. Tenemos una prohibición del presidente Obama de liberar a todo prisionero de Yemen exonerado, como resultado del fallido complot de una bomba bajo la ropa interior en diciembre de 2009, el cual se originó en Yemen y existen 86 presos exonerados cuya traslado fuera de Guantánamo contaba con la aprobación de una comisión que el presidente Obama estableció en su primer año de gobierno, el organismo interdepartamental Fuerza de Tareas de Revisión de Guantánamo, y dos tercios de esos prisioneros son de Yemen. Por eso el mismo presidente ha impuesto una prohibición para liberar a los presos que sus propios asesores le habían dicho que Estados Unidos ya no quería tener detenidos más tiempo. Han cerrado todas las vías.
Desde hace ya muchos años, cada varios meses se celebran audiencias previas al juicio, principalmente en los casos de Khalid Sheikh Mohammed y otros cuatro hombres acusados de planear y participar en los ataques del 11 de septiembre; ese fue el juicio que se supone que iba a tener lugar en la corte federal pero que la administración de Obama echó para atrás cuando lo criticó y el juicio planeado lo cambió para Guantánamo. Ahora las comisiones militares, de hecho su historial no es muy bueno, gracias a Dick Cheney para sacarlas del olvido al comienzo de la guerra contra el terror. La Suprema Corte las suspendió por ilegales en 2006 y el Congreso las resucitó dos veces, una bajo Bush y de nuevo bajo Obama.
En verdad los acosan dos problemas. Muchas de las cosas para las cuales se establecieron no son verdaderos crímenes de guerra; el Congreso simplemente los inventó como crímenes de guerra. Así que han tenido problemas en eso. Además, las comisiones militares sufren del secretismo obsesivo de parte de las autoridades porque los hombres procesados en éstas, particularmente en este juicio de alto perfil, el del 11 de septiembre, fueron víctimas específicas del programa de tortura que inició la administración de Bush con prisiones y tortura secretas, todo que es muy ilegal, por mucho que los memorandos que las aprobaran, escritos por John Yoo, el abogado del Departamento de Justicia y profesor de derecho de Berkeley. Las autoridades o varias partes del establecimiento están totalmente obsesionadas con asegurarse de que nada de lo que les pasó a estos hombres salga en la corte. No entiendo cómo pretendan llevar a cabo un juicio con alguna clase de justicia cuando están tratando de asegurarse de que nunca se hable de muchas cosas importantes.
Pero francamente no sé cómo esto pueda tener ningún final feliz porque el problema es que uno de los papeles más grandes de la administración de Obama en materia de la seguridad nacional ha sido la defensa de cualquier individuo conectado con la administración de Bush, de protegerlo contra toda investigación sobre su participación en la tortura y la entrega y todas esas cosas horribles e ilegales que sucedieron. No sé cómo se pueda procesar a unas personas que han torturado sin que alguien lo admita. Pero esto va a continuar durante muchos años. No habrá una resolución fácil. Pero lo obvio de estas comisiones es que enfrentan estos oscuros problemas operativos absurdos. Solía pasar todo el tiempo bajo Bush también y ahora pasa bajo Obama, es un sistema estropeado que no funciona y que constantemente genera cosas vergonzosas, como el espía oculto en la reciente audiencia del que ni siquiera el juez estaba enterado.
Revolución: Como dijo, en muchos sentidos Obama efectivamente es peor que Bush con respecto a lo que ha hecho no sólo para defender a los que usted mencionó, sino diría yo, para extender y consolidar las políticas que se iniciaron en los años de Bush. Parece que últimamente, para cortar a los huelguistas del mundo de afuera, terminaron los vuelos a Guantánamo, lo que efectivamente impide, al menos lo hace muy difícil que sus abogados los vean de manera regular, y al mismo tiempo el Congreso ha aprobado fondos para la expansión de Guantánamo.
Worthington: Bueno, en general yo diría brevemente que Obama ha objetado todo esfuerzo para enviar nuevos presos a Guantánamo y no hay muchos indicios de que ha tenido una red global de prisiones de tortura como la tenía la administración de Bush, aunque sin duda ocurren acontecimientos muy sospechosos en unos lugares. Pero principalmente, sus crímenes más grandes son el programa de aviones no tripulados que es claramente inmoral e ilegal aunque Estados Unidos no quiera reconocer eso, y su defensa obsesionada de los crímenes que cometió la administración de Bush. En Guantánamo su crimen más grande, junto con el de no liberar a los presos ya exonerados, ha sido que, por medio de una orden ejecutiva de hace dos años, designó a 46 de ellos —48 en verdad, pero dos murieron— a ser detenidos indefinidamente porque los consideraban demasiados peligrosos para liberar, pero no existía evidencia suficiente para enjuiciarlos. Eso quiere decir que hay problemas fundamentales en la supuesta evidencia. Por eso en realidad él es culpable, personalmente, de decir que Estados Unidos seguirá encarcelando indefinidamente, como una política, a 46 hombres en Guantánamo. Como resultado de su falta de acción y de los obstáculos que el Congreso ha puesto, todos están en realidad detenidos indefinidamente en Guantánamo. Es muy escandaloso exonerar a las personas pero no ponerlos en libertad. ¿Por qué? ¿Qué mensaje les da eso a las personas a que ya han dicho que se iban para la casa, cuando la verdad es, pues, no se van a la casa? Hacer eso es horrible, horrible.
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