Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:
Francia: chistes horribles y un sistema aún más horrible
27 de enero de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us
21 de enero de 2014. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Por un lector en Francia. La situación respecto a la reciente censura a una representación del comediante Dieudonné M'Bala M'Bala es compleja y horrible por donde se le mire.
Lo peor es que mucha de la gente que ha sufrido la opresión en carne propia está siendo arrastrada hacia un fanatismo violentamente anti-judío, anti-homosexual, y anti-mujer. Aunque los defensores de Dieudonné son una fanaticada y no un movimiento político, el contenido de su mal llamado "humor", su comprensión sobre "el sistema" y a lo que él se oponen, coincide con puntos centrales de las rejuvenecidas corrientes y organizaciones fascistas para las que los inmigrantes y los homosexuales son el blanco.
El principal recurso de Dieudonné es desenmascarar el doble rasero legal y moral que prevalece en Francia. Mucha gente dirá que es un humor basado en lo incómoda que es la verdad y el placer de romper los tabúes de contarla. Él alega: "¿Por qué es un escándalo si me burlo de 'tu abuela que murió en Auzchwitz' (dice eso y cosas peores, todo menos elogiar abiertamente el genocidio de los judíos europeos) pero cuando se trata de "mi abuela que murió bajo la bota de los colonialistas franceses en Camerún", "tú" no lo ves dentro de la misma lógica? ¿Por qué es ilegal defender o burlarse de los "crímenes contra la humanidad" que tuvieron lugar entre 1942 y 1944 (el genocidio de los judíos europeos), pero no se aplica el mismo rótulo al genocidio de los pueblos originarios en lo que ahora es Estados Unidos y a la esclavitud? Podríamos agregar lo que él no expresa: ¿Por qué es ilegal en Francia llamar "controversiales" a las cámaras de gas porque eso equivale a una negación implícita de su existencia, pero cuando un ministro de gobierno da un discurso sobre "los beneficios del colonialismo", eso se considera un asunto que es legítimo debatir?
El establecimiento político —casi todo el espectro de lo que los franceses llaman la "clase política", los pasados, presentes y posiblemente futuros ministros y altos funcionarios— descargó su desprecio sobre Dieudonné y un tribunal estipuló que su actuación antisemita era una "amenaza al orden público" y envió a la policía antidisturbios a bloquear las puertas de su teatro. (Desde entonces se le ha permitido presentar una nueva versión de su acto, menos provocador). Para los viejos y nuevos fanáticos de Dieudonné, esta maniobra legal extraordinaria y tal vez sin precedentes solo confirma lo que él ha venido diciendo: el "orden público" significa silenciar la rabia contra su opresión a nombre del respeto a la opresión de los judíos.
Lo primero que hay que decir es que el Estado francés no tiene ninguna autoridad moral de criticarle algo a Dieudonné, ni siquiera su antisemitismo. Las leyes contra la incitación al odio religioso y étnico, y la negación del holocausto (la idea de que el genocidio de los judíos es un mito falso vilmente inventado por los mismos judíos) son mera hipocresía al servicio de la opresión y dominación de la clase capitalista francesa. Los gobernantes de hoy ocultan el grado de continuidad entre el Estado francés de la época del genocidio judío y el actual.
Cuando Alemania derrotó a Francia en 1940, el parlamento francés recurrió al ex general del ejército Philippe Pétain para ponerlo como primer ministro. Luego él se convirtió en el jefe del Estado francés con sede en la ciudad de Vichy, que ejerció el poder político en la parte sur de Francia que no estaba ocupada o administrada por Alemania. La ideología de Pétain ligaba el honor de la patria francesa con la familia tradicional y con la Iglesia. De manera entusiasta y por iniciativa propia, su régimen hizo rastrillajes de decenas de miles de judíos en la Francia no ocupada, les entregó las listas de censo de judíos a los alemanes y ayudó afanosamente a buscar judíos en Paris y otras zonas ocupadas. Francia deportó un total de 75 mil judíos, junto con homosexuales y gitanos, a los campos de exterminio nazis.
Con el fin de la guerra vino la caída del régimen de Vichy, pero varios de sus funcionarios siguieron trabajando en el gobierno. El nuevo régimen los necesitaba para implementar sus propios crímenes contra la humanidad. Francia llevó a cabo una guerra mucho más brutal contra el movimiento de independencia argelina que la guerra librada por Alemania contra Francia. La restaurada República francesa envió a Maurice Papon, un reconocido genocida de Vichy, a ayudar a administrar su colonia argelina, y luego lo puso a dirigir pogromos policiales al estilo nazi contra los argelinos en Paris.
En cuanto al antisemitismo, no fueron los inmigrantes musulmanes, como a menudo se sugiere, quienes lo introdujeron y alimentaron en Francia sino la Iglesia Católica. La Iglesia hizo un llamado a llevar a cabo cruzadas y genocidios contra musulmanes, judíos y otros "infieles", mucho antes de que Francia tuviera un "problema de inmigración". La influencia del antisemitismo es tan persistente en algunos círculos católicos franceses que hasta 1989 un importante sector del clero amparó a un reconocido funcionario de Vichy culpable de genocidio.
Más allá de la cuestión de la autoridad moral de la clase dominante para criticar a Dieudonné, sin entrar en detalles sobre la vida de los árabes y africanos en Francia hoy, podríamos citar al mismo Dieudonné. En un sainete sobre Dominique Strauss-Khan [DSK] —el director del FMI y principal aspirante a la presidencia de Francia que fue acusado de violar a una camarera en su cuarto de hotel en Manhattan—, cita al presidente del Partido Socialista de Strauss-Khan quejándose de las condiciones indignas del arresto de DSK (esposado y presentado ante la prensa como culpable) diciendo que DSK tenía "el derecho a la presunción de inocencia".
Dieudonné simplemente repite esas palabras una y otra vez mientras mira fijamente al público hasta que todos se echen a reír. La mayoría son jóvenes, muchos cuyos padres padecieron los "beneficios del colonialismo" y luego llegaron a Francia a romperse el lomo en sus minas y fábricas o en la construcción. Hoy ellos y otros jóvenes están confinados en multifamiliares del Estado a la espera de un futuro. (De hecho, ir a una presentación de Dieudonné en el centro de Paris es todo un lío, un acto de desafío para los muchachos de las banlieue, los destartalados y alejados suburbios). Lo que alude tiene más fuerza porque no hay que decirlo. Durante toda su vida a estos jóvenes la policía y el establecimiento les han enseñado que son presuntos culpables.
El problema es que después de momentos como esos, de inmediato este cómico se lanza en una diatriba sobre cómo los judíos controlan a Francia, insinuando que Strauss-Khan fue salvado del escarnio por una conspiración internacional de prominentes judíos (Dieudonné recita de una tirada de media docena de nombres) acusados de violación, abuso sexual infantil y fraude financiero que supuestamente se protegen entre sí. Dieudonné discursea sobre por qué era considerado respetable en los círculos políticos y en los medios argumentar que Strauss-Khan fue víctima de un complot anti-socialista, pero no se es indulgente con quienes argumentan que el 11 de septiembre fue una conspiración judía. Este es un método típico de Dieudonné. En vez de sostener que "los judíos" estaban detrás del ataque al World Trade Center [las torres gemelas en la Ciudad de Nueva York], simplemente dice que esas teorías se deberían considerar como legítimas —y si esas afirmaciones no pueden comprobarse, es porque los judíos no lo permiten. De esta manera termina proclamando que los judíos controlan a Francia y al mundo, sin tener que presentar ninguna prueba — porque no la hay.
No se puede sobreestimar la importancia de Israel en la popularidad de Dieudonné. Los políticos franceses, en especial los socialistas, buscan el respaldo de los votantes judíos, pero ese es un factor muy secundario. Si muchos jóvenes franceses no pueden diferenciar entre el sionismo y los judíos en general, es principalmente porque siempre les han enseñado que el respeto por los judíos significa respeto por Israel, en el colegio, en los medios, y por la clase política. Además, los funcionarios israelíes y las organizaciones sionistas en Francia constantemente atacan como antisemitismo hasta la más leve crítica a Israel. Aunque en los círculos oficiales de Francia no siempre cae bien eso (el gobierno francés y otros gobiernos europeos a veces son objeto de calumnias sionistas) todo esto es considerado como parte del discurso social legítimo.
Cuando los niños árabes y otros niños en Francia ven la televisión y ven soldados israelíes disparándoles granadas aturdidoras a manifestantes palestinos y hasta golpeando incluso a niños, las conclusiones que sacan no son sorprendentes ya que se les enseña que aunque esto sea controversial, después de todo Israel debe seguir siendo un Estado judío. Sin Israel, el antisemitismo probablemente se mantendría ante todo como un problema entre la gente blanca de ancestro francés. Dieudonné ha escogido cuidadosamente a sus enemigos alegando que lo que está mal en Francia no es su sistema socioeconómico capitalista, sino que su gobierno es una fachada del dominio judío.
Dieudonné nunca es más antisemita que cuando pretende afirmar lo contrario: "no soy antisemita, aún no", refiriéndose a lo que según él son los intentos judíos de aplastarlo. O, como cuando se defiende de la acusación de respaldar el genocidio judío y dice: "En lo que se refiere al conflicto entre las SS y los judíos, soy neutral. No sé quién provocó a quién". Es diciente que cuando habla de los homosexuales, desecha hasta la pretensión de "neutralidad", declara abiertamente que quiere que su audiencia "salga a comer maricas". Esta supuestamente "graciosa" referencia adicional a las calumnias contra los negros (los africanos son caníbales) se usa para justificar una intolerancia tan abiertamente violenta que llamarla simplemente homofóbica se queda corto.
De hecho, él casi siempre muestra a los judíos como afeminados, con voz delgada y chillona y en un constante estado del tipo de histeria que sus sainetes le atribuyen a la mujer. Su característico gesto de la "quenelle" (un saludo nazi hacia abajo, cruzando el otro brazo hacia el hombro) recoge todo en un solo paquete, utilizando un gesto neonazi "sarcástico" (es decir, que se puede negar de manera creíble) para ofender conjuntamente a judíos, homosexuales y mujeres como seres inferiores a ser penetrados y por tanto dominados por hombres de verdad.
Puede que Dieudonné tenga muchos seguidores en los multifamiliares del Estado, pero promueve y toma lecciones de algunos de los principales ideólogos de los movimientos franceses fascistas católicos de la parte occidental acomodada de Paris. Estas personas anhelan lo que imaginan fue la Francia "tradicional", y detestan la idea de una sociedad multiétnica. Dieudonné comparte con ellos la veneración por Pétain. Cuando le preguntaron cuál era su presidente favorito, Dieudonné en su acostumbrado estilo sarcástico, deliberadamente ambiguo pero no realmente ambiguo del todo, dijo: "Pétain, porque tenía un bonito bigote". Y agregó que Pétain hubiera sabido qué hacer con los problemas que Francia enfrenta hoy.
Cualquiera que mire a Dieudonné y solo vea la clase y el color de la gente que se ríe de sus chistas, o el que él supuestamente señale a los ricos, debería considerar que Pétain, también, tenía una dimensión populista. Importa la cuestión de las metas y la ideología. El régimen de Pétain reclutó a jóvenes franceses del común —hijos de tenderos, obreros fabriles y desempleados— en una milicia "revolucionaria" a cuyos miembros se les permitía intimidar a judíos acomodados y a otra gente que alguna vez los miró despectivamente.
¿En dónde se ubica el Dieudonné "antisistema" en lo que tiene que ver con la etnia más oprimida en Francia, los parias y chivos expiatorios oficiales de Francia, los romaníes o rom (como prefieren ser llamados los gitanos de Europa oriental)? Su silencio al respecto es llamativo, porque el ministro del Interior Manuel Valls, quien encabezó el ataque a Dieudonné, es también el principal azote anti-rom de Francia.
El año pasado Valls dio un discurso sobre los rom haciendo énfasis en que ellos no pueden esperar que los traten como inmigrantes porque es "imposible" que se integren a la sociedad francesa. (La verdad es que incluso los gitanos de familias que han vivido en Francia durante cientos de años enfrentan una discriminación legal diseñada para excluirlos). De hecho el discurso de Valls fue tan corrosivo y racista que si la palabra rom fuera reemplazada por judío, el jefe máximo de la policía de Francia estaría legalmente obligado a arrestarse a sí mismo. Pero en este particular ejemplo de doble moral Dieudonné le dio vía libre a su más poderoso crítico.
¿Quiénes son los verdaderos rebeldes contra el sistema en lo que tiene que ver los rom? ¿Quién está desafiando el consenso oficial de que la existencia de un pueblo es "una amenaza para la seguridad pública"? El gobierno socialista de François Hollande se jacta de que ha deportado el doble de rom que su antecesor de derecha. La estrategia es enviar a la policía antidisturbios y buldózeres para destrozar sus precarios acampamientos una y otra vez hasta que las víctimas acepten la deportación "voluntaria". El verano pasado la policía detuvo un bus escolar en el que iba Leonarda Dibrani, una niña de 15 años cuya familia se había registrado ante las autoridades y había pedido asilo político con base en las atrocidades infligidas a los rom en Albania. Se llevaron a Leonarda frente a sus compañeros de escuela y la sacaron de inmediato del país para que ninguna maniobra legal pudiera salvarla.
Decenas de miles de jóvenes adolescentes faltaron a clase por varios días para marchar en las calles en apoyo a Leonarda. Esos, indignados y muy beligerantes, hijos y nietos de árabes y africanos y muchos otros de padres franceses, muy posiblemente eran las hermanas y hermanos menores de la gente que ahora hace fila para ver a Dieudonné. Del mismo modo, algunos de los que ahora están en esas filas probablemente estuvieron luchando en las calles durante la rebelión de las banlieue y las desbocadas protestas de estudiantes de secundaria de mediados de la década de 2000.
Aquí llegamos al núcleo del problema. Es realmente terrible y trágico que alguien como Dieudonné se haya convertido en un desfogue para estas furias —para cualquiera de ellas. Esta situación no era inevitable y tiene que cambiar. Contra lo que su "acto" está haciendo efecto, y es lo que lo hace beneficioso para el sistema, es la comprensión de quiénes son los amigos y quienes los enemigos de los oprimidos.
Por razones contradictorias, un gran porcentaje de los franceses ha llegado a despreciar a los partidos de izquierda y de derecha que se han alternado en el gobierno con programas políticos, económicos y sociales cada vez más convergentes. Lo que queda de la "izquierda" —cuya estrategia, aunque no solo en el Partido Socialista, era presionar a los socialistas hacia la "izquierda"— está auto-desacreditada, por lo general desilusionada y en un creciente desbarajuste. La derecha convencional se queja de que los socialistas les han robado su programa, mientras que la extrema derecha pregona que representa un cambio radical. La "izquierda" y hasta la llamada extrema izquierda, no puede hacer nada más que defender el status quo que millones encuentran inaceptable. Dieudonné puede tener medio millón de seguidores multinacionales en YouTube, pero los grupos y movimientos que de manera más militante se oponen al consenso de la clase dominante son descaradamente de la extrema derecha — y decididamente blancos.
Dieudonné representa una compleja simbiosis entre diferentes tendencias y variedades reaccionarias. Como hombre que entiende el momento en que se está, sus cínicos "chistes" tienen una poderosa resonancia entre muchos de los que no pueden tolerar la hipocresía y la incoherencia moral del actual orden social. Pero en vez de abogar por la emancipación global de los "crímenes contra la humanidad" y el opresivo sistema del capitalismo, él quiere deshacerse de la gente que considera que se atraviesa en su camino. Cómo puede esto liberar a su fanaticada o hasta salvarla de la desastrosa manipulación, no es una cuestión que él sienta que un comediante deba responder.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.
Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.