Las normas de Obama sobre la contaminación… rumbo a la destrucción de la Tierra

23 de junio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Hoy una crisis ambiental amenaza la propia suerte de la humanidad y la Tierra misma. Los glaciares siguen disminuyendo en todo el planeta, debido al calentamiento global. El hielo marino de verano en el Ártico ha desaparecido en su mayoría. En el Polo Sur, el proceso de fusión es masivo y está en plena marcha, con un aumento de tres metros del nivel del mar pronosticado en un futuro próximo. Crece el impacto humano debido al cambio climático: las muertes por olas de calor, inundaciones y ciclones, así como los impactos del aumento de las sequías y los incendios forestales que afectan más severamente a las personas y los países pobres. El agua del mar es 30 por ciento más ácida que hace solamente cuatro décadas, a causa de la absorción del dióxido de carbono por el mar, lo que mata la vida en los mares. El 2012 fue el año más caluroso de la historia de Estados Unidos con una sequía que hizo que gran parte de los cultivos de maíz no dieron producto.

La quema de los pastizales en la zona deforestada del Amazonias brasileño. Foto: AP

Esta es una situación de EMERGENCIA, en la que el 1º de junio, el gobierno de Obama anunció nuevas normas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para regular la contaminación por el dióxido de carbono por parte de las centrales eléctricas en Estados Unidos, misma que está asfixiando la vida. Obama afirma que estas nuevas normas son “uno de los pasos más ambiciosos que cualquier nación haya tomado para combatir el cambio climático”. Pero la verdad es 1) lo que estas normas se proponen llevar a cabo es insignificante en comparación con la actual crisis ambiental que enfrenta la humanidad; 2) es casi seguro que hasta estas normas serán objeto de recursos en los tribunales y en el Congreso y en el ámbito estatal y poderosas fuerzas de la clase dominante se oponen a dicha normativa; y 3) la medida de Obama es parte de continuar con todo un programa de energía que está destruyendo la Tierra, y no se aleja del mismo.

Las normas se proponen principalmente reducir la contaminación de las plantas eléctricas de carbón que son la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos. La quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) para producir energía, las prácticas agrícolas capitalistas y la tala y quema de bosques, etc., liberan dióxido de carbono en la atmósfera, el que es el principal "gas de efecto invernadero". La acumulación de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera está calentando al planeta y causando que cambie el clima, y esta emergencia climática amenaza el futuro de la humanidad y la vida sobre la Tierra.

Las nuevas normas sobre las emisiones de las centrales eléctricas son parte del objetivo global que Obama anunció en 2009 para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos en un 17 por ciento por debajo del nivel de 2005, solamente un 4% por debajo de los niveles medidos en 1990. Pero esto no constituye nada en comparación con lo que se necesita en concreto. Los científicos y los estudios sobre el clima han señalado reiteradamente que para que haya alguna esperanza de evitar los peores impactos del cambio climático, se necesitan masivos recortes de las emisiones de gases de efecto — en el rango de 25% a 40% por debajo de los niveles de 1990 para el año 2020 y un recorte mucho mayor más allá de esa fecha.

Lo que se requiere concretamente es un fin a la extracción y quema de combustibles fósiles y una transformación completa hacia una nueva base de energía limpia y sostenible. La medida de Obama para reducir las emisiones de plantas de energía a carbón no tiene nada que ver con esto. En vez de alejarse del camino de la energía de combustibles fósiles que ha creado esta crisis, la medida de Obama refuerza concretamente la trayectoria actual. Esto se debe a que una parte fundamental de las normas de la EPA de Obama se basa en la expansión del uso del gas natural con cierta disminución del uso del carbón en las centrales eléctricas. El mayor desarrollo y dependencia del gas natural, que el plan de Obama pone al centro, distancia la economía, los recursos y la tecnología de la urgente necesidad de desarrollar alternativas de energías renovables y sustentables, como la eólica y la solar, que se exigen en este momento para salvar a buena parte de la vida sobre la Tierra. Su plan apoya y amplía la existente infraestructura de energía basada en el carbono.

Las nuevas regulaciones de la EPA tienen un propósito ideológico: de dar la apariencia de que los gobernantes de Estados Unidos están decididos a "responder" a la crisis climática. Al mismo tiempo, son parte de las maniobras para mantener la legitimidad y la posición competitiva estratégica de Estados Unidos sobre el resto del mundo presentando a Estados Unidos como el "líder climático" del mundo. Y esto también es parte de tratar de seducir a las personas para que acepten la idea de que el gas natural es de alguna manera una "transición" hacia un futuro libre de carbono. Pero la realidad científica es que el gas natural no es una fuente de "energía limpia". En términos de la química, el gas natural, como el petróleo y el carbón, es un hidrocarburo1. La quema del gas natural contribuye a la acumulación de gases de efecto invernadero al igual que la quema del petróleo y de carbón, aunque produzca un poco menos de emisiones de gases de efecto invernadero cuando se quema en comparación con el carbón. La producción y transporte de gas natural hace que el metano, otro gas de efecto invernadero, se filtre a la atmósfera, lo que aumenta el calentamiento global. Y la extracción del gas mediante la fracturación hidráulica2 causa la destrucción generalizada del medio ambiente de otras maneras, inclusive por medio de la filtración del metano hacia las fuentes de agua que usa la gente para el agua potable.

El plan de Obama pone de relieve que los combustibles fósiles desempeñan un rol fundamental en el funcionamiento rentable y los intereses estratégicos globales del sistema del capitalismo-imperialismo. Estados Unidos ahora se ha convertido en el mayor productor del petróleo del mundo. Ha ampliado enormemente la producción de gas natural y ha aumentado sus exportaciones de carbón, para que se queme en otros países.

Algunos sectores de la clase dominante estadounidense quizá se alarmen genuinamente por la crisis del medio ambiente y quieran hacer algo al respecto. Pero importantes figuras políticas de Estados Unidos deben cumplir, en última instancia, los intereses geoestratégicos del capitalismo-imperialismo estadounidense.

Los capitalistas se ven obligados a hacer lo que calculan que sea lo más rentable, y el actual sistema energético de extracción de petróleo, carbón y gas es tremendamente rentable. Por esto es la forma abrumadoramente dominante de consumo de energía en el mundo, a pesar del hecho de que es a la vez insostenible y tremendamente destructiva, y ahora está impulsando un cambio climático potencialmente catastrófico. Las empresas y los países tienen que excavar y perforar en busca de cada pedazo de combustible fósil que quede, porque si no lo hacen, algún otro competidor lo agarrará y les causará la ruina. Y crece una intensa contienda entre las potencias capitalistas del mundo por el control de las fuentes y reservas de combustibles fósiles, lo cual es esencial para tener el poder geoestratégico.

A medida que el mundo se enfrenta a una catástrofe ambiental, ¡el sistema monstruoso que ha causado esta crisis está intensificando su búsqueda de nuevas fuentes de combustibles fósiles más contaminantes! Y es incapaz de abandonar este camino debido a las mismas reglas que la obligan. El hecho es que cualesquiera que sean las regulaciones y reformas se pongan en marcha bajo este sistema, hasta la "tecnología verde" que se desarrolla o las normas de mayor eficiencia se llevarán a cabo sobre la base de la continuación de la devastación y destrucción de la Tierra por parte de este sistema del capitalismo-imperialismo, especialmente en los países oprimidos del mundo.

Bajo este sistema no se puede llevar a cabo lo que se necesita concretamente para hacer frente a la urgente crisis ambiental ante la humanidad. Lo que se necesita es una reestructuración decisiva para dejar de depender de los combustibles fósiles; un fin a un imperio que domina al mundo y contiende con otros rivales sobre las materias primas; una red completamente nueva de transporte, ciudades sustentables, planificación consciente para el creciente nivel del mar, el desencadenamiento y movilización de la gente y la disposición de la tecnología y el conocimiento al servicio de reconocer y hacer frente a la emergencia climática internacional. NADA de eso se puede hacer bajo el actual sistema económico y político del capitalismo. Pero SÍ SE PUEDE hacer en una sociedad socialista nueva.

 

1. La mayoría de los hidrocarburos que se encuentran en la Tierra aparecen de forma natural en el petróleo crudo. Los hidrocarburos son actualmente la principal fuente de la electricidad y calor del mundo (como la calefacción de los hogares) a causa de la energía producida cuando se quema. A menudo, esta energía se usa directamente como calor, tal como en calentadores domésticos, que utilizan petróleo o gas natural. El hidrocarburo se quema y el calor se utiliza para alentar agua, la que se distribuye mediante la circulación. Un principio similar se utiliza para generar electricidad en plantas de energía. [Fuente: Wikipedia, en inglés] [regresa]

2. La fracturación hidráulica perfora los pozos verticalmente hacia abajo a las capas de esquisto, luego horizontalmente en la capa. A alta presión, bombea millones de galones de agua, arena y productos químicos por el pozo hacia la capa de roca para abrir grietas en las capas de roca de esquisto. Mediante la fracturación hidráulica, están extrayendo, quemando y emitiendo a la atmósfera nuevos montones de combustibles fósiles no convencionales, extendiendo la contaminación del aire y el agua, envenenando las fuentes de agua y poniendo en peligro la salud de las personas. [regresa]

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