Pakistán: Una ola de calor mortal, un sistema mortal
1° de julio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us
A mediados de junio, más de 1.200 personas murieron en el sur de Pakistán, especialmente en la ciudad de Karachi, durante una ola de calor mortal. Las temperaturas alcanzaron 45 grados Celsius durante varios días. Si bien a menudo es muy caliente en esa región en esta época del año, las altas temperaturas que se prolongaron por días eran extremas e inusuales. Se llevaron a miles de personas a hospitales para tratarlas por deshidratación, golpe de calor (insolación), y otras dolencias. La morgue de la ciudad se llenó más allá de la capacidad. La mayoría de las víctimas eran gente mayor o sin hogar o los que trabajaban en las calles como jornaleros.
Un bebé sufre de la deshidratación. Karachi, Pakistán, 23 de junio. (AP foto)
La ola de calor se dio justo al comienzo del Ramadán, el mes de ayuno cuando las personas que siguen las prácticas islámicas no deben beber líquidos ni comer durante el día. El Islam es la religión oficial del Estado en Pakistán, y hay una ley que dice que se puede encarcelar a las personas que comen o beben durante las horas de ayuno, o incluso si dan a otra persona algo de comer o beber. Algunas autoridades religiosas aconsejaron a la gente a beber agua si lo necesitaba, pero muchas personas no podían o no lo hicieron. En el calor abrasador del sol durante el día implacable, no tomar agua era mortal para aquellos cuya salud era más vulnerable, y para aquellos cuyo trabajo es sumamente agobiante aun cuando el tiempo es agradable.
En vídeos desgarradores en las noticias, residentes de Karachi hablan de amigos, parientes y otros sufriendo colapsos bajo el calor intenso. Un joven dice en un video, “Acabo de ver un cuerpo muerto, y cuando le pregunté a la familia lo que pasó, me dijeron que el padre había muerto porque no había ninguna ambulancia disponible. Estas son las condiciones en que vivimos”.
Estas “condiciones en que vivimos” tienen que ver, en primer lugar, con las realidades del mundo actual, donde existe una aguda división entre un puñado de países capitalistas-imperialistas “avanzados” que dominan la riqueza y recursos del planeta, y la inmensa mayoría de la gente en los países pobres y oprimidos como Pakistán. Este desequilibrio extremo significa que, aunque los servicios médicos son horribles para muchos en un país como Estados Unidos, la situación de la salud es aún peor para miles de millones de personas alrededor del mundo. Algunas personas han muerto durante olas de calor en los países imperialistas — pero en los países del Tercer Mundo, el estado de los recursos de salud, el tratamiento de agua y la eliminación de aguas residuales, etc. significa que las olas de calor (o las inundaciones, terremotos y otros desastres naturales) tienen efectos mucho más devastadores sobre la vida de la gente. Una ola de calor que afectó a la India sólo un mes antes, en mayo, mató a más de 2.200 personas.
Karachi, con más de 22 millones de habitantes, es la tercera ciudad del mundo en población. Su población se duplicó en los últimos 15 años, muchas personas huyendo de la pobreza en el campo o de áreas en el norte que son blancos de los ataques de aviones no tripulados estadounidenses en nombre de “la guerra contra el terror”. Además hay muchos refugiados de otros países como Afganistán. Estos millones de personas viven en los barrios marginales que se brotan casi de la noche a la mañana. Se ve “el desarrollo” en Karachi, pero existe para servir a la elite paquistaní que está vinculada al capitalismo-imperialismo extranjero. El escritor pakistaní Mohammed Hanif señala un aspecto de tal “desarrollo” en relación con la crisis de la ola de calor: “Han talado los árboles para ensanchar los caminos, los cruces elevados han devorado los senderos; hay pocas paradas de autobús sombreadas. Sin agua y sin sombra mientras ayunaban o fingían ayunar, las personas rumbo al trabajo o a la casa simplemente se desplomaron en la calle y murieron”. (“In Karachi, a Fatal Mix of Heat and Piety” [En Karachi, una mezcla fatal de calor y piedad], artículo de opinión en el New York Times, 26 de junio de 2015)
Junto con los efectos horrendos de la dominación imperialista están los efectos del fundamentalismo religioso y las creencias supersticiosas. Un clérigo islámico prominente en Karachi emitió una fatwa, o edicto religioso, de que la gente podía comer y beber durante el día en esta ola de calor si un doctor dice que su salud estaba en peligro. Pero los sin hogar y los jornaleros tienen poco o ningún acceso a un doctor, y también hay la continua influencia de la tradición sobre la gente. Y, como el escritor paquistaní Hanif señala: “Aunque pudieran superar sus inhibiciones, no había ninguna agua. Todos los pequeños puestos de té, restaurantes de carretera, vendedores pequeños de jugo o merienda desaparecen de las calles durante las horas de ayuno. Durante este mes se puede caminar millas sin encontrar ni un sorbo de agua”. Por lo que las personas siguieron muriendo por no poder obtener agua en el calor abrasador.
Otro factor es el impacto del cambio climático global. Un ex funcionario ambiental paquistaní dijo: “Ha ocurrido un aumento de la temperatura promedia de la Tierra de 15,5°C a 16,2°C en los últimos 100 años y como consecuencia experimentamos esta clase de condiciones climáticas extremas en los veranos y los inviernos”. (Express Tribune, 21 de junio de 2015) Aunque no se puede atribuir directamente al cambio climático esta ola de calor u otros eventos en particular, los científicos han concluido que el calentamiento global y otros cambios climáticos están contribuyendo a tormentas, sequías, inundaciones, etc. más extremas. Y si bien esto afecta todo el planeta, azote de forma más devastadora a los países y los pueblos oprimidos del mundo. (Vea “Los costos humanos del cambio climático”.)
El desequilibrio extremo en el mundo entre los países capitalistas-imperialistas y los países y personas pobres y oprimidos... la ignorancia forzada del fundamentalismo religioso... el cambio climático global... todos son enormes problemas que enfrentan a la gente en Pakistán y en todo el mundo.
Las distintas fuerzas presentan ideas y programas diferentes sobre cómo hacer frente a estos problemas enormes y urgentes. Hay que evaluar todos estos programas con respecto a qué tan profunda y científicamente lidian con la realidad — y si ofrecen soluciones reales. La verdad básica es que se puede abordar todos estos grandes problemas mediante una revolución concreta — el derrocamiento del gobierno y dominación capitalista-imperialista con el fin de arrancar las raíces profundas de los horrores en el mundo, y emancipar a toda la humanidad.
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