Candidatos de un sistema ilegítimo
Clinton, Trump y la masacre en Orlando: Necesitamos otro camino
22 de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
El 12 de junio, un pistolero que proclamó lealtad al grupo yihadista, Estado Islámico, mató a 49 personas en una discoteca gay. Tanto Trump como Clinton hicieron alarde de lamentar las muertes y de solidarizarse con la comunidad LGBT, al mismo tiempo que esquivaron adentrarse en las profundas raíces de la violencia contra los gay en la sociedad de Estados Unidos, y lo profundamente ligada que está a todos los reaccionarios movimientos fundamentalistas religiosos de hoy (por no decir nada del sistema de imperialismo que se apoya en toda clase de instituciones y valores patriarcales que también refuerza).
Y cada uno propuso “soluciones”.
Donald Trump lo aprovechó para echarle sospechas a todos los musulmanes en Estados Unidos y todos los inmigrantes del Medio Oriente y el norte de África, inclusive, en sus propias palabras: “la segunda generación”. Recalcó sus políticas antiinmigrantes con insistencia. La lógica de la lógica de Trump sería la de meter a todos los musulmanes en campos de concentración, tal como Estados Unidos hizo durante la Segunda Guerra Mundial con los japoneses y sus descendientes, entre ellos ciudadanos estadounidenses. Lo anterior concuerda con toda la persona y programa fascista de Trump.
¿Qué nos dice sobre la legitimidad del sistema entero el que el candidato de uno de sus principales partidos políticos ha impulsado su campaña con un centro de atracción abiertamente fascista? ¿Y qué nos dice sobre el potencial rumbo de las cosas cuando, a raíz de los sucesos en Orlando, sus exhortaciones a tomar medidas abiertamente fascistas determinan el marco para la discusión y el debate políticos?
Además, ¿qué dice sobre la legitimidad del presente sistema cuando la candidata demócrata, Hillary Clinton, recalca que hay que mantener y redoblar la agresión militar estadounidense en Siria? Por otro lado, las guerras de agresión de Estados Unidos en el Medio Oriente, Asia central y el norte de África (y Clinton ha apoyado cada una de esas campañas) así como su apoyo a Israel (del cual Clinton se jacta desvergonzadamente) sirven precisamente para reforzar a ese yihadismo, aunque se le opone violentamente por medio de la guerra.
¿Y qué quiere decir que Clinton, que tiene un largo historial de apoyar una ley represiva tras otra, diga: “Aquí, en la nación, tenemos que reforzar las defensas”?1 ¿Qué quiere decir que ella pide darle a la represor y asesina policía “los instrumentos indicados, los recursos y la capacitación” y mayor acceso a la “inteligencia” (o sea más espionaje y más vigilancia)? Que no quede confusión alguna, aplicarían muy extensamente esos mayores poderes represivos, lo que incluye contra la gente progresista y contra aquellos que de veras son radicales que se oponen a las injustas políticas del presente gobierno, lo que incluyen sus guerras en el Medio Oriente, el norte de África y Asia central a la vez que se oponen al yihadismo fundamentalista islámico. Por otro lado, un movimiento así, que se opone a esos dos sectores anticuados y que surge en el interior mismo de Estados Unidos podría contribuir de una manera indispensable a un futuro diferente para la humanidad. Además, que no haya duda que utilizaran tales poderes represores contra todo movimiento que luche contra la opresión patriarcal de género, contra la opresión del pueblo negro y de otras nacionalidades oprimidas, contra la satanización de los inmigrantes y contra el saqueo capitalista del medio ambiente.
Ante esta situación, tal como escribimos en nuestra declaración sobre la masacre de Orlando, es necesario que la gente tome partido firmemente con las personas LGBT en contra de ese ataque y contra toda la ola de ultrajes antigay en la sociedad, Y ADEMÁS “oponerse a lo que con toda probabilidad van a ser propuestas de aumentar los poderes muy represivos que defienden el presente sistema social, o de satanizar y reprimir a la población musulmana en su conjunto, o aumentar la agresión militar estadounidense en el Medio Oriente”.
Tanto si hablamos del yihadismo, como del liberalismo de un Clinton u Obama o del fascismo de Trump, todo eso en su conjunto está arraigado en un sistema mundial de explotación, que cada día devora a miles de millones de seres humanos. Existe una sola alternativa CONCRETA a la locura de turno, entre el yihadismo o el horror mundial del imperialismo: el comunismo revolucionario según la nueva concepción de Bob Avakian. Este movimiento tiene por objeto tomar el poder, mismo que capacitaría a las masas populares para consciente y colectivamente ponerse a transformar y superar TODAS las relaciones sociales y económicas opresivas y atrasadas, no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero. Este movimiento tiene por objeto, en su trabajo, movilizar y dirigir a millones de personas a derrocar el presente sistema, a la mayor brevedad posible. Eso es posible, y eso es necesario.
Ante esa posibilidad en particular, preguntamos:
¿Qué legitimidad tiene un sistema el que ofrece unas elecciones entre un sujeto que es fascista en todo menos el nombre, y una belicista con todo un historial de apoyar la represión, como la forma más alta de libertad”?
Un sistema cuyo tiempo ya se acabó.
¡DERROCAR, Y NO VOTAR POR, EL PRESENTE SISTEMA!
1. Vea la trascripción del discurso de Clinton del 12 de julio sobre la masacre de Orlando. Clinton tiene un largo historial de apoyar o iniciar la represión contra los pueblos del mundo. He aquí unos cuantos ejemplos: Defendió los draconianos proyectos de ley sobre el crimen del mandato de su esposo que tachaban a los niños negros de “super depredadores”. (“Hillary Clinton’s Super Predator Comments—Full Context”, YouTube). Apoyó la Ley Patriota estadounidense y ha pedido procesar a Edward Snowden. (“Hillary Clinton Is Wrong About Edward Snowden”, New Yorker.) [regresa]
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