Una señal del peligro extremo y urgente:
El alza de la temperatura de la Tierra bate el récord por tercer año consecutivo
22 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
Dos días antes de la inauguración de Donald Trump, los científicos anunciaron que el año 2016 fue el año más caluroso registrado. Este es el tercer año consecutivo en el que la temperatura global ha destrozado el récord de todos los años anteriores, y la primera vez que ha ocurrido. De los 17 años más calurosos registrados, 16 han ocurrido desde 2000.
Un artículo en Bloomberg News explicó algo de lo que el calentamiento global ya ha significado y lo que presagia para el futuro: “A medida que el cambio climático continúe a ese ritmo, el clima inusual se convertirá en algo común. En 2016, por ejemplo, los incendios forestales causaron en Canadá su desastre natural más costoso jamás. El punto máximo del hielo marino invernal del Ártico estaba lo más pequeño por segundo año consecutivo. Las temperaturas en la India subieron a 51 grados Celsius (124 grados Fahrenheit). En el sur de África, un segundo año de escasas temporadas de lluvias resultaron en una grave sequía, mientras que una temporada de huracanes inusualmente activa en el Atlántico dejó más de 1.700 muertos, entre ellos 1.000 que perecieron tras una catastrófica tormenta de categoría 5”. (“No Hoax: 2016 Was the Hottest Year on Record” [Nada de engaño: 2016 fue el año más caliente registrado]).
El artículo también señala: “Un cuarto de la Gran Barrera de Coral (el sistema de arrecifes de coral más grande del mundo, frente a la costa de Australia) ha muerto. Las aguas cálidas y la acidificación de los océanos provocado por la contaminación por dióxido de carbono han transformado lo que eran una vez semilleros de vida marina de colores vibrantes en cementerios cenicientos. A medida que el cinturón de calor en el ecuador del planeta se ensancha, Estados Unidos y Canadá han revisado hacia el norte sus mapas de las llamadas zonas de rusticidad para cultivar. A medida que las corrientes de hielo de Groenlandia fluyen más rápido hacia el mar y los trozos de tamaño de estados se desestabilizan en la Antártida, los océanos en alza redibujan la costa de Luisiana y las calles de Miami se inundan cuando llega la marea, incluso en días soleados”.
En resumen, la destrucción continua del medio ambiente, dejando a un lado el posible uso de armas nucleares por parte de Trump, amenaza la existencia misma de la vida en la Tierra.
Casi todos los científicos del clima de todo el mundo han llegado a la conclusión, basada en evidencia científica, de que las temperaturas globales están aumentando debido a la actividad humana —especialmente la quema de combustibles fósiles que producen gases de efecto invernadero— y que si la tendencia continúa, habrá consecuencias catastróficas para la sociedad humana y la vida en la Tierra en general. Al negar este hecho científico, Trump ha dicho, “el concepto del calentamiento del planeta fue creado por y para los chinos para hacer que la manufactura estadounidense no pueda competir”. Ha nombrado a su régimen fascista a otros negadores del calentamiento global y destructores del medio ambiente como Scott Pruitt, infame por su papel en el fracking en Oklahoma, para dirigir la Agencia para Proteger el Medio Ambiente, y Rex Tillerson, jefe de Exxon Mobil, como secretario de estado.
Escrita por Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del PCR.
¿Sabe de alguien más —que sea persona u organización— que ha podido desarrollar un verdadero plan para una sociedad radicalmente diferente, en todas sus dimensiones, lo que incluye un enfoque y metodología de lidiar con la crisis ambiental según la perspectiva de los intereses de toda la humanidad, y una CONSTITUCION para codificar todo esto? — Un mundo diferente ES posible — Lea o pida en línea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto).
Michael Halpern, subdirector del Center for Science and Democracy de la Union of Concerned Scientists [Centro para la Ciencia y la Democracia / Unión de Científicos Preocupados], señaló la amenaza a la ciencia climática planteada por la cábala de Trump: “Por años se les ha hecho la boca agua ante la posibilidad de desmantelar los programas federales de investigación climática. No es irrazonable pensar que quieren quitar los mismos datos que disputan. Hay una delgada línea entre estar paranoico y estar preparado, y los científicos están haciendo todo lo posible para estar preparados…. Los científicos tienen razón al preservar los datos y archivar los sitios web antes de que los asalten aquellos que quieren desmantelar programas federales de investigación del cambio climático. (Vea Washington Post, “Scientists are frantically copying U.S. climate data, fearing it might vanish under Trump” [Los científicos están copiando frenéticamente los datos climáticos de Estados Unidos, temiendo que podría desaparecer bajo Trump]).
Trump ha amenazado con eliminar la Ley de Aire Limpio aprobada por Obama que impone algunos controles sobre las emisiones de carbono de las centrales eléctricas y con aumentar la producción de carbón, ambos de que aumentarían en gran medida las emisiones de gases de efecto invernadero. Y él se ha comprometido a retirarse del acuerdo internacional sobre el clima de París, el cual no llegó ni de lejos a tratar realmente en serio el cambio climático, pero sí puso algunas limitaciones. Y esto ni siquiera toma en cuenta que el mayor consumidor institucional de combustibles de carbono son las fuerzas armadas estadounidenses, las cuales Trump quiere expandir en gran medida.
Trump también ha declarado que detendrá toda investigación sobre el cambio climático en la NASA y ya ha tratado de intimidar a científicos cuyo trabajo tiene que ver con el calentamiento global. Un ejemplo de tal intimidación: El equipo de transición de Trump envió un extenso cuestionario al personal del Departamento de Energía, cual cuestionario pidió “nombres específicos de empleados que estudiaron asuntos climáticos para el gobierno o que habían acompañado a políticos nombrados por Obama a reuniones climáticas internacionales”. (“Are Climate Scientists Ready for Trump?” [¿Están preparados para Trump los científicos del clima?], The Atlantic, 27/12/16). Trump rescindió esta indignante caza de brujas ante la resistencia de los científicos y la negativa a cumplir del Departamento de Energía. (Véase, en inglés, “Trump’s Climate Change Witch Hunt” [La caza de brujas de Trump acerca del cambio climático]).
Michael Mann, profesor de ciencia atmosférica y director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Pensilvania, escribió en el Washington Post: “Con el gobierno venidero de Trump, mis colegas y yo nos estamos preparando para una nueva arremetida de intimidación, desde dentro y fuera del gobierno. Sería malo para nuestro trabajo y malo para nuestro planeta”.
Los científicos que temen que el gobierno fascista de Trump busque datos cruciales sobre el cambio climático están apurándose a archivar su trabajo tan pronto como sea posible. Han formado una organización basada en Toronto, Canadá, la Environmental Data & Governance Initiative [Iniciativa de Datos y Gobernanza Ambientales]. Esto se describe como “una red internacional de académicos y sin fines de lucro que cree en la formulación de políticas basadas en la evidencia científica y el interés público. Nuestra red está liderando mediante la creación de herramientas en línea, eventos, y redes de investigación para archivar proactivamente los datos ambientales públicos, así como monitorear y responder al socavamiento de la gobernanza ambiental basada en la evidencia en Estados Unidos”.
Como hemos escrito recientemente: “Sin Donald Trump en el poder, el mundo ya vivía una creciente emergencia ambiental que está impulsada sin tregua por las depredaciones competitivas del capitalismo global. Pero ahora, la victoria de Trump amenaza con impulsar la destrucción del planeta a máxima velocidad. Esta es una situación extremadamente peligrosa, y otra parte importante de la necesidad general de parar en seco todo este programa fascista antes de que pueda ejecutarse completamente”. (Véase “La victoria de Trump: Un desastre para el medio ambiente que requiere una resistencia masiva”).
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