¿Qué se necesita para realmente poner fin a la encarcelación en masa?

16 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

La encarcelación en masa es un rasgo definitorio de Estados Unidos. El factor más brutal son los dos millones de personas tras las rejas. Además, están los muchos millones de personas profundamente afectadas: las familias, los amigos, los hijos. Los millones de ex presos que hacen frente a la discriminación en el empleo, la vivienda, los préstamos, y más — una discriminación que arruina la vida. Los millones de personas bajo libertad condicional de varias formas, su vida controlada estrictamente por el estado. Y entre todo aquellos, el número de negros y latinos es enormemente desproporcionado en comparación con su número en la población. No hay ningún otro país en la Tierra que encierre y castigue a su gente de esta manera.

Artwork: Mass Incarceration + Silence = Genocide
Arte especial para Revolución del preso Larry James DeRossett

Entonces, ¿qué pasó cuando Obama —que según alguna gente tenía el poder de hacer algo en relación a la encarcelación en masa— trató de hacer algo al respecto?

Obama implementó unas políticas dirigidas a reducir la población carcelaria, como la eliminación de algunas de las severas sentencias mínimas implementadas durante la guerra contra las drogas.

En 2009, el Departamento de Justicia (DOJ, por las siglas en inglés) dijo que cambiaría la ley “para eliminar la disparidad” entre las sentencias por crack y las de cocaína en polvo. La Ley de Sentencias Justas de 2010 redujo la disparidad de una proporción de 100 a 1 a una de 18 a 1. Entonces en 2011, la Comisión de Sentencias de Estados Unidos votó para aplicar esas normas retroactivamente, lo que hizo que los casos de 12.000 presos pudieran ser revisados con la posibilidad de sentencias reducidas.

Esto ha resultado en el acortar de las sentencias y / o la liberación temprana a miles de presos. Este año, Obama conmutó las sentencias y liberó a más de 800 presos federales. Y el DOJ de Obama presentó una iniciativa que podría dar a unos 10.000 presos la oportunidad de clemencia.

El “legado de Obama”

Aparte de llevar a cabo guerras y agresiones en todo el mundo y de cometer crímenes contra la humanidad... aparte de deportar a casi tres millones de inmigrantes... aparte de no sólo dejar intactos sino aumentar los poderes represores que heredó de Bush...

BARACK (Y MICHELLE) OBAMA, NADIE MENOS, LE HICIERON MÁS DAÑO AL PUEBLO NEGRO DURANTE LOS ÚLTIMOS OCHO AÑOS

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Algunos han aplaudido a Obama por todo esto, diciendo que esto va en el sentido correcto. Pero en serio, ¿están bromeando?

Se trata de un dedal en un océano de sangre que afecta quizás a 20.000, o incluso a 30.000 presos en una población estatal y federal de prisión de más de 1,5 millones.

En 2014 y 2015, el número de presos estatales y federales disminuyó en sólo UN POR CIENTO.

La guerra contra las drogas ha alimentado la encarcelación en masa. Ahora Obama dice que la adicción a las drogas no debe considerarse “como problema del sistema de justicia penal” sino que se debe de tratar como un problema médico. Pero mientras tanto, en 2012 por sí solo, arrestaron a 750.000 personas por delitos relacionados con la marihuana. Y aún así, alrededor de una quinta parte del total de 2,2 millones de personas en prisión, unos 470.000, están tras las rejas por delitos de drogas. Lo que significa que incluso si a todos los encarcelados por cargos relacionados con drogas les pusieran en libertad, todavía habría algo así como 1,7 millones de personas en prisión o cárcel.

Consideremos lo siguiente: Si la tendencia actual de la reducción de la población penitenciaria continuara —y esto es un gran SI con la llegada de Trump a la presidencia— se necesitarían 80 a 90 años (!) para llegar a estaba la población carcelaria de 1980.

Un brutal y racista sistema de prisiones

Hay la parte MASA de la encarcelación en masa. Y hay la naturaleza brutal y racista de las cárceles y prisiones en Estados Unidos.

Considere el asesinato en agosto de 2014 de Rocrast Mack, Jr., un preso negro de 24 años en Alabama que cumplía una sentencia de 20 años por vender $ 10 de crack a un oficial encubierto. Lea el próximo párrafo y recuerde, esto NO es una aberración. Cosas así ocurren TODO el tiempo y es parte de lo que define la encarcelación en masa en Estados Unidos.

Una guardia de la prisión comienza a golpear a Rocrast Mack después de que ella lo acusa de mirarla de manera inapropiada. Otros cinco agentes llegan. Mack obedece sus órdenes de ponerse de rodillas, pero comenzaron a golpearlo con bastones y puños, aporreándole la cabeza, la cara y el cuerpo. Lo golpean en el dormitorio y luego en el patio de la prisión hasta que su cuerpo ensangrentado se pone inerte. Incluso después de que Mack parecía inconsciente, los guardias siguen aporreándolo, pateándolo y golpeándolo. Luego lo llevan a una oficina donde le golpean la cabeza contra una pared y cierran la puerta. Cuando llevan a Mack al hospital, lo declaran en estado de muerte cerebral.

Se han publicado informe tras informe. Evidencia recopilada, testimonio tomado, lo que muestra que los presos negros y latinos enfrentan la mayor y más brutal brutalidad; que se maltrata a los presos enfermos mentales; que imponen la tortura del aislamiento. Se han declarado culpables de brutalizar a los presos a varios guardias, como en la cárcel de Rikers Island en la Ciudad de Nueva York. Pero el horror continúa.

La salvaje brutalidad —la que los funcionarios de la prisión llaman “disciplinar a los presos”— y el racismo son partes integrantes de las prisiones de Estados Unidos, de arriba abajo.

       

Considere el ejemplo de Nueva York, donde los negros constituyen sólo el 14 por ciento de la población pero casi la mitad de los presos. El New York Times hizo un estudio de las prisiones estatales de Nueva York, revisando 60.000 casos disciplinarios contra reclusos en 2015, cientos de páginas de informes internos y tres años de decisiones sobre la libertad condicional. Descubrieron que “las disparidades raciales eran un elemento integrante de la experiencia carcelaria de Nueva York”. En la mayoría de las prisiones, a los negros y latinos los disciplinaban a tasas más altas que a los blancos — en algunos casos el doble de veces. También les metían en el aislamiento con mayor frecuencia y por períodos más largos. (Véase “The Scourge of Racial Bias in New York State’s Prisons” [La plaga del prejuicio racial en las prisiones estatales de Nueva York], New York Times, 3 de diciembre de 2016).

Había informes de guardias que les decían monos y lanzadores de lanzas y otros nombres racistas peyorativos a los presos negros; guardias que les arrancaron las rastas a presos. Un preso dijo que un guardia lo atacó y amenazó con “servir un puré de patatas negras con salsa de tomate”. Otro preso negro, golpeado por guardias blancos, dijo: “Me llevaron allí y me golpearon como si me hubieran sorprendido tomando agua en la fuente sólo para blancos”.

Los presos negros tenían un 65 por ciento de probabilidades más de ser puesto en el aislamiento —lo que constituye la TORTURA y puede literalmente hacer uno se vuelva loco— muchas veces sin razón alguna:

A un preso lo detuvieron por llevar “una barra de pan rancio” a su celda; cuando se negó a “entregar el pan” le golpearon la cara y lo enviaron al aislamiento por 166 días. A otro preso lo desafiaron por “intentar ocultar el contrabando” y “el preso mostró una pila de wafles”. Al preso lo acusaron de agarrar el brazo del guardia y le dieron 180 días de aislamiento. Otro preso llevaba un tazón de agua caliente del microondas para tomar café; cuando rehusó una orden de bajarlo al suelo, el preso y el guardia se pusieron a gritar y se chocaron de hombros; el guardia aseveró que le habían dado un puñetazo en la cara, lo que el preso negó; le dieron 270 días de aislamiento. (Ver el artículo del New York Times, del 3 de diciembre de 2016).

¿Cómo puede cualquier cosa MENOS que una revolución poner fin a toda esta pesadilla de la encarcelación en masa? El presente sistema TIENE QUE encerrar a cientos de miles de personas, especialmente a negros y latinos pobres, para quienes este sistema no tiene trabajos y no tiene un futuro — y de quienes el sistema tiene miedo de que sean una fuerza volátil y potencialmente revolucionaria en la sociedad.

En una nueva sociedad revolucionaria, los presos liberados podrán integrarse en la nueva sociedad y contribuir de muchas formas a la revolución continua, y transformarse aún más en el proceso. Como dice la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte:

[A]parte de descubrir que una cantidad importante de personas fueron procesadas y encarceladas injustamente bajo el viejo sistema, y que por eso obtuvieron la libertad inmediata y fueron provistas de los medios para participar activamente en la nueva sociedad y su transformación revolucionaria, literalmente millones de hombres y mujeres —quienes no tuvieron una vida digna en la vieja sociedad; quienes se involucraron en la actividad delincuencial, debido a las condiciones muchas veces desesperadas y en muchos casos debido a la influencia del punto de vista y valores imperantes de dicha vieja sociedad, la que constantemente fomentaba y en muchas formas recompensaba lo de poner los intereses propios en primer lugar a costa de la dominación de otros y mediante dicha dominación; y a los cuales los guardianes y agentes del viejo orden habían descartado como menos que humanos y confinado en condiciones infrahumanas— han recuperado y reafirmado su humanidad mediante una participación activa en la nueva sociedad revolucionaria, y muchos de ellos se han unido a las primeras filas de la revolución para rehacer el mundo entero en beneficio de los intereses de la humanidad. (Véase la barra lateral para una cita más larga de la CNRSAN sobre los presos).

En la PRESENTE sociedad, ¿qué sucedería si liberaron a un millón de personas de las prisiones y cárceles? Habrá un millón de personas echado en la sociedad sin muchas posibilidades de encontrar trabajo, tratadas como parias por el sistema y discriminadas con respecto a recibir todo tipo de servicios sociales — tal vez obligadas a meterse en las mismísimas cosas que las pusieron en prisión en primer lugar.

La encarcelación en masa bajo Trump

Bajo el régimen fascista de “la ley y el orden” de Donald Trump, mucha gente más, no menos, muy probablemente resultará encarcelada, asesinada y brutalizada por los policías y guardias de la prisión. Trump ha pedido un retorno para el parar y revisar, implementado como una política nacional, a pesar de que la encontraron inconstitucional. Ha nombrado a Jeff Sessions como fiscal general de Estados Unidos, un conocido racista que procesó enérgicamente los casos de drogas como el fiscal general de Alabama en los años ochenta. Trump quiere soltar las riendas sin restricciones a los policías estatales y locales, sin peligro de escrutinio federal. Dijo: “La atención nacional [al abuso policial] no significa que el gobierno federal vaya a meterse”.

Trump ha dicho, “La inyección letal [para criminales condenados] es un método demasiado cómodo de la muerte”. El senador Tom Cotton, que según algunos estaba en la lista de Trump de posibles candidatos de secretario de Defensa, ha argumentado que el problema es “el bajo nivel de encarcelación”. Sessions ha bloqueado activamente la reforma de las sentencias por las drogas, diciendo que tal reforma liberaría a “criminales violentos”, haciendo eco de Trump quien criticó a Obama por conmutar sentencias. Dijo: “Algunas de estas personas son tipos malos... Y son personas que están libres, caminando por las calles”.

De verdad se puede comparar a los sádicos guardias de la prisión con los guardias de los campos de concentración nazis. Y al igual que los policías que protestan cuando siquiera arrestan a un policía por asesinar brutalmente a alguien, estos guardias de la prisión se quejan cuando alguien siquiera ha cuestionado su derecho a golpear y matar a los presos sin restricciones. Ahora bajo Trump, estos guardias bestiales se sentirán como si tuvieran rienda suelta para hacer lo que quisieran sin ningún escrutinio.

Piense sobre lo que esto significará para los cientos de miles de presos que ahora se enfrentarán a un infierno aún peor.

Todo esto es otra razón más por decir:

¡NO! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!

 

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