Esta semana en las noticias: Ahora más que nunca, urge expulsar a este régimen fascista
22 de febrero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us
El comportamiento de Trump durante su conferencia de prensa el jueves asombró a millones de personas. Comentaristas convencionales describió a la conferencia —y a él— como “trastornado”. Trump convocó esa conferencia de prensa tras una serie de acontecimientos importantes, entre ellos: la renuncia de su asesor de seguridad nacional Michael Flynn; nutridas protestas desafiantes y fallos jurídicos contra su orden ejecutiva de prohibir la inmigración desde siete países con mayoría musulmana (vea “Trump ataca a los inmigrantes del Medio Oriente y del norte de África... La gente responde con lucha… ¡A LLEVARLA MÁS ALTO!”); la creciente crítica por parte de un sector de la prensa establecida a lo que califica como la “disfunción” de este régimen; y la indignación generalizada por las mentiras descaradas de secuaces del régimen como Sean Spicer y Kellyanne Conway. La renuncia de Flynn ocurrió en medio de esta situación y alimentó las afirmaciones de vínculos estrechos entre Trump, su campaña y Rusia.
Ante todo lo anterior, Trump redobló la ofensiva, presentando un agresivo alegato de defensa de los “logros” de su administración. Es más, prometió ominosamente que “ni siquiera hemos empezado el trabajo pesado”.
Más allá de eso, Trump soltó una embestida extendida y vitriólica sin precedentes contra la prensa, contra jueces individuales y las cortes que han pronunciado en su contra y contra otras instituciones de la democracia burguesa liberal. Al día siguiente, tuiteó: la prensa es el “enemigo del pueblo estadounidense”.
Eso signa un salto en la trayectoria y dinámica fascista de este régimen.
Como señala el nuevo, actualizado llamamiento de Rechazar el Fascismo, “Hay un método en la locura de Trump que le hace eco a Hitler. El fascismo avanza por etapas, mediante ultrajes, conmoción e intimidación, seguidos de períodos breves de normalización en que la gente se acomoda a la nueva situación que el régimen ha impuesto.”
El régimen de Trump y Pence ES, en efecto, un régimen fascista que viene reconfigurando las normas de la sociedad y desatando horrores encima de las masas populares de manera cualitativa y rápida — en Estados Unidos y en el resto del mundo. La imposición de este programa fascista en la sociedad y la ejecución de semejantes medidas extremas requieren que se arrolle, intimide, amenace, acalle y suprima a todos los que puedan ser obstáculos.
NO se trata de la disfunción sino del fascismo
No es cuestión de que Trump sea “trastornado” ni de que esté “bajo la influencia” de Rusia; ni de que la administración sea “bien afinada” o “en disfunción”. ¡SÍ ES el fascismo!
El fascismo es cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad”.
Al mismo tiempo, si bien es probable que se movilice rápidamente para hacer cumplir ciertas medidas represivas para consolidar su gobierno, lo que es posible ver estudiando los ejemplos de la Alemania nazi y de la Italia bajo Mussolini, también es probable que un régimen fascista implemente su programa general por etapas y además, trabaje en varios momentos de asegurar a la población o a ciertos sectores de la población de que evitarán los horrores, siempre que aceptan calladamente y no protestan ni se resisten cuando la situación siembre terror entre otros y los pone en la mira de la represión, la deportación, la “conversión”, la prisión o la ejecución.
Lo anterior es lo que presenciamos con la dinámica del régimen de Trump y Pence, inclusive en esta semana misma.
Sólo esta semana...
Desmenucemos la locura e identifiquemos temas, patrones y el rumbo por el cual se encamina todo esto, a toda prisa.
Se intensifican las amenazas de deportaciones en masa de inmigrantes indocumentados, lo que siembra terror entre millones de personas. En este momento las justifican pretextando sacar a elementos “criminales”. Además, las redadas y arrestos migratorios han singularizado a personas sin ninguna conexión imaginable con ninguna actividad criminal. Arrojan la red más ampliamente.
Trump reiteró su amenaza de llevar “el orden público” a las zonas urbanas marginadas, y singularizó la de Chicago, diciendo, “es peor que casi cualquiera de los lugares en el Medio Oriente”. Si uno toma en cuenta lo que Trump amenaza con hacer en el Medio Oriente, capta el afilado eje genocida de semejantes declaraciones — reforzado por el apoyo inequívoco de Trump a la policía y la confirmación del supremacista blanco Jeff Sessions como procurador general.
Las promesas de Trump de “educación” en las zonas urbanas marginadas, con la fascista cristiana Betsy DeVos como secretaria de educación —según la declaración “Del Comité Central de Partido Revolucionario Comunista a TODA la gente: LO QUE EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE IMPLICARÍA PARA EL PUEBLO NEGRO —Y LO QUE HAY QUE HACER AL RESPECTO, ¡YA!”— no son más que un programa para formar a los jóvenes negros para ser robots fundamentalistas cristianos, sin capacidad de pensar críticamente ni oponer resistencia.
A nivel internacional, la administración de Trump busca construir a martillazos, a porrazos, un nuevo orden mundial. Eso fue evidente con respecto a los cambios cualitativos de la política estadounidense referente a Israel y los palestinos, declaraciones belicosas contra Irán en la conferencia de prensa de Trump con el primer ministro de Israel, su amenaza continuada de “erradicar” al Estado Islámico de la faz de la Tierra y con los cambios potenciales en el alineamiento de Estados Unidos con China y Rusia y sus consecuencias. Esto, tanto en su coherencia como en su carácter de un temerario “trabajo en marcha”, conlleva el potencial de peligros y amenazas incalculables para la humanidad. Teniendo en cuenta el uso potencial de armas nucleares, por casualidad o por intención, esto implica consecuencias potencialmente catastróficas para la humanidad.
El asalto a la prensa y a las cortes
Instituciones y normas históricas, los derechos básicos que según la democracia burguesa liberal supuestamente son fundamentales, están bajo ataque; la inexorable monstruosidad fascista de Trump avanza viento en popa para reemplazar esas normas con la mano de hierro del fascismo, con nuevas normas que sirven su programa. Al hacerlo, un frente clave para él es forjar y movilizar a su base social fascista.
“El pueblo estadounidense”, según Trump, son las personas con una ciega lealtad a él que creen en toda palabra mentirosa que caiga de sus labios — es una base social plenamente reaccionaria y supremacista blanca. Es una estrategia del libro de jugadas clásico fascista: la movilización de una base social fascista en contra de la democracia burguesa liberal cuyas normas hay que hacer añicos para que el fascismo se consolide, reine e imponga su programa a la sociedad. Inmediatamente después de su conferencia de prensa, ¿a dónde fue? A movilizar “al pueblo”.
El ataque trumpista contra la prensa —durante una conferencia de prensa— intensificó el asalto del régimen contra la verdad y la prensa, y al mismo tiempo no tiene precedentes, en varias dimensiones. Desde el púlpito bravucón del mandato más alto de Estados Unidos, y valiéndose de los enormes poderes ejecutivos y represivos del puesto, Trump calumnió y descartó como “noticias falsas” a un gran sector de la prensa establecida, incluidos la CNN y el New York Times.
Repetía términos como “medios deshonestos” y “desacreditados” al aludir a cualquier noticia que criticara a él y a su administración. Acusó a la prensa de engañar al público y prometió “llevar el mensaje directamente al pueblo”, así allanando el camino para tildar a la prensa de “enemigo del pueblo estadounidense”.
La “comunidad de inteligencia” es un instrumento del imperio estadounidense que comete espionaje y tortura e instiga golpes de estado e invasiones. Pero se supone que esos organismos se mantengan fuera de la política partidaria. Trump ha atacado a sectores de la comunidad de inteligencia que quizá sean un obstáculo para el programa de este régimen. Amenazó con cazar y procesar a aquellas fuentes en el interior del gobierno que filtran información a los reporteros.
En conjunto, esos ataques representan una divergencia tan chocante de la actuación normal de los presidentes que el senador republicano McCain comentó públicamente que los dictadores “empiezan por suprimir la libertad de prensa”.
Trump atacó a las cortes que resolvieron en contra de su “prohibición de musulmanes”, diciendo que hacen que los estadounidenses sean “inseguros”. Si bien el poder judicial es parte del estado capitalista, ha ejercido ciertos “controles y contrapesos” sobre el poder del ejecutivo y la legislatura, las otras ramas del gobierno. Las resoluciones de la Corte del Noveno Circuito federal han bloqueado temporalmente la aplicación de las órdenes ejecutivas de Trump sobre la inmigración. Trump no sólo denunció a esta Corte sino efectivamente descartó la objeción de las cortes, diciendo que implementará las mismas medidas, pero al ajustar las órdenes para que cumplan con ciertos requisitos jurídicos técnicos.
En el contexto más amplio
Las instituciones y normas como la libertad de prensa y el papel independiente del poder judicial, tales como son, presentan ciertos obstáculos a las actividades de Trump y Pence para ejecutar a fondo su programa fascista. Si bien la prensa y el poder judicial NO están cuestionando en lo fundamental la legitimidad del régimen fascista de Trump y Pence, sí están actuando de acuerdo con lo que han sido sus papeles en la historia, lo que para este régimen, es inaceptable.
El impulso y la dinámica del fascismo necesitan o bien rehacer estas instituciones como sectores leales y sumisos al régimen fascista de Trump y Pence, o acallar y suprimirlas por la fuerza del estado y movilizar a la base social fascista contra esas instituciones. Esto es lo que motiva a Trump cuando las tilda de “enemigo” del pueblo tal como hizo con la prensa.
Para repetir y para que quede claro, estas instituciones (el poder judicial y la prensa) de hecho son parte de las estructuras gobernantes de la sociedad que refuerzan el presente sistema. Pero los ataques contra estas instituciones, incluso por la más mínima oposición, allanan el camino para que este régimen consolide su dominio y cometa aún mayores horrores en contra de la humanidad. Aunque desde hace mucho la prensa en Estados Unidos ha servido de órgano de propaganda para la clase dominante imperialista, los ataques en su contra perjudican aún más la posibilidad de que nosotros conozcamos la verdad sobre lo que pasa en el mundo, incluidos los actos criminales de este régimen.
Es más, los ataques contra la prensa y las cortes siguen allanando el camino para una erosión aún mayor de los derechos democráticos formales básicos en sectores muy amplios de la sociedad, tales como la libertad de expresión y de reunión, aunque para los sectores oprimidos de la sociedad, estos derechos, aun en el funcionamiento “normal” de la democracia burguesa, existen en un sentido más formal que real bajo el presente sistema.
En general, es importante reconocer que, si bien el fascismo y la democracia burguesa liberal (representada principalmente por Obama y Clinton) representan el dominio de la burguesía, o sea la clase dominante capitalista, el fascismo es cualitativamente peor, es una forma aún más grotesca y mortífera del presente sistema y los horrores para las masas populares, en Estados Unidos y en todo el mundo. De hecho, se necesita reemplazar a la democracia burguesa liberal, pero no con una forma más grotesca y mortífera del mismo sistema sino con una sociedad radicalmente nueva y mucho mejor — como se expresa de manera concreta y visionaria en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, escrita por Bob Avakian.
Para entender de manera científica, histórica y materialista el ascenso del fascismo y sus causas e impulsores subyacentes y las expresiones como el fascismo cristiano, por qué los demócratas liberales no son ninguna respuesta a la opresión y la explotación de la humanidad y el pueblo en Estados Unidos y qué hay que hacer para emancipar la humanidad, recomendamos muchísimo las siguientes obras de Bob Avakian: (a) “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta” y (b) “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”.
Aún más que nunca, urge expulsar a este régimen fascista — ¡YA!
Si bien esta semana representó una demostración y una intensificación desafiante del fascismo en marcha, presagia mayores peligros y horrores — y clama aún más por la necesidad de sacar a este régimen lo más pronto que sea posible, movilizando a millones de personas que odian lo que representan Trump y Pence y canalizando su rabia y protesta ante los múltiples ultrajes de este régimen.
El régimen de Trump y Pence cuenta con el apoyo de sectores poderosos de la clase dominante, de la mayoría del Partido Republicano a los organismos del orden público y sectores del aparato de seguridad nacional y el capital financiero. Tienen las riendas del poder en las manos — y las personas que piensan que simplemente “se largarán” o que “los adultos” racionales prevalecerán de plano se engañan a sí mismas con fantasías, a expensas de los 7 mil millones de personas de la humanidad que están en un peligro mayor por este régimen y su control de las armas nucleares.
No será fácil —pero es posible, en este momento, antes de que sea tarde y que se consolide su régimen— expulsarlos del poder, pero sólo si actuamos, a la altura de la necesidad y la urgencia de hacerlo. Al hacerlo, tenemos que avanzar y sacar lecciones de las justas protestas que estallaron inmediatamente después de la toma de posesión y que continúan contra sus decretos. Como lo señala el Llamamiento de Rechazar el Fascismo:
Esta resistencia se justifica y se necesita, pero no es suficiente. Debemos reconocer que el carácter del fascismo abarca la capacidad de absorber actos separados de resistencia al mismo tiempo que desequilibra constantemente a la oposición al impulsar velozmente su programa. El régimen de Trump y Pence lanzará repetidamente nuevas medidas altamente represivas para finalmente suprimir toda resistencia y rehacer la ley… A MENOS QUE SEAN EXPULSADOS DEL PODER.
Para el futuro de la humanidad y del planeta, nosotros, el pueblo, debemos expulsar a este régimen.
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