La Prisión St. Clair de Alabama: Una condena al infierno y la necesidad de un futuro completamente nuevo

12 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Una apelació a quienes el sistema ha desechado

Por mucho, Estados Unidos tiene el sistema penitenciario más grande del mundo, con más de dos millones de personas tras rejas. También cuenta con uno de los sistemas más brutales.

Ejemplo: la Prisión St. Clair de Alabama, el tema de un reciente artículo en el New York Times ("La incontenible caída en la violencia de una prisión de Alabama", 28 de marzo de 2017). Allí, más de mil hombres están en un estado severo de sobrepoblación, ausencia de servicios médicos o educativos y, sobre todo, la amenaza constante de la violencia, 24-7.

En primer lugar, tenemos la brutalidad de las autoridades, que desprecian por completo la vida de los presos. Un ex alcaide de St. Clair admitió que muchos guardias tienen la mentalidad tipo "mango recortado de hacha" en cuanto a su trato a los presos. Y la violencia contra los presos es casi una condición para conseguir un ascenso. Un supervisor fue disciplinado varias veces, por ejemplo, por golpear un preso en la cara mientras estaba esposado; más tarde fue ascendido a sub-alcaide. Y en 2014, el alcaide de St. Clair le dio dos puñetazos en la nuca a un preso esposado por jurar, pero no le hicieron nada. Una demanda presentada por Iniciativa de Justicia Equitativa (EJI) describe numerosas palizas a manos de los guardias, por ejemplo, de presos en grilletes, resultando en fracturas y puntos.

Mientras tanto, la misma demanda revela que los guardias le han dado hojas de afeitar a los presos propensos a suicidarse, y les han dicho a otros: "Si se muere, se muere". Porque les niegan atención médica, muchos presos han perdido el uso de brazos o piernas o han muerto innecesariamente. Sin su consentimiento, a unos presos los han sometido a órdenes de "no resucitación".

Por otro lado, además de los daños que causan las autoridades carceleras directamente, crean también una situación en la que los presos y las pandillas enredados en el punto de vista depredador del sistema tienen la cancha libre y poder en la prisión. Los presos no reciben casi nada de la institución y no tienen casi nada que hacer, pero los guardias les entregan droga y otro contrabando a ciertos presos, por lo que éstos están en una posición de poder, lo que crea una situación en la que los internos tienen para negociar, robar o pelear por lo que necesitan. Cuando un interno no hace un pago por el contrabando, recibe una paliza o algo peor. Un experto en prisiones citado en el New York Times dijo que "la frecuencia de las agresiones que causan lesiones que ponen en riesgo la vida es muy sencillamente de las más altas que yo [jamás] he visto".

Las autoridades penitenciarias afirman que "nuestra prioridad es la seguridad de los presos y del personal". Pero eso lo desmiente el hecho de que las cerraduras de las celdas no han funcionado con eficacia por más de 30 años, lo que significa que un preso puede despertarse en medio de la noche y encontrar a un intruso armado que está en la celda para violar, golpear o robar. Y cuando los presos se quejan ante las autoridades de las amenazas violentas, a menudo les contestan: “¡consígase un cuchillo!” Muchos reclusos han sido asesinados en sus celdas. ¡Todo esto se podría reducir muchísimo simplemente cerrando con candado las celdas!

El actual sistema del capitalismo-imperialismo trata a la gente de las comunidades oprimidas como basura sin posibilidades de un futuro digno. Inculca en la gente (y en la sociedad entera) la ideología de sálvese quien pueda y preocúpese únicamente por sí mismo, lo que es la verdadera religión del sistema capitalista. Además, los gobernantes del presente sistema encierran a la gente en condiciones aún más brutales y violentas. Y ahora, utilizan la violencia inevitable entre los presos para justificar más represión.

La EJI y otros grupos luchan para mejorar la atención médica, por más programas educativos y para impedir la brutalidad más despiadada, y eso es bueno en la medida que se haga. Pero, la verdadera solución es una sociedad completamente nueva que es digna y nutre a todos los seres humanos.

Si quiere conocer más sobre la forma en que los comunistas ven el problema de la delincuencia, el papel y la transformación de los presos en la lucha revolucionaria de hoy y la manera en que las cárceles mismas serían transformadas radicalmente después de la revolución, explore lo siguiente:

Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), en particular la sección “Los derechos y libertades legales y civiles” (p. 67).

De Bob Avakian: “Sobre lo que uno elige... y cambios radicalesyMás sobre ‘Lo que uno elige”... y cambios radicales”.

De Bob Avakian: Un llamado a quienes el sistema ha desechado.

 

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