Estados Unidos siempre ha sido racista, y ahora Trump lo lleva a nuevos extremos

¿¿Hacer que Estados Unidos vuelva a ser blanco?? ¡¡Para nada, carajo!!

26 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Piense en el mundo en que muchos jóvenes negros y latinos cumplen la mayoría de edad.

Un mundo de escuelas desmoronadas, de la falta de servicios médicos. Un mundo en que de rutina la vida termina antes de tiempo. Un mundo de recortes desalmados de los servicios sociales. Un mundo con muchísimas celdas, pero sin trabajos. Un mundo que degrada y se burla a cada paso.

Un mundo en que merodean brutales policías asesinos. Un mundo en que muchísimas personas con las que uno creció o están muertas o están en una tristemente célebre mazmorra que se reserva para personas semejantes: San Quintín, Angola, Huntsville.

La violenta opresión de la gente negra ha estado incrustada profundamente en todo aspecto de Estados Unidos por cientos de años. Los trajeron encadenados. Durante cientos de años de esclavitud les daba latigazos en los cultivos de algodón, tabaco y arroz. Luego, un siglo de trabajo en esos mismos cultivos como “ciudadanos de segunda clase”, reforzado por la segregación por ley y los linchamientos del Ku Klux Klan. Expulsados de la tierra cuando se agotaron las ganancias. Hacinados en viviendas destartaladas de alto costo, hacen los trabajos de mierda en las fábricas. Aun los que “logren salir adelante” —los profesores, profesionales y personas de negocios, atletas y músicos— son víctimas de la discriminación, el hostigamiento policial y cosas peores por “existir como negro”.

Pero ahora el sistema del capitalismo-imperialismo ha desarrollado otros medios para sacar ganancias del imperio mundial del imperialismo. Millones de negros que viven en las comunidades marginadas de las ciudades ya son desechables, según el presente sistema.

La dirigencia política del presente sistema —los demócratas y los republicanos— ha respondido con un filoso programa de represión. El filo del programa: la despiadada brutalidad policial y la encarcelación en masa; un sistema judicial que deja en la impunidad una y otra vez a los policías asesinos.

El programa de Trump para las comunidades marginadas de Chicago llevará esto a nuevas alturas y servirá de modelo para su programa nacional. El desenfrenado terror policial. Las prisiones y cárceles repletas de jóvenes negros y latinos. Obligan a los jóvenes a asistir a escuelas cristianas fundamentalistas que les inculquen una obediencia ciega. Quizás un lugar en las fuerzas armadas o en la patrulla fronteriza o la policía para aquellos que estén dispuestos a hacer cumplir la obediencia a un orden fascista.

Hay que resistir. Y cuando los negros, latinos y otra gente de color se pongan de pie, inspiran y activan lo mejor en las personas de todas las nacionalidades, como sucedió en los años 1960. Y esto ha empezado a suceder otra vez en los últimos pocos años, y es una de las razones por las cuales el sistema respaldó al fascista Trump.

Esa resistencia es crucial, pero no es suficiente. La supremacía blanca está tan profundamente incrustada en el ADN del sistema que ninguna reforma puede cambiar la situación de manera fundamental. Y ahora tenemos a Trump. El programa de Trump y Pence para las masas negras no es “más de lo mismo pero peor”, sino que es el fascismo. De veras tiene el potencial de ser genocida. Los supremacistas blancos son atraídos a Trump como una mosca a la caca. Los racistas de toda la vida están en el núcleo de su administración. Como ha dicho Carl Dix, el programa de Trump “impondrá un reino de terror encima del infierno que ha venido sufriendo la gente negra durante siglos”. Y la represión fascista hará que la resistencia, por no hablar de la revolución, sea inconmensurablemente más difícil, por lo cual tenemos que unirnos, ahora, con todos los que estén listos, o los que sea posible convencer, para expulsar a ese régimen por el bien de la humanidad.

Por décadas, Bob Avakian ha trabajado para desarrollar las respuestas a las más profundas cuestiones de la revolución. Escribió una Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, un plano para una sociedad con el objetivo de alcanzar un mundo sin explotación u opresión de cualquier tipo. Y hay una estrategia para hacerlo, presentada en la declaración del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario: COMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución.

Bob Avakian dice:

Existe el potencial de que algo de una hermosura inaudita surja de una incalificable fealdad: de que el pueblo negro juegue un papel crucial para, por fin, deshacerse de este sistema que no sólo lo ha explotado sino que por tanto tiempo y de tantas formas lo ha deshumanizado, aterrorizado y atormentado —deshacerse de todo este sistema de la única manera posible— luchando por emancipar a la humanidad, para poner fin a la larga noche en que la humanidad ha estado dividida en amos y esclavos, y en que las masas de la humanidad han sido azotadas, golpeadas, violadas, masacradas, encadenadas y amortajadas en ignorancia y miseria.

Éntrale a este líder revolucionario. Súmese al movimiento para la revolución

 

Foto: Li Onesto/revolución

 

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