El capitalismo está destruyendo nuestro planeta:
¡No es posible reformarlo, hay que derrocarlo!
| Periódico Revolución | revcom.us
El 8 de septiembre, se celebrarán manifestaciones en todo el mundo en protesta por la crisis climática y la amenaza que representa para la humanidad y la vida en el planeta. Los organizadores de “Rise for Climate, Jobs & Justice” [Levantarse por el Clima, Trabajos y la Justicia] están organizando acciones en todos los continentes. Su sitio web resalta la situación urgente: “No hay tiempo que perder. Hasta ahora en 2018 hemos presenciado una serie de graves impactos relacionados con el cambio climático que incluyen: olas extremas de calor [en inglés] en el África del Norte, Europa, y Japón donde se declaró una emergencia nacional; incendios forestales [en inglés] devastadores en Grecia que han causado 85 muertes, así como en Suecia y Estados Unidos; y el masivo deshielo [en inglés] en la Antártida que contribuye al aumento global del nivel del mar que amenaza nuestras ciudades costeras y la existencia misma de muchas naciones insulares”.
San Francisco será el eje de estas protestas, y se esperan que muchos miles de personas asistan. Los eventos de “Rise!” se convocaron para tener lugar unos días antes de la Cumbre Global de Acción Climática del 12 al 14 de septiembre en San Francisco. La Cumbre del Clima la han convocado políticos encabezados por el gobernador de California Jerry Brown y asistirán políticos estatales y locales, así como personas en los negocios, el gobierno y otras figuras de todo el mundo.
La Cumbre promete grandes cosas. Su sitio web mantiene que los gobiernos locales y regionales, actuando fuera del marco de los principales estados-naciones, pueden resolver la crisis climática. El sitio web de la Cumbre declara: “La descarbonización de la economía global está a la vista. Los cambios transformadores están ocurriendo en todo el mundo y en todos los sectores como resultado de la innovación tecnológica, las políticas nuevas y creativas y la voluntad política en todos los niveles”.
La Cumbre afirma que estamos al umbral de la “descarbonización”. Sin embargo, el iniciador de la Cumbre, Jerry Brown, aunque se apropia del título de “paladín del clima”, en realidad ha autorizado 20.000 nuevos pozos de petróleo durante su mandato como gobernador de California y apoya el fracking, que se ha extendido por todo ese estado. Esto no es solo la hipocresía desvergonzada de un politiquero, sino que señala algo más profundo. Un artículo [en inglés] en The Nation cita a Brown explicando por qué cree que es imposible que alguien como el gobernador de California, o ningún funcionario político en el poder bajo este sistema, haga lo que sería realmente necesario para lidiar con el desenfrenado desarrollo capitalista que impulsa el clima cambio:
Pero Brown aclaró que no es políticamente posible que un funcionario electo, o incluso un gobernante autoritario, desafíe la religión del crecimiento económico.
“El crecimiento tiene que transformarse para ser compatible con la naturaleza, o [al menos] con la descarbonización”, dijo. Pero el público quiere el crecimiento y Wall Street lo exige, por lo que “si [los líderes políticos] no lo logran, no nos quedaremos por mucho tiempo”. Citando al presidente chino Xi Jinping, Brown agregó: “Incluso si eres un dictador, no es tan fácil, porque tienes que mantener un cierto nivel de legitimidad y apoyo popular”.
Esta declaración de Brown expresa una realidad subyacente: si los líderes políticos bajo este sistema intentaran hacer cosas que van en contra de la naturaleza y las necesidades sistémicas del sistema capitalista, poderosos intereses financieros y políticos se movilizarían para sacarlos de su cargo, de una forma u otra. No se trata, en esencia, de perder el apoyo popular; se trata de lo que la verdadera naturaleza del capitalismo requiere de las personas que dirigen el sistema. Se trata del hecho de que un sistema económico tiene reglas que sirven las estructuras políticas de ese sistema. El capitalismo, en lo fundamental, es un sistema en que reina la ley de la jungla. El mayor consumidor de petróleo del planeta son las fuerzas armadas de Estados Unidos que existen para garantizar y reforzar la posición dominante de Estados Unidos en el mundo. La gran estabilidad y riqueza de Estados Unidos estriba en la explotación y saqueo de naciones y vastas regiones del planeta, y en privar a otras potencias importantes y emergentes de la posibilidad de socavar o desafiar ese dominio. El capital global y los estados-naciones se ven impulsados a devorar a sus rivales, o ser devorados. Una ciudad o un estado de Estados Unidos que puede limpiar parte del aire o del agua a menudo puede hacerlo a expensas de los pueblos del Tercer Mundo, porque deshacen de la producción industrial exportándola a países que como resultado son envenenados y devastados por la globalización capitalista, lo que aumenta exponencialmente el carbono en la atmósfera y el cambio climático. Las empresas impulsadas a evitar las normas con el fin de aumentar las ganancias se trasladan a lugares donde pueden operar sin reglamentación. Las reformas locales pueden hacer cambios menores en las normas, pero no logran, ni pueden, operar fuera de las reglas impulsadoras del sistema económico de competencia salvaje, aunque el futuro del planeta esté en juego, y sí lo está.
Lo nuestro es un mundo de un enorme abismo entre un puñado de países imperialistas que dominan el mundo y la gran mayoría de la gente del planeta, lo que hace que la vida sea insoportable para muchos millones de personas obligando —debido a la pobreza, las guerras salvajes y el cambio climático— a millones de ellas a huir de sus propios países en busca de una manera de sobrevivir. Y esto, a su vez, está generando movimientos fascistas en toda Europa y América del Norte dirigidos por sectores poderosos del capital que ven en el gobierno abiertamente dictatorial la mejor forma de administrar el futuro de su sistema. ¡Estos fascistas quieren encarcelar, aislar y atacar brutalmente a los refugiados e inmigrantes que escapan del desastre que los países imperialistas, y especialmente Estados Unidos, han creado ellos mismos!
Y en el frente del cambio climático específicamente, en Estados Unidos por sí solo el régimen de Trump ha retirado a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París (aunque ese acuerdo no alcanzó, ni mucho menos, lo que se necesita, retirar del acuerdo es un paso muy mal), ha triturado muchas leyes y regulaciones ambientales, ha atacado incluso la idea de que se podría comprender de modo científico el clima, y ha eliminado la frase “cambio climático” de los sitios web gubernamentales. La gente de Estados Unidos tiene una responsabilidad desproporcionada con todo el planeta de reconocer y oponerse a lo que objetivamente es la mayor parte de la amenaza al futuro de la humanidad.
Una crisis climática global exige que no se ignore, sino que se enfrente directamente, la aceleración de esta crisis por parte del régimen de Trump y Pence. Todo el régimen de Trump y Pence debe marcharse y millones de personas pueden y deben ponerse de pie ahora para exigirlo, uniéndose con las personas afectadas e indignadas por la forma de gobierno fascista que este régimen está imponiendo a toda la sociedad.
Presentar soluciones dentro de los límites de un sistema capitalista e imperialista puede prometer “cambios transformadores” como lo hace la Cumbre del Clima, ¡pero no lo crean! Los únicos cambios transformadores que pueden ofrecer este sistema rapaz son, de hecho, más catástrofes climáticas globales: el deshielo de los casquetes glaciales polares, la muerte de los arrecifes, el aumento del nivel del mar, y aún mayor sufrimiento humano. Lo que se necesitan son transformaciones reales que pueden resultar de millones de personas que dejen de pensar como estadounidenses y empiecen a pensar en la humanidad y que trabajen ahora para hacer una revolución real cuando llegue el momento adecuado — para crear un tipo de sociedad radicalmente diferente.
Grandes incendios forestales se han extendido por California este verano. El aumento en el número y la intensidad de estos incendios es impulsado, en gran parte, por el cambio climático causado por el sistema capitalista-imperialista. Arriba: el incendio Ranch, parte del Incendio Mendecino Complex en California, 7 de agosto. (Foto: AP)
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