Intensifiquemos la lucha para rechazar a Brett Kavanaugh, con los términos correctos, de la manera correcta
Cuatro puntos de orientación
| Periódico Revolución | revcom.us
[1] La última semana ha presenciado un torrente de innumerables mujeres hablando de la amargura de su experiencia de violación, abuso sexual, avergonzamiento y todo el resto de las relaciones sociales horrorosamente extendidas y pútridas de esta sociedad respecto a las mujeres, y además manifestando su poderoso deseo de ver el fin de esto. Todo esto ha hecho erupción a raudales: la furia de tener que vivir como esclavas, como juguetes, como objetos, como meras cosas para el uso y el abuso... su más íntima sensación de invasión y pisoteo a una misma y a su cuerpo, y luego a una se le ignora, se burla de una misma y la tratan de manera condescendiente, para colmo cuando se suprime a gritos la voz de una misma y se le menosprecia a una misma y se le deja a una misma sin voz. La presión es volcánica, la erupción apenas se ha iniciado, y esto está lejos de ser un problema “exclusivamente para Estados Unidos”.
Nos hace falta un mundo completamente nuevo. Nos hace falta un mundo donde la profundamente arraigada opresión milenaria de las mujeres, la opresión que surgió con la primera división de la humanidad en explotadores y explotados, opresores y oprimidos, por fin se elimine de la única manera que se puede: como parte de arrancar de raíz y abolir todas las relaciones de explotación y opresión. No es posible, con los votos, eliminar una opresión entretejida en la misma trama del sistema al cual este gobierno fue construido para proteger. No es posible eliminar esta opresión yendo a las salas de juntas de los bancos y corporaciones que explotan y encadenan a las mujeres en todo el mundo, cebándose de la posición subordinada de las mujeres. No es posible derrotar al opresor jugando al juego del opresor.
Para llegar a semejante mundo nuevo, nos hace falta una revolución: un derrocamiento del sistema existente y la construcción de un sistema nuevo. La posibilidad de semejante mundo es real. Es posible verla en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian. Y es posible ganar, al conectarse con el movimiento para la revolución que él dirige, una revolución que toma, como piedra angular, la emancipación de las mujeres. Como Bob Avakian dice:
No se pueden romper todas las cadenas menos una. No se puede decir que uno quiere eliminar la explotación y la opresión, pero quiere que persista la opresión de la mujer por el hombre. No se puede decir que uno quiere liberar a la humanidad, pero mantener a una mitad esclavizada por la otra. La opresión de la mujer está íntimamente ligada a la división de la sociedad en amos y esclavos, explotadores y explotados, y acabar con todo esto es imposible sin liberar completamente a la mujer. Por eso la mujer desempeñará un enorme papel en el proceso de hacer la revolución y garantizar que esta no pare a medias. Es posible e imprescindible desencadenar plenamente la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución proletaria. (Lo BAsico 3:22)
[2] Examinemos de nuevo lo que Brett Kavanaugh representa en términos políticos y el enorme daño que ya ha hecho y el daño aún mayor que hará en caso de que llegue a ser magistrado de la Corte Suprema. Jugó un papel central en el proceso de destitución contra Bill Clinton impulsado por los fascistas cristianos, en lograr que metieran a George W. Bush ilegítimamente en el cargo a pesar de perder el voto popular, en la tortura y las interceptaciones telefónicas sin orden judicial bajo Bush, en la preparación de otros jueces fascistas para la corte, y más. Este cerdo, una vez entronado en la Corte Suprema, maniobrará para reducir a las mujeres, en esencia, a incubadoras en nombre de ser “pro vida” y maniobrará para destripar los derechos de la gente gay y el pensamiento crítico y el disentimiento, los derechos de votar de las minorías y el debido proceso, la reglamentación ambiental y las protecciones contra la vigilancia y las demás cosas que se interpongan en el camino de la maquinaria inexorable del fascismo. Maniobrará para proteger al poder ejecutivo, las prerrogativas del capital, la impunidad de la policía y las demás cosas que obedezcan a las necesidades del proyecto fascista que hoy trabaja para consolidarse a sí mismo. Veamos su historial: ahí está la evidencia; la actuación del jueves 27 de septiembre simplemente le puso un signo de admiración.
Todo el historial y postura de Kavanaugh dejan en claro las razones fundamentales y esenciales por las que hay que mantener fuera de la Corte Suprema a este monstruo. Debido a que esta nominación está tan cargada, ha exacerbado la división entre aquellos que están maniobrando para instalar el fascismo y aquellos elementos en la clase dominante que trabajan para impedirlo. Tal como se evidencia en el repentino cambio de posición del senador Jeff Flake el viernes 28 de septiembre, en estos momentos las cosas manifiestan muchísima agitación. En esta situación, las personas deben luchar más duro que nunca para impedir la ascensión de Kavanaugh a la Corte Suprema, sobre la base de repudiar su historial y programa fascista, lo cual, después de todo, es por qué Trump lo nominó, y en un sentido eso está vinculada a derrotar y sacar del poder al régimen fascista de Trump y Pence en su conjunto y a la maquinaria inexorable de la que forma parte.
[3] La manera en que libramos nuestras batallas es de importancia crítica. Tiene que haber una unidad entre nuestros medios y nuestros fines.
Específicamente, no es correcto, y conducirá a un resultado muy mal, adoptar una norma según la cual se trate a todas las acusaciones como prueba de culpabilidad. Simplemente piense por un instante en quiénes han pagado y quiénes pagarán un precio horrendo con la adopción de esa norma. Por el mero hecho de que una acusación responda a un fenómeno social muy extendido (que millones y millones de mujeres son víctimas de agresiones sexuales y que la inmensa mayoría de las acusaciones son acertadas), NO quiere decir que cada acusación sea cierta. Llegar a conocer la verdad requiere, con seriedad y con la mente abierta, desmenuzar la evidencia concreta. Esto está en oposición a la postura de creer en todas las víctimas a como dé lugar, lo que se ha convertido no solo en un grito de movilización sino en algo parecido a una prueba de fuego.
Esto está en marcada oposición a la perspectiva presentada por liberales como Chris Hayes de la MSNBC, quien dijo, después de las audiencias del jueves 27 de septiembre: “Lisa y llanamente se reduce a lo que uno cree”. No. No es así. ¡Y no debería ser así! ¿Es ese, en realidad, el tipo de mundo en el que deberíamos querer vivir? ¿Una sociedad en la que se determina la culpa o la inocencia sobre la base de quiénes son más “creíbles” en la televisión? No debería tomar más de uno o dos minutos para pensar en el potencial del abuso y, en última instancia, de los horrores reales encerrados en eso: si las normas de la verdad se echan a la basura, pues a quiénes y en qué deberíamos creer o no, de fondo se determinará por quienes tienen más poder. No olvidemos que este país es Estados Unidos, donde se utilizaron las palabras de las mujeres blancas para linchar a hombres negros inocentes en un pasado no tan remoto y donde, como se ha escrito, el testimonio de los policías que matan a los negros se considera más “creíble” en el pensar de los jurados mayoritariamente blancos que los testimonios de testigos presenciales sobre las personas en el lugar de los hechos e incluso videos contundentes.
Ese es el mundo en el que vivimos ahora, pero NO debería ser el mundo que queremos.
Además, hay una cuestión de cómo evaluar el pasado de una persona. Aquí, la pregunta decisiva no es lo que hizo alguien de joven sino cuál ha sido el posterior arco de su vida. Hay razones por las que se supone que los expedientes de los jóvenes deben estar sellados. Las razones tienen que ver con el hecho de que los jóvenes todavía están en formación y carecen de la capacidad de juicio de los adultos, y que su vida adulta no debe resultar perseguida y arruinada por lo que hicieron cuando no están en posición de ser completamente responsables de sus acciones. En el caso de ofensas juveniles, el derecho a saber de la sociedad en general NO prevalece sobre el derecho del individuo, aunque se sacrifique un bien social mayor.
Por estas razones, como ya hemos escrito: “La cuestión decisiva no es lo que alguien hizo de joven sino lo que ha sido la trayectoria posterior de su vida. Las personas pueden cambiar; la pregunta no debe ser si hicieron cosas malas en su juventud sino: ¿lo han enfrentado y han roto con ello de manera fundamental — o han continuado por el mismo rumbo en esencia? En el caso de Kavanaugh, estos hechos son más claros que ni el agua: más allá de lo que hizo (o no hizo) como adolescente, como un hombre hecho y derecho ha desempeñado un papel de peso para fortalecer la opresión patriarcal e impulsar la fascistización en general de Estados Unidos — y eso sigue siendo cierto sin importar cuántas mujeres que lo conocían antaño digan que era un adolescente respetuoso, o si resulta cierta o no la acusación hecha por la Dra. Blasey. Por estas razones hay que oponerse o derrotar a Kavanaugh”.
[4] En este momento, ¿hacia dónde irá toda la furia que ha brotado y hacia dónde debería ir?
¿Será la furia acumulada, la que sienten millones y millones de personas contra la opresión y la degradación de las mujeres, un poderoso combustible en la lucha para poner fin a la cultura y el sistema que engendran esta pesadilla? ¿Conducirá a la gente a mirar más a lo hondo, a las raíces de todo esto en el sistema del capitalismo-imperialismo que gobierna sobre nosotros? Y, ¿conducirá a la gente a buscar algo más elevado, hacia un mundo sin divisiones en opresores y oprimidos, explotadores y explotados, amos y esclavos?
¿O esta furia conducirá a los mismos oprimidos aún más ciegamente hacia este mundo de horrores de pesadilla? ¿La gente no solo aceptará erróneamente como permanente este mundo de opresión y deshumanización de un grupo por otro, sino que se regodeará activamente en esto al aspirar a nada más elevado que una oportunidad de vengarse? ¿Se desperdiciará esta furia haciendo caer a uno o dos monstruos, mientras permanece intacto el sistema monstruoso?
Los libros de historia y los titulares están llenos de luchas justas las cuales terminaron en un final en que aquellos que una vez lucharon y se sacrificaron por la libertad, vayan en busca de la venganza en beneficio de sí mismo y de lo suyo, y luego en busca de su oportunidad de “sacar su tajada” y joder a los demás. Eso NO es inevitable, pero se requerirá una lucha desde el principio y durante todo el camino contra las fuertes presiones e influencias que conducen a la gente a semejante lugar... presiones e influencias que ya se están manifestando en la lucha en este momento. La forma en que respondamos a estas preguntas en este momento, incluso en esta etapa aparentemente inicial, y de una manera continua a medida que avancemos, incidirá mucho en si la humanidad se emancipa o si simplemente se hunde más en la pesadilla.
Hagamos que esta semana sea un tiempo para intensificar la batalla contra los esfuerzos de poner a Kavanaugh en la Corte y en contra del régimen en su conjunto, para construir el movimiento para la revolución y para zambullirnos en el debate sobre el problema que enfrentamos y la solución al mismo.
Este es un hecho llamativo —que ahora es crudamente evidente en Estados Unidos— que en comparación a lo que se les ha hecho a las mujeres, no existe ningún otro grupo de la sociedad que sea tan sistemáticamente vilipendiado y deshonrado en una forma que se ha vuelto aceptable (o ampliamente aceptado en cualquier caso) como parte importante de la vida y la cultura “dominante”, tal como sucede de una manera concentrada a través de la pornografía y las imágenes y mensajes extremadamente degradantes y humillantes acerca de las mujeres que riegan en masa y en escala abrumadora (con el Internet como principal foco y vehículo), inclusive en la forma en que la pornografía presenta en masa la dominación sexual sádica y violenta de las mujeres…
Empecé la charla Revolución con la frase, “Venden postales del ahorcado”, repasando la fea historia de los linchamientos de los negros en los Estados Unidos y la manera en que la celebración de esto se volvió un fenómeno cultural en los Estados Unidos, con la venta de postales con fotos de los linchamientos como una expresión importante de esto — incluyendo a menudo a muchedumbres de blancos morbosos y sonrientes alrededor del cuerpo mutilado y sin vida de un hombre negro. En un reciente intercambio, un camarada recalcó este punto profundamente convincente e importante: Hoy la manera en que la pornografía representa a las mujeres —la exhibición de las mujeres en un estado de degradación para la excitación de los espectadores— incluyendo la brutalidad y violencia grotesca contra las mujeres que contiene una buena parte de esto, es el equivalente de aquellas “Postales del ahorcado”. Este es un medio a través del cual todas las mujeres son denigradas y degradadas.
Bob Avakian
Presidente, Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos
Contradicciones todavía por resolver, fuerzas que impulsan la revolución
Los oprimidos que sean incapaces o no estén dispuestos a reconocer la realidad tal como es, están condenados a permanecer esclavizados y oprimidos.
Bob Avakian, Lo BAsico 4:1
En última instancia, como lo expresó una vez Engels, el proletariado tiene que conquistar su emancipación en el campo de batalla. Pero no solo se trata de ganar en este sentido sino de cómo ganaremos en el sentido global. Una de las maneras significativas aunque quizás sutil y a veces poco notada, en que el enemigo, hasta derrotado, pretende tomar represalias contra la revolución y sembrar las semillas de su futura destrucción, consiste en lo que obligaría a los revolucionarios a convertirse para así derrotarlo. La cosa se desenvolverá así: tendremos que confrontarlo en las trincheras y derrotarlo en medio de una horripilante destrucción; pero en el proceso no debemos borrar la diferencia fundamental entre el enemigo y nosotros. Aquí es ilustrativo el ejemplo de Marx: vez tras vez él luchó enconadamente contra los ideólogos y apologistas de la burguesía pero nunca luchó rebajándose al nivel que ellos lo hacían ni desde su óptica; con Marx, el método es tan estimulante como es de inspiradora la meta. Debemos tener la capacidad de mantener nuestra firmeza de principios pero al mismo tiempo nuestra flexibilidad, nuestro materialismo y nuestra dialéctica, nuestro realismo y nuestro romanticismo, nuestra solemne claridad de metas y nuestro sentido del humor.
Bob Avakian, Lo BAsico 5:24
Mientras nosotros esperamos las necesarias condiciones para jugárselo el todo por el todo para hacer una revolución, es necesario que la aceleremos y llevemos a cabo enérgicamente los “3 A Preparar”: A preparar el terreno, a preparar al pueblo y a preparar a la vanguardia — a prepararse para el momento en que sea posible liderar a millones de personas para acometer la revolución, con todo, con una verdadera posibilidad de ganar. Tenemos que Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución — protestar contra las injusticias y atropellos de este sistema y oponerles resistencia, y ganar gente a desafiar y repudiar este sistema putrefacto y sus maneras de pensar, y a hacer suyos el punto de vista y los valores, y la estrategia y el programa de la revolución, acumular fuerzas para esta revolución, y derrotar los esfuerzos de los poderes gobernantes de pulverizar la revolución y su dirección. Ante toda “sacudida” en la sociedad —toda crisis, todo ultraje nuevo, cuando muchas personas cuestionen y opongan resistencia a lo que por lo normal aceptan— es necesario que aprovechemos esto para impulsar la revolución y expandir sus fuerzas organizadas. Es necesario que nos opongamos y desbaratemos a las maniobras de los poderes gobernantes para aislar, “cercar”, brutalizar, encarcelar en masa y reprimir de manera sanguinaria a las personas que llevan la vida más dura bajo este sistema y que más necesitan esta revolución. Es necesario que nosotros los “cerquemos” a ellos — al ver que nazca ola tras ola de personas que se levanten en decidida oposición a este sistema.
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