Trump y Sessions piden MÁS terror policial a los negros, latinos y otra gente de color en Chicago
| Periódico Revolución | revcom.us
El 5 de octubre, un jurado declaró al ex policía de Chicago Jason Van Dyke culpable de asesinar al joven negro de 17 años Laquan McDonald. Van Dyke comenzó a dispararle a Laquan mientras se alejaba, disparando 16 balas en total, la mayoría mientras Laquan yacía en el suelo casi muerto. Cuando se destapó el video del asesinato, provocó una indignación enorme y generalizada. Y la lucha de la gente obligó que ocurriera algo muy raro, la condena de un policía asesino, una muestra de justicia después de décadas de policías y racistas saliendo impunes tras asesinatos en todo Estados Unidos.
Tres días después, Donald Trump se presentó en Orlando, Florida ante una multitud de jefes de policía que lo vitoreaban, y básicamente pidió una escalada del terror policial en Chicago. Afirmó que iba a “arreglar” la situación marcada por oleadas de tiroteos desgarradores entre la gente, Trump declaró que debían volver a instituir el programa policial de parar y registrar. Bajo el pretexto de “detener el crimen”, las políticas de parar y registrar en Chicago, Nueva York y otras ciudades se dirigían descaradamente a los negros y latinos. En solo un verano, en 2014, la policía de Chicago detuvo y hostigó a 250.000 personas, 72% de ellas personas negras, aunque los negros solo representan un tercio de la población de la ciudad. La policía de Chicago y Nueva York se ha visto obligada a restringir el parar y registrar debido a grandes protestas y revelaciones. Es esta táctica policial supremacista blanca lo que Trump llamó abiertamente a reinstituir.
A Trump le siguió rápidamente su Procurador General, Jeff Sessions, quien anunció que el Departamento de Justicia había presentado una moción judicial solicitando a un juez federal que rechazara un decreto de consentimiento sobre la reforma policial en Chicago. El decreto de consentimiento pretende imponer algunas restricciones a la policía, con medidas como establecer un “monitor independiente” para emitir informes públicos sobre las acciones del departamento, capacitar a los policías en técnicas de “desescalada”, requerir que los policías presenten un informe cada vez que sacan sus armas, y cosas así. Estas restricciones NO cambian fundamentalmente la naturaleza y estructura esenciales de la policía, como ha dicho Bob Avakian:
El papel de la policía no es de servir y proteger a la gente, es para servir y proteger el sistema que gobierna sobre la gente. De reforzar las relaciones de explotación y opresión, las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí. La ley y el orden que representa la policía con toda su brutalidad y asesinato es la ley y el orden que refuerza toda esta opresión y locura. (Lo BAsico 1:24)
Estas menudas concesiones e intentos de “moderar” un poco las acciones de la policía de Chicago se efectuaron frente a las masivas protestas nacionales de 2014 a 2016 que cerraron Chicago durante partes de noviembre y diciembre de 2015. Obama inició el decreto de consentimiento con el fin de mantener la legitimidad en general del papel de la policía, y otras fuerzas promovieron el decreto con el fin de sacar a la luz aún más lo que la policía realmente hace (lo que normalmente está cubierto).
Sin embargo, incluso esto es demasiado para Trump y Sessions, quienes están decididos a implementar un programa plenamente fascista con la imposición muy fuerte y flagrante de la supremacía blanca como parte de su punta de lanza. Sessions había visitado el área de Chicago dos veces durante el juicio de Van Dyke para despotricar contra el decreto de consentimiento y cualquier tipo de restricción a la policía y para culpar a los manifestantes por la violencia entre los jóvenes, y él voló allí el 18 de octubre para volver a hacerlo.
Y esto se trata de Chicago, una ciudad casi sinónimo de “brutalidad policial”. Una ciudad donde en 2012, un policía fuera de servicio disparó a un grupo de jóvenes negros en la calle porque pensaba que eran demasiado ruidosos, matando a una transeúnte de 22 años, Rekia Boyd. Y salió impune. Donde en 2012 un policía mató a Dakota Bright, un joven de 15 años sin ningún arma, disparándole en la parte posterior de la cabeza. Y ese policía asesino asimismo salió impune. Donde, durante un período de 20 años, el detective Jon Burge le sacó confesiones por medio de la tortura a 200 “sospechosos”, usando quemaduras de cigarrillos, descargas eléctricas y asfixia. Donde durante 11 años, los policías mantuvieron un “sitio negro” secreto en un almacén, interrogando a 7000 personas sin dejar que sus abogados y familiares supieran dónde estaban.
En otras palabras, esta es una ciudad donde los negros y latinos ya están sometidos a un estado de terror a manos de los cerdos policías. Ahora Trump y Sessions quieren llevar esto a nuevas alturas.
Estas divisiones agudas en la cúpula, centradas ahora en el decreto de consentimiento, reflejan el hecho de que los gobernantes en su conjunto se enfrentan a una situación potencialmente volátil. Su sistema no tiene absolutamente ninguna solución para la situación en la que millones de personas oprimidas hacen frente a un futuro sin esperanzas, ninguna solución excepto más represión, ya sea una abierta represión fascista o una con promesas de reformas para limitar lo más atroz del racismo y brutalidad policial.
A prepararse para la lucha
Hay que tomar muy en serios las medidas y amenazas del régimen de Trump y Pence para intensificar el terror y brutalidad policial, y muchísima gente tiene que oponerle resistencia con urgencia y determinación, ahora mismo: todos aquellos que se enojan cuando ven los ultrajes como el salvaje asesinato de Laquan McDonald a manos de Van Dyke, la separación de miles de niños inmigrantes de sus padres, la degradación y violencia a padecen las mujeres, la guerra genocida en Yemen avalada por Estados Unidos, la destrucción del medio ambiente que amenaza al planeta, y muchos otros crímenes de este sistema.
Esta lucha debe ser parte de preparación para una revolución real que pueda poner fin para siempre al terror y asesinato policial y otros ultrajes del sistema. Como dice CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución:
Es necesario que se organicen miles de personas en las filas de la revolución ahora, a la vez que se ejerza una influencia sobre millones de personas para que apoyen a esta revolución. Hemos presenciado ese potencial en las protestas que se han sostenido contra la brutalidad y asesinato policial, y otras formas en que grandes cantidades de personas se han plantado a las autoridades establecidas y a las “reglas del juego” políticas. Pero es necesario transformar lo anterior, por medio de lucha, en conciencia, determinación y organización revolucionarias.
Y:
Es necesario que nos opongamos y desbaratemos a las maniobras de los poderes gobernantes para aislar, “cercar”, brutalizar, encarcelar en masa y reprimir de manera sanguinaria a las personas que llevan la vida más dura bajo el presente sistema y que más necesitan esta revolución. Es necesario que nosotros los “cerquemos” a ellos — al ver que nazca ola tras ola de personas que se levanten en decidida oposición al presente sistema.
Tráiler de
Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución
Un discurso de Bob Avakian
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