El discurso de Trump y el 'paseo por el parque' para una sesión fotográfica bíblica

Un discurso y exhibición completamente fascista cristiano... Una seria amenaza al pueblo

| revcom.us

 

Una semana completa después de que el brutal asesinato de George Floyd prendió rebeliones en Estados Unidos a una escala sin precedentes en más de 50 años, Donald Trump finalmente habló. Pero su importante discurso en la Casa Blanca el lunes 1º de junio por la tarde no se centró en ese asesinato desgarrador. No mencionó el número diario de personas negras asesinadas por la policía. Tampoco tocó la monstruosa historia y la realidad actual de la opresión de los negros en Estados Unidos.

En cambio, Trump se centró en atacar, calumniar, amenazar y prometer “dominar” a la rebelión que ha estallado en todo Estados Unidos a raíz de este asesinato gratuito. La cobertura en pantalla dividida envió un mensaje inequívoco. Poco antes de que Trump hablara, policías militares fuertemente armados y blindados utilizaron gas lacrimógeno y violencia para despejar el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca. Estos cerdos policías militares continuaron su asalto en las calles mientras Trump daba su discurso. Luego, Trump caminó por el parque Lafayette hasta la Iglesia de San Juan, acompañado de miembros de su personal superior y una seguridad masiva. Ahí sostuvo en alto una Biblia para una sesión de fotos, con la iglesia como fondo. 

Las acciones, la retórica y la exhibición fueron un llamado fascista cristiano a las armas, una maniobra peligrosa del avance de la represión, la supremacía blanca y el fascismo, al que hay que oponerse con desafío.

Al llamarse a sí mismo “el Presidente de la ley y el orden” en sus comentarios, Trump calumnió a las justas protestas y rebeliones como “actos de terror interno” por parte de “anarquistas profesionales, turbas violentas, incendiarios, saqueadores, criminales, alborotadores, Antifa y otros” — y amenazó con consecuencias nefastas y represión violenta. Usando un lenguaje marcial, Trump amenazó con llamar a los militares para “dominar las calles” en los estados de todo Estados Unidos. E hizo uso a la policía militar, despachada bajo sus órdenes, para exhibir la prometida brutalidad contra las protestas pacíficas — ¡mientras hablaba!

Amenazó a los organizadores de las protestas con “severas sanciones penales y largas condenas en la cárcel”. Estas palabras siguieron a las amenazas anteriores para designar de organización “terrorista” al “Antifa”, un amplio término abarcalotodo, con implicaciones altamente represivas y punitivas bajo las leyes de Estados Unidos. Todas las personas que se encuentran del lado de justicia deben rechazar firmemente las amenazas y ataques contra el Antifa y cualquier otra persona que se ponga de pie contra el terror y fascismo policial supremacista blanco, especialmente los intentos del estado de calificarlos de “terroristas” o ponerlos en listas de vigilancia.

Trump se empeñó en usar términos religiosos, como “crimen contra DIOS” (¡!), en sus calumnias a las protestas. Ello, junto con sus comentarios y actos, su paseo teatral por el parque despejado por los militares y su sesión de fotos con la Biblia significaron un fascismo cristiano consolidado y un llamado fascista a las armas. Todo eso se reforzó con promesas “de proteger los derechos de los estadounidenses observantes de la ley”, incluida la frase “derechos de la Segunda Enmienda”, o sea, palabras cifradas veneradas por las milicias y golpeadores fascistas supremacistas blancos, quienes son una parte fundamental de su base social. En lugar de justicia para George Floyd, el enfoque singular de Trump era la ley y el orden, y ayudar a “los negocios de ustedes” y proteger la propiedad. La criminalización de la protesta y la resistencia es una parte esencial de la consolidación del fascismo en marcha bajo el régimen de Trump y Pence, y da un salto con las acciones y el discurso del 1º de junio.

Trump habló como si los alcaldes y gobernadores (principalmente) demócratas de las ciudades y estados donde están ocurriendo las protestas no se mostraran lo suficientemente “duros” — desconociendo los toques de queda, las balas de goma, el gas lacrimógeno, el gas pimienta, los toletazos y los arrestos en masa a manos de policías fuertemente blindados fuera de control, todo lo que se está descargando brutalmente sobre los manifestantes bajo estos funcionarios demócratas. Esto es parte de lo que Trump quiso decir con sus repetidas invocaciones a “una sola ley”. Estos demócratas están con Trump en su deseo mutuo de reprimir al levantamiento; Trump difiere en el sentido de que actúa de manera aún más duro y más represivo, abiertamente dictatorial, y que ni siquiera reconoce las libertades civiles básicas ni acepta o finge hacer algo acerca de la brutalidad policial y la supremacía blanca.

En su conjunto, lo que representan una escalada grave y una amenaza muy seria son: el asalto y la imposición del poder, el ataque violento intencional contra manifestantes legales no violentos que lo engendró... las amenazas de ocupación militar de las ciudades... las amenazas de castigos terribles a quienes se atrevan a ejercer lo que se supone que son derechos civiles... el lenguaje abierto de “dominación”... la imposición del estado de derecho mientras se violaba el propio estado de derecho... con la culminación de la sesión fotográfica en la iglesia con el fin de hacer valer el estado de religión. La invocación de la Segunda Enmienda, junto con la amenaza de ordenar directamente que el Ejército de Estados Unidos incursione en los estados, evoca los contornos de una potencial guerra civil y constituye una amenaza.

Las implicaciones son claras: Trump se propone intensificar seriamente la represión contra este hermoso levantamiento, como parte de un rumbo y consolidación fascista general. Ante estas amenazas, tiene que avanzar hacia adelante la lucha por la justicia para George Floyd —y para un mundo sin supremacía blanca y por una forma mejor de vivir para las personas.

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Yamiche Alcindor / @Yamiche tuiteó: “Esto es lo que estaba pasando fuera de la Casa Blanca mientras el presidente Trump estaba dando su discurso en el Jardín de Rosas y decía que era un ‘aliado de todos los manifestantes pacíficos’. En la imagen: el gaseamiento de los manifestantes pacíficos fuera de los portones de la Casa Blanca. Lo confirmé porque fui gaseada junto con ellos”.
Foto: AP


Tras el asalto oficial contra los manifestantes, Trump caminó al otro lado del parque para posar en frente de la iglesia donde habían estado los manifestantes. Foto: AP

Corto: “¿Orden o justicia?” (en inglés)

Lea el texto de la película en español.

Rechazar el Fascismo es un movimiento de personas con diversas perspectivas, unidas en nuestro reconocimiento de que el Régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad y el planeta y que es nuestra responsabilidad sacarlos del poder por medio de protestas no violentas que crezcan a diario hasta que se cumpla nuestra demanda. Esto quiere decir trabajar y organizarnos con toda nuestra creatividad y determinación para movilizar a miles y, con el tiempo, a millones de personas en las calles de las ciudades y los pueblos, para exigir:

¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!

Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org) acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que comparten nuestra determinación a no aceptar a un Estados Unidos fascista, los que se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa.

Lea, comparta y apoye aquí el texto completo de la Declaración de Conciencia / Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo

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