De un lector:
India: Se ha pillado in fraganti al régimen hindú-fascista en montar acusaciones chuecas contra activistas progresistas, después de dos años de encarcelamiento brutal
| revcom.us
Nota de la redacción: La India, el segundo país más poblado del mundo, está en las garras cada vez más apretadas de un gobierno hindú-fascista desde que Narendra Modi se convirtió en primer ministro en 2014. El Partido Bharatiya Janata (BJP) de Modi tiene por objetivo imponer la dominación abierta de la mayoría hindú sobre cientos de millones de indios de otras religiones, e imponer los aspectos más opresivos del hinduismo fundamentalista a todos. Como parte de este objetivo, Modi pretende hacerse de un poder político sin contrapesos y reprimir toda resistencia. La nota que sigue es una contribución de un lector sobre esta situación. (Consulte las noticias anteriores de revcom.us para entender más el contexto: “¿Qué pasa en el caso de volver a elegir a un líder fascista? Una parpadeante señal de advertencia roja desde la India”; “Cachemira moribunda”; and “Admitan que han subido las aguas a su alrededor”.
Desde hace mucho tiempo, la India ha tenido un movimiento maoísta librando una lucha armada, ahora dirigido principalmente por el proscrito Partido Comunista de la India (maoísta) (CPI[m]), al que se hace referencia a continuación. La represión del estado indio contra este movimiento y sus partidarios, especialmente de parte del gobierno hindú-fascista de Modi, ha sido feroz y hay que oponérsele fuertemente. Al mismo tiempo, hay diferencias cruciales, en métodos y metas, entre el nuevo comunismo de Bob Avakian y la adaptación e interpretación del maoísmo del CPI(M). Para más información sobre esto, los lectores pueden consultar “Ajith — Un retrato del residuo del pasado” en el número 4 de Demarcations, una revista de teoría y polémica comunista.
Uno de los principales objetivos del endurecimiento del fascismo en la India bajo el gobierno de Narendra Modi y el BJP ha sido el enjuiciamiento de 16 progresistas que el gobierno afirma son miembros del proscrito Partido Comunista de la India (maoísta) (CPI[m]). Los cargos exactos varían continuamente, y han incluido el intento de acumular armas y conspirar para asesinar al Modi mismo. Con este pretexto, la mayoría de estos activistas han sido encarcelados desde hace años, bajo condiciones brutales, negándoles la libertad bajo fianza. Ahora se ha puesto al descubierto que la “evidencia” clave en este caso fue fabricada por las autoridades indias.
Los activistas encarcelados incluyen a Stan Swamy, de 83 años, un sacerdote jesuita que padece la enfermedad de Parkinson; Varavara Rao, de 80 años, un poeta cuya salud se deterioró hasta el punto de que se volviera incoherente el verano pasado (más tarde contrajo el COVID-19 y ahora está hospitalizado); Sudha Bharadwa, de 56 años, una abogada que renunció a su ciudadanía estadounidense para trabajar con grupos tribales oprimidos en la India, y que sufre de diabetes e hipertensión. Otros son profesores, escritores, activistas de derechos humanos y otros que no quieren arrodillarse ante un régimen fascista.
Inicialmente se vincularon las detenciones a un “Elgar Parishad” (Congreso para alzar la voz), una conferencia el 31 de diciembre de 2017 con discursos y actuaciones culturales, organizada por fuerzas progresistas. La conferencia conmemoró el 200 aniversario de una victoria militar histórica de soldados dalit1 en una aldea llamada Bhima Koregaon en la región de Maharashtra, en el oeste de la India. El evento reunió principalmente a personas dalit para celebrar el evento histórico y manifestar su oposición a la opresión que enfrentan hoy. Al día siguiente, unos nacionalistas reaccionarios hindúes instigaron violencia durante las celebraciones en las calles, al marchar entre las multitudes agitando la bandera azafrán (naranja-amarilla) de su movimiento. La policía mató a un joven de 16 años, e inicialmente dos líderes locales del hindú-fascista BJP gobernante fueron acusados de ser instigadores.
Perseguir a progresistas y ampliar la red
Pero la policía local pronto enfocó su atención a los acusados de organizar el Elgar Parishad, y arrestó a cinco de ellos. Esto luego se convirtió en una amplia caza de brujas contra los intelectuales de izquierda. Ya para diciembre de 2019 casi dos docenas de artistas y activistas habían sido detenidos (estas nuevas acusaciones incluían a algunos de los acusados originales, aunque no a todos). Primero fueron acusados de haber “representado provocadoras canciones, cortas obras de teatro y baile, y haber distribuido libros” para “crear violencia, inestabilidad y caos”. O sea, ¡el gobierno afirmó que al promover la dignidad y la humanidad de los dalits, ellos “provocaron” a los nacionalistas hindúes a actuar violentamente!
Luego la policía dijo que una “organización tapadera” maoísta había organizado el evento. Esto fue después de que dos respetados jueces jubilados declararan públicamente que ellos solos habían organizado el evento “con el simple motivo de difundir el mensaje de luchar contra las fuerzas comunales” (“fuerzas comunales” es más o menos el equivalente indio de “grupos de odio”). La policía nacional (la Agencia Nacional de Investigación) se hizo cargo del caso y produjo un documento de 17.000 páginas que tildó a estos activistas de brazo urbano de los revolucionarios maoístas. En octubre de 2020, se usaba el caso Bhima Koregaon para justificar cargos —y operaciones militares— contra un conocido líder maoísta.
Mucha gente ha visto estos cargos como endebles e indignantes, pero la policía afirmó que tenía “evidencia”: 10 cartas al CPI(m) o de él, las que supuestamente se habían encontrado en el portátil de Rona Wilson, uno de los acusados. La policía afirmó que en una carta, “Wilson había escrito a un militante maoísta” y “hablado de la necesidad de armas y municiones e instó al grupo proscrito a asesinar a Modi”.
La policía pirateó computadoras para sembrar evidencia
Ahora se ha puesto al descubierto que la policía sembró estas cartas. Los grupos de derechos humanos contrataron a Arsenal Consulting, una firma forense digital de alto perfil de Massachusetts, para examinar el portátil de Wilson. Arsenal informó que “un atacante utilizó malware para infiltrarse en un portátil... antes del arresto de [Wilson]” y creó una “carpeta oculta a la que se entregaron al menos 10 cartas incriminatorias”. El malware también registró las pulsaciones de teclas, contraseñas y la actividad de navegación de Wilson.
En el informe de Arsenal se ha afirmado que “este es uno de los casos más graves de manipulación de evidencia que Arsenal haya encontrado jamás”. Y si bien el malware utilizado contra Wilson está disponible comercialmente, Arsenal también descubrió que nueve partidarios de los acusados fueron pirateados con “una herramienta [de malware] que solo se vende a gobiernos”.
El Washington Post pidió a tres expertos independientes en ciencia forense digital que revisaran el informe de Arsenal, y afirmaron que las “conclusiones [del informe] eran válidas”.
¡Libertad para los acusados de Bhima Koregaon!
Incluso antes de que se pusiera al descubierto estas escandalosas acusaciones falsas, grupos desde la American Bar Association [Colegio de Abogados de Estados Unidos] hasta la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y Amnistía Internacional India habían criticado o condenado las detenciones. Pero hasta ahora el gobierno indio se ha negado a echarse atrás, alegando que aún tienen “pruebas documentales y orales sustanciales”. (Estas “pruebas orales” incluyen el testimonio de un informante diciendo que en las reuniones de abogados progresistas, ¡Wilson y otro acusado “insistían en defender a los presos políticos”!)
Esta denuncia se produce en un momento de crisis cada vez mayor para el régimen de Modi, con grandes protestas de los agricultores y un creciente descontento con la gestión de la pandemia de COVID, la economía y otros temas. El caso Bhima Koregaon ha sido la punta de lanza de la consolidación fascista bajo el régimen de Modi. Ahora las grietas crecientes en estas acusaciones chuecas podrían servir de oportunidad para ganar la libertad de estos acusados como parte de la lucha contra el fascismo en la India, y en otros países. En la India y en todo el mundo, la gente se enfrenta a una necesidad urgente de luchar hasta llegar a un mundo completamente nuevo.
1. Bajo el antiguo sistema de castas hindú, los hindús nacen en una casta específica lo que determina la manera en que la sociedad los ve y trata toda su vida. Las castas más altas son privilegiadas, las castas más bajas no lo son, y al fondo de la sociedad están los 200 millones de dalits (antes llamados “intocables” porque se les consideraba física y espiritualmente “contaminados”). Los dalits tienen los peores y más sucios empleos y enfrentan una severa discriminación en todos los aspectos de la vida. [volver]