Ante las deportaciones en masa y la separación de familias, los inmigrantes se enfrentan a una “opción” inhumana, insoportable

| revcom.us

 

De un lector:

El artículo de revcom.us de la semana pasada sobre lo que está sucediendo en la frontera entre Estados Unidos y México ofrece una imagen nítida del sufrimiento innecesario infligido a miles de migrantes, en particular niños. El artículo termina así:

Ya sea el fascismo genocida abierto de Trump, el enfoque de Biden de “cerrar la frontera” y a la vez dejar entrar a algunos inmigrantes, o incluso Bernie Sanders, que dijo que estaba en contra de abrir las fronteras a los inmigrantes porque “hay mucha pobreza en el mundo”, debería quedar claro que los gobernantes de este sistema NO tienen respuestas a esta crisis de migración en masa. Y el rumbo por el que las cosas se están encaminando ahora, con el cambio climático descontrolado y la resultante migración de masa, y el crecimiento de un movimiento fascista en Estados Unidos en que la xenofobia es uno de sus elementos aglutinantes centrales, es un rumbo maduro con potencial para una catástrofe. La única solución justa, como dice Bob Avakian, “está en la revolución para derrocar este sistema — una revolución que tiene como objetivo no sólo abolir la opresión, explotación y pobreza y miseria en un país, sino como una meta fundamental abolir todo esto en el mundo entero, y eliminar todas las fronteras y límites que erigen muros entre diferentes partes de la humanidad”.

Como continuación de ese artículo, quisiera contribuir con algunas observaciones adicionales.

***

Javier Leyva, un inmigrante hondureño de 30 años, pagó a los contrabandistas $6.000, los ahorros de toda su vida, para que lo llevaran a él y a su hija de 6 años a través de México hasta Estados Unidos. Planeaba solicitar asilo en Brownsville, Texas, la ciudad más al este en la frontera. Pero el 16 de marzo, le negaron asilo. Las autoridades subieron a Javier, a su hija y a varias decenas de solicitantes de asilo en un avión y los llevaron a El Paso, la ciudad más al oeste de Texas, a 1.300 kilómetros de distancia. Cuando aterrizaron, todas estas personas, incluidos niños y criaturas, fueron rápidamente subidas a un autobús y llevadas al otro lado del Río Grande/Río Bravo a Ciudad Juárez. Mientras miraba hacia el centro de El Paso, Leyva le dijo a un periodista que no sabía dónde estaba ni qué iba a hacer. “No nos dijeron nada, simplemente nos dejaron aquí”.

Deportación y detención

Durante los últimos meses, innumerables personas de muchos países, especialmente los países centroamericanos de Guatemala, Honduras y El Salvador, han estado atravesando México y tratando de solicitar asilo en Estados Unidos. Los peligros mortales de ese viaje fueron escritos con sangre el 20 de marzo, cuando una niña mexicana de 9 años murió en una isla del Río Grande/Río Bravo cerca de Eagle Pass, Texas, mientras ella, su madre y su hermano de 3 años intentaban cruzar el río hacia Estados Unidos.

Se inflige más dolor a la mayoría de los que logran llegar hasta la frontera e intentan ingresar a Estados Unidos. En febrero, el primer mes completo de la presidencia de Biden, cifras del  Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (USCBP) documentan que “aprehendieron” a más de 98.974 personas a lo largo de la frontera con México. La Patrulla Fronteriza detuvo a más de 11.000 niños migrantes no acompañados entre el 28 de febrero y el 20 de marzo, según datos preliminares del gobierno. Durante días, los funcionarios del gobierno impidieron que los abogados ingresaran a una carpa de la Patrulla Fronteriza donde se encuentran retenidos miles de niños y adolescentes, y las agencias federales rechazaron o ignoraron decenas de solicitudes de los medios de comunicación para acceder a los lugares de detención.

Cuando finalmente permitieron que los periodistas entraran a ver algunos de los centros de detención, la CNN los describió como “similares a las condiciones de una cárcel”. Los niños han estado durmiendo en el piso de salones grandes, con “cobijas” aluminizadas para cubrirse. Las regulaciones gubernamentales supuestamente requieren que todos los niños y menores de edad sean retenidos en estas instalaciones por no más de 72 horas. Sin embargo, según la CNN: “El tiempo promedio en custodia de los niños no acompañados sigue rondando en las 130 horas”.

Una “opción” imposible

Inmediatamente después de asumir el cargo, la administración de Biden tomó varias medidas con respecto a los inmigrantes. Algunas de ellas fueron una ruptura con las medidas del régimen fascista de Trump y Pence. Otras continuaron las políticas de Trump.

Biden puso fin al programa Permanecer en México, iniciado en 2019, que fue una piedra angular de las medidas fascistas de Trump para eliminar el asilo y cerrar por completo la frontera. Ese programa mandó a las personas en busca de asilo de inmediato a que regresaran a México, donde tuvieron que esperar a que se llevaran a cabo las audiencias judiciales en Estados Unidos. Más de 65.000 personas, principalmente centroamericanos que querían solicitar asilo, fueron enviadas a pueblos y ciudades fronterizas muy al interior de México.

La administración de Biden ha comenzado a procesar a algunos de los 25.000 migrantes que esperan en México con solicitudes activas en el programa. Pero se requiere que estos migrantes se inscriban en línea o por teléfono, se hagan la prueba del coronavirus en México y luego acudan a un puerto de entrada a Estados Unidos en un día especificado. Incluso suponiendo que los funcionarios estadounidenses puedan comunicarse con estas personas, será difícil cumplir con todos estos requisitos, si no imposible, para muchas personas. E incluso si lo lograran, Estados Unidos está aprobando menos del 1% de las solicitudes de asilo, según el Houston Chronicle.

Para implementar el programa Permanecer en México, Trump invocó el Título 42 del Código de Salud de Estados Unidos, el cual permite que las autoridades migratorias impidan la entrada de inmigrantes con el pretexto de proteger la salud pública. La administración de Biden ha seguido utilizando el Título 42 para justificar las deportaciones masivas a lo largo de la frontera. El Texas Tribune informó que el 16 de marzo: “el Departamento de Seguridad de la Patria insistió... la frontera ‘no está abierta’ y continuará el retorno de las personas a México bajo el Título 42 en la mayoría de las circunstancias”. Según el Título 42, Estados Unidos les está negando la entrada a los adultos que viajan solos, así como a familias enteras, incluidos los niños. Estados Unidos está poniendo a los menores no acompañados, es decir, los niños que cruzan la frontera a solas, en centros de detención en Estados Unidos.

Esta situación presenta una “opción” insoportable e imposible para muchas personas desesperadas en los campamentos a lo largo del lado mexicano de la frontera. Una posibilidad: mantener a su familia intacta en el lado mexicano de la frontera, con la esperanza de que, de alguna manera, puedan lograr llegar al lado estadounidense. O, permitir que sus hijos crucen la frontera a solas y sean detenidos por el USCBP, con la esperanza de que esto pueda ser la base para reunificar a la familia en Estados Unidos.

El portal Politico informa: “El hecho de que los menores no sean expulsados como los demás se ha propagado rápidamente de boca en boca a lo largo de la frontera. Y aunque muchas familias optan por permanecer juntas, la presión para separarse pesa más fuertemente sobre los más vulnerables: las familias que temen a la muerte, ya sea por los perseguidores que los han seguido hasta la frontera o por el hambre extrema”.

A la luz de esto, volví a estudiar una parte de la Declaración de Año Nuevo de Bob Avakian, Un año nuevo, la necesidad urgente de un mundo radicalmente nuevo — Para la emancipación de toda la humanidad, la que me parece muy pertinente:

Como resultado de la intensificación de la crisis climática, guerras y represión —y, como fuerza impulsora en todo ello, cambios importantes en la economía mundial dominada por el capitalismo imperialista, incluido el continuo crecimiento y creciente impacto en el mundo de la agroindustria corporativa y la tecnología desplazadora de mano de obra, el control cada vez más monopolizado de semillas y productos químicos, una monopolización más amplia de la comercialización, e inmensas inversiones en el acaparamiento de tierras—, se dan masivos desplazamientos y trastornos, los que afectan en particular a las personas en el Sur global (los países de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia — el tercer mundo). Un rasgo importante de todo esto es la urbanización en masa: hoy más de la mitad de la población del mundo vive en zonas urbanas, con enormes ciudades miseria, con más de mil millones de habitantes, en las zonas urbanas del tercer mundo, a la vez que decenas de millones de personas provenientes del tercer mundo han estado obligadas a emigrar a Estados Unidos y a países de Europa. Y se ha desarrollado una situación en la que, en algunos de estos países —siendo Estados Unidos un excelente ejemplo—, la economía no podría funcionar sin la explotación de grandes cantidades de inmigrantes, mientras que muchos de éstos están sometidos a la constante amenaza de deportación, lo que también los hace aun más vulnerables a la explotación extrema.

La ruina de gran parte de la agricultura tradicional a pequeña escala en los países del tercer mundo y el dramático aumento de la población urbana ahí (así como en Estados Unidos y en algunos otros países imperialistas) en que grandes cantidades de personas no cuentan con posibilidades de encontrar trabajo en la “economía formal” — pues, todo eso también ha fomentado el crecimiento de una economía ilegal y de pandillas (y, particularmente en los países del tercer mundo, cárteles) sobre la base de esta economía ilegal, en particular el narcotráfico, pero también la trata de seres humanos, especialmente mujeres y niñas cruelmente victimadas en la prostitución, la “industria del sexo” y la esclavitud sexual literal.

El sistema capitalista-imperialista, y las decisiones que toman sus líderes políticos, han infligido y continúan infligiendo sufrimientos incalculables e intolerables a la gente de Centroamérica y del mundo.

 

 

 


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Personas detenidas en un centro provisional de procesamiento del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras en Donna, Texas, 20 de marzo.
Imagen superior: AP. Imagen inferior: Cortesía del representante Henry Cuellar

Bob Avakian, “¿Por qué viene gente de todo el mundo?”

 

 

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