Después de dos años, un vídeo filtrado pone al descubierto la forma en que los cerdos policías del Estado de Luisiana torturaron a Ronald Greene hasta la muerte

9 de junio de 2021 | revcom.us

 

El 10 de mayo de 2019, en las afueras de Monroe, Luisiana, Ronald Greene, un peluquero negro de 49 años, iba manejando en su carro pero no se detiene cuando unos agentes de policía sin explicación tratan de orillarlo. En cambio, se da a la fuga. Lo persigue la Policía Estatal de Luisiana (LSP) y finalmente se detiene. A continuación, Ronald Greene es brutalmente torturado — le pegan y dan golpes, le dan tres toques con una pistola Taser y lo arrastran por los grilletes en las piernas. Lo dejan boca abajo durante nueve minutos, no le dan tratamiento médico y muere bajo custodia policial.

Pero como los autores eran los únicos testigos, durante más de dos años la LSP bloqueó la divulgación de las imágenes de la cámara corporal de cualquiera de los seis asesinos, y también el informe del forense. El informe inicial de la policía estatal no menciona que los agentes utilizaron la fuerza o detuvieron a Greene. Se le dijo a su familia que había muerto en un accidente de coche tras una persecución a gran velocidad. Pero un médico al que la policía le dijo que Greene había muerto como consecuencia de un accidente concluyó que eso no tenía sentido, ya que las puntas de la pistola Taser quedaron clavadas en la piel de Greene. Después de que la División de Investigaciones Criminales de la LSP investigara la muerte bajo custodia, la LSP emitió un comunicado de una sola página en el que decía que Greene forcejeó con los policías y murió de camino al hospital.

El vídeo de la cámara corporal del cerdo policía se filtró a la prensa

Pero el 19 de mayo de 2021, la Prensa Asociada hizo público el vídeo de 46 minutos de la cámara corporal de uno de los cerdos policías que se les había filtrado, que muestra la grotesca tortura y asesinato de Ronald Greene. El clip de 46 minutos muestra nada menos que un linchamiento (el clip de vídeo en la parte superior de este artículo es un corto de más de dos minutos publicado por la AP).

Se ve a un policía tirando a Greene al suelo, poniéndole una llave estranguladora y dándole puñetazos en la cara, mientras se oye a otro llamándolo “estúpido cabrón de mierda” mientras Greene grita “Lo siento. Soy tu hermano. Tengo miedo. Tengo miedo”. En el vídeo se ve que los agentes le dan toques eléctricos a Greene tres veces. Aparece sangrando profusamente. En una de las escenas se le sostiene, sin que responda. En lugar de prestarle asistencia médica, los policías lo dejan boca abajo y gimiendo durante más de nueve minutos mientras se limpian la sangre de las manos y la cara. “Espero que este tipo no tenga el maldito SIDA”, dice un agente. En una de las escenas, se puede ver que arrastran a Greene con grilletes en los tobillos. Cuando intenta rodar de lado, un agente blanco vuelve a empujarlo con su bota al suelo. Un policía dice: “Le di una sonora paliza fortísima. Le ahogué y todo lo demás”. Greene murió de camino al hospital.

La hija de Greene presentó hace un año una demanda de homicidio por negligencia en contra de los policías asesinos. Le dijo a la CNN que su padre había batallado con el cáncer durante dos años y hace poco había entrado en remisión antes de su muerte. Viajaba a Florida desde Luisiana para reunirse con su esposa la noche de su asesinato.

Durante más de dos años, la madre de Greene ha agonizado por su muerte, sin creer nunca la versión oficial. Después de ver el vídeo, dijo: “Lo mataron. Lo prepararon, lo planearon. No tuvo ninguna oportunidad. Ronnie no tenía ninguna posibilidad. No iba a vivir para contarlo”. Dijo la ACLU de Luisiana:

Ahora sabemos lo que la Policía Estatal de Luisiana ha venido tratando de ocultar: A Ronald Greene lo torturaron hasta la muerte los agentes que le negaron una ayuda vital durante más de nueve minutos. Lo que presenciamos en este vídeo es un asesinato brutal — un asesinato cometido por policías, pero también consentido por nuestras leyes, perpetuado por la supremacía blanca y fomentado por una cultura de impunidad y violencia.

Ronald Greene