Los que checan la Internet se sorprenden de la cantidad de información y gráficas que pueden conseguir pulsando una tecla. Con el debido equipo de conexiones, es posible mirar los libros de una universidad alemana o las fotografías de un artista japonés. Pueden leer artículos de periódicos de todo el mundo, ver qué dicen miles de grupos abiertos de discusión, comprar libros, "platicar" con otros usuarios de la Internet o saltar de aquí para allá como un turista que contempla una enorme ciudad, metiendo la cabeza por todos lados. La Internet todavía no está estrictamente regulada; hay muchos sitios Web y grupos de discusión donde se puede conseguir información y noticias que normalmente bloquea la prensa corporativa del sistema.
Cuando el gobierno abrió la Internet al público a finales de la década pasada, el número de usuarios se duplicó cada año. En mayo de 1995, tenía 93 países; en agosto tenía más de 200.
No sorprende, entonces, que haya quienes se imaginen que la Internet podría "acercar el mundo" y crear una nueva "comunidad global", donde la gente común y corriente pueda comunicarse directamente y donde odiados dictadores y locutores de televisión no controlen la información.
Pero la ciberrealidad es que esta Internet se ha creado y desarrollado bajo el capitalismo. Los que controlan este sistema no tienen la menor intención de permitir que las nuevas tecnologías le "den poder" a las masas populares de forma tal que ponga en peligro su sistema. Su objetivo es usar este nuevo sistema de comunicaciones para modernizar, estabilizar y fortalecer sus redes mundiales de ganancias. Esos intereses han moldeado la Internet a cada paso de su desarrollo. Además, a medida que la importancia de la Internet se hace patente para la clase dominante, está tomando decisiones políticas y militares sumamente calculadas para controlar más directamente la circulación de información por computadoras.
Aunque ahora la Internet tiene por lo menos unos pocos usuarios en casi todos los países, fundamentalmente es una red que irradia de Estados Unidos para interconectar más todas las élites científicas y técnicas, y para conectar más con Estados Unidos a las capas privilegiadas de otros países.
Para entrar a la Internet se necesita una computadora, una conexión por medio de un módem a una línea telefónica y un contrato con una computadora "anfitrión" que esté conectada directamente a la Internet. Eso es sencillamente inalcanzable para las masas populares del mundo.
En la Tierra hoy hay unos 5 billones de habitantes, de los cuales solo 150 millones tienen acceso a computadoras: solo 30 de cada mil, o 3%. Por comparación, 1,3 billones del planeta viven en una pobreza absoluta: 260 de cada mil, o 26%, no comen lo necesario.
El sistema ha distribuido las computadoras de una forma que limita más su acceso: la gran mayoría están en un puñado de países imperialistas ricos, especialmente Estados Unidos.
Estados Unidos, que tiene el 5% de la población mundial, tiene la mitad de las computadoras del mundo. Tres cuartas partes de las líneas telefónicas del mundo están en los países imperialistas, donde vive el 15% de la población mundial.
En grandes trechos de este planeta básicamente no hay computadoras, y si las hay están en las manos de los militares o de las corporaciones imperialistas. Un cuarto de los países del mundo tienen más de 100 personas por cada teléfono. Es más, ¡la mitad de los habitantes del mundo nunca han usado un teléfono! (Le Monde Diplomatique, mayo 1996).
En resumen, en los países oprimidos del tercer mundo, donde vive la gran mayoría de la humanidad, las computadoras son un lujo para ricos. Incluso ellos, muchas veces no cuentan con corriente eléctrica ni conexiones telefónicas estables para entrar a la Internet.
La Internet refleja el desequilibrio global del imperialismo/capitalismo.
Más de 200 países están conectados con la Internet. Pero The Internet Report, un análisis para inversionistas que prepara la compañía Morgan Stanley de Wall Street, calcula que más de la mitad de las computadoras anfitrionas de la Internet están en Estados Unidos y que los 188 países más pobres juntos tienen menos del 5% de las conexiones de la Internet. (Los anfitriones son las computadoras de instituciones como universidades, corporaciones o proveedores de Internet que ofrecen una conexión a usuarios individuales.)
Aunque los cálculos varían, se dice que unas 30 millones de personas (6 de cada mil) han recibido o mandado correo electrónico. La cantidad de los que usaron el World Wide Web de la Internet en 1995 fue mucho menor: unos 10 millones de personas (2 de cada mil). La revista Boardwatch dice que esos cálculos son exagerados y que la verdadera cantidad de usuarios de la Internet son unos 7 millones.
Sea cual sea la cantidad exacta, la distribución de los usuarios de la Internet es sumamente desigual. Muy pocos, casi ninguno, es de los millones que viven en pueblos o barriadas del tercer mundo. Una encuesta de la Universidad Georgia Tech indica que el 75% de los usuarios viven en Estados Unidos y el 66% son hombres.
La revista Scientific American (mayo 1995) publicó un artículo titulado: "Pobres de información: Un círculo vicioso aísla a muchos científicos del tercer mundo". El artículo documenta que la creciente pobreza de los países oprimidos está haciendo que sus universidades e institutos de investigación ni siquiera puedan suscribirse a revistas científicas. Los investigadores de buena parte de Africa y Asia no tienen computadoras modernas ni acceso a la Internet. Dice el artículo: "El explosivo crecimiento de redes y CD-ROM drives que promete abrir las publicaciones de ciencias de Estados Unidos y Europa a un mayor público amenaza estrangular el acceso del Sur [el tercer mundo]".
Michael Kidron y Ronald Segal escriben en su State of the World Atlas: "CNN (la red de noticias distribuida por satélite) y la Internet (la matriz transnacional de redes de computadoras) en conjunto no llegan a más del 2% de la población mundial".
En pocas palabras, el rápido aumento de comunicaciones computarizadas no está "democratizando" la información. Por el contrario, debido a que la Internet da a ciertas redes de personas más acceso a valiosa información, está ensanchando la brecha entre los "inforricos" y la gran mayoría de la humanidad que son "infopobres". Solo un minúsculo cachito de la humanidad está conectado con la Internet. Aunque en Estados Unidos los estudiantes y la clase media se han estado conectando, ese cachito sigue muy concentrado en las élites científicas corporativas y militares de los países imperialistas, especialmente Estados Unidos.
La "comunidad global" que une la Internet es un espejo de las desigualdades y las relaciones de poder del mercado capitalista mundial.
"Los ricos pueden darse el lujo de tener mansiones y, si tienen buen gusto, de tener mansiones hermosas. A la clase media se le dice que rebaje sus expectativas y que viva una mayor parte de su vida en el ciberespacio. Así que los ricos tienen el mundo real, la clase media tiene el ciberespacio y a los pobres los aíslan más y más en un enclave u otro".
Bob Stein, fundador de Voyager,
una compañía de programas interactivos para computadoras
Dentro de Estados Unidos, el imperialismo también ha desarrollado la Internet de una forma que refleja e intensifica las desigualdades de la sociedad de clases.
Unos 40 millones (160 de cada mil) tienen algún contacto con computadoras personales, pero para la gran mayoría eso se reduce a un trabajo de capturista mecanografiando información. Esos trabajos no son "una ventana al ciberespacio".
Solo 100 de cada mil personas usan computadoras para comunicarse: para mandar y recibir e-mail. Solo 80 de cada mil personas han usado la Internet y solo 30 de cada mil han entrado al World Wide Web.
¨Quiénes tienen acceso? Básicamente los que tienen dinero y los que tienen conexiones con corporaciones y universidades.
La mayoría de los usuarios de la Internet se conectan por medio de corporaciones o universidades, donde por lo general se controla a qué sitios de la Internet van. Una encuesta de Dataquest indica que el 60% de las corporaciones medianas y grandes tenía una conexión con la Internet en todos sus departamentos. El Georgia Tech indica que incluso con conexiones de universidad el acceso es limitado: solo un cuarto de los usuarios en universidades son estudiantes.
Ultimamente ha habido un rápido aumento de usuarios individuales que le pagan a una red particular para entrar a la Internet. Pero aquí también son marcadas las barreras de clase. La clase trabajadora por lo general no puede tener en su casa una computadora con módem ni pagar los $20 mínimos del servicio. ¡A muchos les cuesta trabajo pagar la cuenta mensual del teléfono!
Una encuesta del Departamento de Comercio de 1995 demuestra lo restringido a ciertas clases que es el uso de computadoras. Solo del 4 al 8% de las familias pobres (que ganan menos de $10.000 al año) tienen acceso a una computadora. De las familias de ingresos medios ($34.000 al año), solo el 25% tienen acceso. De las familias que ganan más de $75.000, el 65% usa computadoras.
La gran mayoría de los pobres no tienen ninguna conexión con computadoras ni con la Internet y sus hijos no están aprendiendo a usarlas. En las escuelas de los barrios pobres a duras penas hay libros y pupitres. El sistema no va a darles las computadoras ni las clases que son "normales" en las escuelas ricas de los suburbios.
Por eso millones dicen: "La supercarretera de información no pasa por mi barrio".
Como las computadoras son esenciales para la mayoría de los trabajos de oficina hoy, millones sienten que están siendo excluidos hasta de eso. Además, las computadoras están eliminando muchos trabajos de oficina y "modernizando" toda clase de trabajos de producción e inventario para eliminar puestos y acelerar el trabajo. La "revolución de las computadoras" ha excluido en gran parte a los pobres y los trabajadores; encima, está eliminando muchos trabajos que antes podían hacer.
Desde el comienzo, el imperialismo ha mantenido un control considerable de la clase de información que entra al ciberespacio. ¡La Internet no se creó para forjar solidaridad entre los oprimidos! Hay quienes lo están haciendo, y el sistema les está poniendo obstáculos, como censura, espionaje y ataques de la policía.
Pero desde el comienzo, la Internet se diseñó para beneficio del imperialismo. Comenzó en la década del 70 como un sistema secreto para conectar investigadores militares.
En el curso de los años, ha seguido dominada por Estados Unidos y el idioma inglés. El que quiera entrar a esta red mundial de información tiene que saber el idioma de la potencia mundial dominante.
El contenido de la Internet también ha reflejado fuertemente los valores y necesidades del sistema. Como ejemplos: el gran tráfico militar durante la guerra del Golfo y el fuerte interés en la "tecnología para ganancias".
Veamos un ejemplo concreto: The Internet Report dice sin mayores problemas que la pornografía fue un "gran estímulo en las primeras etapas" del desarrollo de la Internet. Gracias al capitalismo, las comunicaciones computarizadas globales inmediatamente ofrecieron un nuevo medio para la explotación de la mujer. Enormes sectores de la Internet se dedican a circular fotos pornográficas y los hombres de plata pueden hojear "catálogos" con fotos de miles de mujeres del tercer mundo para la venta.
En un giro típicamente reaccionario, esa pornografía capitalista luego sirve de pretexto para que el gobierno censure la Internet, lo que inevitablemente se usará contra las corrientes anticapitalistas de la red.
Se están trazando elaborados planes para controlar más el material de la Internet: restringir la información "peligrosa", aumentar la seguridad de las transacciones bancarias y conectar más rápidamente todos los centros corporativos y militares del mundo. La red se está "privatizando" rápidamente, lo que quiere decir que tendrá toda clase de "pases" para controlar la información y el acceso. Están instalando nuevas "puertas" comerciales, donde hay que identificarse y pagar para ir de una parte a otra de la Internet.
Con la importancia de la Internet en el mundo de los negocios, los gobiernos reaccionarios del mundo están buscando la manera de dejar abiertas las puertas a la penetración económica del imperialismo, pero controlar la actividad política de los usuarios. Por ejemplo, el gobierno contrarrevolucionario de China está creando una "intranet" que opera dentro del país y que se conectará con la Internet internacional de una forma muy controlada. "No habrá nada ilegal en la red, así que no habrá censura", dijo Joyce Wong, vicepresidenta de China Internet Corp.
En la primera mitad de este siglo, los capitalistas yanquis contrataron ejércitos de trabajadores para tender líneas ferroviarias por primera vez en Centroamérica y conectar el interior con el "mundo exterior".
Esas conexiones eran para beneficio de los capitalistas. Por ejemplo, el sistema ferroviario que se creó en Honduras no unió el país ni su economía. Los trenes iban directo de las fincas bananeras a los puertos para que la United Fruit Company pudiera sacar la fruta rápidamente al mercado mundial. Tegucigalpa, la capital, quedó completamente al margen de los ferrocarriles y sin conexiones con la costa ni con las zonas bananeras. Así es como opera el desarrollo imperialista.
Una versión similar, más moderna, de este mismo proceso caracteriza el uso, el contenido y el crecimiento de la Internet. Como los ferrocarriles yanquis que penetraron en Honduras, la Internet está conectando los sectores económicos, las instituciones de investigación y las capas más importantes del mundo con los Estados Unidos y otros países imperialistas, especialmente con sus corporaciones y centros militares.
Hay mucha gente, por ejemplo partidarios del PCR, que están tratando de usar la Internet para servir al pueblo. Pero en general, el sistema capitalista/imperialista manipula estos nuevos sistemas de comunicaciones para beneficio propio, y crea una Internet que refleja y refuerza todas las profundas y criminales desigualdades del mercado capitalista mundial.
La Internet ha llevado a muchos a soñar con comunicaciones mundiales que rompan las barreras de nación y clase. Los invitamos a soñar con esto: acabemos este sistema capitalista que pervierte todo lo que toca y convierte sus nuevas tecnologías en nuevos medios de opresión y explotación.