Obrero Revolucionario #884, Dec. 1, 1996
Más de catorce años en el pabellón de los condenados a muerte.
Metido en una celda 22 horas al día.
Más de una década separado de su esposa por un vidrio grueso.
Sus hijos hoy son adultos; los ha visto pero no se le permite tocarlos.
Enjaulado, su vida es la antítesis de la libertad.
Pero sus palabras revolucionarias sobrevuelan los muros de la cárcel.
Preso político, Mumia Abu-Jamal, le has dado al pueblo: En vivo desde el pabellón de los condenados a muerte.
En 1982, condenaron injustamente a Mumia Abu-Jamal --periodista negro, activista revolucionario y preso político--de matar a un policía de Filadelfia, y lo sentenciaron a muerte. En 1995, el gobernador de Pensilvania, Tom Ridge, firmó una orden de ejecución y fijó la fecha: el 17 de agosto de 1995. Pero por todo el país y el mundo, muchos miles se unieron a la lucha en defensa de Mumia y obligaron al gobierno a aplazar la ejecución.
La lucha popular obligó a las autoridades a aplazar la ejecución, pero Mumia sigue condenado a muerte y el gobierno sigue viendo cómo ejecutarlo.
Mumia es un revolucionario que ha dedicado la vida al pueblo, especialmente de los ghettos, barrios oprimidos y penales. Utiliza sus talentos para condenar y atacar la opresión. Este sistema lo ha baleado, torturado, encarcelado, aislado, calumniado y censurado. Pero no ha logrado quebrantarlo; sigue fuerte, consciente y comprometido a la lucha.
Las pruebas del juicio de Mumia muestran sin lugar a dudas que lo condenaron falsamente; es una historia de una profunda injusticia. Es mucho más que la historia de un solo hombre: su vida es una concentración del tratamiento rutinario de los negros a manos de la policía, los tribunales, las cárceles, los medios de comunicación...en realidad, a manos de todo el sistema.
Además, muestra cómo el gobierno trata a la oposición política, especialmente a los revolucionarios que logran conectarse con los del fondo de la sociedad. Se está fomentando un clima que pide más cárceles, más castigos y más ejecuciones. Para todos los que quieran derrotar estas medidas fascistas, la lucha en defensa de Mumia es un frente de batalla clave.
En mayo de 1996, el equipo de abogados de Mumia (encabezado por Leonard Weinglass) dio a conocer nuevas pruebas. En 1981, Veronica Jones (una de los principales testigos del juicio de 1982) le dijo a la policía que vio a dos hombres huir corriendo de donde murió baleado William Faulkner, un policía de Filadelfia. Pero durante el juicio, cambió su versión de los hechos y eso fue muy contraproducente para Mumia. Ahora admite que mintió en el banquillo por amenazas de la policía.
Los abogados le presentaron la declaración de Jones a la Suprema Corte de Pensilvania, junto con una moción de volver a abrir la audiencia post condena sobre un nuevo juicio. En respuesta, la Suprema Corte hubiera podido mandar el caso a otro juez. Pero en vez lo mandó de nuevo a Albert Sabo (el mismo juez que presidió la farsa de juicio de 1982 y que confabuló con la fiscalía para que no se conociera el testimonio de Jones).
A comienzos de octubre, Veronica estuvo en el juzgado de Sabo y dijo la verdad. Contó que dos detectives de la policía de Filadelfia fueron a verla en su celda antes del juicio de Mumia: "Me dijeron que identificara al Sr. Jamal como el asesino.... Una y otra vez repitieron que yo podría pasar en la cárcel de 5 a 10 años, que es mucho tiempo. Pensaba mucho en mis hijas...".
Sabo amenazó con meterla a la cárcel hasta siete años por perjurio si admite que mintió en el primer juicio. Y la fiscalía la hizo arrestar en el juzgado por no presentarse a una audiencia de 1994. Pero ante estos intentos de intimidarla, Veronica se mantuvo fuerte. Cuando la fiscal le presentó la orden de arresto, declaró: "Esto es injusto.... Me ha arrastrado por el barro, pero si piensa que con eso cambiaré mi testimonio, se equivoca".
Es esencial que la declaración de Veronica sea incluida en el acta del caso, especialmente a la luz de la nueva ley sobre "terrorismo y la pena de muerte" de Clinton y los republicanos, que restringe el derecho de los presos a apelar a los tribunales federales. Esta ley requiere que los tribunales federales acepten todas las "decisiones sobre los hechos" de los jueces estatales.
El 1º de noviembre, Sabo anunció su última decisión: que no se incluirá el testimonio de Veronica Jones en el acta de la audiencia de 1995 sobre un nuevo juicio.
El próximo paso de la batalla judicial se librará en la Suprema Corte de Pensilvania, que tiene que considerar una apelación contra la decisión de Sabo de no darle a Mumia un nuevo juicio. Solo una amplia, diversa y resuelta lucha popular obligó al sistema a aplazar la ejecución de Mumia. Ahora el pueblo tiene que hacerse oír de nuevo para exigir: Las nuevas pruebas tienen que oírse. ¡Mumia tiene que tener un nuevo juicio!
BOX:
Marcha en Wall Street
¡Mumia Abu-Jamal tiene que tener un nuevo juicio!
9 de diciembre de 1996
Para más información llama a la Coalición Libertad para Mumia Abu-Jamal al (212) 330-8029, o ¡Rehusar & Resistir! al (212) 843-3701, ext. 3295.
Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(The RW Online does not currently communicate via email.)