Obrero Revolucionario #895, 23 de febrero, 1997
El año pasado, se supo en todas partes que el gobierno de Estados Unidos y sus agentes trajeron toneladas de cocaína a Los Angeles la década pasada, lo que prendió la tal "epidemia de crack". Ahora, ese mismo gobierno dice que va a redoblar esfuerzos para "parar la cocaína en su fuente", es decir, darle más ayuda militar al gobierno de Perú.
A principios de febrero, durante la visita del presidente peruano Alberto Fujimori a Washington, D.C., se anunció un nuevo programa militar para mandar más millones de dólares, equipo y tropas a Perú, con el pretexto de la "guerra contra la droga". El gobierno sostiene que eso ayudará a Fujimori a combatir el narcotráfico en Perú, donde se cultiva buena parte de la hoja de coca, de donde se refina la cocaína.
En los ghettos y barrios pobres de Estados Unidos sabemos qué es la tal "guerra contra la droga". Esa "guerra" no ha parado las drogas, pero la policía la ha usado como pretexto para atacar al pueblo y criminalizar a toda una generación.
Asimismo, la "guerra contra la droga" en Perú no va a "parar la cocaína en su fuente". Es más, los que van a recibir la ayuda militar (el gobierno y los militares) están supermetidos en el narcotráfico. Por ejemplo, hace poco se supo que un capo de alto nivel le pagó protección a Vladimiro Montesinos, la mano derecha de Fujimori y director de los servicios de inteligencia.
Estados Unidos lleva más de 10 años librando una "guerra de baja intensidad" en Perú con el pretexto de "combatir la droga". El verdadero blanco de la intervención yanqui es la guerra popular maoísta, que dirige el Partido Comunista del Perú (conocido como Sendero Luminoso en la prensa).
Estados Unidos ya envía 175 "asesores" a Perú cada año y ha construido bases antisubversivas en diferentes partes del país. El gobierno recibe fotos del campo tomadas por satélites espías de Estados Unidos. Las FFAA peruanas usan mapas hechos con esas fotos para combatir a los guerrilleros del PCP. Además, reciben información recopilada por aviones de espionaje AWAC y puestos de radar en los Andes.
Los detalles de la nueva ayuda militar no están del todo claros. Pero según lo que dice la prensa, parece que el objetivo es redoblar las operaciones antisubversivas en el valle del río Huallaga, en el noreste de Perú, y otros ríos que corren hacia el Amazonas en la selva peruana.
El New York Times (3 de febrero) dijo que el nuevo programa "contra la droga" en Perú "podría aumentar considerablemente la participación militar estadounidense". También dice: "Entre los planes preliminares del Departamento de Defensa figuran visitas regulares a la selva peruana de entrenadores de los Navy Seals y Boínas Verdes. También se contempla mandar más de 100 botes patrulleros dotados de ametralladoras M-60, radios VHF, y equipo de comunicaciones y de rastreo conectado con satélites".
El Times también comentó: "Personal estadounidense va a operar una docena o más de aviones a propulsión de vuelo bajo para guiar a las fuerzas de la Policía Nacional y de la Marina peruanas que peinan las fangosas aguas. Se informó que participarán personal de aduanas, de la DEA y del Servicio de Guardacostas".
En la región del valle del río Huallaga y otros valles se está librando la guerra popular maoísta, entre otras partes del país. Un funcionario del Departamento de Estado dio un vistazo del verdadero blanco de las operaciones militares en el Times: "Aparentemente no hay puntos de control en los ríos, y todavía hay que lidiar con la insurgencia de noche. Se trata de imponer control en zonas que el gobierno central nunca ha controlado".
En los últimos dos años se ha documentado, una vez más, que el gobierno y las FFAA de Perú están metidos hasta la nariz en el narcotráfico. Veamos algunos incidentes:
En 1995, el capitán del ejército Gilmar Valdivieso Rojas le dijo al Congreso que el antiguo comandante de la región del Huallaga, el general Eduardo Bellido, ofrecía protección a los narcos. También reveló que en 1992 un teniente coronel mandó a los ingenieros del gobierno a construir una pista de aterrizaje secreta, presuntamente para vuelos de drogas, y que a veces los helicópteros del ejército transportaban drogas.
En enero de 1995, declararon culpable al general Jaime Araico (comandante de la región del Huallaga de 1991 a 1992) de permitir el transporte de cocaína a Colombia desde sus pistas de aterrizaje.
Un informe de la Comisión de Juristas Andinos dice: "El descubrimiento del 12 de diciembre de 1995 del mayor cargamento de cocaína en la historia peruana abrió la posibilidad de conexiones entre los traficantes y elementos corruptos de varias instituciones gubernamentales". El diario de uno de los traficantes arrestados detallaba reuniones con altos oficiales del ejército y de la policía. Otras pruebas conectan a los traficantes con el viceministro del Interior y con el hermano del general Hermoza Ríos, el comandante en jefe de las FFAA.
En diciembre de 1995, Fujimori puso a la policía a cargo de las operaciones "antidroga" debido a la corrupción de las FFAA. Pero al director de la policía, general Víctor Alva Plascencia, lo acusaron públicamente de manejar un negocio ilícito con propiedades confiscadas a traficantes. El general que lo reemplazó, Antonio Ketin Vidal, también ha sido conectado al narcotráfico.
El 10 de mayo de 1996 encontraron 160 kilos de cocaína en el avión personal de Fujimori. El piloto era el comandante de la fuerza aérea Alfredo Ichikawa, attache militar.
El 3 de julio de 1996 confiscaron 120 kilos de cocaína del barco de la marina peruana Matarani en el puerto de Vancouver, Canadá.
El 11 de julio de 1996 encontraron 62 kilos de cocaína en el acorazado Ilo.
Luego estalló el escándalo de Vladimiro Montesinos, principal asesor de Fujimori, director del Servicio de Inteligencia Nacional, amigazo de la CIA desde los años 70, años en los cuales era abogado de narcos.
A Montesinos lo acusó Demetrio Chávez Peñaherrera (alias "Vaticano"), uno de los principales traficantes del Huallaga. A Vaticano lo arrestaron en 1994, pero lo acusaron de "traición", no de narcotráfico, para poderlo juzgar en un tribunal militar secreto y evitar que se filtrara información al público.
En agosto del año pasado Vaticano le mandó a la prensa pruebas de que operó con el respaldo de las FFAA y de que le pagó a Montesinos $50.000 al mes en 1991-92 a cambio de información sobre redadas. Vaticano tenía una pista de aterrizaje al lado de una de las bases "antidroga" de Estados Unidos-Perú en la selva. Vaticano se "retractó" poco después; tenía claros indicios de tortura.
El gobierno frenó la investigación de las acusaciones contra Montesinos. El procurador general dijo que el Ministerio Público no indagaría; el Congreso hizo lo mismo.
Después llegó apoyo de Estados Unidos: en septiembre, un vocero del Departamento de Estado dijo que el gobierno no creía que hubiera "altos funcionarios" metidos en narcotráfico en Perú.
En octubre, el general Barry McCaffrey (el "zar de la droga") fue a Lima y se reunió con Montesinos y otros funcionarios. Toda la prensa mostró a Montesinos, quien casi nunca da la cara al público, en la reunión. Era una aprobación de Estados Unidos a Fujimori y Montesinos. Al día siguiente, McCaffrey declaró que Estados Unidos tiene "confianza en el gobierno de Fujimori" y declaró que no hay corrupción de drogas en los altos niveles del gobierno.
A veces hay conflictos armados entre el gobierno y los narcos "particulares". En los últimos dos años, las FFAA han tumbado varias avionetas que transportaban droga a Colombia y Brasil. Pero esos conflictos se pueden comparar a peleas por "territorio" entre familias de la Mafia. (También ha habido tiroteos entre el ejército y la policía por drogas.) Ambos, el gobierno y los narcos "particulares", tienen un enemigo común: el Partido Comunista de Perú y la guerra popular.
Los lazos del gobierno y las FFAA a la droga no son simplemente un asunto de funcionarios corruptos; tienen que ver con el importante papel que desempeña la droga en la economía de Perú. La producción de hoja de coca equivale al 40% de las exportaciones legales. En los últimos años, la importancia de la coca en la economía ha bajado un poco porque los inversionistas imperialistas han decidido comprar industrias que el gobierno vende a precios de ganga. Pero como dice el Latin America Weekly Report, las ganancias de la venta de droga en el extranjero que entran a los bancos peruanos alcanzan $1 billón al año, sin incluir las ganancias realizadas en Perú. (Las leyes bancarias peruanas permiten cambiar dinero extranjero del narcotráfico por moneda nacional sin problema.)
Estados Unidos alaba a Fujimori por "sacar la economía" del abismo en que estaba en los años 80. Pero si no fuera por los narcodólares, esa economía no funcionaría.
El PCP y la guerra popular que dirige ofrece la única solución al problema de la droga en Peru. El PCP sabe que la economía dominada por el imperialismo y la semifeudalidad han obligado a muchos campesinos a cultivar coca para subsistir (véase el recuadro). Los revolucionarios saben que la solución al problema es la Revolución de Nueva Democracia, que se propone tumbar al sistema reaccionario y derrotar a los imperialistas.
En las bases de apoyo revolucionarias, ya se ven vistazos del futuro, cuando el problema de la droga será completamente eliminado con la toma del poder en todo el país. Unos periodistas que recorrieron el Huallaga en 1991 informaron que a los campesinos se les aconsejaba variar su cultivo y efectuar otros cambios en la economía para reducir el cultivo de coca. Incluso la revista burguesa peruana Sí tuvo que admitir: "Sendero ha logrado en unos pocos años lo que el gobierno no ha podido hacer durante décadas: cambiar los hábitos de cultivo de los campesinos, como un comienzo para acabar con el tráfico de drogas".
La revolución maoísta que dirige el PCP representa un desafío fundamental al gobierno reaccionario y sus padrinos imperialistas. Esa es nuestra gente, nuestras hermanas y hermanos, que están luchando para ponerle fin al gobierno de explotadores y opresores.
Después de muchas denuncias de que el gobierno y las FFAA peruanas están involucradas en el narcotráfico, Estados Unidos ha decidido aumentarles considerablemente su ayuda militar.
No hay que dejarse embaucar por el cuento de que la ayuda militar es para acabar el problema de la droga. Cuando el gobierno de Estados Unidos dice que está librando una "guerra contra la droga", miente.
This article is posted in English and Spanish on Revolutionary Worker Online
http://rwor.org
Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(The RW Online does not currently communicate via email.)
??