Obrero Revolucionario #899, 23 de marzo, 1997
PREGUNTA:¿Qué será necesario? Esa es una pregunta que requiere mucha comprensión y conocimiento de la historia, la tecnología y muchos otros aspectos de los seres humanos y de la naturaleza, los efectos y las consecuencias de nuestras metas. También tenemos que estudiar los rápidos fracasos y el lado negativo de lo que queremos lograr. El comunismo se está desmoronando en donde tuvo más fuerza. Así que eso es algo que tenemos que entender con urgencia.
BOB AVAKIAN: Tienes razón; tenemos que ver la realidad en todos sus aspectos y en concreto, y tenemos que conocer a fondo la historia y el proceso de desarrollo y cambio en la sociedad y en la naturaleza. También tenemos que tomar en cuenta lo negativo y lo positivo en relación con nuestra causa. Pero no estoy de acuerdo con que "el comunismo se está desmoronando en donde tuvo más fuerza", como la Unión Soviética y China. La verdad es que la revolución comunista fue derrotada, el socialismo fue vencido y el capitalismo se ha impuesto de nuevo en esos países. (En la Unión Soviética eso ocurrió a mediados de los años 50 y ahora el capitalismo se practica abiertamente sin la máscara "comunista". Lo mismo ocurrió en China a mediados de los años 70, aunque los gobernantes chinos siguen llamándose "comunistas".) Eso es el resultado de una lucha de clases muy real, muy intensa y compleja, entre las fuerzas de la revolución comunista y las fuerzas del capitalismo y el imperialismo, dentro de las sociedades socialistas y a nivel mundial.
Es cierto que "eso es algo que tenemos que entender con urgencia". También tenemos que responder a las mentiras y la confusión que difunden la prensa y los cacareados "sabios" del sistema de que "el comunismo ha fracasado". Pero hay bases para entender y explicar todo esto. Ya antes de la derrota de la revolución en China, Mao Tsetung sacó importantes lecciones negativas y positivas sobre la revolución comunista en la Unión Soviética, así como conclusiones sobre el por qué del ascenso al poder del revisionismo en ese país. Los revisionistas son falsos comunistas que "revisaron" el marxismo y le extirparon su núcleo revolucionario, guiados por miopes intereses burgueses, arrastraron al país por el camino capitalista, se apoderaron del poder y ahora son los nuevos explotadores. Mao dijo que había que estar muy atentos a que los revisionistas restauraran el capitalismo en China, lo cual ocurrió después de su muerte en 1976.
Mao hizo un análisis fundamental de las contradicciones decisivas a nivel internacional y en la sociedad socialista (de las relaciones económicas fundamentales, las instituciones y estructuras políticas, y las esferas de la ideología y la cultura) que hacen posible, e inevitable, que surjan "seguidores del camino capitalista" en la sociedad socialista y traten de implementar su programa de restauración capitalista. Mao sacó la lección de que la sociedad socialista, la primera etapa del comunismo, es una sociedad en la que el proletariado ha conquistado el poder y ha empezado a transformar la sociedad de una manera revolucionaria; pero todavía no ha llegado a sus metas y persisten las divisiones y desigualdades de la sociedad capitalista, que abonan el terreno para que surjan fuerzas capitalistas y hacen posible su restauración y la derrota del socialismo y la revolución. Pero eso no es todo.
Mao también delineó los medios y métodos para combatir las fuerzas de la restauración capitalista: la movilización de las masas para que sigan impulsando la revolución, para que sigan transformando y desarrollando la economía y todos los aspectos políticos, ideológicos y culturales de la sociedad socialista, y para que apoyen la lucha revolucionaria mundial hacia la meta del comunismo, que significa la abolición de todas las relaciones sociales de explotación y de desigualdad en todo el mundo.
El marxismo-leninismo-maoísmo no nos "promete" un camino derecho y fácil al comunismo; todo lo contrario. Nos permite ver que el camino será cuesta arriba y zigzagueante; que saldrán monstruos a la palestra y que nos atacarán; que desde nuestras propias filas saldrá gente que querrá dar marcha atrás y que nos traicionará; y que en ciertos momentos las dificultades y las fuerzas opuestas a nosotros saldrán ganadoras y nos vencerán. Pero también nos permite ver que debido a la naturaleza y a las contradicciones fundamentales del sistema capitalista, constantemente se unirán nuevas fuerzas a las filas revolucionarias y una vez más impulsarán la lucha revolucionaria, y que finalmente ascenderemos a la cumbre y llegaremos a la meta del comunismo mundial.
Como mencionas más adelante en tu carta, Marx demostró que el capitalismo lleva consigo las semillas de su propia destrucción, crea sus sepultureros. Al analizar las contradicciones fundamentales del capitalismo y la oposición que generan, el marxismo-leninismo-maoísmo nos permite ver horizontes distantes y entender, en un sentido básico, lo que hay por delante, en la cumbre y más allá, y por qué vale la pena luchar y hacer sacrificios por eso. Todavía estamos en las primeras etapas de ese ascenso histórico mundial, tenemos mucho que aprender y mucho que hacer, aunque ya hemos logrado grandes maravillas, inéditas en la historia del mundo, en el corto lapso que nuestra clase ha tenido el poder en países como China y la Unión Soviética. Tenemos que acerarnos más para la lucha y estar listos tanto para derrotas como para victorias. Sin embargo, el marxismo-leninismo-maoísmo nos da una base científica para tener optimismo revolucionario y confianza en nuestra victoria final. Mao lo dijo poderosamente: "Las perspectivas son brillantes, pero el camino tiene vueltas y revueltas".
P: Me encanta el concepto y me encantaría vivir en un mundo en donde todos fuéramos iguales. Personalmente, pienso que la desigualdad que vemos hoy no se debe tanto al capitalismo (aunque es un factor muy importante y fuerte), sino más bien a un problema de identidad y de egoísmo racial. Piensa por un momento en el lavado de cerebro que nos han hecho por tantos años. Eso es muy delicado porque la gente piensa que este sistema de despiadada competencia e individualismo es lo único que hay. A la gente también se le ha inculcado inferioridad por el color de la piel. Las masas tienen que prestarle mucha atención a eso.
B.A: Es cierto, y es un verdadero problema, que a las masas les han lavado el cerebro e inculcado una mentalidad competitiva e individualista y que en Estados Unidos a los blancos en particular les han inculcado ideas racistas. A eso hay que prestarle mucha atención y combatirlo. Pero la pregunta es: ¿cómo cambiar eso, y qué relación hay entre cambiar las relaciones básicas sociales y cambiar las ideas? La verdad es que esas ideas retrógradas que predominan en la sociedad reflejan las relaciones de explotación y de opresión que son la base de la sociedad capitalista, y refuerzan y perpetúan esas relaciones.
¿Cómo adoctrinan e inculcan esas ideas? Por medio de la prensa, las escuelas y otros medios de difundir y machacar ideas. ¿Quién controla esos medios de comunicación y de adoctrinamiento? La clase dominante capitalista, que controla toda las estructuras e instituciones políticas y las esferas de la ideología y la cultura (la superestructura de la sociedad), debido a que controla la base económica de la sociedad y la organización de la producción por medio de relaciones de explotación.
En el sistema económico capitalista, la gran mayoría de la población vive sometida por un puñado de individuos que monopoliza los medios de producción (la tierra, las fábricas, la maquinaria, etc.) y, por tanto, monopoliza la riqueza que se produce. Por todo eso, jamás se logrará vencer el racismo y la mentalidad competitiva e individualista con puros argumentos y con la razón, por más ciertos y poderosos que sean nuestros argumentos y aunque tengamos la razón. Los argumentos y la razón por sí solos jamás podrán cambiar la base económica, social y política de la sociedad capitalista, que no solo fomentan ideas retrógradas sino que, en un sentido fundamental, IMPONEN relaciones competitivas y ESTRUCTURAN la situación para que la explotación sea el "motor" social, para que la supremacía del blanco y del hombre sea indesligable de la estructura social, para que la inequidad sea la NORMA social.
Pero contamos con algo más poderoso que argumentos: las contradicciones del capitalismo continuamente suscitan trastornos y levantamientos. Y en ese contexto, organizando resistencia contra este sistema y sus muchas formas de opresión, nuestros argumentos (nuestra propaganda y agitación revolucionarias y desenmascaramiento del sistema imperialista) pueden tener un poderoso impacto. Las masas empiezan a ver las cosas de diferente manera cuando se levantan contra el sistema; es entonces cuando están más dispuestas a escuchar nuevas ideas y, sobre todo, las ideas revolucionarias de la clase verdaderamente revolucionaria, el proletariado: ideas que señalan el camino a seguir para tumbar este sistema y abolir sus relaciones de explotación y opresión. Al hacer una revolución así, la gente también experimentará una revolución en su manera de pensar. Solo al transformar el mundo podrá la gente transformarse a sí misma en un sentido fundamental. Podemos deshacernos de esta porquería racista y de lo demás, pero para hacerlo tenemos que deshacernos del sistema que produce y se ceba de esa porquería.
P: Necesitamos luchar y ganar. Tenemos que imbuir orgullo y dignidad en la gente para que pueda luchar con furia y no a medias. Tenemos que mostrar la luz al fin del túnel, algo por lo cual quieran morir. Necesitamos líderes capaces de educar y dirigir, abiertos tanto al optimismo como a la posibilidad de que puede haber fracasos, personas perspicaces capaces de dotar a las masas de perspicacia. Sabemos que Carlos Marx dijo que el capitalismo conlleva en sí las semillas de su propia destrucción (y si se estudia la estructura económica y gubernamental, se ve que la debacle se acerca). Hoy mismo el dólar está a la baja, las corporaciones grandes se rinden ante la alta tecnología y las computadoras, el valor de la finca raíz baja constantemente y la bolsa está en picada. ¿Vemos eso? ¿Vemos nuestro lugar en todo eso, o tenemos objetivos estrechos, esperando solo la lucha física?
B.A.: Estoy de acuerdo con mucho de lo que dices aquí. Y, repito, la gran pregunta es COMO lo vamos a hacer, cómo vamos a luchar y ganar, y ¿qué quiere decir GANAR EN EL SENTIDO MAS COMPLETO? Es cierto que tenemos que elevar la moral del pueblo para que luche y gane; tenemos que hacerle ver su valor y enorme potencial, y asimismo que este sistema es totalmente inservible y causa enorme sufrimiento. Tenemos que desenmascarar y combatir de una manera despiadada e incansablemente las mentiras racistas y chovinistas, así como las demás porquerías reaccionarias que vomita la maquinaria propagandista del sistema. Pero más que nada, tenemos que conseguir que las masas se den cuenta del papel que tienen que jugar para llevar a cabo la misión histórica y verdaderamente liberadora del proletariado; tenemos que imbuirles el optimismo revolucionario fundamentado en la ciencia que representa la clase proletaria.
También estoy de acuerdo con que se necesita una visión amplia y no una mente cerrada; necesitamos la amplitud de miras característica del proletariado revolucionario y su ideología comunista. Tenemos que seguir estudiando los cambios que se operan en la economía mundial, y los trastornos y crisis del sistema, para conocer mejor los puntos débiles y las vulnerabilidades estratégicas del enemigo. Tenemos que combatir al enemigo en toda esfera y de una manera omnímoda. Sin embargo, todo eso se concentrará en la lucha física, en la guerra revolucionaria para tumbar el sistema y empezar a transformar la sociedad de una manera revolucionaria, como parte de la lucha revolucionaria mundial.
Incluso hoy, cuando todavía no es la hora de lanzar la guerra revolucionaria, es indispensable movilizar al pueblo para luchar contra la opresión y el salvajismo al que está sometido. Como dijo Marx tan poderosamente, si las masas no luchan contra su opresión cotidiana, serán reducidas a una masa uniforme de hombres desgraciados y quebrantados y se descalificarían sin duda para emprender movimientos de mayor envergadura para tumbar el sistema opresivo del todo. Cuando las masas populares se levantan y luchan contra la opresión, bajo la dirección de fuerzas revolucionarias conscientes, desarrollan y fortalecen su unidad, captan quiénes son sus amigos y quiénes sus enemigos, aprenden a organizarse de tal manera que el enemigo no pueda trastornar ni destruir sus organizaciones del todo; y preparan el terreno para poder librar la batalla final: la guerra revolucionaria cuando llegue la Hora, cuando maduren las condiciones.
P: No creo que seamos capaces de librar una guerra de guerrillas. Es cierto que en Vietnam se libró una guerra de guerrillas y que al enemigo le dio duro la guerra de los túneles, pero con la tecnología que existe hoy no creo que la guerra de guerrillas pueda ganar, especialmente con un grupo pequeño con poco adiestramiento y carente de confianza. Así que me parece que lo que tenemos que hacer es conocer al enemigo, identificar sus puntos débiles y concentrar el fuego contra esos puntos débiles: crear zozobra y caos, debilitar su economía, desestabilizar su sistema, mellarlo. Tenemos que estremecer el corazón del poder. Tampoco creo que la guerra de guerrillas triunfará porque perderemos demasiada gente en la lucha contra los que defienden el sistema, en vez de darle duro al sistema mismo. Para mí, la mejor manera de luchar contra el sistema es dándole duro a su motor. También me pregunto: ¿por qué nos parece necesario cambiar un mundo que no es capaz de sobrevivir por sí mismo?
B.A.: Tenemos que transformar el mundo, por medio de la lucha revolucionaria, porque el mundo no va a cambiar para bien por sí mismo. A menos que lo tumbemos, el sistema que nos oprime y explota seguirá en marcha, se abrirá camino por entre las crisis y seguirá condenando a vivir en un infierno a la gran mayoría de la población mundial. La guerra de guerrillas como la que se libró en Vietnam no es la forma que debe tomar la guerra revolucionaria en un país como Estados Unidos. Además, a diferencia de los países del tercer mundo, nosotros no podemos hacer que la lucha armada sea la principal forma de lucha desde el principio. En cambio, tenemos que desempeñar trabajo político y lucha políticamuy especialmente, movilizar y organizar a las masas para combatir la opresión y el salvajismo del sistema y sus capatacespara estar preparados para cuando madure una situación revolucionaria. Cuando una crisis revolucionaria llegue a un punto culminante, será la Hora de iniciar la insurrección armada en los principales centros urbanos, que será seguida por una guerra civil para conquistar y consolidar el poder en todo el país, para derrotar completamente a las FFAA de la clase dominante (y sus aliados), y para aplastar y desmantelar su aparato de poder político.
Es importante saber que nuestro enemigo trata de aprender de sus propias experiencias, y de sus derrotas, como en Vietnam. Nosotros no debemos estar menos dispuestos y resueltos a aprender de la historia, de los errores y debilidades, así como de los grandes éxitos y logros, de nuestra clase y su liderato de vanguardia. Sin embargo, por más que los capitalistas se esfuercen por aprender y sacar lecciones, NO PUEDEN CAMBIAR SU NATURALEZA Y NO PUEDEN EVITAR LAS CONTRADICCIONES FUNDAMENTALES DE SU SISTEMA. Esa es la razón fundamental por la cual el proletariado puede derrotarlos y, en última instancia, los derrotará. Pero, cuanto más aprendamos de la historia, de experiencias positivas y negativas, tanto más podremos acelerar el proceso revolucionario y acercarnos al día en que se pueda enterrar este sistema y gestar un mundo mucho mejor.
En un poderoso país imperialista como Estados Unidos, una situación y crisis revolucionaria se presenta muy de vez en cuando. Esa es otra gran diferencia entre los países imperialistas y las colonias y semicolonias del tercer mundo. Por eso, por un lado, en un país como Estados Unidos no es posible librar la guerra revolucionaria, en su forma de guerra de guerrillas, desde el principio y en ausencia de una situación revolucionaria. Y por otro lado, antes de que estalle una crisis revolucionaria, todo lo que hagamos tiene que preparar a las masas y a la vanguardia revolucionaria para cuando se presente una situación revolucionaria, para no perdernos o dejar pasar una oportunidad tan poco común y decisiva. Tampoco debemos olvidar jamás que cuando llegue la Hora de levantarnos de una manera organizada para tumbar el sistema en Estados Unidos, daremos un poderoso golpe por la liberación de los oprimidos y explotados de Estados Unidos y de las grandes masas esclavizadas y sometidas por este sistema en el mundo entero.
P: De lo poco que sé de la revolución, y de lo poco que he leído sobre ella, me he dado cuenta de que la revolución nunca se ha hecho donde la gente no la quiera o donde la gente no estuviera oprimida o con temor de ser oprimida de la peor manera posible (perderlo todo); ese temor alienta el deseo de luchar. Y nosotros vivimos en un país construido por el capitalismo y el imperialismo, que teme el cambio y está dispuesto a lo que sea para no cambiar. Personalmente, pienso que lo mejor sería encontrar un país que tenga los brazos abiertos y crear ahí una sociedad donde viva la gente que quiere vivir como iguales. Si me despisté un poco, no pido disculpas porque creo que los únicos que deben dar ese paso son los que lo quieren, en vez de luchar por cambiar el mundo. No me interesa tanto cambiar el mundo, y tampoco me interesa mucho que tanta gente tenga que morir. Así que, para mí, debemos dejar que este país se destruya por sí mismo y ayudar a salir a todos los que quieren una vida comunista.
B.A.: Mucho de lo que dices aquí sobre lo que será necesario para que se dé una revolución, con respecto a la situación y disposición de las masas, es cierto. Y en gran medida, a eso se debe que todavía no sea el momento de lanzar la guerra revolucionaria en un país como Estados Unidos. Pero hay mucho trabajo revolucionario que hacer y muchas luchas que librar para preparar a las masas y a su vanguardia para cuando llegue la Hora de iniciar la guerra. Puede llegar de repente y "como de la nada"; incluso en un poderoso país como Estados Unidos puede estallar "de repente" una crisis revolucionaria si se entrelazan y se agudizan importantes contradicciones sociales y mundiales. Tenemos que estar listos para eso. Todos los que ven que la revolución es necesaria, que sueñan con un mundo mejor sin desigualdad ni explotación, tienen que actuar de una manera consciente, organizada y resuelta, ponerse bajo la dirección del partido de vanguardia y prepararse para cuando llegue esa Hora, para no perder y dejar pasar semejante oportunidad. Además, en todo momento tenemos que impulsar la revolución proletaria mundial, y especialmente apoyar las luchas revolucionarias que están en las primeras filas de la batalla mundial en cualquier momento dado.
La verdad es que en el mundo hoy no hay país alguno que le abra las puertas a los que quieren vivir con igualdad. Ninguna clase dominante del mundo recibiría "con brazos abiertos" a los comunistas, ¡más bien nos recibiría con fuego! Aun cuando existan nuevos países revolucionarios bajo dirección comunista, no será posible que las masas de otros países simplemente se muden a los países revolucionarios. Además, no podemos "satisfacernos" con solo parte del planeta; nuestra revolución tiene que avanzar y eliminar la fuente de la explotación y opresión en todas partes, para liberar a nuestra clase y a las masas populares del mundo entero, y para impedir que los explotadores y opresores tengan una base, en cualquier parte del mundo, desde donde puedan regresar.
Mientras este sistema siga existiendo y funcionando, seguirá ejerciendo su poder y jodiendo a las masas en todas partes. Seguirán muriendo de hambre niños africanos; seguirán muriendo peruanos del cólera; seguirá muriendo gente en guerras reaccionarias entre camarillas rivales en Europa central, India, Ruanda, etc. Todo eso se debe a que domina el sistema imperialista, a su manera de funcionar a nivel mundial. Aun la gente que vive en lugares aparentemente "aislados", como las islas del Pacífico sur, ha sido víctima de las pruebas nucleares de los imperialistas. No podemos escaparnos de este sistema; tenemos que TUMBARLO y ENTERRARLO, DE UNA VEZ POR TODAS.
No te creo cuando dices: "No me interesa tanto cambiar el mundo". Para mí que estás MUY interesado en cambiarlo y, como dices, te encantaría ver un mundo sin la inequidad e iniquidad de este sistema. A lo mejor es que todavía no estás convencido de que es posible hacer una revolución comunista y llegar a un mundo comunista, y por eso no estás convencido de que valga la pena luchar y hacer el sacrificio. Y cuando dices que no te gusta que "tanta gente tenga que morir", eso es precisamente lo que pasa hoy, día tras día, en todas partes del mundo, y demasiadas veces sin razón.
Todos los días mueren miles y miles de niños de hambre y enfermedades curables en el tercer mundo. Por todo el mundo, las "fuerzas del orden", los sabuesos del sistema opresivo, masacran a nuestros hermanos y hermanas de clase. En Estados Unidos, especialmente en los ghettos, la policía nos maltrata y mata sin cesar. Y nos estamos matando nosotros mismos, los unos a los otros, por tonterías y por las frustraciones y locuras que causa este sistema. ¿Quién y qué es responsable de todo eso? ¿Creamos e imponemos nosotros las condiciones que causan todo eso? ¿Somos nostros o es el sistema? Además, encima de todo, nos hacen combatir en las guerras que desata el mismo sistema y la misma clase dominante que nos explota, oprime, maltrata y mata todos los días; guerras que han causado la muerte de millones de personas.
Estos imperialistas hacen la vida imposible para la gran mayoría de la población del mundo y han puesto en tela de juicio el futuro de la humanidad. El problema es el sistema, él es el responsable de todo esto, y solo hay una solución. Si hay que matar y morir (y así será, quiérase o no), que sea por algo en interés de la humanidad, en interés de nuestras más nobles aspiraciones; que sea por la revolución para acabar con este sistema y para construir un mundo nuevo sin los horrores de este, un mundo en el cual de veras todos puedan ser iguales y vivir en paz, en el cual la gente se pueda unir y luchar como camaradas para aprender del mundo y transformarlo para bien de la humanidad. Dejemos de darle al sistema oportunidades fáciles de eliminarnos; dejemos de hacer su trabajo; dejemos de matarnos entre nosotros mismos porque lo único que hace el sistema es reírse y decir que somos "animales" que no merecemos nada mejor. Encaminemos nuestra ira, energía, creatividad y conocimiento a combatir al sistema de una manera organizada y consciente, con dirección, filosofía y estrategia que puedan enseñarnos a ganar en el sentido más completo, para que los sacrificios que hagamos nos acerquen cada vez más al momento en que nosotros, todos los seres humanos, no tengamos que vivir más así. Inspiremos a más gente con los objetivos por los que luchamos, así como con los métodos para librar esa lucha.
A fin de cuentas, no nos queda otra alternativa; la necesidad de hacerlo y el precio de no hacerlo se nos seguirá presentando una y otra vez. Y lo crucial es que ES posible hacerlo. No será fácil. No avanzaremos en línea recta, con victorias y sin derrotas. No ocurrirá de un solo golpe y en poco tiempo. No ocurrirá sin grandes luchas y grandes sacrificios. Pero sí existen las bases, creadas por las contradicciones del capitalismo, para hacer la revolución, recuperarnos de las derrotas sufridas y ganar mayores victorias, avanzar ola tras ola a lo largo de una larga y compleja lucha, hasta la victoria final, a nivel mundial. Al ser parte de la lucha revolucionaria, sabremos que hemos contribuido a ese proceso histórico mundial. Mao describió muy bien el proceso: Las perspectivas son brillantes, pero el camino tiene vueltas y revueltas.
P: Eso es lo poco que entiendo, así que no lo tomes muy en serio.
B.A.: La verdad es que has planteado preguntas importantes que tiene mucha gente a quien también le encantaría ver la revolución y un mundo nuevo sin explotación ni desigualdad; preguntas que hay que abordar de frente y profundizar, como parte de hacer esta revolución.
PREGUNTA:Me gusta la idea de la revolución, pero debido a que es tan difícil, ¿no sería mejor contentarnos con algo menos?
EL PRESIDENTE RESPONDE: Ya estás haciendo eso; ¿qué tal te sientes?
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