Informe Desde Chiapas: Campesinos Armados
Rebeldes en el bosque

Michael Slate
Obrero Revolucionario #773, 18 de septiembre, 1994

Las Margaritas

Hace poco el Los Angeles Times sacó un artículo especial sobre los problemas de la agricultura en todo el mundo. Decía que cada año se cultiva suficiente comida para alimentar a todos los habitantes del planeta. Sin embargo, cada año 700 millones de personas, la mayoría campesinos pobres, pasan hambre. Según el artículo, las razones son difíciles de comprender y tienen algo que ver con los prejuicios que tienen los gobiernos del "mundo subdesarrollado" hacia los pequeños agricultores.

Puse a un lado el periódico con disgusto y me puse a pensar en lo que vi y oí en Chiapas: en los muchos campesinos con quienes hablé y en lo difícil y dura que es su vida; y en lo obvio que es que su situación no se debe a algún misterioso prejuicio contra ellos sino al sistema imperialista que los domina. Ese sistema imperialista y su desenfrenado impulso a aumentar sus ganancias es lo que tergiversa y deforma todo en las naciones oprimidas, especialmente la economía campesina de pequeña escala. Los campesinos no pueden producir ni para sus propias familias, y todos los recursos (como la tierra, los abastecimientos, el dinero y demás) están destinados a la producción de cultivos para la exportación. Como me dijo con mucha amargura un campesino: "Nosotros que producimos todo no podemos comer. Así es".

El árido y polvoriento pueblo de Las Margaritas es un ejemplo contundente de cómo el imperialismo deforma y arruina la economía campesina. El 38,5% de la población de Las Margaritas no tiene alcantarillado; el 72,7% no tiene agua potable; el 77,9% de las viviendas tienen pisos de tierra y se considera que por lo menos en el 83% hay hacinamiento. El 55% de la energía hidroeléctrica y el 20% de toda la energía de México proviene de Chiapas; sin embargo, el 66,4% de la población de Las Margaritas no tiene electricidad.

Una carretera pavimentada de dos pistas une al centro de Comitán con Las Margaritas. Los vehículos militares, camiones cargados de mercancía y colectivos pasan a todo dar hacia el zócalo de Las Margaritas. A un par de cuadras después del zócalo termina la carretera pavimentada y empiezan los caminos de tierra hacia la selva. Unos camiones grandes, repletos de campesinos, salen a cada rato del zócalo hacia los poblados de la selva.

Una intelectual joven que conocimos en el zócalo nos explicó que toda la zona está bajo la jurisdicción del presidente municipal, un clásico cacique. Nos dijo que durante el levantamiento campesino, el cacique le dio órdenes al ejército de matar a los campesinos. También nos contó que ese cacique se enriqueció durante las primeras semanas del año nuevo al robarse el dinero de socorro para los refugiados de la guerra, incluso el dinero destinado a sus propios aliados.

En Las Margaritas también viven el general Absalón Castellanos y su familia. Castellanos es el asesino ex gobernador que los zapatistas capturaron durante el levantamiento. Por toda la ciudad y hasta la entrada de la selva, se pueden ver pintas contra Castellanos y otros funcionarios del gobierno.

Las Margaritas es uno de los pueblos que ocuparon los zapatistas el 1§ de enero. La situación en el pueblo sigue tensa. Los militares vigilan las calles con sus ametralladoras M-16 y AK-47. A unos dos kilómetros del centro, el ejército puso un retén con unos 200 soldados. Un poco alejados de la carretera se ven tanques, otros vehículos militares y artillería apuntados tanto a la carretera como a las lejanías de la selva.

Al mediodía habíamos avanzado unos pocos kilómetros más allá del retén. El sol empezaba a calentar de lo lindo. Una carreta, agobiada por un montón de hojas de palma y jalada por dos bueyes, avanzaba lentamente sobre sus enormes ruedas de hierro. Otra carreta, también jalada por bueyes, con dos enormes barriles de agua, estaba estacionada a lado de una nueva milpa. Un par de campesinos con latas hacían una y otra vez el viaje de la milpa a la carreta para llenar las latas de agua. Esa es la forma de regar para la gran mayoría de los campesinos de Las Margaritas.

Más allá de la carreta de agua, unos arbustos tupidos forman una pared natural alrededor de una milpa. Desde detrás de los arbustos una voz ronca maldecía a los bueyes y los conminaba a jalar el arado. Cuando encontramos una brecha entre los arbustos vimos a un viejito de manos torcidas que sostenían un arado que podía tener mil años. Sus brazos como que se iban a quebrar del esfuerzo que hacía empujando tras el buey. El suelo es duro y seco. Aprovechó nuestra llegada para reposar y platicar un rato.

"Estamos alquilando la tierra y aquí me dieron estos tierras. Me los prestaron estos tierras. Es prestado. Y aquí cuando quieren agarrar, yo los tengo que dejar. Es una milpa lo que tengo yo. Es puro a partir, la mitad y la mitad. Así está la cosa. Ahí trabajé yo con él, me dejaron trabajar la tierra ahí. Nueve meses trabajé yo en este rancho. Entonces me dieron prestado la tierra pa' que yo coma.

"Teníamos ya como siete hijos. No da para alimentarlos, ¨para qué hablar? En este caso, si no encontramos abono para abonar la tierra, no comemos porque es poca la cosecha. O sea que al ganarla acaso conseguimos la pago de un abono porque estamos pobres, no hay dinero.

"Sí, trabajé. Bueno, lo que yo pasé aquí, hicimos milpa--cultivar milpa, a abonar, a limpiar, tapisca. Y cosecha de frijol desde antes. Pues hubo un arroyo antes, un arroyo aquí pasa pero ya no, ya no siembra frijol. Pues no sé cómo fue, ya no pasa allá, no hay agua.

"La tierra es muy seca, está polvo. No hemos entrado el tiempo de aguas. Cuando llueve la agüita pues entonces no necesitamos [riego] porque aquí se hace. No se riega. Pero cuando no llueve, no comemos.

"He trabajado la tierra toda la vida, pues no hay cómo. No tengo parcela, ni un pedazo. Solo de la casa, 10 metros. Pues a ver que cuando hicieron la colonia tal vez mi familia tenía tierras. Yo me quedé huérfano.

"Es una vida muy mala. No conocemos nada de este zapatos, no conocemos buena ropa. Como criamos pues con la gente rica, es como había un poquito de esclavitud. Yo tengo 62 años, y yo lo he visto ahí cómo es el modo del patrón cuando trabajamos. Y antes pues, no había cómo. Ganábamos 50 centavos [al día]. Teníamos ganas de ir a la escuela, pero no nos dejan de entrar en las escuelas. A un modo aprendíamos leer, pero no a escribir. No teníamos comida. Yo soy huérfano, ¨cómo mi madre lo va a hacer? ¨Cómo lo va a agarrar arado para ir a hacer la milpa? Puro comprar maíz, mi madre. Luchar para vivir, para eso es la vida de nosotros. Allá donde vivimos, trabajamos juntos. Pero como ya no vive mi madre, sigo yo solo.

"Yo hablo de la verdad. Soy viejo, ya tengo mi edad. No les echo mentiras. Por eso está peleando la gente. Están peleando campesinos [porque] al comprarnos las cosas en el pueblo, no alcanza. Por un día de trabajo no le alcanza. A 12 pesos la carne, y ¡un día no le alcanza! Tiene que alcanzar dos días. Del vida lo que está sufriendo de los patrones, es que ahí está cuidándole el encargado. Ahí están cuidando los patrones, ahí están con sus patrones, hay que esperar la pago, hay que aguantar el hambre. Esto es lo que está sufriendo el campesino. Cuando hay fiesta, cuando hay algún día del pueblo, no se puede ir a verlo porque ahí estás amarrado. La gente está peleando por eso. Somos las personas más jodidas. Así está la cosa.

"Pues me le da coraje porque todos los ricos tienen más tierra. Tienen más tierra, por eso está peleando la gente".

El levantamiento del 1 de enero lo afectó profundamente. Habló con un poco de temor sobre la guerra, pero convencido de que el levantamiento de los campesinos merecía apoyo. "Pues todas las personas, pues sí, les dio alegría ver la lucha de los zapatistas, pero nada más les da alegría y tristeza, porque la gente están luchando la vida, a ver cómo le van a comer. Entonces a nosotros me da tristeza y alegría que los caciques despierte pues, las autoridades, porque necesitamos estar de un nivel.

"Se vinieron el 1 de enero e hicieron una fiesta aquí. Bueno, nosotros no sabemos qué cosa es. Nos dio un susto porque nosotros no hemos conocido guerra.

"Estaban muy cerca en un salón donde vienen a descansar todos los zapatistas, y los soldados zapatistas vinieron a pedir agua, vienen a comer. Pues lo regalamos la cosa. ¨Por qué? Por el sufrimiento de lo que están haciendo.

"Entonces ahí me dieron cuenta por qué motivo, por qué están derramando sangre ellos. Derraman sangre ellos por motivo de nosotros, somos pobres. No tenemos nada. Estamos mirando las cosas, todos los ricos tienen buen carros y nosotros andamos a caite, polvo a la cabeza. Y ni jamás que lo alcanzamos más, jamás que estamos encontrando nuestra comida en la casa. Nosotros sabemos trabajar. Si hay tierra, sí que haya dónde pa' comer. Pero como no hay tierra, no hay nada. Así es que ahí no más estamos aguantando.

"¡Cómo no pues! ¨Cómo van a partar? Es puro campesinos pues que están peleando, y no hay otro. Si le vienen a arrear con el guerra pues, vamos a hacer la guerra, porque no hay otra. Tiene que cambiar la vida".

Campesinos y combatientes

Un joven de un pueblo de la selva Lacandona estaba en la ciudad y no tenía cómo volver. Su idioma natal es el tojolabal y se sentía un poco temeroso hablando de su situación. Pero, con el trasfondo de los carros blindados de la policía y el ejército que hacían sus patrullas nocturnas, el joven empezó a contarnos su situación.

"Ahí vive mucha gente. Algunas de las casas son construidas de lámina, y otras de azacate. Algunos tienen de a 8 por 10 metros, lo máximo. Más grande ya no pueden, porque la gente no tiene mucho dinero. En una casa vive la familia entera; un lado para la cocina, el otro para la cama, y adentro es muy feo. Los ricos conocen estas casas por la palabra `chiquero'. La gente vive en una miseria muy grande. Una familia con tal vez 6 u 7 hijos, y todos viven ahí amontonados. En mi familia hay 10, en una casa con dos cuartos. Mi madre, mi padre y 8 hijos.

"Ahí en la selva cultivamos maíz, frijol, calabaza, chile y café. Cada familia tiene su propio terreno. Estamos abandonados. Siente pues el campesino que estamos abandonados en la selva. No tiene carretera, no tiene luz, no tiene nada. Este es el aspecto de la pobreza de los campesinos. Por esta misma razón, hay gente que cultiva naranja, limón, cultiva bastante maíz, pero el problema es que no pueden ir a vender la cosecha, porque no hay carretera. No hay nada. Entonces ahí aunque más producen, no pueden tener dinero, porque no hay cómo vender el producto.

"`Hora es más el café, tienen mucho allá, pero que no hay transporte. Sí, la mayor parte se echa a perder en el árbol".

Desde la década de 1950, el gobierno mexicano ha considerado la selva Lacandona como una especie de válvula de escape para la lucha de los campesinos por la tierra. Para proteger los intereses de los poderosos latifundistas de Chiapas, ofreció parcelas en la selva a los campesinos rebeldes. Pero durante los años 70 y 80 surgieron nuevos conflictos entre campesinos y ganaderos que, aprovechando su influencia política, se apoderaron de las tierras que desbrozaron los campesinos para sembrar maíz. Ahora la mayor parte del ganado criado en Chiapas tiene como destino ciudad de México; los campesinos de Chiapas no tienen con qué comprar carne.

Continuó hablando: "Sí, ahí necesitan más tierra. Hay estos que no tienen ni un pedazo. Se mantienen de puros prestados para otros campesinos. Es porque no tenían tierra. A veces tienen tierra--una hectárea, de una mitad, para donde vivir.

"Los que tienen tierra son los padres de familia, y los hijos que no tienen, ellos tienen que trabajar en el terreno de sus padres. Así es que los hijos tienen que necesitar otro pedazo que trabajen, que cultiven".

El joven campesino explicó qué opinaron en su pueblo del levantamiento: "En mi área la mayor parte sí se unieron al movimiento. Ellos mismos se organizaron en el pueblo. Por su pobreza, que era mucho. Recordaron algunos este Emiliano Zapata, que dio tierra también, liberó a los campesinos. Recordaron este gobierno, que era un gobierno a favor de los campesinos, por eso se llamaron zapatistas. Todo lo que él hizo, dio al campesino. Y estos mismos campesinos están necesitados también otra vez.

"Eran muchas organizaciones, son puros campesinos en las organizaciones. Todos se pusieron un acuerdo para ser zapatista también. Los que eran de diferentes organizaciones decidieron unirse a los zapatistas. Esto era antes de enero de 1994.

"Siempre hay organizaciones pues, muchas organizaciones. Siempre ahí también es pobreza. Cuando se levantó el primero de enero, salieron también las organizaciones. Ahí cuando se han levantado ya el conflicto, ahí se metieron también".

Cultivadores
de café pobres

De un lado a otro de las calles colgaban diseños de papel picado por la fiesta del santo patrono. Un grupo de chavos se enteró de que queríamos oír opiniones del levantamiento del 1§ de enero y se nos acercó.

El pueblo sembró café cuando el gobierno alentó el cultivo de productos de exportación. Pero cuando cayó el precio del café en el mercado mundial, el pueblo quedó más pobre que nunca.

Un chavo habló con mucha indignación de que la tierra en Chiapas está en manos de los ricos. Dijo que oficialmente unas cien personas controlan el 12% de las tierras dedicadas al café en el estado, y que en realidad ese porcentaje no toma en cuenta todos los trucos con que los ricos amontonan sus imperios. Por ejemplo, muchas veces ponen el nombre de un pariente o empleado como dueño para burlar las limitaciones de tamaño de sus fincas. Agregó que unos pocos miles de ganaderos son dueños de más de tres millones de hectáreas de pasto, o sea la mitad de los terrenos de Chiapas, y que la mayoría de esos ricos desataron terror contra los campesinos y se apoderaron de sus tierras ilegalmente.

Cuando llegamos a la salida del pueblo, los chavos pararon en una tienda para comprar refrescos. Uno de ellos, Jorge, empezó a hablar: "Aquí venden café. Este, cuando pasan este en otros países, ¨cómo lo darían? O sea, como aquí lo vendemos, está a como 2500 [viejos pesos por kilo--OR], tres mil cuando muy caro. Y este maíz, 500 pesos el kilo de maíz. Y aunque trabajamos bastante, no gana uno. Aunque sufrimos, aunque trabajamos de 6 a las 6.

"Lo que nos pide el gobierno es muy bajo precio por el café, el maíz, frijol. Prácticamente no tiene precio. Pero en cambio lo que compramos nosotros del gobierno--la ropa, el azúcar, el aceite, las galletas--todo es caro. Para comprar una ropa, esto cuesta dinero. Para ganarlo así en puro trabajo lleva varios días.

"Bueno, eso, trabajamos donde pagan un poco la gente aquí es que hacen más milpa. Aquí también son puros cafetales. Hasta 2 hectáreas de café algunos, y ahí llegamos a trabajar. Ahí apenas 5, 6 mil [viejos] pesos de salario pagan por día pues. No es peligroso, pero es difícil; trabajar en el campo siempre es difícil.

"Cuando llueve, por el frío, y no hay aquí un lugar para calentarse. Y ya regresa a las 5, a las 6 de la tarde. Uno trabaja de las 6 de la mañana a las 6 de la tarde, y está lejos. Unos 5, 6 kilómetros de a puro pie. Sale uno de la chamba a las 5 de la tarde, y ya llega a las 7 de la tarde, para ganar 7 u 8 mil pesos. Así siempre abusan de los campesinos indígenas".

A esos chavos les encantó la rebelión de año nuevo, por distintas razones. Unos piensan que lo bueno es que la rebelión desencadenó un chorro de ayuda del gobierno. A otros les gusta la idea de combatir a los ricos y los caciques. Pero lo que más me impresionó del grupo fue el gran potencial de que el levantamiento eche raíces por todo Chiapas.

Hablando de la rebelión, la principal queja de esos chavos es que se enteraron demasiado tarde para participar. "Bueno, yo por mi parte, creo que fue una cosa bien también. Hay tomas en San Cristóbal y otros municipios. Siempre hacen estas invasiones. Pero ahí siempre sucede y muchos mueren. Y el gobierno siempre manda Seguridad Pública, policía, judiciales. Ahí siempre los molesta al campesino. El gobierno casi nos tiene en la mano. Si vamos a pedir tierra en la Gobernación, nos meten a la cárcel.

"Es que los judiciales tienen valor no más con las armas. Tenemos aquí [que son] soldados mexicanos puro por ganar dinero también. O sea que tienen valor no más con las armas. Ir a los campesinos, pueden derrotar algunos porque no tienen armas. Entonces, si manejáramos las armas iguales de ellos, ¡cómo se puede enfrentar! Nos han bajado aquí, es por las armas. Ellos manejan aeronaves también, aviones, bombardeos, esa es la ventaja que tiene el gobierno.

"Unos sí estaban contentos. Otros se encabronaron. Porque no sabemos pues qué es lo que traían. Es que no hubo comunicaciones. No hubo comunicaciones, no hubo una plática para que unieran todos. Entonces no sabemos cómo estuvo el movimiento, cómo está la organización. Y ya cuando fuimos a ver, ya estaban ahí los zapatistas y nosotros no sabemos nada. Bueno, otros se enojaron, y era bueno para lo demás. No sabemos nada ampliamente como era esta organización. Hay algunos que oyen bueno, algunos que oyen mal pues. Por eso que alguna gente espantó, algunos que no".

Buscando una solución

El camino de tierra al ejido sale de la carretera. Para llegar tuvimos que pasar por dos retenes del ejército. Luego el camión tuvo que pasar entre muros de llamas a los lados del camino. Unos campesinos andaban quemando la vegetación de terrenos escarpados y rocosos para cultivarlos en la primavera.

Ibamos a un ejido que se encuentra en la cima de una montaña, al borde de un denso bosque de pinos. Un claro y profundo riachuelo saltaba entre las rocas. Vimos dos serpientes muertas en el camino. Cuando por fin llegamos al ejido, estábamos cansados y con sed.

Casi no se puede ver el ejido hasta que uno ya casi está en él. Es un conjunto de caminos de tierra y casas bajas de ladrillos de ceniza. Unas mujeres estaban paradas en los techos de aluminio rastrillando los granos de café para secarlos al sol.

Seguimos a un joven por un sendero zigzagueante para reunirnos con un activista. Quince minutos después de llegar a una casita, el activista apareció en la puerta con un grupo de campesinos jóvenes. Mientras el joven vigilaba, el activista hablaba.

"Hace ya más de 500 años, desde la Conquista, la gente indígena todo este tiempo hemos sido marginados. Nunca hemos tenido la oportunidad de tener una justicia, una libertad, una democracia, y donde el pueblo puede tener su autonomía. Ha habido gran historias de México, ha habido de independencia, colonialismo, ha habido Revolución, y luego este año surgió. Nosotros no entendemos tan bien las cosas.

"Nunca hemos tenido la posibilidad de poder gobernar en nuestro país. Desde hace 500 años nuestras tierras fueron robados y la pobre gente quedaron sin tierra. Entonces la gente, lo que demandamos es tierra, y la tienen acaparada unas cuantas personas. Por eso la gente demanda `horita que sí, [es la] principal demanda. Y de pedir una justicia, y democracia. Pero queremos diferente que la que hemos vivido. Que cambie nuestra situación, desde las comunidades hasta el alto nivel del gobierno.

"Aquí nos falta caminos, se necesita todo. Servicio que hablo, no tenemos agua, no tenemos luz. Y pasamos por la selva, no hay carretera. Hay algunas brechas sí donde pasa un carro. Esto es empresarios transnacionales que vinieron desde Estados Unidos, que vinieron de Europa, sacaron las maderas, sacaron el petróleo, y las comunidades no tienen ni escuela, no tenemos atención médica, no tenemos clínica, no hay buenos maestros, ellos son cosas que la gente demanda. No hay nutrición de la infancia. Aquí por los Altos de Chiapas, [padecemos] de tracoma, una enfermedad que viene del agua por falta de higiene.

"Y no es cierto lo que dicen algunos terratenientes, también ganaderos, que no queremos trabajar. Por eso la gente están decididos a luchar hasta que les dan solución a sus demandas. Hasta llegar a lograr la forma en que ellos quieren gobernar. Así es que Chiapas no creo que va a calmar la cosa hasta que no haya solución de las demandas.

"Porque aunque sí ya ha habido un diálogo entre el gobierno y el grupo armado, pero la sociedad no acepta que puros compromisos, que puros compromisos, que hace el gobierno. Desde 1917, cuando se escribió nuestra Constitución Política de los Estados Unidos de México, hasta el 93, han habido 347 modificaciones. Ha habido tantos, y nada para el beneficio del pueblo. Sigue la misma situación. Han habido reformas y modificaciones, pero ninguna vez se ha consultado desde las comunidades indígenas. Debaten los diputados federales locales en el Congreso, nos dan de saber cuando ya está el reglamento. Han habido reclamos, han habido movimientos, quejándose que no estamos de acuerdo, y el gobierno ni caso nos da. Por eso la gente tiene causa, tiene justificación.

"El Presidente de la República ha tenido varias giras de todo el mundo y siempre dice en sus informes, sus encuentros con otros países, que en México existe la democracia, no hay ningún distinción de personas, hasta que este es el Primer Mundo y hay democracia. Pero es cuando la gente se levantó, yo creo que sí la gente de todo el mundo conoció que pura mentira lo que él dijo".

Cauteloso, el activista evitó hablar directamente de las actividades del EZLN en el ejido; el ejército federal todavía sigue amenazando la zona. Pero nos explicó que todos los ejidatarios son pobres y apoyaron con entusiasmo el levantamiento, y que este por supuesto los alegró mucho.

"En casi la mayor parte de Chiapas, la están tomando. Hay 2, 3 ranchos, fincas de estos aquí que están tomados. Lo van a hacer mucho más. Y eso es la única esperanza de que sigan. Pase lo que pase, dice la gente, lo van a hacer. Porque el gobierno no quiere dar solución. El gobierno nos ha dicho que ya no hay tierra para repartir, que no se va a repartir. Y nosotros estamos viendo que hay tierras aquí.

"Los ganaderos día a día están estableciéndose también. Están a favor del gobierno, y el gobierno está a favor de ese grupo de gente. Es rico ese grupo. Es fácil que lo pueden hacer. Pero a nosotros, a la gente indígena, nos está cuidándose bien y a ver cómo se va.

"De cambiar, es cambiar la sociedad y la forma de gobierno. Que se respeta la gente indígena, que den la oportunidad de gobernarnos a la gente indígena. Esa es la solución. Que no tenemos otra cosa más que gobernar, y que el pueblo gobierna. Cuando son elegidos los gobernadores, es su gabinete de ellos. Y cuando se da todo esto, que ya lo tienen elegido. No conocemos quién va a ser nuestras autoridades. Para nosotros es la única forma".


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