Asumir escribe que "Tenemos problemas en 1 y 3 (dirección proletaria; centralización estratégica)".
Es evidente que los partidos comunistas enfrentan el "problema de dirección" cuando pierden sus dirigentes en medio de una feroz lucha de clases, especialmente cuando son de la estatura del Presidente Gonzalo. Este no es un fenómeno nuevo y el MCI necesita lidiar mejor con él. Sin duda, el problema de dirección es hoy uno de los desafíos que la dirección del PCP enfrenta. Sin embargo, pensamos que la "solución" implícita en Asumir y explícita en el "artículo de prisión" es errónea y que tal "solución" llevaría a poner fin, temporalmente, a la existencia de la propia vanguardia o dañaría severamente su capacidad de continuar.
La experiencia del MCI nos ha enseñado que, cada vez que estalla una crisis al interior de los movimientos como resultado de reveses, surge una tendencia en favor de liquidar los logros. Ha sido especialmente difícil para los movimientos superar la pérdida de sus principales dirigentes. Quizás nuestra experiencia, y algunos aspectos de la experiencia del Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) [PCI(ML)], que examinaremos a continuación, ayudarán a arrojar luz sobre algunas de las cuestiones del debate con la línea de Asumir.
La recapitulación breve del proceso de reestructuración de la Unión de Comunistas de Irán (Sarbedarán) (inicialmente UCI y luego la UCIS) que ofrecemos es una versión simplificada del mismo. De hecho, éste fue un proceso complejo, y de ninguna manera rectilíneo; un proceso en el que cada nuevo paso costó la sangre de nuestros queridísimos camaradas, cada vuelta fue testiga de deserciones de compañeros de viaje, y durante todo el camino, se requirió de numerosas luchas internas.
Debemos señalar que, en muchos aspectos importantes, nuestra experiencia fue distinta de la situación que están enfrentando nuestros camaradas en el Perú hoy, y esto debe tenerse en cuenta. La diferencia más importante y, de hecho, la más crucial es que el PCP, bajo la dirección del Presidente Gonzalo, había asumido firmemente el marxismo-leninismo-maoísmo, lo había aplicado con éxito a las condiciones concretas del Perú y desarrollado así una línea ideológica y política correcta y global. En nuestro caso, el golpe del enemigo ocurrió en un momento en que grandes cuestiones de línea ideológica y política estaban por resolverse: lo más importante fue que, debido a una línea centrista sobre el pensamiento Mao Tsetung, nuestra organización estaba sufriendo una enfermedad que afectó a la UCI luego del golpe de Estado en China y durante los ataques traicioneros que lanzó Enver Hoxha contra el Presidente Mao.
Por esto, para nosotros, no sólo se trataba de reestructurar nuestra organización, sus lazos con las masas y su práctica, sino también reestructurarla ideológica y políticamente. Cabe decir que antes de que los golpes del enemigo alcanzaran nuestra organización, acabábamos de derrocar una línea oportunista de derecha que pregonaba seguirle a la zaga de la burguesía. El inicio de la lucha armada contra la República Islámica (septiembre 1981-junio 1982), denominado el Levantamiento Sarbedarán (en la ciudad de Amol) fue un resultado de esta ruptura. Aunque el levantamiento fue derrotado, sus primeros pasos sacudieron todo el país, enfureció al enemigo y ganó el amor y respeto permanentes de las masas revolucionarias en todo Irán. Esta ruptura estableció la centralidad de la guerra revolucionaria para la conquista del Poder y el papel decisivo de la dirección proletaria en el proceso revolucionario.
La derrota del levantamiento de Amol llevó a la pérdida de nuestros principales dirigentes y gran parte de nuestra fuerza combativa. Varios meses después (en el verano de 1982) el enemigo empezó a propinar ataques a nivel nacional contra nuestra organización, basada principalmente en las ciudades. Como resultado de la derrota del levantamiento el ala oportunista de derecha había pasado a la ofensiva y la organización estaba en un estado de confusión cuando el enemigo inició su ataque. En tales asaltos, cuidadosamente planificados a través de meses de trabajo de inteligencia, el enemigo logró la captura de toda la dirección (que estaba basada en la capital, Teherán), y la mayoría de nuestros cuadros, desmantelando la mayor parte de las estructuras organizativas y los nexos con las masas.
Esto sucedió casi un año después de que el régimen había llevado a cabo una purga interna de fuerzas rivales y una sanguinaria campaña nacional de captura y ejecución de comunistas, activistas de entre las masas, y revolucionarios, y aplastado todos los movimientos de masas, los logros de la revolución y toda forma de oposición. Todo este episodio sangriento demuestra palmariamente una vez más que sin un ejército propio nada tendrá el pueblo.
Después de la captura de la dirección, un grupo de los más osados camaradas (de la izquierda) que no habían pertenecido a las instancias de la dirección central (como el Politburo o el Comité Permanente), salió al frente y asumió la responsabilidad de dirigir. Debido a que el centro había sido barrido por el enemigo y las estructuras organizativas estaban desintegradas, ellos formaron un nuevo centro. Motivados por sus convicciones comunistas y su agudo sentido de clase respecto de lo que necesitaba hacerse, este grupo entró y retomó la bandera roja, alzándola para reagrupar a los camaradas que quedaban.
El objetivo más inmediato era el de contener los golpes del enemigo y rescatar al mayor número posible de personas en un corto tiempo y, sobre esa base, reagruparse. Se llevó a cabo una síntesis inicial de la situación y se emitieron directivas al respecto.
Pronto, el liquidacionismo llegó a constituirse en el principal obstáculo a superar, capitulacionismo que se desenfrenó luego que algunos de los dirigentes de la UCI (principalmente del ala oportunista de derecha pero también algunos cuadros con una historia política mejor) capitularon ideológica y políticamente y renunciaron a nuestros ideales y luchas. Mientras en las cámaras de tortura y mazmorras de la República Islámica se desplegaba la resistencia heroica de nuestros camaradas, la máquina de propaganda del régimen diseminaba a toda marcha el "arrepentimiento comunista" y silenciaba totalmente la resistencia comunista. En síntesis, además de la agresión directa, el enemigo trataba también de demolernos de esa forma, buscando desactivar a nuestra gente de dos maneras: primero atacándonos directamente, con detenciones y ejecuciones, y segundo, usando la capitulación de algunos compañeros de viaje y gente quebrada para desmoralizar y confundir a las fuerzas de la revolución. Pero, por otro lado, la perseverancia y osadía de la nueva dirección, junto con la heroica "resistencia a muerte" de muchos de nuestros queridos dirigentes y camaradas en prisión, constituyeron una fuerza inspiradora y fundamental para el reagrupamiento y la reestructuración, elevando mucho la confianza y la moral de nuestras fuerzas, y de las masas que nos apoyaban.
Para rescatar nuestras fuerzas tuvimos que aplastar la tendencia liquidacionista en teoría y práctica: en la teoría, para demostrar la sucia ideología burguesa e intereses de tal tendencia, y, en la práctica, para perseverar en el proceso de reestructurar la organización ante el fuego constante y despiadado del enemigo. Esta cita de Lenin se convirtió en nuestro credo: "Marchamos en grupo compacto, asidos fuertemente de las manos, por un camino escarpado y difícil. Estamos rodeados de enemigos por todas partes y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión adoptada con toda libertad, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer dando un traspié, en el pantano contiguo. ...Y de pronto, algunos de los nuestros empiezan a gritar: `¡Vamos a ese pantano!'" ("¨Qué hacer?", OC, t. 6, pp. 10-11; Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1975, p. 10). Nuestra dirección planteó a los camaradas que, para mantener nuestra bandera roja en alto, teníamos que nutrirla con nuestra sangre(14).
Lo que en esencia querían los liquidacionistas era suprimir nuestro derecho a rebelarnos y a tener una organización comunista, y perseverar en el camino de la revolución. Buscando esto, ridiculizaron nuestra ideología comunista y espíritu revolucionario, atacando nuestros logros y subestimando nuestro potencial y capacidades(15) para disuadirnos de retomar el "camino derrotado". La defensa de nuestro legado y logros revolucionarios fue clave para derrotar esta tendencia liquidacionista en su forma derechista y algunas veces hasta "izquierdista"; defendimos vigorosamente nuestra identidad comunista, nuestra organización y su historia básicamente correcta, y especialmente la ruptura con la línea oportunista de derecha y la defensa de la heroica lucha de Sarbedarán. Si bien reconocimos nuestros errores según nuestro nivel en ese momento, nos negamos a realizar una orgía de autocrítica frente a los liquidacionistas.
La organización derrotó la tendencia liquidacionista, uniéndose en torno a una línea revolucionaria y firmes convicciones comunistas. La realización del IV Congreso de la UCIS marcó la culminación de este período. Pero, éste no fue el fin del proceso de lucha por la reorganización.
Debió sintetizarse un largo trecho de la revolución, así como nuestra línea y práctica al abordarlo, y debió trazarse el camino adelante. Este proceso se complicaba porque la UCI todavía no había resuelto cuestiones claves pero por largo tiempo postergadas de línea ideológica y política, o sea, cuestiones del MLM y de estrategia. Sin desarraigar los problemas ideológicos y políticos, el objetivo de combatir el liquidacionismo y el revisionismo no podía cumplirse, ni podía hacerse una valoración correcta de nuestra línea y práctica durante los más tumultuosos años del país, ni trazarse el camino al futuro.
En dos ocasiones más en este proceso perdimos nuevas capas de nuestra dirección por los ataques de "cerco y aniquilamiento" de la policía contrainsurgente que nunca cesó en su objetivo de destruir de raíz a la UCIS. La falta de continuidad en la dirección hizo mucho daño a nuestro desarrollo; por medio de estas pérdidas, aprendimos sobre la crucial necesidad de proteger la dirección.
Revivir la tradición internacionalista de nuestra organización fue uno de los frutos más importantes de este proceso, en tanto que fue indispensable para combatir el revisionismo y el liquidacionismo y para todo el proceso de reconstrucción. Muchas fuerzas revisionistas y burguesas trataron de seducirnos buscando que figurara el nombre de Sarbedarán en sus frentes, cosa que pretendían hacer también usando nuestros liquidacionistas. Nuestra respuesta fue cerrarles los oídos y abrírselos a nuestros camaradas a nivel internacional. La adhesión de nuestra organización al MRI requirió de otra lucha interna y representó un salto muy importante. Esto fue decisivo en nuestro desarrollo ideológico y político: nos aportó las experiencias teóricas y prácticas acumuladas por nuestra clase a nivel mundial incluyendo la más fresca de ellas, la del PCP y la Guerra Popular que éste dirige.
Llevamos adelante la reorganización en estrecha conexión con bregar duramente para convertir nuestra teoría en práctica e incrementar nuestra fuerza material, y ésta fue la única manera de desarrollar una organización ideológica y políticamente correcta y acerada.
Finalmente, logramos firme unidad en torno al marxismo-leninismo-maoísmo y la estrategia de la guerra popular (cercar las ciudades desde el campo) y en torno a construir una estructura organizativa que, en su conjunto, se derive de esta línea y la promueva. Esta es la unidad ideológica-política y organizativa más alta que jamás haya logrado nuestra organización en su larga vida. El surgimiento de esta nueva organización fue el más grande salto en el proceso de formar el partido proletario en Irán, proceso que en la actualidad se aproxima a concluirse.
Respecto al problema en discusión, es muy importante sintetizar la experiencia del PCI(ML) y esperamos que los camaradas de la India lleven a cabo esta tarea. Nuestros actuales conocimientos nos permiten mencionar algunos puntos sobre una tendencia liquidacionista que surgió como resultado de la captura y muerte a manos del enemigo, del Camarada Charu Mazumdar en 1971.
El PCI(ML) se dividió en varios grupos. Varias tendencias liquidacionistas surgieron. Algunas liquidaron completamente la línea y las conquistas del Partido argumentando que ¡"el que hayamos sido derrotados significa que todo debe haber sido erróneo"! Otras, con el pretexto de descartar los errores (reales o imaginarios), con el agua tiraron de la bañera al niño. Otro tipo de revisionismo optó por reivindicar sólo de palabra la lucha de los años 70 (Naxalbari), mientras practicaba el reformismo en los hechos. Aun otra reacción a la pérdida del Camarada Charu Mazumdar y la crisis del Partido, fue renunciar a toda la lucha política e ideológica en la India y en el mundo, y, enarbolando una estrecha posición nacionalista; estos elementos se limitaron a los problemas inmediatos de la lucha armada. Algunos de los grupos en que se dividió el PCI(ML) iniciaron y desarrollaron la lucha armada pero con una tendencia de desligarla del contexto del internacionalismo proletario como parte de la revolución proletaria mundial.
La experiencia del MCI nos muestra que ha sido difícil mantener lo correcto y desechar lo que debe desecharse cuando surge una nueva situación después de la pérdida de los principales dirigentes. Ha habido casos alentadores de forjar el avance paso a paso e incluso de lograr nuevos saltos revolucionarios a través de este proceso. Y ha habido experiencias lamentables en las que, en vez de retomar y construir sobre lo previamente logrado, se ha asumido posiciones canibalescas hacia su propia línea y conquistas bajo excusas de "no tuvimos éxito", "no hay dirección, no hay línea, etc.".
No estamos diciendo que los errores no deban identificarse y corregirse. Antes que nada porque son inevitables y, segundo, porque el mundo va cambiando, y por eso siempre existen elementos de la línea que deben descartarse. Pero esto sólo puede hacerse sobre la base de defender y enarbolar la línea correcta. En la lucha de clases es muy importante comprender la dialéctica entre preservar y examinar la línea, para poder dividir uno en dos y determinar el aspecto principal, y sobre esta base, por un lado preservar lo correcto, los logros, y construir sobre esta base los avances futuros; y por el otro, deshacernos de lo erróneo o lo que ya no sirve más debido a los cambios acaecidos en el mundo material.
Sin duda, la actual pérdida de la dirección plantea grandes dificultades al proceso revolucionario peruano y a su vanguardia. No es fácil formar dirigentes. Perder dirigentes experimentados constituye un revés para nuestros esfuerzos revolucionarios. Por eso, proteger la dirección ante los ataques del enemigo es una de las tareas más importantes, dado que es decisivo para mantener la continuidad de la revolución. Al mismo tiempo, en la guerra de clases una pérdida así puede suceder en cualquier momento. Debemos prepararnos de antemano desarrollando una dirección colectiva fuerte, sucesores maoístas, listos a asumir con audacia las responsabilidades de dirección. Pensamos que el principio de que la guerra se puede aprender en el curso mismo de combatir, también se aplica a este problema, o sea, que se aprende a dirigir en el curso mismo de dirigir.
Lenin dice que, frente a grandes crisis, algunos se quiebran, y otros (la mayoría) se templan. Esta verdad se aplica al presente caso. Confiamos en el PCP y somos optimistas de que este proceso lo acerará aun más. Nuestra confianza y optimismo tiene una base material muy sólida: generalmente porque el PCP es un partido ideológicamente fuerte, forjado en 13 años de la forma más alta de revolución; y, específicamente, por la elasticidad que el PCP ha demostrado ante tan grande pérdida, sorprendiendo a propios y extraños y dando regocijo al proletariado internacional. El PCP tiene una gran reserva de experiencia y cuadros; tiene una línea desarrollada para la revolución en el Perú; tiene fuertes lazos ideológicos y políticos con el MCI, y existe el MRI que puede concentrar toda la experiencia del MCI, incluida la mejor tradición internacionalista de la Comintern, poniéndola a disposición del PCP. Es alarmante que Asumir no reconoce este gran potencial y formidables logros.
Ahora bien, aun si fuese verdad que la dirección actual del PCP tuviera los problemas que le son imputados en los documentos en discusión, de todas formas la propuesta que éstos hacen, además de no ofrecer ninguna solución, es de hecho peligrosamente errónea.
Cuando se pierdan dirigentes claves, claro que es difícil y necesita tiempo formar nuevos que tengan una correcta y firme línea ideológica y política y que sean capaces de aplicar vigorosamente el MLM a las contradicciones que surgen constantemente y de llevar adelante la revolución. Pero, nuevamente, este problema sólo puede superarse a partir de la posición marxista-leninista-maoísta. Una fuerte dirección comunista sólo se forja en el proceso de resolver, en la teoría y en la práctica, los problemas de la revolución. Una línea ideológica y política correcta es decisiva para este proceso. ¨Cuál es el problema clave que la dirección del PCP tiene que resolver en este momento? ¨Es, acaso, cómo ponerle fin a la guerra de la manera más ordenada? No. Desde el punto de vista MLM, el problema clave es cómo salvaguardar la Guerra Popular y cómo desarrollarla bajo las nuevas condiciones, a través de vueltas y revueltas. Los verdaderos dirigentes son aquellos intrépidos que se ponen a la altura de las circunstancias. Estos camaradas se forjarán aun más al calor de la batalla para superar los nuevos problemas y hacer avanzar la revolución. Tendrán una mayor capacidad de dirigir victorias reales y avanzar hasta la victoria final. Estos camaradas dirigentes deben ser apoyados y protegidos. No hay otro sendero, éste es el único correcto; lo demás es pantano.
El "artículo de prisión" sustenta que no puede haber pensamiento Gonzalo sin la persona de Gonzalo. ¡Vaya! ¨Quiere decir esto que sin el Presidente Gonzalo la línea general de la revolución peruana, desarrollada bajo su dirección, ya no puede aplicarse? ¨Qué hubiera pasado si, en vez de ser arrestado, el Camarada Gonzalo hubiera muerto de causas naturales? En tal caso, quienes sustentan ese documento muy probablemente pedirían que la guerra se conduzca desde "el más allá". Este argumento no es nada serio y parece enfermedad religiosa. Va en contra de la concepción materialista del proceso de formación de los dirigentes y de su papel. El Presidente Gonzalo es producto de la lucha de clases en el mundo y en el Perú, específicamente del PCP. Esto puede verse claramente en su entrevista con El Diario en 1988. Esto no quiere decir que la revolución peruana y el MCI no lo necesiten en sus primeras filas. Por el contrario, lo necesitan; y fue justamente el reconocimiento de esa verdad importante lo que llevó al MRI a hacer un urgente y poderoso llamado a los maoístas y a las masas revolucionarias de todo el mundo a "Mover cielo y tierra para defender la vida del Presidente Gonzalo", y a destacar la importancia internacional de esta tarea. Actualmente el MRI viene haciendo un llamamiento a todos los partidos y organizaciones maoístas a perseverar en esta campaña crucial. Pero lo importante es que el proletariado no puede y no debe paralizarse ante los reveses, sino más bien, debe sintetizar y aprender las lecciones y continuar la revolución.
Aquí nos parece útil destacar dos aspectos importantes del problema de dirección. Por un lado, debe reconocerse que, en su curso, la revolución produce a un grupo dirigente del partido lo mismo que individuos que desempeñan el papel de altos mandos. La experiencia ha demostrado que este proceso toma tiempo e implica lucha ideológico-política. Por el otro, tenemos que ver correctamente la relación entre la colectividad y la responsabilidad individual. Si bien el papel de los altos mandos ha sido importante y algunas veces decisivo en la historia de nuestra clase y en la vida de los partidos comunistas, estos mismos dirigentes son el producto de la lucha colectiva y en un sentido global esta colectividad es el aspecto principal.
Una vez más, reconocemos que una tarea difícil y compleja ha caído en los hombros de la dirección del PCP, pero confiamos en que los camaradas sabrán superar tales dificultades y llevar a cabo esa tarea. El hecho de que la reciente pérdida no coincide con un espiral completamente nuevo de la revolución peruana, sino que se da en medio de un espiral ya en desarrollo, da amplio margen de espacio y tiempo para que la nueva dirección desarrolle sus capacidades, fortaleciéndose más y preparándose para los desafíos venideros. Esto no significa que no sea necesario que la dirección actual del Partido no haga una apreciación correcta de la nueva situación, identificando nuevas contradicciones y especificando soluciones; al contrario, puesto que la revolución en todo momento da origen a contradicciones, desde luego necesita hacerlo. Pero contrariamente al punto de vista de Asumir y del "artículo de prisión", esto debe hacerse aplicando firmemente el MLM y la línea general del Partido. En síntesis, pensamos que el meollo del problema de dirección radica en ser capaz de conservar el carácter de clase proletario de la Guerra Popular, mantenerla como fuerza material y, sobre esta base, desarrollarla hacia la victoria, como base de apoyo roja de la revolución proletaria mundial. Como dijera Marx, ¡aquí está la rosa, baila aquí!
Todo partido MLM debe estar armado con un análisis correcto de la situación mundial. Esto es crucial para desarrollar la estrategia y táctica correctas para llevar a cabo la revolución en cada país. Siendo el mundo marco y contexto dentro del cual cada país existe, eso configura la situación objetiva en cada país en interacción con las contradicciones regionales y nacionales.
Importantes luchas de dos líneas en el MCI han surgido a raíz de dramáticos cambios en la situación mundial. Estos cambios influyen en los alineamientos de clase en general, lo que a su vez, en diferentes momentos y circunstancias, da origen a luchas entre líneas en los partidos comunistas. Un ejemplo de la historia reciente del MCI es cómo el cambio en la situación mundial influyó en los alineamientos de fuerzas en el Partido Comunista de China. Cuando se produjo un cambio en la situación mundial de los años 60-70, y en ese contexto la Unión Soviética pasó a ser una gran amenaza para la República Popular China, Lin Piao quiso capitular ante los socialimperialistas soviéticos, mientras Deng Xiao-Ping y Chou En-Lai proponían capitular ante el imperialismo yanqui. Después de la caída del bloque del Este, nuestro movimiento vio el surgimiento del revisionismo de K. Venu del CRC-PCI (ML). Uno de los factores importantes en la línea de estos revisionistas fue su análisis de la situación mundial y, de más importancia, su programa.
Teniendo presente todo esto, debemos ahora examinar el punto de vista que Asumir tiene de la situación mundial.
Asumir dice que "El actual RGR [Repliegue General de la Revolución] deriva del proceso de la Restauración, de haberse generado una opinión desfavorable de toda esta etapa de la Revolución (140 años). Ya van 3 años del RGR. A la luz del Maoísmo, y éste es decisivo y clave para establecer la estrategia de la RPM [Revolución Proletaria Mundial] en la Nueva Gran Ola, entendemos por qué este período es Gozne entre la culminación de una etapa de la RPM y la futura Gran Ola de la RPM. Esto sustenta el repliegue político general, entre otras cuestiones" (énfasis nuestro).
De acuerdo con el análisis de Asumir sobre la situación mundial, hay un repliegue global y estratégico y éste es la base para su propuesto repliegue general de la revolución proletaria mundial(16).
¨Por qué dice Asumir que la situación es desfavorable para el avance de la revolución? Principalmente porque, según el documento, la opinión pública ha devenido en desfavorable para el comunismo desde la caída del Este.
La opinión pública, en el sentido del estado de ánimo y de las aspiraciones de las diferentes clases del pueblo durante cada período, es un factor importante que un partido revolucionario debe tomar en cuenta en su táctica y en su política. Pero debemos preguntar a Asumir: ¨Cómo es que la "opinión pública" desfavorable refleja las contradicciones subyacentes que dan origen a la revolución?
En contraste con el idealismo de Asumir, cuya evaluación de la situación mundial se basa en la "opinión pública", la reciente resolución del MRI sobre la situación mundial se basa en un estudio de las principales contradicciones en el mundo. El análisis del MRI ve que las principales contradicciones del sistema imperialista están experimentando cambios, y que las contradicciones entre las naciones oprimidas y las potencias imperialistas y entre el proletariado y la burguesía en los países imperialistas van intensificándose. La resolución destaca que la crisis del sistema imperialista se profundiza, y que la caída del bloque del Este manifestó estrepitosamente tal profundización, no obstante que haya mitigado temporalmente las contradicciones entre los imperialistas. Asimismo señala el resurgir de las luchas en las naciones oprimidas, particularmente la Guerra Popular en el Perú, como uno de los principales rasgos de la situación mundial. Partiendo de este análisis, se exhorta a todos los partidos y organizaciones maoístas y a las masas a acelerar la revolución.
Si no se utiliza este método materialista dialéctico para analizar los acontecimientos importantes del mundo, no se puede comprenderlos correctamente. Veamos, por ejemplo, el levantamiento de masas en los países del bloque del Este, en donde sectores de las masas coreaban consignas anticomunistas debido a la falta general de conciencia revolucionaria. ¡Pero la rebelión de las masas era justa! Y eso se debe a que en parte se levantaban en contra de Estados revisionistas represivos, por largo tiempo disfrazados con sucias y falsas banderas "comunistas"; y a debido que, si miramos el fondo de tal rebelión, veremos que su contenido era anticapitalista. También es cierto que, en última instancia, esos movimientos de masas fueron aprovechados por diferentes sectores de las clases dominantes para sus propios beneficios. Pero, ¨acaso no es verdad que, siempre que los obreros y las masas oprimidas carezcan de vanguardia, los frutos de su rebelión son usurpados y su movimientos traicionados o ahogados en sangre y confusión? ¨No ha luchado el PCP contra todo ese "colosal montón de basura" que agobia a las masas, para rescatarlas de las ideologías revisionistas, religiosas y burguesas? Además, como resultado de esas rebeliones, hoy más que nunca después de la restauración del capitalismo, los países del bloque del Este se han constituido en terreno fértil para difundir el marxismo-leninismo-maoísmo y para construir partidos maoístas que lleven a cabo auténticas revoluciones socialistas. Y una de las tareas internacionales importantes de los partidos y organizaciones maoístas que forman parte del MRI es ayudar al CoMRI a prestar atención a tal tarea.
Respecto a la opinión pública en otros países, nos incumbe recordarle a Asumir que la rebelión de Los {{Aacute}}ngeles no fue una rebelión "anticomunista" ni en su forma ni en su contenido. Fue una rebelión contra los Estados Unidos, padrino de la cruzada anticomunista mundial. Un año después de la rebelión de Los {{Aacute}}ngeles, un levantamiento de masas en Irán, sin precedentes desde 1980, remeció Mashad, una de las ciudades más religiosas del país. Allí, las masas de los barrios pobres quemaron miles de ejemplares de El Corán en el centro de propaganda islámica de la ciudad junto con otros símbolos del Estado como edificios gubernamentales. Fue una rebelión contra un régimen cuya maquinaria propagandística durante más de dos años desde la caída del bloque del Este mascullaba palabra por palabra la histeria anticomunista de la CNN y la BBC (solamente añadiendo la frase inicial de "en el nombre de dios"). O más recientemente, el fuerte clarín de los campesinos de Chiapas de que las masas pisoteadas de América Latina no van a cumplir con la agenda yanqui. Después de la detención del Camarada Gonzalo, el comunista más conocido en el mundo, el MRI impulsó un movimiento de masas a nivel mundial para defender su vida, tomando al enemigo por sorpresa. Así que, ¡hay un terreno muy favorable para la revolución y el comunismo!
Pero, por otra parte, ¨acaso no es cierto que las ideas prevalecientes son siempre las ideas de las clases dominantes? ¨Por ejemplo, no ha tenido la religión una influencia importante entre las masas que necesitan la revolución? ¨Cuál solución han propuesto los comunistas? La solución no ha sido, ciertamente, abandonar o detener la revolución bajo pretexto de esperar una mejor situación. Es yendo contra la corriente que la causa de la revolución, dirigida por el partido del proletariado, puede avanzar. La línea de Asumir está completamente desprovista de tal espíritu. Si no fuera cierto que las ideas prevalecientes son de las clases dominantes, mucho más fácil sería hacer la revolución. Organizar la rebelión consciente de las masas, bajo la dirección de un partido revolucionario con un programa y una ideología revolucionarios, es la solución fundamental del problema. En el Perú, junto a la propaganda del Partido, es principalmente la Guerra Popular la que purifica las mentes de las masas oprimidas de las ideas y costumbres ajenas a sus intereses de clase.
Ahora bien, ¨cuáles son las clases en el Perú que Asumir tiene en mente cuando se refiere al "problema" de una opinión pública desfavorable? Muy probablemente ciertos estratos de la intelectualidad que fueron "marxistas" en los años 60-70 y que hoy se han alejado de su antigua posición. No sugerimos que todos ellos hayan sido o se hayan vuelto reaccionarios. No. El hecho de que, en un momento determinado, algunos burgueses nacionales o pequeños burgueses se afirmen "comunistas" o "maoístas", o incluso se integren al Partido Comunista, es producto del carácter demócrata burgués de la revolución en los países semifeudales y semicoloniales.
Sabemos que el PCP siempre ha desenmascarado a los impostores marxistas y que hoy ¡no va a preocuparse porque tal gente ya no se considere marxista! Y bueno, probablemente la mayoría de los intelectuales que se consideraban "marxistas" y seguidores de la Izquierda Unida, etc., ni siquiera quieren oír nada del marxismo. Pero, ¨y qué de los campesinos y obreros del Perú? En comparación con los años 60-70, ¨acaso no son muchos más los que quieren aprender sobre el marxismo-leninismo-maoísmo? Sí, pues, definitivamente. Ir a la Universidad Mayor de San Marcos, hoy, no es lo mismo que en los años 60; pero ¡tampoco lo es ir a Ayacucho! Hoy es mucho mejor que en los años 60 en cuanto a la opinión pública favorable al comunismo. Asumir no tiene esto en cuenta; ¡sólo ve ciertas clases!
Mientras existía el poderoso Estado socialista de China, su prestigio atrajo muchas personas de la pequeña burguesía, e incluso elementos de la burguesía nacional, que se decían maoístas. Otras capas de esas mismas clases, junto con algunos sectores de la burguesía compradora, se disfrazaban con vestiduras de "marxismo", debido a la atracción que sobre ellos ejercía una superpotencia imperialista que se autodenominaba "socialista"; estas fuerzas buscaban confiar en una potencia imperialista (la URSS) para enfrentar, o arrancarle concesiones, a la potencia imperialista dominante, los Estados Unidos y/o a las otras potencias occidentales. Es completamente natural que, bajo nuevas condiciones, un número considerable de esas fuerzas sean ahora "ex-marxistas". ¡Está bien, pues! Por otro lado, con la muerte del falso comunismo, mucha gente ha sido liberada del lastre del revisionismo y se han abierto más oídos al auténtico comunismo. Junto con la muerte del falso comunismo, la influencia del auténtico comunismo (el marxismo-leninismo-maoísmo) crece hoy en todos los rincones del planeta como resultado de la Guerra Popular en el Perú y los avances de otros partidos y organizaciones del MRI, así como también el propio trabajo del MRI como tal. Además, en la medida en que la bancarrota de la "economía de mercado de occidente" se vuelva más evidente, incluso la "opinión pública" a que Asumir probablemente se refiere comenzará a dudar de la conveniencia de confiar en los imperialistas de occidente.
La caída del bloque del Este ha creado algunas nuevas oportunidades económicas, políticas y militares para los imperialistas de occidente, pero también ha creado oportunidades en el campo de la revolución(17). Los maoístas del mundo no han arriado la bandera roja después de la caída del Este. Por el contrario, libraron una contraofensiva a la ofensiva anticomunista de la burguesía internacional. En el Perú, la Guerra Popular avanzó poderosamente con victorias contundentes, y el MRI cobró fuerza e influencia entre los oprimidos del mundo. Todo esto ha hecho manifiesta la bancarrota de los imperialistas y reaccionarios del mundo quienes, por su parte, han concentrado sus ataques sobre los maoístas, especialmente contra la Guerra Popular en el Perú y el MRI, buscando despedazar este "hueso duro" para tener más posibilidades de reprimir los levantamientos de masas del mundo con las manos más libres. Los reaccionarios saben qué les están haciendo a las masas del mundo, y saben que todo ello generará inevitablemente una gran resistencia en su contra. El viento en la torre presagia las tormentas por venir, y es por ello que los imperialistas y reaccionarios se preparan de esa forma.
La caída del bloque del Este probablemente ha conllevado desventajas tácticas para los revolucionarios en algunas partes del mundo y a la vez ventajas en otras partes. También le ha dado temporalmente a los imperialistas yanquis cierto margen de maniobra para ejercer su hegemonía en el mundo imperialista, en beneficio de sus intereses económicos y políticos y, específicamente, para reforzar su control en América Latina. Sin duda, todos estos cambios deben analizarse cuidadosamente por nuestro Movimiento en todo el continente americano y, especialmente por el PCP, con el fin de impulsar la Guerra Popular. Pero es claro que la caída del Este es estratégicamente ventajosa para la revolución proletaria mundial tanto ideológicamente, como también en términos del gran debilitamiento de uno de los baluartes del imperialismo.
Citando la tercera sesión plenaria del Comité Central del PCP, Asumir dice que "El imperialismo lenta pero inexorablemente agoniza", añadiendo, "pero a su vez hay una recuperación transitoria.... ¨Qué bases materiales sustentan esta situación?... [L]a informática, las comunicaciones ligadas a la electrónica, son grandes procesos de desarrollo, la genética... La privatización de los medios de producción acumulados por el Estado... Todas estas son cuestiones que determinan bases para esta recuperación transitoria".
¡Lo que sucede en la economía mundial no puede caracterizarse de "recuperación transitoria"! Cualquier recuperación que haya ocurrido es sólo parcial y muy selectiva; no abarca todo el mundo, ni siquiera zonas extensas. Por ejemplo el continente africano, después de décadas de saqueo y ruina por las actividades económicas imperialistas, ha sido abandonado a su suerte. Y de todas formas, cualquier recuperación selectiva y parcial que se haya dado, ¡se debe mucho más a la salvaje explotación de la mano de obra barata en todo el mundo, especialmente en Asia y América Latina, que a la informática o los avances en la genética!
Además, semejante recuperación no contradice que se agudiza la crisis de la economía mundial imperialista. Decir que el imperialismo experimenta "una recuperación transitoria" es hacer un infundado cumplido a una economía mundial que ha estado agobiada por una crisis generalizada desde mediados de los años 70, sin perspectiva alguna de recuperarse(18).
Pero, incluso si tal "recuperación transitoria" se dé, ¨y eso qué? Asumir tiende a trazar una relación causal entre el auge económico y el repliegue de la revolución, como si un auge económico le impidiera a uno hacer la revolución. Esto se equivoca teóricamente y contradice la historia. En los años 60 el imperialismo yanqui estaba siendo sacudido por Vietnam y por los movimientos de liberación nacional, lo mismo que por los movimientos revolucionarios de masas dentro de sus propias fronteras, justo cuando el bloque que dirigía experimentaba su más vigorosa expansión; la economía imperialista norteamericana tanto interna como internacionalmente estaba en su cumbre cuando enfrentó su más severa prueba de fuerza en Vietnam, y la derrota marcó un viraje muy importante en el desarrollo de la crisis imperialista.
Basándose en su veredicto económico de la "recuperación transitoria", los dramáticos cambios en la situación mundial, algunas analogías históricas de los ciclos de la revolución, y la teoría de que "el tiempo se cuenta en décadas", Asumir augura que el proceso de hundimiento del imperialismo yanqui tomará un largo período histórico. Y de allí, Asumir propone que las formas de lucha deberán corresponder a esta nueva situación: ya que el ocaso del enemigo es algo que no puede esperarse muy pronto, ¡para qué perder el tiempo! Es obvio que, de imponerse una línea tipo Asumir en los movimientos revolucionarios, el hundimiento del imperialismo yanqui nunca se va a dar.
Asumir da a entender que el llamado repliegue político general es otra razón para dar por terminada la Guerra Popular en el Perú; pensamos que Asumir incluso da a entender que todo el movimiento revolucionario en el mundo debe lanzarse a un repliegue político general.
Aun si la situación mundial fuera tan poca promisoria como Asumir plantea, la única conclusión a sacar es que la Guerra Popular sería aún más prolongada. El Camarada Mao le respondió a Edgar Snow en este sentido cuando se le preguntó acerca de cuánto tiempo costaría derrotar y expulsar al imperialismo japonés. Mao agregaba que ello dependía de varios factores que, de no materializarse, harían que la guerra tardara más tiempo. En aquel momento, había quienes sostenían que, si China continuara la guerra de resistencia, sería derrotada definitivamente y subyugada por el Japón pues no podría resistir más tiempo. Mao replicaba que, si semejante línea llegase a predominar, el objetivo de la guerra antijaponesa nunca se alcanzaría.
La línea de Asumir se equivoca en cuanto a la relación entre los avances revolucionarios en un país y los avances de la revolución proletaria mundial y el contexto internacional. Comprender este punto es cuestión de línea ideológica y política. Uno de los puntos más fuertes del PCP siempre ha sido su visión de la revolución peruana como una base para la revolución proletaria mundial. El inicio de la Guerra Popular en el Perú, después de la restauración del capitalismo en China, ha sido una contribución muy importante para el MCI, coadyuvando a mantener en alto la bandera roja del auténtico marxismo (el MLM) y alentando a nuestras fuerzas en todo el mundo.
El Camarada Mao hizo síntesis importantes de la relación entre la conquista del Poder en China y el contexto mundial: "...podremos lograr los objetivos estratégicos de una guerra prolongada: por una parte, ganar tiempo para aumentar nuestra capacidad de resistencia, y por la otra, acelerar y a la vez aguardar los cambios en la situación internacional y el derrumbamiento interno del enemigo, a fin de lanzar una contraofensiva estratégica y expulsar de China a los invasores japoneses" ("Problemas estratégicos de la guerra de guerrillas contra el Japón", OE, t. 2, cap. IV, p. 81). Mao también trató el problema de falta de apoyo internacional para China, pero enfatizó que China podía prolongar la guerra y, de esta forma, acelerar situación favorable(19).
Decir que la revolución no existe como tendencia política es cerrar los ojos ante sus evidentes expresiones en todo el mundo actual. ¨Qué pasa, pues, ahí mismo en Chiapas, en el modelo del imperialismo yanqui en Latinoamérica? ¨Y qué de Los {{Aacute}}ngeles, Haití, Turquía, Irán, Bangladesh, la India, y otros lugares donde las luchas y las rebeliones de masas sacuden constantemente a los regímenes reaccionarios? Y sobre todo: la existencia de la Guerra Popular en el Perú, que ha ganado tan amplio respaldo de los oprimidos en todo el mundo. El Camarada Mao señaló que, ante la derrota o el cerco, algunos miembros del Ejército Rojo "...a menudo, sin quererlo, generalizan y exageran su situación momentánea, particular y local, como si globalmente fuera poco brillante la situación de todo el país y del mundo entero, y vagas y remotas las perspectivas de victoria de la revolución. En su observación de las cosas, estos camaradas se afierran a las apariencias y pasan por alto la esencia, porque no han efectuado un análisis científico de la esencia de la situación general. A la pregunta de si surgirá pronto en China un auge revolucionario, se puede dar una respuesta precisa sólo después de haber examinado en detalle si realmente están en desarrollo las diversas contradicciones que conducen a este auge" ("Una sola chispa puede incendiar la pradera", OE, t. 1, pp. 128-129).
El análisis de Asumir demuestra una comprensión incorrecta de la época del imperialismo y su funcionamiento, o sea, de las crisis y expansión capitalistas, de la interacción entre la política y la economía, de la relación entre la revolución en un país y la revolución mundial. Asumir explica todo esto en el contexto de grandes oleadas cíclicas, lo cual está en contradicción con el movimiento en espiral de las cosas en la naturaleza y la sociedad.
El problema con Asumir es que rompe con el materialismo dialéctico e histórico; exagera la verdad parcial y relativa y la convierte en verdad universal y absoluta. Su concepción no corresponde a la situación objetiva actual como un todo. Lo superficial no es para Asumir una puerta para descubrir la verdad, sino que lo concibe como la verdad misma. Ve la parte como el todo.
Al respecto, el Presidente Gonzalo ha puntualizado: "[H]oy ponen bases para aplicar el neoliberalismo, y se llenan la boca de estar haciendo una `revolución' pero, así como en los dos anteriores momentos del capitalismo burocrático, en este tercer momento el sentar bases los llevará necesariamente a otra crisis..." ("Sobre la campaña de rectificación con el documento `¡Elecciones, no! ¡Guerra popular, sí!'", UMQG 19, p. 11).
Uno de los argumentos de Asumir para sustentar una supuesta nueva estabilidad del capitalismo burocrático es la recuperación económica del mismo. Asumir dice: "En la economía claro que sientan bases... Desde el 88 cinco años de recesión, en 1993 se incrementó el PIB en 6% luego de cinco años de recesión creciente... Debemos esforzarnos en ver los pasos que se dan, los incrementos que tienen, como hechos objetivos".
Sí, claro, pero debemos esforzarnos en ver todos los hechos objetivos y no sólo una parte de ellos (y en este caso, ni siquiera es una parte significativa). Debemos esforzarnos en ver lo que estas medidas económicas han traído para la mayoría de las masas en el Perú y cómo han influido en las relaciones fundamentales entre el capitalismo burocrático y las masas, los antagonismos de clase. Tal como el Presidente Mao precisó respecto al Kuomintang: éste controlaba las grandes y medianas ciudades y contaba con el apoyo de los imperialistas, pero estaba divorciado de las masas.
Demos un rápido vistazo a los actuales milagros económicos del imperialismo en el Perú. Bajo los auspicios directos del imperialismo yanqui, el régimen de Fujimori ha lanzado un nuevo programa económico. El imperialismo lo llama "economía de libre mercado" y "privatización". En términos claros y resumidos, se trata de exprimir aun más ganancias de las masas y exprimir la última gota al país. El plan económico de Fujimori ofrece las masas peruanas como esclavos asalariados baratos para las trasnacionales capitalistas, y ofrece la tierra y los recursos del país en remate(20).
Lo que experimenta la economía peruana deviene de las medidas del imperialismo a nivel internacional para combatir la crisis, estrategia en la que América Latina juega un papel importante, particularmente para los Estados Unidos. En los últimos años, la mayor parte de las nuevas inversiones norteamericanas en el llamado tercer mundo han ido a parar a América Latina, en tanto que otras potencias imperialistas occidentales también han incrementado sus inversiones allá.
Puede afirmarse, ciertamente, que ha habido algún crecimiento económico en América Latina. La crisis de la deuda, por ejemplo, ha sido temporalmente mitigada (aunque todavía quedan 500 mil millones de dólares en deuda que puedan convertirse en gran fuente de inestabilidad si no se experimenta un fuerte crecimiento económico), y la inversión extranjera se ha incrementado considerablemente. Pero tal crecimiento ha sido muy desigual e inestable, llevando a la polarización extrema en diferentes países. Y esto es sólo el principio.
Como resultado del capitalismo de libre mercado y la privatización, la proporción de personas "muy pobres" se ha duplicado en América Latina. En el Perú, antes de que el régimen de Fujimori asumiera el Poder en 1990, el valor real de los salarios se había bajado en 50% comparado con su valor de 1980. Fujimori recortó los salarios aun más. Se eliminaron los subsidios alimenticios y de combustibles, mientras los precios de la canasta básica aumentaron. Para comienzos de 1991, los salarios habían perdido ya dos tercios de su valor real desde cuando Fujimori asumió el Poder. Unos 120 mil empleados de las paraestatales y ministerios perdieron su trabajo. Siempre más campesinos emigraron a las ciudades debido a la creciente presión de la miseria insoportable. El programa económico de Fujimori se basa en la recaudación más rigurosa de impuestos que además de la gente trabajadora ha golpeado a las clases medias. Con la imposición de las nuevas medidas económicas, el número de personas "muy pobres" casi se duplicó, pasando de 7 a 13 millones. Para la mayoría de las masas peruanas, no parece que "se viabiliza" nada con tal "desarrollo económico". En cambio se ceba de ello una minoría parásita de capitalistas burocráticos, terratenientes, funcionarios y lacayos imperialistas.
¨Sirve esto al desarrollo de una economía nacional articulada? Para nada. Por el contrario, ata la economía aun más al imperialismo, a sus necesidades y esquemas; y conlleva aun más desequilibrio y profunda crisis. Este nuevo programa de desarrollo busca eliminar la inflación y hacer eficiente y competitiva a la economía. Y ello implica exprimir la economía para pagar la deuda (45 millones de dólares al mes) a los bancos extranjeros, principalmente norteamericanos. El elemento más importante de esta "recuperación" lo constituye la entrada de capitales extranjeros. ¨Cuál carácter tienen las nuevas inversiones? El capital extranjero se basa principalmente en proyectos de corto plazo para aprovechar las altas tasas de interés internas y las nuevas normas que permiten repatriación de capitales. Este flujo se basa en la posibilidad de la rápida transferencia de dinero. Si de crear nuevos empleos se trata, los resultados son insignificantes. Muchas de las nuevas inversiones se canalizan hacia el sector extractivo de materias primas, altamente rentable para las trasnacionales pero de ninguna forma promueve la estabilidad económica. Una gran proporción de las nuevas inversiones es capital especulativo. Las antiguas empresas se rematan a precios muy por debajo de su valor, para que el Perú pueda pagar la deuda externa. La única cosa que ha cambiado con la privatización, aparte de que las empresas han cambiado de manos, es que las masas se han convertido en el blanco de ataques aun más feroces: por ejemplo, la privatización de las empresas a condición de masivos despidos y recortes salariales. Y la privatización es sólo un único "reimpulso" a la economía; no puede dar al país ingresos a largo plazo. En resumen, pues, el programa de Fujimori está lejos de proveer crecimiento económico dinámico y sostenido al Perú.
Pero bien, supongamos que la economía experimentara un crecimiento económico más sostenido, como ocurre en China, Tailandia o Indonesia. ¨Significaría entonces que ya no se puede hacer la revolución? El auge revolucionario en Irán tuvo lugar en el momento en que, si bien la crisis agobiaba al régimen del Cha, aún así constituía uno de los modelos del imperialismo yanqui. Pocos meses antes de la revolución, el presidente yanqui Jimmy Carter había dicho del Irán bajo el Cha que ¡era "una isla de estabilidad y calma" en el Medio Oriente! Lo que esto quiere decir, pues, no es que el capitalismo burocrático no pueda experimentar crecimiento o recuperación parcial. Es erróneo pensar que el capitalismo burocrático se desarrolla en línea recta por un largo período y que luego cae directamente en su tumba. Incluso profundas y largas crisis no se desarrollan en forma rectilínea. Los imperialistas siempre se esfuerzan para mantener a flote el capitalismo burocrático, especialmente en regiones estratégicas importantes, puesto que las economías de esos países forman parte integral de la economía mundial del imperialismo. Las economías del tercer mundo agobiadas por la crisis son una fuente de crisis para la economía imperialista mundial, y son y han sido parte vital de la rentabilidad de las economías imperialistas. El imperialismo está haciendo lo que tiene que hacer para sobrevivir. La manera de ver y analizar todo eso, ya sea con la perspectiva de abandonar la revolución o de acelerar la lucha a fin de destruir este sistema chupasangre, por supuesto depende de la concepción y los intereses de clase que se tengan.
El desarrollo económico en el Perú es muy desigual e inestable. Y a pesar de toda la fanfarria, el PIB no ha alcanzado siquiera su nivel de 1987. Los pocos puntos del PIB sobre los cuales Asumir elabora su argumento de que "se viabiliza", buscando respaldar así su estrategia, se han obtenido a expensas del mayor empobrecimiento de las masas.
Además del crecimiento económico, Asumir menciona otros aspectos como prueba de la estabilización del Estado reaccionario en el Perú: "En cuanto [a] `política y Estado', elegido el Congreso Constituyente Democrático, elaborada la Constitución, ganado el Referéndum, se abre paso [a] la reelección. Eso es poner bases para la Reestructuración del Estado".
El punto acerca del referéndum es de veras risible; solamente Fujimori y su camarilla lo vieron como una victoria. No obstante, ¨por qué una reorganización parcial de los mecanismos del Estado debería constituir una base de estabilidad de corto o largo plazo para un régimen reaccionario? De hecho, el autogolpe de Fujimori suscitó preocupación en algunos círculos imperialistas porque mostraba que el régimen tenía una base de apoyo muy reducida, incluso en las clases reaccionarias. Varias intentonas contra Fujimori revelaron que no todo el ejército está completamente bajo su control. Las propias Fuerzas Armadas sufren agudas contradicciones. De vez en cuando algunos altos generales salen a la palestra acusándose entre sí y al régimen de traficantes de drogas, de masacres como La Cantuta, de violaciones de derechos humanos, etc. Ni siquiera concuerdan completamente sobre cómo conducir la guerra contra el PCP.
La mayor parte de las reformas que han hecho, han intensificado las contradicciones entre los reaccionarios. Además, las medidas económicas socavan los intereses de algunos sectores de las clases dominantes en favor de otros, provocando más disputas internas.
Estos conflictos de los círculos dominantes no significan que su Estado no sea más eficiente en su combate a la Guerra Popular y su represión de la población. Ambas cosas se están haciendo y esto debe ser analizado y enfrentado por el PCP para guiar la Guerra Popular a la victoria.
Pero una cosa no ha cambiado: el régimen está divorciado de las masas; las masas lo odian y, estratégicamente, sigue siendo un tigre de papel. Según los principios de la Guerra Popular, es necesario aprovechar esta debilidad estratégica del viejo Estado, para poder vencer sus puntos fuertes tácticos. En la guerra popular suelen darse dos tipos de desviaciones: una, la que toma los puntos fuertes tácticos del enemigo como fuerza estratégica, y otra, la que subestima los puntos fuertes tácticos del enemigo. El error de Asumir es del primer tipo.
Asumir señala: ¡"No existe un poderoso movimiento popular de liberación"! ¡Vaya! Algunos de los comentarios de Asumir son realmente increíbles para venir del Perú. ¨Qué es la Guerra Popular si no un poderoso movimiento de liberación? No verlo así es realmente alarmante. Con tales declaraciones, la lista que hace Asumir de los logros de la Guerra Popular se asemeja a un elogio para un difunto.
Otro factor que Asumir presenta en pos de comprobar que "se viabiliza" el capitalismo burocrático, es el "éxito" de la guerra contrarrevolucionaria. Al respecto ya hemos ampliado, y no nos repetimos. Sin embargo, nos interesa aquí señalar un solo punto: Marx dijo que la revolución concentrada da lugar a la contrarrevolución concentrada. Esto significa que el viejo Estado bregará hasta su último estertor para aumentar su capacidad de enfrentar una guerra revolucionaria que busca destruirlo. El viejo Estado también pasa por transformaciones en el proceso de la guerra.
Ninguno de los puntos de Asumir puede viabilizar al capitalismo burocrático. Este, por supuesto, puede lograr una mayor eficiencia en algunos aspectos. Pero si la Guerra Popular en el Perú siguiera el camino que Asumir propone, el capitalismo burocrático sí tendría una oportunidad importante de lograr alguna estabilidad de largo plazo.
Uno de los argumentos teóricos de la gente pro-Asumir (en documentos de las fuerzas pro negociaciones en el extranjero) es que la nación necesita la paz, dado que la contradicción principal ha cambiado: de aquélla entre el pueblo y el feudalismo, se habría transformado en aquélla entre la nación y el imperialismo. En los países oprimidos, a menudo las líneas oportunistas de derecha han usado "la contradicción principal entre la nación y el imperialismo" como pretexto para la colaboración de clase con sectores feudal-compradores o para ponerse a la cola de la burguesía nacional. El problema es que una línea tal no ve que el viejo Estado es el agente del imperialismo, y que el imperialismo controla el país a través de aquél. Una característica de esta línea es que separa la lucha contra la semifeudalidad de la lucha contra el imperialismo, pintándolo como ajeno a las relaciones de producción internas y como algo "externo". Sobre esta base, hace separación entre la liberación nacional y la Revolución de Nueva Democracia, mientras que lo cierto es que la liberación nacional y social son indesligables y sólo pueden alcanzarse como parte del proceso de la Revolución de Nueva Democracia.
Cualesquiera que hayan sido las transformaciones del viejo Estado, han servido para fortalecer sus lazos con el imperialismo. Y por ahora, el imperialismo yanqui sigue concretando sus intereses a través del viejo Estado. La lucha antiimperialista significa principalmente derrocar este Estado. Hoy la colaboración de clase con este Estado es, de hecho, la traición nacional. Como el Camarada Mao recalcó, la colaboración de clase es una reserva para la traición nacional.