Obrero Revolucionario #910, 8 de junio, 1997
A mediados de mayo, un movimiento insurgente tumbó a Mobutu Sese Seko, el dictador que gobernó Zaire durante 30 años y acumuló billones de dólares con corrupción y chanchullos. Mobuto fue un leal servidor de Estados Unidos, Francia y otras potencias imperialistas, y reprimió brutalmente todas las formas de oposición. La Alianza de Fuerzas Democráticas por la Liberación del Congo-Zaire (AFDL), dirigida por Laurent Kabila, estableció un nuevo gobierno; el país ahora se llama la República Democrática del Congo. A fines de 1996, la AFDL cobró fuerza y empezó a darle duro al ejército de Mobutu en el este del país y avanzó rápidamente hacia el oeste, conquistando las zonas mineras del centro y sur del país y, finalmente, la capital, Kinshasa.
Durante el gobierno de Mobutu, el pueblo padeció muchas dificultades y sufrimiento. Mobutu no construyó ni una sola escuela ni hospital, y el país carece casi totalmente de carreteras y electricidad, con la excepción de las zonas donde están las grandes minas capitalistas. Uno de cada cinco niños muere de desnutrición o enfermedad antes de cumplir 5 años. El 80% de la población no tiene trabajo y el ingreso promedio anual es $150 por persona.
Después de décadas de apuntalar a ese brutal dictador, ahora Estados Unidos y las demás potencias hablan de su preocupación "humanitaria" por el pueblo del Congo y prometen varias formas de "ayuda". Pero el propósito de estos opresores internacionales de ninguna manera es ayudar al pueblo congolés a alcanzar la independencia y a cambiar su sociedad.
Incluso antes de que la AFDL se apoderara de la capital, los buitres imperialistas ya estaban aterrizando para aprovechar las oportunidades de la "era post Mobutu". En particular, codician los enormes yacimientos minerales del Congo. Un artículo del 9 de abril del periódico de Nueva York Journal of Commerce tenía el titular: "Inversionistas occidentales esperan con ansiedad la resolución del conflicto en Zaire". Habla del potencial de un "boom en la industria minera" en el país "una vez que se restablezca la estabilidad". En abril, el periódico financiero inglés Financial Times dijo: "Puede ser que Zaire carezca de muchas cosas, pero riquezas minerales sin explotar no son una de ellas".
El Journal of Commerce señaló que en el Congo "abundan minerales que codician las industrias del Occidente: cobalto, cobre, cadmio, oro, plata, cinc, manganeso, uranio, radio, bauxita, mineral de hierro y carbón, y el 90% de los diamantes industriales pequeños del mundo". Además, los imperialistas ven en el río Congo una fuente potencial de electricidad para fomentar el "desarrollo" capitalista regional. El periódico inglés The Economist informó: "El potencial hidroeléctrico del río Congo es suficiente para todo el este y centro de Africa".
Mobutu era leal cómplice de sus amos imperialistas. Pero la total corrupción de su gobierno y la debilidad de la autoridad central en los últimos años les complicaron a los capitalistas internacionales el proceso de sacar ganancias. El Journal of Commerce dijo: "De acuerdo a varios cálculos, la producción minera está a un 10% actualmente, y la mayor parte es de chatarra y residuos. La participación de Zaire en el mercado mundial de cobalto (un mineral estratégico que se usa en la producción de acero de alta temperatura para los motores a reacción) disminuyó al 8% a fines de 1995, del 67% en 1985. Lo mismo ocurrió con la producción de cobre en Zaire, que disminuyó a menos del 1% de la producción mundial en 1995, del 6,3%, o 550.000 toneladas, en 1986".
Con la caída de Mobutu, los imperialistas occidentales están maniobrando para penetrar más en el país, redoblando la explotación de su pueblo y el robo de sus recursos. Tan pronto como la AFDL se apoderó de la región minera, ejecutivos de varias corporaciones transnacionales volaron a firmar contratos con ella. Las corporaciones yanquis son los primeros de esa bandada.
En abril, America Mineral Fields Inc. (que tiene su sede en Hope, Arkansas, el pueblo natal del presidente Clinton) firmó un contrato de un billón de dólares con la AFDL. La revista Time informó: "El acuerdo cubre minas de cobre y cobalto y la modernización de una mina de cinc en Kipushi, en el sudeste del país, donde AMF construirá la mayor fundición de cinc del mundo. AMF controlará el 51% de las acciones, y el monopolio minero paraestatal Gecamines tendrá el 49%...". El principal accionista de AMF le prestó su jet a Kabila varias semanas.
Muchas otras compañías estadounidenses, canadienses, europeas y sudafricanas han negociado y firmado contratos con la AFDL. La minería no es la única industria que les interesa a los imperialistas. El Washington Post informó que New Millennium Investment (una compañía de Washington, D.C.) formó una empresa conjunta con la AFDL para establecer el primer banco y un sistema de telecomunicaciones en Goma, una ciudad importante del este del Congo.
Corporaciones que tenían contratos con Mobutu han firmado nuevos contratos con la AFDL. Por ejemplo, en diciembre la subsidiaria minera de Eurocan Consolidated Ventures, con sede en Canadá, firmó un contrato con Mobutu para construir una mina en Tenke Fungurume, donde hay grandes yacimientos de cobre y cobalto que valen millones de dólares. Poco antes de la caída de Mobutu, la compañía cambió lealtades y le dio $50 millones a la AFDL.
Todavía no se conocen los detalles del programa económico del gobierno de Kabila. La AFDL es una coalición de varios grupos y fuerzas, y probablemente tiene una variedad de puntos de vista y líneas. En una entrevista que le hicieron hace poco, Kabila explicó que su meta es "crear una economía que acoja a la iniciativa privada que comparta las riquezas [del Congo] con el pueblo". En un país oprimido como el Congo, una "economía que acoja a la iniciativa privada" es inevitablemente una economía controlada por las potencias imperialistas y sus socios internos. Y los intereses de los opresores son fundamental y directamente opuestos a los de las masas.
En general, Estados Unidos y las demás potencias han estado alabando a la AFDL por su plan económico "abierto". Pero cuando la alianza se apoderó de las propiedades de una compañía (el ferrocarril Sizrail en la provincia sureña de Katanga, de sudafricanos y belgas), los inversionistas y la prensa grande (como el Wall Street Journal) la criticaron rotundamente. No importa que los ferrocarriles sean esenciales para el funcionamiento de la economía nacional, ni tampoco que los sindicatos congoleses acusaran a Sizrail de tapar ganancias y no pagar impuestos. ¡Para estas potencias extranjeras, que el nuevo gobierno se apoderara de una sola compañía privada es una señal intolerable y peligrosa de "ideas colectivistas"!
Aparte de su sed de riquezas minerales del Congo, Estados Unidos busca fortalecer su posición en Africa. Sus avances en el Congo se han logrado a expensas de los imperialistas franceses, cuyas principales "esferas de influencia" históricamente han sido en Africa. The Economist informó el 10 de mayo: "No cabe duda de cuál es la potencia extranjera que está entrando en Zaire hoy en día. Mientras que el diplomático estadounidense Bill Richardson viaja por toda la región y se reúne con los partidarios de Kabila, los franceses, que antes ejercían mucha influencia, hoy son meros observadores. Les hubiera gustado que su embajador al Congo asistiera a las charlas en el barco [de Kabila y Mobutu].... Pero, aparte de los sudafricanos, solo asistió el representante de una nación: el señor Richardson de Estados Unidos".
En los últimos años, Washington ha metido las garras más en varios países de Africa central, como Ruanda y Uganda. En diciembre, Newsweek informó que el nuevo gobierno ruandés es "el mejor amigo que tiene Washington en Africa actualmente; es tan bueno que se puede oír a los diplomáticos franceses quejarse de un complot para crear un imperio angloparlante [de habla inglesa--OR] de Cape Town a Cairo".
Washington alaba al gobierno de Yoweri Museveni en Uganda como el "modelo" para países africanos como el Congo. Museveni ha obedecido lealmente las directivas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial e impuesto "reformas del mercado" para crear más oportunidades para la explotación capitalista. Como recompensa, las instituciones financieras internacionales prometieron recortar $385 millones de su deuda externa. En marzo, Hillary Rodham Clinton fue a Uganda y declaró que Washington apoya a Museveni. Se cree que Museveni ha sido uno de los más firmes partidarios de Kabila y la AFDL, y un conducto de la influencia de Estados Unidos.
Además, Estados Unidos ha manipulado el problema de los refugiados para influenciar la situación. En 1995, una fuerza tutsi tumbó al gobierno ruandés, dominado por los hutus, que realizó una masacre de centenares de miles de ruandeses, en su mayoría tutsis. Con la protección de los imperialistas franceses, muchos funcionarios, soldados y milicianos del derrotado gobierno hutu huyeron junto con centenares de miles de refugiados al este del Congo. En las primeras etapas de la ofensiva de la AFDL contra Mobutu, Francia propuso que se enviara una fuerza militar internacional al Congo, supuestamente para ayudar a los refugiados ruandeses pero en realidad como pretexto para una intervención. En ese entonces, Washington le restó importancia a la situación de los refugiados para bloquear una intervención francesa.
Pero ahora, Washington y los medios estadounidenses están arrojando luz sobre la situación de los refugiados. Por ejemplo, un artículo de primera plana del New York Times el 27 de mayo informó que muchos testigos han dicho que soldados de la AFDL han estado llevando a cabo masacres de refugiados hutus en una zona del este del Congo. Han aislado la zona y no se sabe con precisión qué está pasando. En la AFDL hay soldados tutsis y es posible que hayan estado tomando represalias matando a hutus, con o sin la autorización de sus dirigentes. Pero de lo que no cabe duda es de que la preocupación "humanitaria" de Estados Unidos por las docenas de miles de desplazados es cien por cien falsa: es una manera más de apretarle las clavijas públicamente al nuevo gobierno congolés. No se debe olvidar que la intervención militar con el pretexto de preocupación "humanitaria" ha sido una táctica favorita de Washington en años recientes.
El gobierno estadounidense también ha tratado de presionar directamente a Kabila, advirtiendo que debe celebrar elecciones pronto e invitar a participar en su gobierno a figuras de la "oposición" tradicional vinculada al Occidente. La víspera de la entrada de la AFDL a Kinshasa, Richardson (el embajador yanqui a la ONU) dijo: "Todavía tenemos que ver cómo se va a portar Kabila. Necesita mucha más experiencia en el proceso democrático". ¡Qué hipocresía tan asquerosa de un representante de la potencia que apuntaló al gobierno de Mobutu durante décadas, le dio billones de dólares y lo rescató varias veces con intervenciones militares! Estados Unidos tramó el asesinato del primer ministro nacionalista Patrice Lumumba en 1961 y respaldó el ascenso al poder de Mobutu. ¡No tiene ni el más mínimo derecho de sermonear sobre "experiencia en el proceso democrático"!
Cuando gente de la índole de Richardson habla de "democracia" en el Congo, no quiere decir que las masas congolesas deben controlar el gobierno, la economía ni otros aspectos de la sociedad. Lo que realmente quiere es que el nuevo gobierno sea "abierto" a la influencia y el control de Washington y que cree una situación "estable" para la dominación imperialista del país.
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